Capítulo 1: Comienzo

6 años después, en la capital del reino de Noriver, Belidas.

El sonido de las risas rebosa en todo el lugar. A donde sea que mires, hay gente sonriendo y hablando con alegría.

Las calles están llenas y las casas decoradas, mayormente con telas y flores de color rojo. Las luces que hay fueron hechas con magia para darle un tono cálido y como en toda buena festividad, los puestos de comida y mercadería, de todo tipo, están por todas partes.

Ver a tantas personas felices es contagioso. Es uno de esos días que no quieres que termine nunca. Y como para no pensar de esta forma, si a mi lado está la persona más bella que existe, Tadeo.

Caminamos de la mano tratando de seguir el ritmo de la multitud, aprovechando cada pequeño espació para colarnos y así seguir avanzando.

Amo cuando se adelanta un poco y se voltea para verme, como si no quisiese ni apartarse por un segundo de mí.

Amo aquella sonrisa que tiene y muestra en cada oportunidad que se cruza con mis ojos. Ni hablar de los pequeños hoyuelos que se le forman, me encantan.

Que todo a nuestro alrededor esté tan lindo y decorado, solo sirve para que resalte mucho más lo mucho que él me gusta. No puedo quitarle mi mirada de encima, no quiero hacerlo, lo amo.

Estoy tan concentrada en Tadeo que no me cuesta escucharlo cuando habla, ni siquiera me molesta todo el murmullo que hay alrededor.

Hoy se festeja el cumpleaños de nuestro rey, a pesar de que ya es un hombre muy anciano y no está muy bien de salud, él se esforzó para que disfrutemos de esta fecha tan importante para todos.

Es una tradición muy importante, lo sabemos. Por esa razón, todos vestimos con ropa de color rojo para representar a nuestra nación, Noriver.

Durante todo este día, la ciudad estuvo bastante animada. Para lo único que nos detuvimos con Tadeo fue para comer, luego paseamos por cada rincón.

Pero por desgracia, ya es de noche y falta poco para que todo termine.

Estamos al lado del riachuelo que pasa por la ciudad, el cual se ve mucho más hermoso que de costumbre: las luces rojas le dan un lindo toque al agua, los árboles que lo rodean con sus hojas marrones hacen buen contraste y las estrellas brillan con fuerza en el cielo.

No soy la única que piensa esto, muchos de los que pasan por aquí, se sientan a un costado, justo donde hay pasto para poder disfrutar del ambiente.

Tadeo también le gusto esa idea, por lo que empezó a guiarme hacia ahí.

No soy mucho de usar vestidos, no porque no me guste, sino que, debo estar preparada para el combate en cualquier momento y ese tipo de ropa no ayuda mucho.

De todas formas, hoy es una ocasión especial, por eso me puse uno y me arreglé bastante: Me pinte un poco, me puse un par de aretes rojos, y un vestido de una pieza de igual color.

Por supuesto, llevo un short abajo, junto a mis tres runas. Tendría que llevar mi espada o mínimo un cuchillo..., pero con Tadeo a mi lado no tengo de que preocuparme, después de todo, es él futuro gran héroe. O por lo menos eso es lo que creo.

Por su parte, él está vestido con una musculosa roja con algunas líneas negras. Su pelo negro, está todo alborotado, parece que su mayor enemigo son los peines, pero me gusta ese toque inocente que le da. Su piel mantiene un lindo color bronceado, ya que suele viajar bastante. 

Nos sentamos en el pasto, dejando el riachuelo a unos pocos metros de distancia. 

Estamos uno al lado del otro, lo más juntos posible.  Me encanta como cada gesto que hace viene acompañado de su sonrisa... No quiero dejar de mirarlo.

Esperamos el tan anunciado final, algo que es bastante novedoso, solo se lleva haciendo dos años. Se llaman: fuegos artificiales.

Mientras hablamos, nada importante, disfrutó del calor de su mano. Que la noche estuviera un poco fresca, resalta más aquella calidez. Siempre sentí que somos como dos piezas de rompecabezas y uno complementa al otro a la perfección.

Ya no pude aguantar más y me acerqué de manera suave para darle un beso en la mejilla. Despacio y disfrutando cada segundo que mis labios lo tocan.

Al inclinarme un poco hacia atrás, pude apreciar mejor su mirada: tan dulce y cariñosa. Tan sincera y transparente. Sin necesidad de que él abriese la boca, me gritaba que me quería con esos ojos.

Y yo... me siento muy amada a su lado.

Lo conozco desde que teníamos doce años, fuimos amigos por cuatro y empezamos a salir hacía tres.

Siempre me hizo sentir querida. Él es así, cariñoso, atento, un ejemplo a seguir, un buen hombre.

Mientras nos miramos, unas luces de colores aparecieron a lo lejos, explotando y decorando la noche. No solo se escucharon los estruendos de los fuegos artificiales, también la gente que reaccionó sorprendida.

Apoye mi cabeza en el hombro izquierdo de Tadeo y lo abrace. Los dos nos quedamos en silencio viendo el juego de luces.

Mi corazón late con fuerza, a mil, casi estoy segura que hace más ruido que todo lo demás que nos rodeaba.

No puedo estar más feliz, o bueno, sí. Si tan solo Tadeo no tuviera que irse mañana.

—Es sorprendente lo que se puede hacer con magia, ¿no? —comentó él.

Es cierto, la magia sólo está limitada por la creatividad y la capacidad de los que la utilizan. Un claro ejemplo son los fuegos artificiales: dos personas diferentes chocan ataques mágicos de colores, provocando aquellos lindos sonidos y luces.

—Sí. Sigo sin entender cómo lo logran —respondí algo confundida—. ¿Habrán encontrado una runa para eso?

—No creo. No parece que sea magia del tipo elemental

Mientras pensábamos, él tomó mi mano y la acercó a su boca para darle un beso.

En ese instante, sentía como me derretía de amor, me encantaban esos gestos.

No recuerdo ni lo que estoy pensando, estoy perdida en sus ojos color café.

Él se aprovechó de que baje la guardia, de seguro se dio cuenta, y me besó. Suave y lentamente, atesorando cada segundo.

Al terminar, nos abrazamos. Quizás me excedí de fuerza, porque lo escuché gemir de dolor.

—No quiero que te vayas —susurré.

—Aun si me quedo, mañana tienes tu primera misión.

Si no fuese por eso, podría pasar unos días más con Tadeo. Pero era mi trabajo, hacía un mes que había terminado mi preparación y ya era una guardiana. 

Es mi deber. No es que me moleste o no esté ansiosa por esto, pero... prefiero disfrutar un poco más de él.

—¿Me estás diciendo que te vas por mi culpa? —Lo aparté con cuidado y lo miré entrecerrando los ojos.

—Por supuesto, Lucy. Me estás abandonando —contestó, siguiéndome el juego.

—Podrías... quedarte a esperarme como buen novio —sugerí, haciéndole ojitos.

Él solo sonrió y me abrazó de nuevo. No hace ni falta que responda para saber que significa.

Tadeo vive al límite de nuestro reino, en un pequeño pueblo al noroeste que está a siete días a caballo. Viene una vez cada dos o tres meses y se queda por unas semanas.

—Ya te dije, dentro de dos o tres años, voy a venir con mi familia —dijo para motivarme—. El testarudo de mi abuelo no quiere dejar la granja y mis padres no van a dejarlo solo.

Es algo que ya sé. Preferí no decir nada, ese "poco" tiempo que tengo que esperar me parece una eternidad. No quiero seguir estando lejos de Tadeo.

—Además no sé qué haría aquí, no soy bueno para los estudios como tú —agregó él.

Retrocedí un poco para poder verlo a la cara mientras hablábamos.

—No es para tanto..., dudo que te rechacen en las pruebas para volverte un guardián con las habilidades que tienes.

—Aquí viene otra buena noticia —indicó con entusiasmo—. Mi hermano habló con algunos de sus contactos y me dejaran trabajar en mi pueblo. Sería algo así como un guardián de frontera... Me darán algunas misiones de ese estilo.

—¿¡De verdad!? —Casi saltó de la emoción, no esperaba esa noticia, me tomó por sorpresa.

—Sí. Cuando te dije que tenía que hacer algunas cosas con mi hermano, era ir a hacer unas pruebas de combate. Era algo... como para cumplir con el procedimiento. Los chicos que hacen el papeleo me conocen desde pequeños y me vieron muchas veces entrenar con Razel.

—Tiene sus ventajas tener a un familiar en un puesto tan alto —comente entre risas.

Razel es su hermano, vive aquí y es de la elite. No por nada es el próximo candidato a héroe. Y esa es una de las razones por la que Tadeo quiere ese puesto: superar a su hermano.

No es que lo envidie ni nada, son muy unidos, pero lo ve como su rival, su guía y no solo a quien alcanzar, sino que, a quien tiene que superar.

Sin duda lo logrará.

—Sí, Razel siempre me está dándome una mano. Él... es alguien increíble —dijo dejando ver el orgullo que sentía.

—Bueno, y ya que hablamos de tu hermano... voy a ser sincera contigo —Lo mire con firmeza, tratando de aparentar seriedad—. En realidad, solo me acerque a ti para poder llegar a él —bromeé para molestarlo.

—No serías la primera, las chicas en los otros pueblos hacen lo mismo. —Me contrataco.

—Eres un tonto... —respondí frunciendo el ceño e inflando los cachetes.

Él se lanzó sobre mí y me dio un fuerte abrazo, al cual cedi totalmente. No puedo hacerme la enojada si recurre a esas artimañas.

Cada vez que estoy con Tadeo, siento que todo es perfecto. Hoy es una noche que nunca voy a olvidar...


Al mismo tiempo, en un escondite a las afueras del reino de Noriver.

—Damián, ya estamos todos reunidos —dijo Taylor, desde atrás de la cortina.

Antes de salir, le di un último vistazo a mis cosas. No me gusta ser desordenado, pero no hay mucho lugar en una cueva que improvisas como guarida.

Tengo que acomodar los mapas encima de piedras pequeñas. Incluso mi cama es una roca cubierta con una sábana. Hay un espejo para darme cierto cuidado, jamás descuidaría mi apariencia e higiene. Y, por último, unas pequeñas luces hechas con magia, tratando de ser lo justo y necesario para no llamar la atención.

Ya listo, tomé mi bolso con mis indicaciones y corrí la cortina que sirve para separar mi "cuarto".

—Andando, Taylor —dije y me puse en marcha.

Nunca me canso de la sensación de tener de escolta a uno de los antiguos cinco héroes. Para todos, él desapareció de un día a otro. O en simples palabras, lo dan por muerto.

Y no es que estén del todo equivocados, no quedan señales del antiguo emblema de Noriver. Ahora solo es un cascarón vacío. Su mirada fría y distante lo deja en claro, ni hablar de la falta de su antigua sonrisa.

Incluso se cortó el pelo, dejándoselo casi al Raz. Que desperdicio de hombre, era tan encantador antes...

Caminar por el oscuro lugar en el que estamos es algo deprimente. El sonido de los pasos retumbando, la temperatura helada y la falta de vida en cada parte, remarcan ese desagradable sentimiento. Lo más fácil fue adaptarse al olor a humedad, ahora casi ni lo siento.

Pero todo esto es necesario. Debemos de soportarlo si queremos lograr nuestro objetivo.

Una vez que llegue a la parte de la cueva donde están todos esperando, se voltearon de inmediato para verme.

Los ocho se encuentran sentados en ronda y en silencio, algo que es extraño.

Parece que están ansiosos y no los culpo, por fin llegó nuestro momento.

De inmediato, comencé a explicarles algunos detalles y que es lo que estamos por hacer, muy por encima, ya que nunca es buena idea revelar todo. Esto garantiza mi seguridad y la de algunos miembros.

—Bueno, es hora —ordene al finalizar la reunión.

Todos ellos intercambiaron miradas, esperando a ver quién será el primero en reaccionar.

Freddie fue el primero en acercarse a mí.

Rápido, saqué de mi bolso un papel con varias indicaciones exclusivas para él y se las di.

Me miró con su típica sonrisa amable y asintió.

Es una persona que tiene mi total confianza. No es mi amigo, ni mucho menos alguien cercano, pero es íntegro. Además de astuto, determinado y con una fuerte convicción. Rasgos que transmiten seguridad.

Suele animar el lugar donde se encuentre, no por nada es músico. Pero su mayor cualidad es lo noble que es su corazón. Esto es un arma de doble filo, pobre.

—Esperó volver a verlos, camaradas... —dijo Freddie levantando la mano en señal de despedida y se fue.

Yo también espero encontrarme de nuevo con él. Siempre me gustó ver ese estilo de vestir tan característico suyo: siempre usa tirantes para sostener sus pantalones, un sombrero y a cada lado de la cintura una empuñadura de espada, sin hoja.

Tal como lo indique, debíamos esperar un rato cuando uno se fuera. Entre miembros está prohibido saber donde se encuentran los otros, salvo que la misión lo necesite.

Mientras esperamos, podemos escuchar el típico silbido de Freddie retumbar en la cueva. Lo hace cada vez que está ansioso o nervioso. Como si esto lo ayudará a relajarse.

Pasaron unos minutos, en los cuales lo único que hacíamos es vernos las caras. El ambiente está bastante tenso.

Katarina fue la siguiente en venir a mí.

Una mujer peligrosa que siempre mantiene su mirada asesina. No por nada nadie quiere acercársele.

Al estar cerca, le di su papel con las indicaciones.

Algo inconfundible en ella, son los dorsos de sus manos: están tatuado totalmente de negro, dándole el aspecto de un guante. Es extraño, pero creo que de todos los presentes aquí, ninguno se salva de tener sus rarezas.

Katarina es una mercenaria, mientras se le pague bien, ella va a dar su vida por el dinero. En realidad, es la única del grupo que no es importante, sólo la contrate por... su compañero Zafael y la runa que posee este.

Él es un hombre narcisista, que es insoportable de escuchar. No entiendo como es que llevan tanto tiempo haciendo equipo. No solo sus personalidades son muy diferentes, su estilo de combate también.

Zafael al ver que su compañera ya tiene su misión, fue detrás de ella. Caminando de manera elegante, erguido y con el trasero en alto...

Este hombre lo único útil que tiene es su habilidad. Y bueno, son bastante profesionales, hacen bien sus misiones y no preguntan nada, salvo por la paga.

Su runa: diamante, es lo que necesitamos para poder controlar al pequeño del grupo, Estefan. Un niño de quince años, con ciertas... situación complicada de la que sacamos provecho. No me enorgullece este hecho, pero es alguien muy talentoso para su edad y es mejor tenerlo de nuestro lado, aun si eso significa hacerlo contra su voluntad.

Katarina, Zafael y Estefan, salieron en fila del lugar.

Ahora solo quedamos siete, pero ya no es necesario separarnos. Es momento de preparar a nuestro as bajo la manga. La carta de triunfo y de la que dependemos para salvar al mundo: Karma.

Me acerqué hasta él para poder hablarle.

Sus ojos color rojo sangre, señal de ser un bendecido, no se apartan de mí. Todas las expresiones de su rostro suelen ser exageradas, después de todo, son solo actuaciones. 

El costo por tan grandes poderes fue perder casi por completo muchos de sus sentidos. El pobre de Karma casi no ve, o bueno, no lo hace como una persona normal. Según él, puede distinguir el alma de las persona de diferentes colores, según sus pensamientos y estados de animo. 

Debe utilizar magia para poder escuchar y hablar, por eso tiene un acento diferente al resto. Gesticula mucho al mover la boca y expresarse. Todo eso ha aprendido a sobrellavarlo. Lo peor de su condición es que, carece de emociones, sueños o sentimientos... Es como si fuese una marioneta, solo está vivo porque su cuerpo a nivel físico y biológico funciona como cualquier otro. Se podría decir que es un muerto en vida, solo es... un herramienta. 

—¿Por fin puedo salir a jugar? —preguntó Karma tratando de verse entusiasmado, enfocando sus ojos en mí.

—Pronto... solo hay que dar los últimos retoques —respondí, parándome a su lado.

El único problema con Karma, es que a causa de su condición es muy despreocupado. No podemos dejarlo solo o no hará las cosas como se le ordenó, se maneja a su manera y estilo, algo que... puede ser molesto.

Pero usándolo de la manera correcta, es prácticamente invencible.

Ya no nos queda tiempo, es la hora de ir y salvar al mundo de su perdición. Si lo logramos, seremos los héroes que nadie recordará, pero si fallamos... nos convertiremos en los villanos que nunca olvidaran.


Fin del capítulo 1

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