Capítulo 6

La mañana soleada, el viento sacudiendo la pereza del cuerpo de los habitantes, los pobres reuniéndose para compartir su comida y sobrevivir durante un poco más de tiempo y los niños jugando con sonrisas disfrutando de la poca inocencia que les quedaba. No podían hacer nada más, ya habían llorado bastante, ya se habían enojado demasiado con sus dioses, ya habían desperdiciado mucho tiempo hundiéndose en la madurez, debían de disfrutar de la poca infancia que aún les quedaba a sus pequeños cuerpos, no todos habían sido tan afortunados como el pequeño Tristan que había sido adoptado por el príncipe y...

—¡Al fin vuelvo a escuchar tu voz! —Oh cielos, parece que alguien no está de humor. Yendo con nuestro príncipe rubio, el joven estaba demasiado ocupado firmando documentos, leyendo unos cuantos más estando rodeado de varios sirvientes que no dejaban de llegar con más y más papeles, dos mujeres en la multitud traían de las telas más finas, otros más traían una bandeja de aperitivos que seguramente irían a parar a...—¡No es momento para que relates cada mínimo suceso! —Es mi trabajo, es lo que debo de hacer. ¿Qué te sucede? Ayer habías quedado dormido muy tranquilo junto a tristan y ahora estás así—¿Ayer? —los ojos verdes del príncipe se clavaron en el techo con el ceño fruncido—¡Eso fue hace cinco meses!—¿¡cinco meses!? Pero si solo me fui 3 meses...¿O 4? Mierda, la vida me mantiene más ocupada de lo que pensaba. Bien, eso no importa, ¡es imposible que haya pasado tanto tiempo!, se supone que mientras yo no esté aquí la historia no debería de continuar, debe de quedar pausada—Pues eso no sucede aquí, el reino ha estado muy activo debido a los arreglos para la fiesta de mi cumpleaños. Desde aquella noche dejé de escuchar tu voz, llegue a pensar que mi locura se había curado, pero por lo que veo no es así, sigues aquí.—Lo tomaré como un halago en vez de un insulto. Meliodas suspiro un poco firmando un papel rápidamente y entregándoselo a un chico que hizo una reverencia y se retiro—Te perdiste de muchas cosas, para empezar mi padre me involucro mas en asuntos reales—Bueno, supongo que eso está bien, ahora tienes más contacto con tu reino, podrás salir más seguido a ayudar a los pobres y no tendrás que pasar más años encerrado en tu torre como rapunzel—Si, el problema es que me esta dando los asuntos a tratar mas bizarros, no lo hace para prepararme para el trono, lo hace para hacerme sufrir emocionalmente, es su forma de vengarse después de haberlo desafiado durante la última cena que presenciaste. Además me dio total libertad para los preparativos de mi fiesta especial, eso me mantiene ocupado—Oh es cierto, sobre eso del asunto de tu padre, ¿Cómo se encuentra...?

—¡Señor papá! ¡Señor papá! —

Espera, ese es...

—¡Tristan!—el pequeño niño se abrió paso entre la multitud que rodeaba al joven príncipe, pasando por en medio de las piernas de un viejo mayordomo, esquivando las faldas de una mucama y saltando para evitar pisar los papeles que se le habían caído a un joven novato. Luego se lanzó a los brazos del príncipe que lo estrecho con fuerza y lo alzó hasta cargarlo. El pequeño estaba temblando, tenía la respiración agitada y ocultó su delgado rostro en el hombro del príncipe—Disculpa, ¿habías dicho algo? —Oh si...esto...yo quería preguntar por Tristan antes de que él solo apareciera—Oh—murmuró el joven, luego relamio sus labios y les hizo una ceña a todos los asistentes para que se retiraran y lo dejaran solo, todos los presentes hicieron una reverencia por respeto y salieron de ahí entre murmullos escandalosos. Ya no le importaba hablar con la narradora frente a otros, había llegado a un punto de confianza en sí mismo y en su gente  que no le importaba que lo creyeran un loco, debía de vencer sus miedos, forjar su propio camino, su propio futuro, romper lo que lo ataba a la vieja historia a la que estaba destinado y elegir por si mismo, ese era su camino. Había nacido con la cualidad de escuchar a esa voz, no podía renunciar a ella tan fácilmente, al final todo pasaba por algo ¿no?...

...

Esa es la cosa más bonita que me haz dedicado hasta ahora.

—No te pongas sentimental—

—Señor papá—El murmullo quebrado del menor trajo de regreso a la realidad al príncipe meliodas—Nosotros debemos...ayudarla—habló un poco, tartamudeando solo levemente.

—Espera un poco a papá Tristan, una vieja amiga necesita saber lo que sucedió—Awwww ¿Ya me consideras tu amiga? —Cállate y escucha—Bien, lo que su majestad diga—Respondiendo a tu pregunta anterior, Tristan esta bastante bien, como puedes ver ya casi no se le notan los huesos, su salud está mucho mejor, ya le conseguí un armario lleno de ropa nueva, tiene varias tiaras aunque aún falta que me entreguen dos y su relación con mi madre está cada vez más fortalecida—Que alegría, fuiste como un ángel para él—Si, sobre eso, No he podido convencerlo de que las Diosas no son reales, ha llevado clase de matemáticas, lengua, historia y política y aun así sigue siendo creyente— Bueno, cada mente piensa diferente, tristan es de los pocos que piensa que la ciencia y la religión no deben de estar peladas y eso que es apenas un pequeño—Muy pequeño, tiene cinco años, me lo dijo cuando aprendió los números—

—¿Hablas con la chica irritante? —preguntó el pequeño niño aferrándose más al cuello del príncipe.

Awwww sabe de mi existencia.

El blondo soltó una pequeña risa y acarició los cabellos plata del menor.

—Si Tris—respondió con una sonrisa, luego volvió a tomar aire y se dirigió nuevamente a la narradora—Le costó mucho tiempo acostumbrarse a vivir conmigo, quiso escapar varias veces porque mi padre lo aterrorizaba, pero con ayuda del caballero que me ayudó el día en el que Elizabeth me golpeó, servidumbre leal y los cariños de mi madre lo he mantenido seguro, mi padre no puede acercarse sin que ese caballero misterioso se entrometa. Ahora Tristan me dice "señor papá", aún no se acostumbra mucho a decirme "papá" y esta bien, se que es difícil para él—El de ojos verdes se quedó en silencio unos cuantos segundos. Inhalo hondo, separó al niño del que había estado hablando para verle los ojos y finalmente le sonrió dándole unas caricias sobre su espalda—Ahora si tris, ¿Qué querías decirme? —

—¡Mi ángel señor papá! ¡Mi ángel está en problemas! —el blondo puso la misma cara de confusión que la narradora al escuchar esto. El pequeño se veía realmente asustado y nervioso, parecía que quería llorar aunque ya había logrado más control gracias a las caricias del príncipe. Sus adorables pucheros y gimoteos eran apenas audibles. Antes de entrar en histeria, meliodas suspiró para seguir calmando a tristan y pedir una explicación que entendiera.

—¿Te refieres a tus rezos? Tris, se que te gusta hablar con tus diosas y mantenerte en contacto con ellas, pero sabes que yo no cre...—

—¡No hablo de eso, majestad! —interrumpió rápidamente a meliodas, ante esto el blondo cerró la boca y alzó una ceja aún más confundido—Hablo de ella, mi ángel, esta en problemas—

—¿Pero quién es ese ángel, tristan? —el niño hizo un puchero, sus mejillas de pusieron coloradas y su ceño se frunció, claramente estaba desesperado de que el príncipe no entendiera a lo que se refería. Tomó algo de aire y sus siguientes palabras las dijo en un grito escandaloso.

—¡De la señorita elizabeth! —

Oh mierda.

La mente del príncipe pareció entrar en un estado muy profundo de shock, se puso tan pálido como el suelo de mármol, sus fuerzas le fallaron por lo que tuve que bajar a tristan y cuando creyó que iba a desmayarse, los recuerdos de aquella misteriosa mujer que lo había herido y dejado una herida en su frente lo hicieron tomar fuerza.

Claro, estaba molesto con ella por el golpe que le dio, un poco más de fuerza y lo hubiera matado o tal vez lo hubiera sumido en un estado de coma, pero pese a eso estaba consciente de que ella era alguien de ayuda si es que quería triunfar en su golpe de estado contra su padre.

Le tomó solamente dos minutos recomponerse de la sorpresa que le dio escuchar aquel nombre de nuevo, luego tomó a tristan de la mano y empezó a caminar rápido con él hacia la puerta de salida.

—Rápido Tris, llévame con ella—El niño asintió con una mirada decidida.

—Como usted ordene, señor papá—

Awww que cosita tan más bonita.

*

El niño lo guió tan rápido como pudo, lo hizo atravesar puertas y más puertas, bajaron escaleras, luego las subieron de nuevo cuando el pequeño pareció confundido, pasaron de sala en sala siendo observados por la servidumbre y los caballeros, pero cuando parecía que Tristan estaba más seguro de a dónde iba, en realidad se encontraba más y más perdido.

—Yo...este...ella había pasado por...—

—Tristan —el menor miró al príncipe sólo para encontrarse con él ojiverde con la expresión de estar muriendo de poco a poco y cuando salieron de la sala de danza el rubio encaró al pequeño—Dime la verdad tris, no recuerdas a donde la llevaron–el niño suspiro con pequeñas lágrimas que amenazaban con correr por sus pálidas mejillas y luego negó con la cabeza sin poder ocultar la vergüenza—Pero, sabes a dónde fue—

—Si, a las mazmorras secretas del rey—

—Mierda—murmuró meliodas perdiendo la esperanza y sintiendo un dolor tan fuerte en el pecho que se dobló hacia adelante preocupando a tristan. Las mazmorras secretas del rey eran un lugar especial para los condenados, no sólo eran calabozos comunes, ahí iban lo peor de lo peor, los más viles de todos, aquellos que estaba sentenciados a la horca o a perder la cabeza. Como su nombre lo indicaba, eran completamente secretas y sólo el rey conocía su paradero, tristan pudo ver como se movían en el palacio, pero no pudo seguirlos ya que corrió de inmediato a decirle a meliodas.

El rubio suspiro un poco, cargó a él pequeño príncipe con sus fuertes brazos y empezó a caminar a paso lento y casi tambaleante de regreso a la habitación que compartía con tristan. Solo le quedaba esperar a ver cuando su ejecución fuera anunciada, solo le quedaba ver como una persona que no conocía pero que apreciaba por todo lo que tristan le había contado de ella, moría en la horca, solo le quedaba...

Deten todos tus pensamientos depresivos ¿quieres?. ¿En serio vas a rendirte tan pronto?

—¿Y que quieres que haga? No se donde está esa mazmorra y si llego a toparme con su paradero entonces será difícil sacarla porque la seguridad ahí es extrema y todos los caballeros sirven a mi padre, no a mi. Es imposible, no tengo el poder de... —

¡Pero tú eres imbecil en verdad!

—¿Eh? —se detuvo en seco alzando una ceja confundida y mirando al techo con una ligera pizca de esperanza. Ahora, no hables y escúchame.

Eres tú quien ha decidió no rendirse, eres tú quien ha logrado vencer pruebas como esos caballeros que te daban miedo la primera vez que me escuchaste, eres tú quien desafío al rey por proteger a tristan. No puedes rendirte tan pronto ahora.

Esa chica es parte de tu plan, sientes admiración por ella por todas las buenas acciones que hace y aunque sigues algo molesto por el golpe que te dio, la quieres.

—No la conozco para nada, quizá me gusta una ilusión, una persona que yo mismo invente en mi cabeza. Los humanos nos hacemos ilusiones sobre la gente a nuestro alrededor creando una imagen y personalidad de ellos, pero cuando nos enfrentamos a su verdadero ser quedamos decepcionados—se relamio los labios e inhalo fuerte para conseguir fuerzas —Puede que ese sea mi caso, quiero a una Elizabeth que en realidad no es, pero aún así quiero salvarla y devolverle el favor por haber mantenido vivo a tanta gente que vive en las calles—Meliodas se decidió entonces, ya estaba, lo iba a hacer y no importaba como lo haría, él iba a encontrarla, iba a salvarla y luego iba a conocer a la verdadera elizabeth, conseguir su confianza y pedirle que se una a él en su revolución contra su padre—¡De acuerdo! Tienes razón aun es muy pronto para rendirme, lo que debemos hacer es encontrar la mazmorra y ese será nuestra principal preocupación—

—Señor papá, ellos estaban en el castillo, eso quiere decir que la entrada debe de estar en el castillo. ¿No? —

—...—

...

Ese niño es un maldito genio, descubrió algo obvio que ninguno de los dos pensó antes.

—Tristan eres un genio—el menor soltó una risita avergonzada y asintió aún algo apenado. Sin pensar el príncipe siguió caminando con mayor esperanza latiendo tan fuerte como su pecho y la mente trabajando en los posibles lugares donde se encontraba la entrada a la mazmorra. La habitación de sus padres era una opción, la oficina del rey también era un lugar convincente, los calabozos subterráneos podrían llevarlos a esas mazmorras, incluso pensó en el vestidor de su madre ya que nadie más que ella, su padre y la dama de compañía de su madre entraban ahí.

—¡Ahora recuerdo! —el grito de tristan sacó de sus pensamientos a meliodas e hizo que este lo mirara.

—¿Recuerdas a donde entraron? —

—No, pero reconocí la armadura del caballero que me trajo al castillo por primera vez —claro, aquel caballero misterioso de ojos morados que lo había tratado muy bien, que le había sonreido y hablado bonito, que solo se había quitado el casco para quitarle el miedo y luego volvió a colocarselo—Él iba con ellos—

—Tristan, ese caballero del que hablas casi no aparece. Nunca lo veo, eres el único que lo ve—

—Bueno, podría buscarlo—

—Eso te costará mucho—

Yo tengo una mejor idea

—Habla—dijo rápido el príncipe

Yo puedo hacer que ese caballero vaya a ustedes. Solo debo de decirlo y listo

—Y si tienes tal poder, ¿no podrías solo llevarnos a la mazmorra y ya? —bueno, eso no puedo hacerlo, puedo hacer cambios en la historia que se vean "lógicos", cambios tan drásticos como mandarlos mágicamente a la celda de elizabeth o que se topen de la nada con algo que no saben su ubicación, sería rompería las reglas—¿Por qué siempre debe de haber reglas? Le quita lo fácil a la vida— eso no importa, ¿quieren que lo haga o no? —Obviamente si—gruñó el tenso príncipe empezando a arrepentirse de haber extrañado aquella voz que lo atormentaba, solo habían pasado unas horas y ya no la soportaba, estaba tan distraído que sin querer chocó con una armadura sólida que lo dejó mareado y tuvo que bajar a tristan para evitar caer con todo y su hijo adoptivo.

—Mil disculpas majestad, parece que se ha distraído—meliodas reacción al escuchar la voz detrás de aquel casco y observó anonadado como aquel caballero alto del que tristan siempre le hablaba estaba justo frente a ellos. Esa voz cumplió su palabra, les trajo al caballero y lo hizo ver tan natural como ese golpe en su frente. Fue tanto su nervio que el de ojos verdes tembló de pies a cabeza y luego empezó a balbucear sin control. Ante esto el caballero alzó una ceja y decidió mejor mirar al niño que lo veía con una sonrisa—Hola príncipe—hizo una reverencia ante tristan quien se la devolvió torpemente

—Noble caballero, necesitamos tu ayuda—el leal sirviente asintió con la cabeza y miró al niño que parecía tener hasta más madures que el príncipe que aún seguía temblando nervioso—Hoy encarcelaron a mi ángel, a la señorita Elizabeth—

—¿La mujer que atento contra la vida del príncipe meliodas? —tristan asintió con la cabeza rápidamente y siguió con su explicación.

—Debemos saber dónde está, ¡debemos salvarla! —

—Pequeño príncipe, ¿Qué te hace pensar que yo puedo ayudarlos? —por fin meliodas pudo recomponerse de la sorpresa y los nervios, se puso tan derecho como pudo y miró fijamente al caballero aún con ese casco raro sobre su cabeza.

—Porque sabemos que en el fondo tú estas en contra de la ejecución de esa buena mujer y que tu lealtad está conmigo y con tristan, no con mi padre—incluso aunque su rostro estaba cubierto, meliodas pudo sentir como aquel caballero sonrió detrás de su casco, luego se escucho un suspiro algo exhausto y lentamente, aquel joven llevó sus manos hasta su casco para retirarlo lentamente. Cuando este al fin lo retiro, reveló a una persona con un canelo castaño corto, unos ojos morados intensos y una sonrisa de labios rosas suaves. Meliodas abrió la boca completamente estupefacto y tristan sonrió feliz de ver a los ojos a alguien de confianza. Aquel caballero en realidad era...—¿Eres una mujer? —

—Mi nombre es diane majestad, soy una mujer disfrazada de hombre para ser caballero y mi lealtad esta con usted—

*

Lamento mucho la tardanza >n< no tengo excusa ni perdon por todo lo que tarde. De verdad mis disculpas Q-Q

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Cuál fue su parte favorita?

Espero que les haya gustado, lamento faltas de ortografía y nos veremos luego

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