Liendra está en su celda, tirada en el suelo de espalda. Es algo que no esperamos ver...
Smile absorbió sus runas y con algo de magia abrió la puerta de la jaula. Todos entramos para buscar pistas de lo que pudo haber ocurrido.
Lo primero que se me vino a la mente es culpar a Garu, es el único que no está con todos y no lo volví a ver desde hace un buen rato. ¿Habrá huido? ¿Se fue a buscar a Katarina? No sé qué pensar.
El cadáver de Liendra tiene marcas en el cuello, la asfixiaron con lo que parece una soga. Sus ojos están abiertos y casi que... "saltan" de su lugar. La estrangularon con demasiada fuerza.
—Lleva muerta aproximadamente dos horas... —dijo Smile—. Sus extremidades están duras, su cuerpo frío y aún no tiene marcas de hipoxia.
Cambio de planes, ahora debemos buscar al culpable. Ella aún tenía mucha información para darnos, perderla es algo malo. Y bueno, tampoco queríamos que muriera. Estuvo a punto de matarme y de seguro era alguien mala, pero merecía ser encerrada y juzgada, no asesinada.
Fuimos a buscar al alcalde del pueblo para saber quién fue el encargado de cuidar las celdas. Nos dieron unos nombres de dos personas y nos guio hasta donde se encuentran.
Un leve interrogatorio donde no sacamos nada útil, ellos no saben nada. Al ser un pueblo pacifico y sin muchos conflictos, a la gente que encierran la dejan sola. No necesitan custodiarla y solo están acostumbrados a mantener por poco tiempo a sus prisioneros, más que nada es un castigo leve.
Tampoco hay muchos culpables para buscar, nadie tiene una razón para matarla. Bueno, puede ser venganza por ser de los bandidos que secuestraron a los demás del pueblo, pero aun así, es raro que hagan algo tan arriesgado.
Garu queda descartado, él estuvo con nosotros y según lo que pudimos sacar de información por el cadáver de Liendra, la mataron casi al mismo tiempo que nos fuimos a rescatar a la gente
De todas maneras, Smile propuso dejar de distraerse en esto. Algo que me sorprendió, pero luego de escucharlo entendí que tiene razón.
Le pidió al alcalde que junte a toda la gente y les recomiende que evacuen el pueblo. Nosotros volveremos a Belidas y es mejor que aprovechen esta oportunidad para ir acompañados. La frontera es peligrosa y no sabemos si Katarina o otros de sus bandidos volverán. La prioridad es huir de aquí.
Una vez más, toda la gente se reunió, pero esta vez en el centro de Itrel. La mirada del hombre a cargo de la ciudad, es conmovedora. Ya es un anciano, hasta su barba es del todo blanca. Las arrugas debajo de sus ojos resaltan bastante y la manera tan cariñosa con la que habla con su gente demuestra que los ve como su familia.
No pudo contener las lágrimas al pedirle a la gente que abandonen su pueblo natal. Hablo con sinceridad, le duele dejar el lugar donde se crió, no solo él, sus padres, sus abuelos, sus hijos y nietos... Y el lugar donde vio crecer a muchos de los que están aquí.
Su discurso parece casi una súplica, pidiéndole a la gente que no arriesgue su vida por unas tierras y que prioricen a las personas que tienen al lado.
Es muy dulce.
Algunos alzaron la voz, tratando de buscar otra opción, pero el alcalde supo hacerlos cambiar de opinión. Todos estuvieron a punto de perder a los que aman y no quieren arriesgarse a eso de nuevo.
Antes de terminar, le dedicó unas palabras a Yei y su familia. Lo honraron como un héroe y en su memoria, van a recordarlo siempre este día. También nos dedicaron unas palabras de agradecimiento, pero, a decir verdad, no siento que me lo merezca.
Aún no, pero la próxima vez, haré todo lo posible para ser digna de tales menciones. Quiero ser un guardián en el cual la gente pueda confiar y que no deba preocuparse por perder a los que son cercanos a ellos. Voy a volver alguien fuerte, capaz de luchar y enfrentar a cualquier bandido, asesino o mercenario que trate de lastimar a los inocentes. Tal como lo haría Tadeo...
Antes de partir, la gente del pueblo nos pidió si podíamos dejarlos hacer un banquete de despedida. Querían compartir un último momento juntos, en la tierra que los vio nacer y crecer.
Pensé que Smile diría que no, pero accedió.
Todas las personas sacaron varias mesas de sus casas y empezaron a preparar comida. Un grupo ordena, otro prepara sus cosas para el viaje y otros cocina.
—Es mejor dejar que coman bien antes de partir a un viaje tan largo. Les vendrá bien el impulso anímico —dijo nuestro líder con una sonrisa—. Además, ya casi es el medio día y de todas formas tenemos que comer algo.
Y no solo eso, hubo una pequeña orden secreta que nos dio, "ir a hablar con la gente y tratar de sacar información de quién pudo haber matado a Liendra". Hizo énfasis en que debemos buscar actitudes sospechosas y no indagar mucho con preguntas.
Por un momento pensé que solo íbamos a comer, pero siempre hay algo para hacer. Nos separamos para ayudar a la gente y hablar un poco con ellos.
Me la pase ayudando en la cocina y charlando con los que están cerca. No saque nada, ni se me ocurre cómo puedo tocar el tema sin que parezca sospechoso o arruine el ambiente. Por lo que no logre conseguir nada de información.
Luego, una vez que terminaron las preparaciones de los carruajes y caballos, sirvieron la comida. Me senté en un extremo, sin ninguno de mis compañeros, estamos todos dispersos. La gente está siendo muy amable con nosotros y nos consciente, atendiendonos lo mejor posible..
Me siento algo... extraña. Veo a todos como si estuvieran festejando, cuentan anécdotas, se ríe, se los ve bien... A pesar de que están por abandonar su pueblo y alguien de ellos murió. No lo entiendo.
Incluso empezaron a tocar algo de música. No sin antes, dedicarle unas palabras al fallecido y "cantar las canciones que a él le gustaban". Mientras todos se enfocan en los músicos, no pude despegar mi mirada de la pareja de ancianos que está a lo lejos, la cual eran los padres de Yei.
Sí, lloran, pero aplauden, cantan y sonríen.
—Si te preguntas por qué nadie te está hablando, es porque tu cara dice que no quieren que te molesten —dijo una voz detrás de mí.
Me di vuelta y me encontré con Freddie. Me hizo un gesto para ver si puede sentarse conmigo y con gusto me hice a un lado, dándole espacio en la banca de madera. Él dejó la jarra que está bebiendo en la mesa y me miró de manera muy amable, esperando a que hable.
—Solo me parece extraño el ánimo de la gente —conteste con una leve sonrisa, me siento en confianza para hablar con él. Es bastante agradable y me cae bien.
—¿Qué parte te lo parece?
—El que festejen a pesar de que alguien murió —dije luego de unos segundos de silencio.
—¿No es mejor celebrar que salvaron a más de quince personas?
—No sé trata de ver si ayudamos a más o menos. Una persona perdió la vida y...
—Y quince más volvieron con sus familias —interrumpió—. La gente en los pueblos está acostumbrada a perder gente cercana a ellos. Los bandidos, animales salvajes, o quedar en medio de conflictos ajenos a ellos, es algo con lo que crecen. Aprendieron a ver el lado bueno de los desenlaces y a no cargar con la muerte de quienes quieren, sino que, cargan con sus vidas.
Otra vez esa frase. Me la dijo hace un par de días y no me la pude quitar de la cabeza. Y me sirvió mucho, sobre todo anoche cuando me enfrente a Liendra, creo que fue ahí donde realmente entendí lo que significa.
—Supongo que aún me cuesta verlo de esa forma.
—Pero en algu...
—Anoche... —Lo mire con agradecimiento, sin dejar que termine de hablar—, pude experimentar lo que es no estar triste por pensar en alguien que ya no está y realmente sentir que él aún sigue conmigo. Tal vez no de manera física, pero sí emocional.
El ruido de la música o los demás hablando, no me distraen. Al igual que cuando recordé lo que haría Tadeo en aquella situación tan peligrosa y lo imagine cerca mío, ahora una vez más, lo siento aquí conmigo y me alegro de pensar en él. Quiero hablar más de Tadeo, con orgullo.
—Y él de verdad está contigo —respondió con seguridad Freddie, mirándome a los ojos—. Mientras más compartimos con una persona, más de ella se vuelve parte de nosotros: gestos, expresiones, pensamientos, incluso maneras de bromear, todo eso se une a lo que somos. —Agarró con alegría su jarra y le dio un buen trago—. Vive tu vida, Lucy, con orgullo y él te estará acompañando en cada cosa que hagas, porque realmente está ahí contigo. Es parte de ti —agregó poniéndose de pie—. Eso es lo que significa cargar con su vida...
Lo seguí con la mirada mientras se mueve en dirección a los músicos. Justo terminaron su canción y por lo que parece, le están pidiendo tocar algo. Amablemente y con algunas risas, le cedieron el lugar y le prestaron una pequeña flauta. Es el único que quedó de pie.
Puedo escuchar el grito de Smile, entusiasmado por escucharlo y el de la demás gente apoyándolo. Yo también tengo curiosidad de escucharlo tocar, por lo que me uní al ritmo de los aplausos.
Y fue... extraño. Sonreí mientras levanto una ceja con sorpresa. Esperaba algo más elaborado, más profundo y mucho más... ¿profesional?
No es que esté tocando mal, solo que es una canción infantil, es muy conocida, es el himno de Noriver, pero en versión para niños. Algo que se escucha mucho por todas partes y es fácil de enseñar.
Esa es una buena razón por la que todos se unieron en canto y ánimos. Incluso yo me sumé a ellos, es difícil no hacerlo. Me gusta, es un orgullo para nosotros.
Una vez que terminó todos lo aplaudieron y el entregó la flauta. Es lo único que va a tocar. Otra vez me sorprendí, creía que iba a seguir con otra canción. Cuando pasó por detrás mío, no pude evitar detenerlo, no me aguanto la curiosidad de por qué eligió eso.
—Freddie —dije para llamar su atención—, pensé que ibas a tocar algo más elaborado —comente con sinceridad, levanto mi ceja de la misma forma en que reaccioné al escucharlo.
—Como músico y viajero, aprendí que lo más importante es saber dejar una buena marca —respondió con una gran sonrisa de orgullo—. Toda la gente aquí, olvidara mi rostro, incluso el tuyo o el de los otros guardianes, pero... cuando escuche esta canción, y seguro lo harán, recordarán a los héroes que los rescataron de los bandidos y al banquete que tuvieron antes de que se fueran de su pueblo natal.
Su respuesta me dejó sin palabras, no puedo dejar de sonreír mientras lo miro. Al igual que Smile, tengo tanto que aprender de él.
—Somos lo que dejamos, Lucy. Algo así como una huella... Yo no me olvidaré de los guardianes que me dieron un aventón y cada vez que escuche la palabra "berrinchuda", ten por seguro que te recordaré —agregó burlándose.
Entrecerré mis ojos en un intento de actuar como que no me gusto que me diga eso, pero por la forma en que sonrió creo que es obvio que no me molesto.
Freddie se rió y siguió su camino, me hizo un gesto de que va a ir por la chica con la que salió del bar anoche. Lo único que hice es devolverle una mirada cómplice y desearle buena suerte.
Puede que no recuerde a muchos de los que están aquí, pero no tengo dudas, no voy a olvidar todo lo que aprendí en este viaje...
Luego de terminar el banquete, acomodamos todo y nos preparamos para salir en caravanas.
Antes de irnos, nos despedimos de Freddie, él tiene que seguir su viaje hacia Hain. Es un buen compañero de viaje, a todos nos cayó bien. Esperó volver a encontrarlo en un futuro.
Sobre la recolección de información, ninguno consiguió nada. No sabemos quien mató a Liendra. La enterramos a un costado del pueblo, es lo mínimo que pudimos hacer por ella.
En la salida, nos topamos con Garu. Por fin apareció. Vino a nosotros para entregarse, incluso levantó sus manos para que lo atáramos y llevemos como prisionero.
Nos dijo que "está cansado de huir y que quiere pagar por todas las cosas malas que hizo". Quiere ser encerrado en Belidas y así ya no causarle problemas a nadie.
Me da algo de pena, pero no se que responderle. Si es un criminal, debe pagar por ello. Smile se acercó y apoyó su mano sobre el hombro de Garu. "Si es lo que quieres, vendrás con nosotros, pero no vamos a atarte o llevarte de esa forma, ven como uno más de tu gente".
Garu asintió y se fue con los padres de Yei.
Según Smile, "sí él quiere venir a entregarse que lo haga, después de todo, atarlo no sirve de nada y tampoco podemos enfrentarlo... Es mejor disfrute de su viaje antes de ser encerrado".
Tengo una sensación agridulce con respecto a esto. Me parece bien que Garu quiera hacer lo correcto, pero por como me salvo y lo que vi de él, no parece alguien malo. Además de que, perdió a su pareja, debe estar bastante lastimado.
Partimos de viaje y traté de seguir pensando sobre ello, pero... me quede dormida al instante. No he descansado nada desde antes de ayer, sumado al exceso de magia y energía por las runas que utilice, me sorprende que haya aguantado tanto.
Smile y yo vamos a descansar primero, luego Airón y Roldra. Ellos se encargaran de vigilar todo ahora.
Me desperté luego de un par de horas, no se cuanto dormí, pero quiero seguir haciéndolo. Lamentablemente, no puedo, tengo que levantarme. Al mirar hacia afuera, me di cuenta que es de noche, por lo que salí deprisa, sorprendida de haber estado tanto tiempo acostada.
Frenamos a un costado del camino, hay varias fogatas y gente reunida charlando y comiendo. El viaje de regreso va a ser más largo, ya que vamos con mucha gente que no está acostumbrada a moverse mucho.
Me acerqué a Roldra, quien está al lado de nuestro carruaje, hablando con un pequeño grupo y calentando comida en el fuego. No esperaba verlo de manera tan sociable.
Me recibió con una sonrisa y un plato de guiso, te quiero Roldra, mi debilidad es que me atiendan de esta forma, acabas de sumar muchos puntos. De amistad, obviamente.
Antes de que me siente con ellos, me dio un segundo plato, «Ah, bueno, si me quiere conquistar, sabe cómo conseguirlo», pensé de manera divertida. Pero él al instante me señaló hacia un lado, a una pequeña piedra apartada de todos, donde se encuentra Airón sentado. Tan berrinchudo como siempre, eh.
—Te traje esto —le dije al tonto de Airón al acercarme.
—Ya era hora de que despiertes —contesto, regañándome.
Lo miré entrecerrando mis ojos, mostrando mi disgusto hacia su actitud. Pero soy compasiva y tolerante, por lo que aun así, le di el plato de comida.
Puede que no lo parezca, porque siempre tiene esa cara de amargado, pero no está de buen humor. Suele apartarse así cuando se siente mal por algo, lo hizo muchas veces en la academia cuando lo supere en algunas pruebas o no obtuvo el resultado que quiso al hacer algo. De lo contrario se queda cerca del resto. Sin hablar ni mostrarse amigable, obvio.
Seguro sigue afectado por lo de hoy.
Sin pensarlo mucho, me senté detrás de él y apoyé mi espalda con la suya.
—¿¡Q-que estás haciendo!? —reaccionó sorprendido y tratando de mirarme.
—Dijiste que serías mi apoyo, ¿no? Te estoy usando como tal —respondí riéndome.
El gruño... bueno, no se si una persona puede gruñir, se quejó, hizo un sonido extraño. Pero lo conozco tanto que sé que solo está aparentando que le molesta. De lo contrario, se levantaría y se iría, o incluso, me empujaría y empezaría a discutir.
Solo quiero ayudarlo y que sepa que yo también estoy aquí para apoyarlo. Se lo debo. Y si él me ve de la misma forma que yo a él, estoy segura de que va a disfrutar tanto como yo el que estemos juntos, sin necesidad de decir nada...
Puedo sentir su respiración y la calidez de su espalda, es agradable. Ya llevamos varios minutos solo comiendo y sin movernos. No necesitamos de nada más, solo de la compañía del otro. Lo sé.
Levante mi mirada al cielo y me concentré en ver las estrellas.
Cuando con Peitrol terminábamos de entrenar a altas horas de la noche, siempre que caminábamos de regreso a casa miraba hacia arriba. El cielo que veía con él era tan brillante. Me inspiraba a querer seguir volviéndome más fuerte, quería brillar tanto como las estrellas que observaba.
Durante el festival, cuando estuve con Tadeo, el cielo era diferente. Al verlo, con él a mi lado, se veía perfecto. Sentía que quería que todo se mantenga de esa forma, que no me hacía falta cambiar nada, era "perfecto". Las estrellas cubrían la noche y no se podía ver más lindo, salvo por los fuegos artificiales que resaltaron aún más todo.
Con Freddie, hace un par de días, cuando mire el cielo, este estaba nublado. Aquellas estrellas que tantas veces me dieron ánimos y consuelo, estaban apagadas, ocultas tras las nubes. Era un ambiente deprimente... incluso algo tan brillante puede opacarse y perder su belleza.
Y ahora con Airón, el cielo se ve... tan esperanzador. Hay muchas estrellas, no tan grandes ni brillantes como las que veo encima de Belidas. Pero eso... significa que la próxima vez que mire hacia arriba, puede estar mucho mejor. No, mejor dicho, va a ser mucho mejor. El futuro junto a mis nuevos compañeros, lo veo "esperanzador..."
Dos días después, a altas hora de la noche, en un lugar cercano a la capital de Hain.
Me encuentro en una "posada", si es que se le puede decir así. Las únicas personas que paran aquí, son los que no les queda de otra y quieren pasar desapercibido. De lo contrario, nadie lo haría por gusto... Es lamentable el lugar.
Hay varios huecos en las paredes, la chimenea no se puede usar, no está bien hecha y el lugar se llena del desagradable olor a humo... La cama ni siquiera pienso acercarme, nunca la limpiaron o le dieron algún cuidado, prefiero dormir en el piso.
Todo el lugar está oscuro, salvo por la pequeña vela que prendí a un costado. No hay buen lugar donde apoyarla, está en el piso, al lado de mi bolso.
Lo único útil en este lugar son los dos banquitos de madera y una mesa que "baila". No tengo que moverla mucho, parece que en cualquier momento se rompe. Es demasiado pequeña, se me complica apoyar la mano y hacer mis anotaciones en una hoja.
Estoy tomando un pequeño descanso, recién termino de escribir unas cuantas cartas. No recuerdo cuándo fue la última vez que no hice nada durante un día, esto es agotador. Cada segundo cuenta y siempre tengo algo para hacer, por eso, constantemente aprovecho para escribir y mandar mensajes a los diferentes reinos, bajo el seudónimo de "El que ayuda".
Es algo tedioso, tengo que enviarlo a diferentes lugares para que sean difíciles de rastrear, además de que no puedo quedarme mucho tiempo quieto en un mismo sitio.
Extraño tanto mi antigua vida: mi habitación era enorme, tenía un gran guardarropa, la cama de la más alta calidad y sus benditas sábanas eran tan suaves, que al tocarte te transmitían la suavidad y calidez de las caricias de un buen amante.
Desayunos tan ricos y frescos, siempre bien atendido. ¡Ni hablar la vista! En lo alto de un palacio, pudiendo apreciar toda la ciudad y esas bellas casas de color blanco y azul por todas partes. Mi amado Reino Argaluz... te extraño tanto.
Cerré los ojos, crucé mis brazos y me acomodé lo mejor posible en mi asiento para así poder disfrutar aún más de mis recuerdos.
Lo tenía todo y la mejor parte, es que me lo había ganado.
Pero incluso, todos los lujos y comodidades, no eran nada... nada, a comparación de su compañía. La persona que más admiro y amo, mi querido rey...
Su mirada tan dulce, sus ojos celestes, como el diamante más puro y pulido de todos. Su cabello rubio, tan brillante como el sol. Sus manos, grandes con dedos largos, nunca me canse de fantasear con sus caricias... Cualquier excusa para estar cerca de él la usaba sin dudar.
Ahora, es tan pobre mi presente que se endeuda soñando, y es tan rico mi pasado que aún sigo recordando.
Cuando escuche la puerta abrirse, deje de morderme el labio de abajo por estar disfrutando de mis fantasías y reaccione como si me acabaran de despertar.
Sonreí y volví a mi habitual actitud. Vi a Katarina, Estefan y Freddie entrar. Los tres se detuvieron delante, esperando indicaciones, por lo que, le dije a nuestra querida mercenaria que se sentara delante. No hay más bancos, los demás tendrán que esperar de pie.
Pronto... ya falta poco para que volvamos a vernos mi amado rey. No voy a fallarle de nuevo, esta vez voy a cumplir nuestra promesa, ayudare a Argaluz y a todo el continente...
Fin del capítulo 19
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