Capítulo 35
Jericho apenas y tuvo tiempo de llegar a el hospital para sus prácticas, después de su pequeña visita a camelot .
-¿Quieres que venga por ti?
-No. Descansa, en cuanto termine iré a casa
-¿No irás a trabajar?
-No. Vuelvo mañana. Nos vemos después-. Jericho camino, pero Ban la detuvo y la besó, sin importarle nada más.
Y era que estaba muy confundido, sabía que Jerichi era extraña. Pero jamás imagino que tanto, desde la noche anterior se había negado a tomar una calle, una calle que evidentemente a cortaría el camino. Pero ella se había negado rotundamente, y esa mañana fue lo mismo
Jericho estaba más que nerviosa. Tres semanas atrás, la escuela la había llevado a ver una cirugía, ella había leído demasiado acerca de las cirugías. Esa había sido una cirugía de apendicitis en un niño de 10 años. Jericho había estado atenta y apuntando todo lo que el Dr Leandro, su profesor y uno de los cirujanos decía. Esa vez, en cuanto llego la mandaron con el cirujano diciendo que entraría a la operación y sentía que moría. No era lo mismo ver una a estar apoyando en una cirugía.
La cirugía era del apéndice a un adolescente de 15 años. Respiró y exhalo repetidas veces.
-Jericho, crees estar lista.
-Eso espero.
-Tienes duda
-Solo una. ¿Porque yo?
-Nos llegaron los resultados de tus evaluaciones en clase. Tú y tres de tus compañeros tuvieron un resultado perfecto. Además de ser los únicos que no vomitaron o se desmayaron.
Y de esos cuatro tu eres la única que está haciendo sus prácticas
-Ahora. Ve a preparar al paciente-. Jericho asintió y se fue
Se encontró con Brillitte antes de llegar a la habitación del paciente, no se veía de muy buen humor, pero ella cuándo.
Fueron las dos horas más largas de su vida. El Dr estaba tan tranquilo y ella tan, no sabía cómo describir su estado, emocionada, perturbada.
-Fue fácil, y estuviste muy bien para ser tu primera operación.
-Entonces ya me puedo desmayar-. Los participantes en esa cirugía. A excepción de Jericho empezaron a reír.
-No Jericho, aun no. Ayudaras a las enfermeras con las últimas revisiones y después te puedes ir.
Jericho salió cerca de las siete del hospital. Aun estaba demasiado impresionada y ni siquiera se dio cuenta de cuando llegó a casa.
-Estas pálida. ¿Quieres comer algo?
-Nada de carne-. Aun recordaba el momento en que abrieron la piel del chico.
-Sólo ensalada entonces. ¿Qué ha pasado?
-Hoy fue mi primera operación
-Qué no ya habías visto una.
-Fue diferente. Estuve demasiado cerca está vez.
-Eso es bueno ¿no?
-Sí, pero no estaba preparada mentalmente para esto
-Ya pasó. Ve a darte un baño y luego bajas a comer. Además quiero hablar contigo
Jericho bajo mejor ah comer. Y como lo dijo solo comió ensalada.
-Ayer en la noche, recibí una llamada muy curiosa.
-Así, ¿qué te dijeron?
-La sra Ana, hablo para preguntarme por los detalles de tu boda. Así que dime. ¿Cuál boda?
Jericho sonrío con nerviosismo -Puedes estar seguro que no me he casado.
-Entre al ático y no encontré la botella
-Así... Veras... ¿la regalé?
-¿Por qué?
-¡Porque no la necesito!
-Y dime, ¿por qué la sra Ana dijo eso?
-Ban y yo nos quedamos varados en Camelot así que lo llevé a la casa y la sra Ana sacó conclusiones apresuradas.
-Eso sí lo puedo creer-. Cenaron tranquilamente y Jericho fue a dormir. Estaba tan cansada que durmió al instante, claramente después de ver el anillo que Ban le había dado. El no podía imaginar lo mucho que significaba.
Debía reponer las horas de trabajo que pidió. Dado que ese cuatrimestre habría un seminario y debía asistir y esas serian sus vacaciones. Esos solo eran días prestados
Entro a las 7:00 am tuvo un descanso de 3 horas de 2 a 5 de la tarde. Donde pudo dormir y comer.
Toda esa semana no pudo estar con Ban. Solamente verlo cuando todos fueron al café.
Para acabarla entraba a clases el siguiente día y se sentía horriblemente cansada.
Matthew había partido a Camelot dos días atrás. Su hermana de Matthew se habia hecho cargo de la mudanza. Ya que ella también se mudaba a Camelot. La hermana de Matthew era Madison, la ginecóloga de Jericho.
La despedida había sido tan dura. No pudo estar mucho tiempo con ellos. Pero al menos pudo decirle un hasta luego
Las clases se tornaron tan extrañas. Sin Matthew nada era lo mismo, Henry no era el mismo. Para los trabajos en equipo les faltaba uno.
Por fin Jericho pudo ver a Ban. Pero en aquella ocasión solo fue sexo. Y se fue después de ello. Sin decir nada. En verdad, Ban no le había dicho ni una palabra. Y eso la hería.
Había terminado su día libre comiendo helado junto a Henry. Jericho quería hacer algo por Henry. Pero ¿qué?
La siguiente semana fue igual. Henry se veía menos amargado. Ella y Ban se habían encontrado un par de veces detrás de la cafetería. Y habían compartido un cómo estas y besos. Y una que otra caricia.
Era viernes, pasaba de las 11:00 pm. Había vuelto a casa de Guila cuando entro a clases. Y esa noche Guila había salido con Gowther, Zeal tenía una pijamada con sus amigos. Así que estaba sola en casa. Sola y aburrida, sin tareas. Sin nada que hacer.
Así que se puso a tararear una canción. Y estaba por quedarse dormida, cuando sintió un peso extra sobre su cuerpo, se alertó, pero el aroma varonil la hizo sentirse tranquila.
-¿Cuándo has llegado?
-Mientras tarareabas entre por la ventana.
-¿¡No podías avisar!?
-E interrumpirte-. Jericho se ruborizó, detestaba que alguien la escuchase cantar, le avergonzaba demasiado.
-¿Qué haces aquí?
-Uno ya no puede visitar a su esposa.
-¡Ya deja esa broma!-. Jericho hizo un puchero.
-¿Por qué? Es divertido
-A mi no me parece tan divertido
Ban extendió su mano y Jericho la tomo. Ban noto que aún llevaba aquel anillo que le dio en casa de su tío. -¿No vas a quitártelo?
-Yo creo que es bonito
La halo hacia el para dar inicio a su beso y una noche demasiado candente.
Jericho se acomodo en su almohada solo quería dormir.
-¿En verdad te gusta tanto ese anillo? Puedo darte uno mejor.
-Está bien éste.
-¿Porqué?
-Porque lo hiciste con una flor del ramo de bodas de mi madre.
Ban se sorprendió, el sólo había encontrado una flor e hizo lo primero que vino en su mente.
-Apaga la luz, ya me quiero dormir
Ban se estiró para apagar la luz, pero vio algo muy curioso. Un libro. En la portada había un bebé.
-¿Porqué lees esto?
-Lo compre hace tiempo. Solo lo estoy leyendo-. Ban la miró y jericho sonrió -¿Acaso te preocupa que este embarazada?
-No.
-Que bien. Porque no lo estoy. Ahora deja el libro y vamos a dormir.
Esa semana fue observadora en dos operaciones distintas. Un trasplante de hígado y una pierna para colocar clavos. Ella no quería más operaciones. Estudiaba medicina, no para cirujano.
Había quedado con Ban después del trabajo. Estaba nerviosa. Miroku le había dejado salir 30 minutos antes.
-¿Y adónde iremos?.
-Primero a mi casa
-Con Guila o Gustaf
-Gustaf-. Ban condujo, Jericho se abrazo a él.
Entraron directo a la habitación de Jericho. Encendió la luz y abrió su closet. Término sacando una caja. A lo que Ban seguía cada movimiento.
Jericho se puso un pantalón, raro en ella, pues solía usar más short, y una playera. Sobre su playera coloco una chamarra que tenía bordado en letras muy grandes y rojas. Nasareth. Estaba algo de colorada.
Termino recogiendo su cabello en una trenza, ni siquiera tenía idea de que Jericho supiera hasta más de una coleta.
-Ban. Hace tiempo me preguntaste acerca de mis peleas callejeras...- Susurro Jericho, si Ban le había confiado una gran parte de su vida. Ella también podría hacerlo. Aunque fuera difícil
-¿Vas a decírmelo?
-Quiero que entiendas que no es fácil para mi contártelo. Y creó que es más sencillo llevarte al lugar. Adonde voy a llevarte es un sitio... No es un buen sitio. Así que si tienes cosas de valor será mejor que las dejes.
-Vamos. Que tan peligroso puede ser el sitio-. Jericho se quitó ambos collares y después de dudarlo mucho, el anillo.
-Una cosa más-. Ban la miro curioso - En el lugar no puedes llamarme Jericho. Por ningún motivo.
-Entonces cómo. ¿Brett?
-Nasareth-. Ban frunció el seño ante ese nombre. No estaba entendiendo nada.
Cuando llegaron al lugar. Jericho saco una cadena de uno de sus bolsillos
-¿Vas a encadenar la moto?-. Se burló Ban.
-Es para marcarla como mi propiedad y tener la certeza de que la vamos a encontrar.
Jericho lo guió hasta una puerta. En la que dio un par de golpes y se abrió una pequeña ventanilla -Llave-. Jericho mostró la pulsera que llevaba
-Es vieja.... Nombré-. Pidió la mujer que hablaba a través de la ventanilla.
-Nasareth.
La ventanilla de la puerta se abrió más, dejando ver unos ojos a través de ella. -Si es Nasareth. El jefe debe enterarse.
-No es necesario-. Pero la chica no la escucho y minutos después un hombre moreno, alto y musculoso. Abría la puerta.
-Ve. Le dije que era ella.
-Unos centímetros más alta. Pero en definitiva es ella.
-Pasa y dime qué te trae por aquí
-Solo pasaba-. Jericho halo a Ban y lo hizo caminar tras ella.
-¿Amigo tuyo? No lo había visto por aquí
-No le importa.
-Siempre tan agresiva.
-Dime muchacho. ¿Hace cuánto conoces a Nasareth?
-Cómo una hora.
-¿Es broma verdad?-. Cuestiono el hombre a Jericho.
-Suele ser algo bromista.
-Nasareth te a contado que tan importante es-. Ban levanto una ceja algo extrañado
El hombre abrió una puerta y entraron a un cuarto bien iluminado.
-Ella fue una parte muy importante de este lugar. Nos hizo ganar mucho dinero. El hombre señaló fotografías del muro frente a él. Y en varias aparecía Jericho -Nasareth fue todo una sensación desde su primera pelea. Incluso tuvo la oportunidad de pelear profesionalmente. Pero lo rechazo y un día, simplemente desapareció. Hace casi tres años que ella no venía aquí
-Cuánto tiempo peleó para ustedes
-Poco mas de dos años. Con una pelea al mes y en ocasiones especiales 2.
-Jony. Cuantas peleas tuvo. Nasareth-. Habló fuertemente el hombre.
-26-. Gritaron en respuesta.
-veintiséis peleas. 22 de ellas ganadas
-22. Qué pasó con las otras
-Dos empates. Y dos peleas que terminaron con Nasareth inconsistente.
-¿Cómo la encontraron?
-Ella nos encontró. Un día simplemente apareció. Y después de la paliza que le dio a un sujeto. A todos nos sorprendió Vino un par de veces más. Parecían gustarle mucho las peleas de AMM
<<Mi hermano se acerco a ella y le preguntó si sabía pelear. Un par de demostraciones bastaron para que ella subiera al octagono. Y empezará a atraer muchas personas. Una niña de 15 dando una paliza a cualquiera, era algo digno de ver.
Jericho estaba callada sin decir nada. Pérdida en sus pensamientos y recuerdos. Había huido de ese mundo, hace tanto tiempo. En verdad no esperaba volver, pero el pasado siempre te alcanza, y ella prefirió volver a que la alcanzará más tarde.
-En pocos minutos empieza una pelea. Vamos muchacho. Ban busco a Jericho y estaba fuera hablando con una mujer algunos años mayor.
-Ellas dos tienen asuntos que arreglar. Vamos-. Ban no tuvo más opción y siguió al sujeto.
Cuando Jericho había visto a la mujer se quedo estática por algunos segundos. Estaba ahí. Ella había ido a ese lugar por más de una razón. Quería compartir ese secreto con Ban. Pero había más de un secreto dentro de ese secreto.
Jericho camino hasta la mujer. Quien se sorprendió al verla. -Vaya Nasareth, no creí volverte a ver en este lugar
-No había planeado volver
-Y qué haces aquí.
-Reviviendo recuerdos y abriendo heridas-. Y es que era lo único que hacía.
-Las mías cicatrizaron hace tiempo. Y voy a ayudarte a cicatrizar una.
-¿En verdad?-. Preguntó sarcástica. Sus heridas raramente cicatrizaban.
-Olvida lo que paso esa noche. Yo te perdone hace tiempo.
-¿Cómo pudiste hacerlo?-. Susurro Jericho consternada.
-Varias costillas rotas y otras astilladas. Una pierna fracturada. Me dieron tiempo para pensar, una incomoda cama de hospital me ayudó a odiarte. Pero una cuenta de hospital muy costosa, una buena razón para perdonarte. No importó si fue de corazón o por culpa. Tu pagaste mi cuenta y la guardería de Nick mientras estuve en el hospital. También ayudaste a mis padres.
-Era lo menos que podía hacer después de mandarte al hospital. Por no poder contener mi furia.
-Tal vez la parte de la contención si fue tu culpa. Pero, no debemos olvidar que estábamos en una pelea. Donde sabíamos que saldríamos lastimadas
-Las heridas son comunes. Pero no has pensado que hubiese pasado si no entraban al octagono para detenerme.
-El hubiera no existe y solo es una pérdida de tiempo pensar en lo que pudo ser y lo que no. No pienses más en ese asunto. Ven, quiero presentarte a alguien-. Jericho se dejó guiar. En una habitación había dos cunas
-El es Nick. Acaba de cumplir 5. Y ella es Nancy. Tiene tres meses. Después de la pelea me volví más cercana a Dan. El iba a visitarme seguido al hospital.
-¿El jefe.?
-Sí. Llevamos año y medio casados. De esa pelea obtuve felicidad, por eso no te odio. Sin esa paliza probablemente no tendría Nancy .
Jericho se había odiado durante años por lo que le hizo a Nina. Y ella no lo hacía, es que Nina era muy buena. O muy tonta
-Volvamos con el galán que te acompaña-. Jericho rió y asintió.
Ban bebía algo cuando ella llego con el. Nina se sentó en las piernas de Dan y lo besó. Jericho se sentó a lado de Ban y él le sujeto su mano. Jericho estaba algo tensa.
-Que estás bebiendo-. Preguntó Jericho.
-Una cerveza.
Jericho se la arrebato y la olió y miró muy de cerca. Después se la devolvió ante la sonrisa burlón de Dan.
-Y dime Chico-. Le habló Nina. -Alguna vez has visto pelear a Nasareth.
-No.
-Te has perdido de una gran pelea-. Continuó Dan.
-Sí logras convencerla tal vez puedas verla
-Ya deje las peleas-. Respondió Jericho.
-Podría pagarte bien.
-No tengo interés en volver a pelear.
Dan y Nina se excusaron y les dejaron solos.
-En verdad no quieres volver a pelear.
Ban no la había visto, pero el ver como todos le trataban, debía ser muy buena.
-No lo sé-. Durante mucho tiempo las peleas fueron un refugio, pero eso había terminado.
-¿Porqué peleabas?-
Jericho tardo en responder.
-Al principio, era por diversión. Después encontré mucha satisfacción en las peleas. Pero se salió de control.
-Entonces ¿ya has cerrado ese ciclo?
No le di un cierre. Simplemente huí.
-¿Y no quieres cerrarlo?.
-¿Tanto así quieres verme pelear?
-Ya me diste una paliza. Quiero ver que se la des a alguien más-. Jericho lo besó antes de ir con Dan. Su última pelea seria esa. Era hora de cerrar esa etapa. Una etapa que forjó gran parte de lo que ella era.
-Y aquí el jefe, nuestro líder y dueño del lugar quiere darnos unas palabras.
-Se que están esperando una pelea. Pero uno de nuestros peleadores se retraso y mientras esperamos, efectivamente vamos a ver una pelea una que muchos de nosotros nunca creímos ver. Quienes han estado con nosotros ya la han de conocer. Otros han de haber escuchado hablar de ella. Sin embargo, Hoy tenemos aquí, después de mucho tiempo, ah...- hizo una pausa dramática - ¡Nasareth!
Jericho subió a el octagono. Varios gritos y silbidos se escucharon. No recordaba lo bien que se sentía. El ser aclamado por el público, era una satisfacción que quiso obtener incluso en su vida como Jericho.
-Y su contrincante, a quien llamamos de emergencia. La belleza de este lugar. La chica más sexy y ruda que este lugar ah tenido y seguramente la única que ustedes han visto-. Varias risas se escucharon.
-¡Deldris!- Deldris subió mandando besos a todos los presentes y abrazo a Jericho.
-Al fin tendremos una pelea sensei-. Chillo Deldris.
Jericho sonrió -Será un honor tener mi última pelea contigo, Del.
Todos en el lugar estaban en un momento de excitación. El sueño de varios era cumplido en ese momento. Jericho y Deldris hubieran peleado antes, pero Jericho se fue mucho antes de ello. El lugar estaba lleno de personas que habían llegado y seguían llegando. Personas que habían dejado el lugar hacía tiempo, llegaban. Jericho sabía que con el tiempo que dejó de hacer ejercicio había perdido condición. En cambio Deldris, estaba en muy buena forma. Ambas se arrimaron una gran paliza, con miedo a lastimarse, pero con la energía para ganar. Jericho no quería lastimar la, pero como Nina le había dicho minutos atrás, era una pelea y alguien saldría lastimada.
Y finalmente el tiempo termino. Declarando un empate. Deldris estaba tan feliz.
Jericho y ella se habían conocido a unas cuadras de la casa de Jericho mientras Deldris peleaba con otra tipa. La había conocido mucho antes que ha Guila. A decir verdad, ella fue la primera amiga que tuvo, pero finalmente termino como su hermana menor. Jericho se metió a la pelea cuando otras chicas intentaron golpear a Deldris. Las había llamado cobardes por ser cuatro contra una. Ambas curaron sus heridas físicas y después se separaron.
Se encontraron un par de veces en la calle y una noche Deldris siguió a Jericho al club.
Un hombre subió al octagono y abrazo por los hombros a ambas chicas. -Más orgulloso, no podría estar.
Ban jadeo por la sorpresa. El hombre tras ellas era Escanor. No sabía que les dijo. Pero era él, ¡qué estaba haciendo ahí! Poniendo sus manos en Jericho. Jericho y Deldris tenían el labio partido. Pero ninguna parecía darse cuenta.
Los tres bajaron del octagono y se encontraron con Ban.
-Qué haces aquí Ban- Le pregunto Escanor.
-Lo mismo pregunto
-Es mi empleó a medio tiempo-. Contesto orgulloso
-Era nuestro entrenador-. Contestó Deldris
-¿Era..?
-Sí. Ya no entrenamos. Hace poco deje las peleas también.
-Al igual que yo. Deje de entrenar a las personas-.
Jericho abrazo a Escanor antes de irse. Se había encontrado con su pasado hace tiempo , pero sabía que el no le haría nada.
Jericho y Ban fueron a casa de Gustaf. -¿No vas a decir nada?
-Hoy voy a besar a Nasareth-. Le dijo Ban con una gran sonrisa.
-¿Debo ponerme celosa?
-Sólo será una noche.
-¿Y si se repite?
-Es para decirle un adiós definitivo a Nasareth. No se volverá a repetir.
-Confiare en ti- Se besaron. Ban la levanto y Jericho enredo sus piernas en la cintura de Ban. Jericho desabrochó la ropa de Ban y empezó a acariciar sus pectorales
Ban dejo a Jericho nuevamente sobre el piso. Se despojaron de su ropa y Jericho lo aventó a su cama. Esa noche le tocaba a ella controlar la situación.
-Sabes. Me agrada Nasareth. Es más atrevida...-. Jericho le golpeó el brazo. -No me dejaste terminar.
-Entonces termina-. Le ordenó mientras se sentaba en la cama y se tapaba con la sábana.
-Nasareth me agrada. Pero yo quiero a Jericho-. Termino y comenzó a repartir besos en el cuello y hombros de Jericho. Ban pudo sentir lo tensa que Jericho estaba.
Jericho comemzo a respirar entrecortada mente. ¿¡En verdad le había dicho que la querían!? Intento alejar esos pensamientos, Seguramente era una forma de decir. Que la prefería como su amante. O que la apreciaba como amiga. Debia ser eso.
Y aquí, les dejo un poco del porque Escanor sabe leer tanto a Jericho. También uno de los secretos de Jericho. Uno que ella prefería mantener oculto.
Sugerencias, dudas, opiniones, comentarios, criticas, tomatazos, o cualquier cosa que quieran enviarme, todo es aceptado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top