Extra #4
Una visita al psiquiátrico.
POV Patry
La mañana había pasado tan rápido que sin darnos cuenta ya estábamos a punto de irnos camino al centro psiquiátrico, seguía un poco preocupada por Mónica y Ryan, la última vez que habían estado aquí se notaba la tensión entre ellos y ella se mantuvo indiferente a los múltiples temas de conversación que teníamos.
—Tommy. —le llamé mientras trataba de ponerme el pantalón.
—¿Ehm? —habló y terminó de ponerse una camiseta de colores.
—¿Sabes qué pasaba entre Ryan y Mónica la última vez que estuvieron aquí? —pregunté y sonreí al sentir como manzanita había pateado.
—No...—hizo una pausa en señal de estar pensando. —Bueno, Ryan extrañamente me pidió unos consejos acerca de chicas, pero no sé si se trataba de Mónica. —aclaró y me tenté a propinarle un golpe por semejante estupidez, si le pidió un consejo sobre chicas era obvio que la chica era Mónica.
—A veces me pregunto si tienes neuronas o es que las vas perdiendo día a día. —refunfuñé con molestia y le escuché reír.
—Creo que es la segunda opción, tú me has hecho perderlas poco a poco. —se burló y no pude evitar reír.
—¿Y crees que lo hayan resuelto? —volví a preguntar, pero esta vez ya estaba lista para irme.
—No lo sé, las mujeres son muy complicadas. —levantó los hombros y se sentó en la banqueta.
—Esto no es sólo culpa de Mónica. —coloqué los brazos debajo de mis pechos.
—¿Por qué no los llamamos después? —sonrió un poco y me hizo una seña con la mano para que saliéramos de la bodega.
—Bien, tú ganas. —hablé con recelo y salí, escuchando como Tommy suspiraba pesadamente e imitaba mi acción.
Mientras caminaba en dirección a la salida noté como en el callejón resaltaban las voces de varios ancianos que habían dormido allí desde hacía unos días. Al notar nuestra presencia éstos nos miraron rápidamente pero no formularon una sola palabra.
Cuando ya estuve fuera del callejón me detuve y me mantuve tranquila en espera de Tommy, como no teníamos un auto y el centro quedaba cerca de allí decidimos no molestar a Mónica ni a Ryan para que nos llevaran.
Tommy al notar que me había detenido aceleró el paso y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba junto a mí incitando a que continuara caminando.
—Vuelve a recordarme el por qué iremos a ese lugar. —preguntó mientras me ayudaba a cruzar una calle.
—Tenemos que aclarar las cosas que hace años no pudimos, ya somos adultos maduros e independientes... —hice una pausa—. O al menos yo. —me eché a reír y las personas que pasaban a nuestro lado me miraban raro para luego continuar hablando entre ellos.
—¿Ves eso que está allá? —señaló una alcantarilla y yo negué con la cabeza—. Es mi autoestima. —dijo finalmente y sonreí como boba para luego detenerme y robarle un pequeño beso el cual recibió con mucho gusto.
Luego de un par de minutos caminando y hablando sin freno, terminamos de recorrer las frías calles de NorthLand. La temperatura mayormente variaba cada semana pero las personas continuaban utilizando abrigos a pesar de que estuviéramos muy cerca de derretirnos.
Cuando estuvimos frente a las puertas del centro psiquiátrico me atacó un sentimiento de arrepentimiento y apreté la mano de Tommy mientras que no le miré en ningún momento.
Sintiendo su mirada sobre mí también apretó mi mano y abrió la puerta del lugar. Cuando estuvimos dentro esperaba encontrarme con un lugar escalofriante y tenebroso, pero a cambio me encontré con un lugar muy bonito y acogedor, habían personas por todos lados corriendo o caminando a paso lento, otras movían aparatos en sus manos sin control, pero no parecía verdaderamente un lugar en el que estaría alguien como Cole.
—Buenas tardes, ¿tienen una cita? —nos recibió de la nada una mujer. No sabía si me desconcertaba más el no saber de dónde había salido, o el traje que estaba usando, era una combinación de enfermera, con un poco de secretaria, y con zapatos de un color verde.
—Llamamos hace unos días para pedir hablar con Cole Mattews. —respondí tratando de ignorar su apariencia y miré a Tommy, quien para nada extrañamente se encontraba con la mirada fija en los zapatos de la mujer, él había decidido ponerse unos marrones con azul.
—Oh... señorita, ese es uno de nuestros pacientes más... especiales, y no puede recibir la visita de más de una persona, debido a que se puede alterar muy fácilmente. —habló con un poco de pena y yo lo entendí a la perfección.
—Iré sólo yo, muchas gracias por la información. —anuncié y Tommy abrió los ojos y frunció el ceño pero le miré en señal de que hablaríamos después.
La secretaria imprimió unos papeles para que los firmara y un enfermero se apareció a mi lado con una sonrisa amable.
—No quiero que vayas allí tú sola, Patry, viste lo que trató de hacer, demonios. —se quejó Tommy con voz enojada pero ni me inmuté.
—Deberías hablar con tu madre. —respondí e ignoré su molestia, él suavizó la mirada pero no respondió.
—Vamos, Tommy. Ya estamos aquí, por favor, necesitas dejar eso atrás de una vez por todas. —casi le imploré y él se quedó callado hasta que vió como me alejé junto al enfermero.
—Lo haré sólo por ti. —le escuché decir y una enfermera le regañó por hablar tan alto en lugar como ese, yo reí un poco y seguí en todo momento los pasos del hombre.
Cuando sentí como se detuvo frente a una puerta que llevaba el nombre de Cole y una señal de advertencia debajo respiré hondo y traté de calmar mis nervios, fallando enseguida.
—Aquí es, cualquier cosa grite y si tiene suerte llegará alguien a tiempo. —habló el hombre incrementando mis nervios y abriendo la puerta así sin más, luego de pensarlo varias veces y casi siendo empujada por el hombre me adentré a la habitación.
Al inspeccionar el lugar no noté la presencia de Cole por lo que decidí quedarme quieta en mi lugar. La habitación tenía paredes de un color azul pálido y estaba casi vacía a excepción de la cama, el refrigerador, y un escritorio que con lo que la vista me permitió, estaba repleto de fotos mías.
—¿Patry? —escuché como preguntó alguien detrás de mí y cuando me giré me encontré con un muy despedazado Cole.
—Esa soy yo. —respondí con tono frío.
—¿Ya te cansaste del chico con zapatos de colores? —sonrió y yo apreté los puños tratando de mantenerme tranquila.
—No, tiene que estar por algún lado. —dirigí la mirada a la puerta y luego sentí como Cole estaba cada vez más cerca de mí.
—Aléjate, vine aquí para aclarar las cosas y poder seguir mi vida con mi familia, tenemos que dejar esto en el pasado. —espeté con molestia pero él ni se inmutó y continuó acercándose.
—Viniste porque me extrañabas. —sonrió con malicia y frente a mí se proyectó la escena del callejón, por lo que un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
—Vine porque necesito saber la verdadera versión de todo esto, ¿qué es lo que te pasa conmigo? —le miré con enojo y sentí como manzanita pateó por lo que posé mi mano derecha sobre mi panza, atrayendo la atención de Cole.
—¿Así que estás embarazada del artista frustrado? —se burló y sentí como el enojo se apoderaba de mí, por lo que traté de calmarme internamente—. Si te hubieras quedado conmigo las cosas irían mejor, ¿cómo podrán criar un hijo en ese lugar? Sean inteligentes, va a morir. —continuó y sonrió con suficiencia.
—Lo que tengo por seguro es que no lo verás nunca, ni a mí tampoco en un par de segundos. —sonreí y me encaminé a la salida pero su agarre me lo impidió.
—No lo volveré a decir, aléjate. —me solté y él me miró mal pero aún sonreía.
—Espera, ¿no querías explicaciones? —preguntó.
—Por ahora lo único que quiero es salir de aquí, espero no verte nunca más. —sonreí un poco y abrí la puerta.
—Acabas de marcar tu sentencia. —le escuché decir pero lo pasé por alto y salí, las piernas me temblaron un poco pero igual continué mi camino al pasillo.
Camino al área de la entrada me encontré con el enfermero que me había llevado a la habitación de Cole, éste me examinó con la mirada y pronunció algo casi inaudible para luego continuar con sus asuntos.
En uno de los muebles divisé a Tommy sentado y por unos segundos llegué a pensar que no me había hecho caso, hasta que notó mi presencia y lo aclaró todo.
—Vámonos, Deisy estaba dormida. —dijo de forma fría y me extrañé por su actitud.
—No quiso hablar contigo, ¿cierto? —aclaré con un poco de duda.
—¿A caso se nota tanto? —sonrió sin mostrar los dientes y asentí.
—¿Cómo te fue? —preguntó y me acarició las mejillas.
—Muy bien, tuvimos una charla amistosa, se notó muy tranquilo. —mentí y me golpeé mentalmente por haberlo hecho, Tommy odia que lo haga.
—Wow, haré como que te creo. —respondió y me tomó de la mano para luego encaminarnos a la salida.
—Bien. —hablé.
Nos fuimos del lugar y mientras caminábamos sentí la inusual actitud de Tommy pero al preguntarle aclaró que se sentía triste y decepcionado por su madre y que no quisiera siquiera verle, a lo que simplemente le miré tratando de calmarle, y milagrosamente, funcionó.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top