Capítulo 3: Encantado de conocerte.

-Onii-chan... Mi muñeca, duele.

-Y-yo, lo siento.

-Está bien -miró la marca roja dejada -Al menos tienes fuerza, no morirás tan fácilme.

-...Gracias, creo -intentó ponerse enderezar su cuerpo, pero fracasó.

-Yo no haría eso -habló después de que él cayera -Si no te dejaba intentarlo lo habrías hecho a mis espaldas -se explicó- Eso sería malo.

-¿Quién eres? -preguntó luego de un breve silencio.

-¿Yo? Uhm... -inclinó levemente su pequeña cabeza y colocó su dedo índice en su barbilla -Onii-chan haces preguntas muy difíciles.

Él la miró perplejo -Pff... Quise preguntar ¿Cuál es tu nombre?

-Oooh, era eso... Mi nombre es Aome -respondió con una cálida sonrisa -Pero primero toma la sopa, después nos presentamos ¿Sí?

-De acuerdo -aceptó el niño.

La pequeña Aome colocó diversas cosas para ayudarlo a mantenerse firme, tras lo cual se sentó obedientemente a su lado para alimentarlo.

-Aquí, abre la boca -le acercó la cuchara provocando que un adorable sonrojo apareciera en sus mejillas -¿La fiebre regresó? -expuso un tanto nerviosa mientras tocaba sus mejillas -Rápido bebe la sopa!

El niño no supo si reír o llorar, si de verdad tenía fiebre ¿Sería buena idea tomar sopa caliente? Pero él no la tenía y tampoco podía rechazar sus buenas intenciones, con eso en mente obedientemente abrió la boca y tomó la sopa.

-Esto...

Pero para su sorpresa la sopa no estaba particularmente caliente, por el contrario con cada bocado una corriente refrescante se extendía por su cuerpo.

-Aún cuando el vapor demuestra que está caliente, y parece una sopa normal del campo.

-¿Cómo estuvo onii-chan, delicioso?

-Sí.

-¡Es es bueno!

Miró a la sonriente pequeña ante él y dudo en preguntar -¿Podrías decirme lo que sucedió?

-Cuando Aome salió a dar un paseo con Shikkun, Shikkun llevó a Aome a una cueva donde habían muchas flores, después tu entraste cubierto de sangre y te quedaste... uhm, ¿Cuál es la palabra?

-¿Inconciente?

-¡Sí, esa es la que usó! -el niño sonrió.

-¿Quién es Shikkun?

-Shikkun es... ¡el amigo de Aome! -el niño sonrió nuevamente, ella no quería decirle.

-Aome-chan... -llamó su atención -¿Cuántos años tienes?

-¿Uhm...? Aome tiene, 1... 2... 3... ¡Tres años! ¡Aah! ¡Onii-chan esto no está bien, tienes que acostarte de nuevo!

-Ao-chan, no debes hacer tanto ruido o ese pequeño paciente... Oh, ya estás despierto -luego de verlo apartó su mirada y la posó en la niña -¿Por que no vas a comer? Yo me ocupare de él.

La pequeña Aome pareció dudar, pero finalmente asintió con la cabeza y salió corriendo.

El niño estrechó sus ojos, cuando la niña corrió sus pasos no emitieron sonido alguno.

-Es bastante buena ¿Verdad? -habló el monje- Aunque aún es joven, más joven que tu al menos.

El niño arrugó un poco sus cejas, pero permaneció en calma. En este lugar desconocido, cuando sus armas fueron alejadas, sería estúpido hacer un movimiento drástico.

-No tienes que estar a la defensiva pequeño ninja de Konoha, no sirvo a ninguna aldea, estarás a salvo aquí.

-¿Tu me trajiste?

-No, ella lo hizo. Deberías agradecerle, así como a tu suerte o hubieras muerto sin saberlo.

-¿Qué quieres decir?

El monje lo observó durante un momento antes de contestar -Ya debiste haber notado la debilidad en tu cuerpo debido al veneno, sin embargo ¿Te has preguntado por qué sigues vivo? El veneno no ha desaparecido pero tampoco ha continuado su avance...

-Usted...

-No, la medicina no es mi fuerte -sonrió -Debo elogiarte eres muy astuto no sólo evitaste heridas a tus puntos vitales, también esas heridas sangrantes tuyas no fueron suficientes como para que te desangraras -lo observó por un instante antes de continuar -No te esfuerces y recuperate apropiadamente. Actualmente en tu cuerpo hay dos venenos contrarrestandose entre s -los ojos del niño demostraron sorpresa y un toque de pánico -Tu cuerpo es lo suficientemente fuerte como para tolerar su choque, además la sopa con la que ella te ha estado alimentando puede mantenerlos bajo control, el calor y las altas temperaturas que generan son neutralizadas.

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Pasaron tres días desde que recobró la conciencia y en esos tres días no volvió a encontrar al viejo monje.

-Onii-chan -lo llamó una dulce voz -¿Dormiste bien?

-Aome-chan, buenos días -respondió con una sonrisa -¿Sucede algo? -preguntó al sentir su mirada fija.

-Los ojos de Onii-chan...

-¿Mis ojos son feos?

Ella sacudió vigorosamente su cabeza en señal de negación -Los ojos de Onii-chan son muy bonitos, pero...

-¿Pero?

-Pero siento que siempre están muy tristes.

El niño estuvo ligeramente sorprendido, pero no lo demostró -No tienes que preocuparte por algo como eso, ¿De acuerdo?

-Mn...

-¿Trajiste algo para mi? -preguntó para desviar su atención.

-¡Sí! Hoy hize bolas de arroz, porque el cuerpo de Onii-chan está mejor puede comer otras comidas.

-¿Es así? -sonrió -Muchas gracias.

-No hay de qué, Onii-chan saldré a jugar volveré a verte más tarde ¿Sí?

Él sonrió y no habló más.

Un par de horas después a paso tranquilo él salió a caminar por primera vez en estos tres días.

No supo que decir de lo que vio, el cuarto en el cual se hospedaba era pequeño pero limpio y ordenado, pero esto... si no lo supiera pensaría que es un templo abandonado.

-Está en mal estado, pero precisamente por ello estarás a salvo hasta que te recuperes.

El monje que apareció sin el más leve indicio de ruido lo sorprendió por la espalda.

-Usted dijo que hay dos venenos en mi cuerpo, ¿Cómo llegó el segundo?

-¿Oh? Te atacaron, tener dos o tres no sería difícil.

-Ambos venenos se contrarrestan, no hay forma de que los usaran si tuvieran tal efecto.

El viejo monje sonrió -Yo tampoco lo sé, cuando llegaste ya los tenías en tu sistema. Por eso dije que eras afortunado.

Tras decir esas palabras el monje calló y se giró para marcharse.

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-Eres extraño Onii-chan, ¿Lo sabías?

-¿A qué vino eso de repente Aome-chan?

-Los ojos de Onii-chan son muy hermosos, como la piedra brillante que Shikkun le obsequió a Aome. Pero tus ojos tiene emociones confusas y aveces luces triste -el niño guardó silencio durante un buen tiempo -¿Extrañas tu casa Onii-chan?

-¿Estás preocupada por eso?

-Um -la niña asintió -Aome sólo tiene a Shikkun y el señor monje, se siente muy sola aquí.

La niña sintió un pequeño toque en su  frente -Niña tonta ¿No estoy aquí ahora?

La niña sonrió -Mn. Onii-chan, ¿Sabes? Mañana será una semana dese que llegaste.

-Lo sé.

-También sabes que mañana puedes irte ¿Verdad? Tras tomar la última dosis del antí... quiero decir la sopa.

-Así que la sopa realmente era un antídoto.

-¡No quise engañarte! Pero la gente no confía en que una niña haga su medicina.

-¿Es así?

-Mn.

-Pero yo sí confio en Aome-chan.

-¿En serio?

-Sí.

Al día siguiente tras añadir dos pétalos de flor en la sopa la entregó a la persona correspondiente.

-Una vez que Onii-chan beba esto el veneno debería desaparecer, sólo...

-¿Sucede algo?

La niña pareció pensar en algo y luego negó con la cabeza -No en realidad, debido al veneno la sangre en tu cuerpo se fortaleció -explicó -la coagulación se acelerará y no te desangraras desangraras con rapidez.

Pero ella omitió un pequeño detalle.

Unas horas después en la trada del templo dos pequeñas figuras estaban frente a frente.

-Es hora de irme.

-Mn... -asintió cabizbaja.

El niño sonrió indefenso -Prometo que vendré a visitarte ¿De acuerdo?

-¿Lo prometes?

-Lo prometo -el niño volteó su cuerpo y tras caminar unos pocos pasos se detuvo -Ah, casi lo olvido, Aome-chan.

-¿Mm?

El niño le dedicó una suave sonrisa -Encantado de conocerte.

Y tras decir esa frase desapareció junto a la brisa del viento.

-Igualmente, Onii-chan.

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