Capítulo 7: Una decisión difícil
Han pasado cinco días desde que me enteré lo de Tadeo.
No hice nada más que estar en cama.
Razel me contó la información que les llegó: Todo el pueblo fue destruido y todas las personas que estaban ahí asesinadas. Salvo por el cuerpo de Tadeo, todos los demás fueron quemados.
Me siento tan vacía. Hay tanto de él en mí, que ahora no me queda nada.
Tengo varias cajas con todas las cartas que él me ha escrito hasta el día de hoy. Ayer, en un mísero intento por recordarlo, de imaginármelo cerca, leí unas cuantas.
Sin querer, derrame una lágrima en una de ellas y me desespere. No quiero arruinar lo último que me queda de Tadeo.
No sé si es de día o de noche. Ni me interesa. No quiero salir de aquí y encontrarme un mundo donde ya no lo puedo ver.
Él le daba color a mi vida. Podía disfrutar mucho más de cada detalle, con el simple hecho de pensar en él y su compañía.
No comprendo cómo pudieron vencer a Tadeo... él era muy fuerte. No solo eso, tenía un gran espíritu, no se dejaría derrotar por nada.
Todo esto es tan desgarrador. Primero Peitrol, luego Dadiva y Tensei, ahora Tadeo... ¿quién sigue?
Se supone que todo sería mejor ahora que soy un guardián, pero desde que fui a mi primera misión, solo va empeorando.
Han venido a buscarme varias veces, escuché cómo golpeaban la puerta, pero nunca fui a ver quienes eran. No quiero palabras de consuelo, solo... quiero estar aquí y que me trague la tierra.
Casi como si los hubiese invocado, llamaron a la puerta en este momento.
Solo me acurruque en mi cama, buscando consuelo en las frías sábanas.
Espere hasta que se vayan, pero antes de hacerlo. Pasaron algo por debajo de mi puerta, quizás pude escucharlo porque no tengo nada mejor que hacer y todo está en silencio.
Ya que tengo ganas de ir al baño, al ir, voy a aprovechar para ver qué es lo que dejaron.
Una vez en la sala, vi una carta. Tiene el sello de la academia y la palabra, "urgente" a un lado.
La llevé hasta mi cuarto y antes de acostarme, leí lo que decía.
Suspire al terminar, no es algo que quiera hacer. Me llaman para mi próxima misión.
Si no lo acepto, me echaran de los guardianes. Lo sé, pero no es como que me importe en este momento. Supongo que tendré que volver con mis padres a mi pueblo natal.
No suena mal, me vendría bien su compañía. Los abrazos de mi papá, los mimos de mi mamá. Su compañía...
Pero significaría abandonar mi sueño de ser un guardián. Todo por lo que me esforcé tanto durante estos seis años. Decepcionaría a mi papá, a mí misma... y Tadeo.
Se suponía que ahora acompañaría a Tadeo hasta que se volviera uno de los cinco héroes. Ya... no tengo porqué seguir esforzándome, ¿verdad?
Pensar en bajar los brazos me duele. Nunca lo había considerado. ¿Soy tan débil y cobarde como para rendirme tan fácil?
Ya ni siquiera puedo llorar. Parece que no me quedan lágrimas.
Tadeo me diría que siga adelante. Que luche. Todo mientras acaricia mi pelo y me mira con esa encantadora sonrisa.
Un momento, si abandono, significa que Peitrol murió en vano. Dio su vida por mí para que tirase la toalla dos semanas después. ¿En serio? ¿Cómo puedo ser tan egoísta?
Darme cuenta de esto me... dio una razón para continuar. No lo había pensado, las personas que me quieren dieron tanto por verme llegar hasta aquí. No puedo simplemente darme por vencida y tirar todo a la basura.
No sé cuántas veces suspire en unos cinco minutos. Estoy perdida, sin saber qué hacer.
No quiero pensar, voy a guiarme por lo que haría Tadeo y Peitrol, se lo debo. Confió en ellos... aun si ya no están aquí, los conozco tanto que se lo que me dirían.
Fui a darme un baño con agua fría y a arreglarme un poco, según esto, me citaron para dentro de unas horas.
Verme en el espejo fue lamentable. Ni siquiera me quite la venda del hombro. Tendría que haberla sacado hace unos días. Me curaron con magia en el lugar donde entregamos la caja, no fue total, pero si me ayudo bastante.
Y aquí, en Belidas, no fui a darme los últimos cuidados, por eso me quedó una cicatriz. En otro momento lo festejaría, como una medalla de guerra. Ahora solo es un recuerdo de mi fracaso.
Me arreglé lo más que pude, pero al no estarme lavando el cabello estos días, se nota que está descuidada. Mi cara también es un desastre, como si me hubiesen golpeado varias veces en los ojos.
Bueno, no importa. Iré a ver cual es la misión... y... luego pensaré en qué hacer.
Nos citaron en un área recreativa de la ciudad, algo extraño. Por lo general nos llaman a la zona de entrenamiento o en E.G.N. Ni siquiera me pidieron ir con el uniforme.
Al llegar, vi que ya hay otras tres personas esperando. Están cerca de los juegos para niños, no entiendo qué hacemos aquí. Los reconozco porque uno de ellos está con la ropa de guardián.
Mi sorpresa fue grande al encontrarme con Airón y mucho más, al ver a "Smile" en el grupo.
—¡Lucy! ¡Por aquí, te estamos esperando! —gritó Smile con entusiasmo.
Me dio algo de vergüenza que me llamara de esa forma y todos se voltearan a verme. No estoy para recibir las miradas de la gente...
Al acercarme al grupo, salude con un pequeño gesto y... trate de evitar hacer contacto visual con Airón.
—Al fin, todos los "chiquilines" presentes. Es un buen momento para comenzar —dijo el hombre de gran sonrisa y pelos parados—. Me llamo Laydmon Tywine. Algo... un poco complicado, por eso es mejor que me digan Smile.
Como para no conocerlo, es un guardián de élite clase A+. Es muy popular en nuestro reino por su animada actitud y todos los jóvenes que lo admiran mucho... Mejor dicho, lo admiramos. Lo he visto muchas veces circular por la academia, aunque nunca estuve cerca de él.
Esto tendría que ser emocionante, tener a alguien como Smile delante. Y en realidad lo es... solo que... soy una boba por no querer disfrutarlo.
—Como sabrán, estamos en estado de emergencia.
—¿Eh? —reaccioné sorprendida y todos clavaron sus ojos en mí.
—¿No lo sabías? —pregunto confuso—. Pensé que todos estaban avisados.
—Es que... no he... estado muy atenta, lo siento.
—Hmmm —me miró de una forma extraña... como si, ya lo hubiese decepcionado—. Bien, un resumen rápido. —Juntó las manos y retomó su animada actitud—: Varios pueblos a las afueras de nuestro reino han sido saqueados y quemados. Los caminos están llenos de bandidos y asesinos. Hay gente muriendo por todos lados y nadie entiende qué pasa.
Vaya... eso es mucho. Todo es un caos y mientras tanto, me la pase encerrada llorando.
—Están mandando a todos los guardianes disponibles a tratar de contener la situación. Y aquí es donde entramos nosotros. Ustedes son bastantes habilidosos, por lo que iremos a una misión clase B.
Eso es saltarse muchos pasos. Apenas y pude hacer la anterior misión clase D. Ahora salte dos categorías. Aunque según mi nivel, son el tipo de encargos que tengo que hacer. Pero no estoy segura, no es tan fácil como darle una letra y esperar que todo salga tal cual quieres... ya lo aprendí.
—Un pequeño país afuera de Noriver está... bastante furioso con todo lo que ocurre. Según nos informan, está preparando un grupo de guerreros y va a ir a los pueblos cercanos a su frontera para "examinar" a los habitantes.
»Todo indica que, buscara cualquier excusa para atacar a gente inocente y hacerse con las tierras. Nuestro deber es ir, darle una advertencia y detener cualquier actitud hostil que tenga.
—¿Acaso no tiene un ejército? —preguntó Airón con seriedad—. La categoría de la misión es mucho más alta de lo que nos acabas de decir. Un conflicto de ese estilo ronda cerca del nivel más alto.
—Bien visto, pequeño saltamontes —lo felicito Smile al instante—. No iremos a combatir, solo haremos presencia y con esto, él tendrá que retirarse. Digamos que este tipo de gobernante es... un oportunista, pero también un cobarde. Cuando vea que sabemos lo que está tramando, se irá.
—Eso es un "supuesto" —argumentó Airón sin perder su porte serio—. Si decide combatir harán que nos maten...
—Por eso buscamos guardianes de su nivel, ustedes tres podrán arreglárselas para huir. Son solo... mis acompañantes y mensajeros. Yo me haré cargo del resto —afirmó con confianza.
Al ver que no estamos muy convencidos, Smile pasó por nuestro lado y se paró delante de los juegos que hay en la plaza. Haciendo que todos veamos hacia donde está la gente pasando la tarde, ya casi comienza a anochecer.
—Mucha gente está muriendo en este momento... y si no hacemos nada, esto empeorará. Miren al frente y vean a todas estas personas, jugando y pasando el rato con tranquilidad... Esto es lo que todos se merecen. Yo doy mi vida con gusto, para lograr esto en otro lugar. Entiendo que hayan perdido colegas en estos últimos días y son libres de retirarse ahora. Pero su deber como guardián es: cuidar, proteger y alimentar a quien lo necesita.
»¿Para que entraron a los guardianes sino es para esto? —dijo y se volteó a vernos.
Tampoco queremos que nos manden a morir, pero es cierto. En mi caso, no estoy dudando por el peligro de la misión, sin importar que nivel tuviera, me cuestionaría el ir.
Tadeo no dudaría, Peitrol tampoco. Ellos protegían a los demás, estoy segura de que nos estarían apurando para que partamos en este momento.
—¡Quiten esas caras largas, chiquilines! —Nos llamó la atención Smile—. Tienen hasta mañana para confirmar si lo harán o no. Lo único que voy a pedirles hoy, es que se presenten entre ustedes, solo su nombre y muy por encima sus habilidades.
—No necesito un día, yo voy —afirmó dando un paso al frente—. Soy Airón Casneth. Guardián clase B, especializado en combate cuerpo a cuerpo. Solo manejo habilidades con la espada y potenciadores.
—¡Me gusta ese entusiasmo, pequeño saltamontes! No se lo digas a los otros, pero eres mi favorito. Los demás, deberán esforzarse por ganar mi amor y atención, sorpréndanme.
—Yo so...
—No hace falta que te presentes, Lucy —me interrumpió Airón—. No irás a la misión con nosotros.
Por reflejo lo miré sorprendida y fue la primera vez desde que estoy aquí, que me crucé con sus ojos. No solo está viéndome de manera desafiante, sino que, está molesto.
—Tú no eres nadie para decirme que es lo que tengo que hacer —respondí enojada. No estoy de humor para aguantarlo.
Solo iba a presentarme e irme callada, pero que me trate de esa forma me saca de quicio. Y más ahora que estoy aguantando muchas cosas.
—Solo mírate, das vergüenza —Me hizo un gesto de asco con su cara al decirme eso—. No quiero tener que depender de alguien en tú estado. Sí vas y no estás concentrada, harás que nos maten o... que te maten.
O sea que, soy una carga. ¿En verdad me acaba de decir eso?
—Mejor cállate, Airón, no quiero escucharte.
—Dime que miento o que estoy equivocado... anda. Eres un chica orgullosa, terca, cabeza dura, pero siempre fuiste sincera... Mírame a la cara y di que me equivoco —insistió dando un paso al frente, en mi dirección.
—Te dije que te callaras, no me hagas repetírtelo. —Lo confronté enojada—. No quiero tener que aguantar esa actitud de porquería que siempre tienes.
—¿Actitud de porquería? —dijo en un tono burlón—. Lucy, ¿qué has estado haciendo todos estos días? Estás descuidada, no entrenaste, hasta por tú aspecto se ve que no estás comiendo bien... entiendo lo que est...
—¡No tienes ni idea de lo que me pasa! Vuelve a abrir la boca y te la cerraré con gusto —lo amenace, poniendo mi mano en la guarda de mi espada.
—Adelante, si no entiendes con palabras, te lo mostrare con acciones —contestó sin quitar su mirada desafiante.
Ambos dimos un paso adelante y... se metió al medio Smile.
—Bien, desahogarse y expresarse es importante..., pero por favor, no se maten sin escuchar la presentación del cuarto del grupo, ¿sí? —señaló a un costado al otro joven parado a un lado.
Él levantó las manos, en señal de que no quería meterse.
—¿Ven lo que hicieron? Asustaron a su compañero... —agregó en un tono "divertido"—. Anda, salva la situación y cuéntales quién eres —insistió Smile.
Él joven de pelo rubio y ojos marrones dejó escapar un suspiro, parece que mi mirada y la de Airón no le agrada.
No le he prestado atención hasta recién. Es bastante flacucho y no destaca para nada. Casi que parece invisible, ni hablar de lo blanco de su piel, parece que nunca le dio el sol.
—Me llamo Roldra Lettrid. Soy un guardián clase B, especializado en infiltración y ataques sorpresa. Soy bueno para ataques cortos y precisos, más del estilo de esconderse y esperar. Mis habilidades son de detección y camuflaje.
Tiene sentido, está metido en su rol. Ver sus expresiones de tranquilidad me ayudaron a calmarme. No quita que quiera golpear a Airón, pero ya no quiero matarlo. Es un progreso.
—Roldra no lo dijo, pero tiene dos años más que ustedes y ya ha hecho misiones de clase B+. Tiene experiencia y con sus capacidades podrán entrar y huir —agregó Smile para darnos. Confianza
Luego de eso, Él me miró con una sonrisa, invitándome a que me presentara.
—Y-yo... soy Lucy Romnow. Soy un guardián clase B. Soy una guerrera especializada en el combate cuerpo a cuerpo —No tengo el entusiasmo de siempre, no lo conté como si fuese mi orgullo, solo... algo que debo mencionar—. Mis habilidades son... todas con la espada.
Ni siquiera me atreví a mirar a Airón, evité encontrarme con sus ojos.
—¡Muy bien, chiquilines! Los quiero mañana a está hora, en el E.G.N. Claro, si es que escogen venir. Traigan sus uniformes y el deseo de ayudar a la gente que lo necesita. Una convicción clara es la base de una acción con propósito —dijo para terminar.
Saludo a todos y se fue, al igual que los demás.
Fui directo a mi casa, tengo mucho que pensar. Esta noche voy a definir si sigo mi carrera como guardián o me retiro.
Creo que un síntoma de que estoy en lo más hondo, es que estoy de acuerdo con Airón. Sí, reaccione mal ante lo que me dice..., pero es por la forma en que lo hace. Es un idiota, desconsiderado, que no mide sus palabras.
Podría... apoyarme un poco, consolarme, o darme ánimos. No refregarme mis errores por la cara y actuar como que es mejor. No es momento para esa competencia estúpida que siempre tuvimos.
Al llegar a mi hogar, me senté en la sala de estar a meditar. Tratando de pensar todo lo mejor posible.
Sinceramente... no se que hacer. Cuando me quedo callada y no se me ocurre nada, siento un nudo en la garganta y un intenso dolor en el pecho. Quiero llorar hasta que se me olvide.
Ojalá... te hubieses quedado en la ciudad, Tadeo.
Pase un buen rato, sentada. Mirando un punto fijo, tratando de... encontrar algún consuelo o ánimo en toda la situación.
Justo cuando mis primeras lágrimas se deslizaban por mis mejillas, golpearon la puerta. De manera instintiva fui a abrir. De todas las personas que podían ser, nunca se me hubiese cruzado por la cabeza que podría ser Airón...
—Toma tu espada y tus runas, Lucy. Vamos a enfrentarnos de una buena vez —dijo de primeras, mirándome con firmeza.
—¿E-es alguna especie de broma?
—No. Es en serio —afirmó—. Siempre que nos enfrentamos lo hicimos con espadas de maderas o los profesores controlándonos... Vamos en serio esta vez, sin contenerse.
Sus ojos negros siempre sirvieron para remarcar lo intensa de su mirada. Cada vez que me desafiaba, sentía la determinación y el deseo de querer ser mejor. Pero ahora... me da la impresión que me mira con lástima.
Esto... es tan molesto.
—¡Bien! ¡Por fin voy a poder cerrarte la boca, idiota! —acepte su desafío. Voy a enseñarle una lección para que se comporte de una buena vez.
Fin del capítulo 7
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