Extra #3
Dándole un poco de color al callejón.
POV Ryan
Mientras esperaba a que Mónica terminara con su sección de fotos en el baño tomé el celular y aproveché para llamar al ex asistente de Rachel, en los últimos meses me había estado manteniendo en contacto con él en propósito de resolver las deudas que había dejado mi madre.
Aparentemente estaba esperando mi llamada ya que no pasaron dos pitidos hasta que el hombre respondió.
—¿Ryan? —habló con voz cansada.
—Ese mismo, ¿alguna novedad o noticia que deba saber? —le pregunté mientras jugaba con un bolígrafo.
—Bueno... ayer en la tarde llamé al banco para poder hablar más sobre el tema, y me explicaron que Rachel hubiera podido utilizar un seguro de desgravamen mientras estuvo viva, así aseguraría que si en algún momento llegara a tener deudas pendientes aquel seguro las hubiera cubierto o al menos una gran mayoría. —comenzó a hablar en términos legales y yo comencé a aburrirme.
—En resumen, no ha bajado la cantidad a pagar, ¿me equivoco? —le interrumpí y me levanté cuando vi que Mónica había salido del baño.
—Exacto. —completó y reí un poco.
—Bueno gracias, te llamaré algún día. —me despedí y no esperé a que pudiera hacerlo también ya que colgué y dejé el celular a un lado.
Me dirigí a mi habitación y me encontré a Mónica con el pelo atado en una coleta, una blusa holgada y unos pantalones hasta las rodillas, pero luciendo igual o mucho más hermosa que hacía unas horas.
—Estás preciosa, pero, recuerdas que vamos a trabajar, ¿cierto? —hablé con una sonrisa y ella rodó los ojos para luego mirarme.
—¿Y recuerdas que como siempre los que terminarán haciéndolo todo serán Tommy y tú? —se burló y fingí hacerme el ofendido.
—No lo creo. —le contradije.
—Yo sí. —continuó.
—No.
—Sí.
—No.
—¡Ryan! —me miró mal y me eché a reír.
Tardó más de diez minutos aplicándose una tinta rara en las cejas, por lo que opté tomar asiento en la esquina de la cama, cuando terminó me acerqué a ella y aproveché para robarle un beso, el cual aceptó sin aplicar objeción alguna.
—¿Ya podemos irnos? —hablé tratando de recuperar el aire que había perdido.
—Claro, ya quiero ver cómo quedará el callejón. —respondió con la voz forzada pero con una gran sonrisa.
Mónica se separó de mí y se encaminó a la mesita que teníamos en la habitación, tomó su monedero, unos chicles, y una bolsa llena de prendas de vestir para Patry, había comenzado a llevarle la ropa que no le servía, ya que su estructura era más delgada y le quedaba a la perfección.
—¿Quién maneja hoy? —pregunté cuando estuvimos frente al auto.
—Tú, yo he manejado los sin fines de veces que hemos ido al callejón. —habló con tono superficial y se subió al auto, mientras que yo simplemente reí y no formulé ninguna palabra.
El camino fue bastante callado como de costumbre, Mónica no era de hablar mucho y yo mientras conducía en lo único que pensaba era en los inacabables semáforos que habían en NorthLand.
Mientras iba manejando noté desde el rabillo del ojo como Mónica tenía la mirada fija en un edificio, bajé la velocidad y giré un poco el rostro para poder identificar cuál era el nombre, pero al no conseguirlo opté por simplemente preguntarle.
—¿Qué era ese lugar? —le pregunté cuando ya lo habíamos pasado.
—¿Cuál? —me miró con rostro confundido.
—El que estabas mirando mucho, parecía que estabas bajo un trance. —reí un poco pero su expresión se volvió cada vez más seria, por lo que la sonrisa se borró de mi rostro.
—Era el psiquiátrico en el que está internado Cole. —dijo y me sorprendí por lo frías que sonaron sus palabras.
Ante su declaración preferí quedarme en silencio y bajar el volumen de la música, Mónica constantemente sufría ataques de furia sin razón aparente, por lo que evitar que tuviera uno mientras manejaba era lo mejor.
Sin darme cuenta ya había llegado al callejón y Mónica salió rápidamente, en el transcurso del camino no me miró ni una sola vez, pero ya hablaría con ella más después.
—¡Patry! —exclamé al ver a mi cada vez más gordita y enojona hermana.
—¡Rayito! —me saludó e intentó acelerar el paso pero no se le fue posible gracias a su tan crecida panza.
Cuando llegó hasta donde mí me abrazó y en mi rostro se formó una sonrisa que se desvaneció un poco al ver como Mónica me miraba con recelo y tenía los brazos abiertos en seña a Patry para que le abrazara, cosa que notó e hizo al separarse de mí.
Aproveché que ellas estaban en su sesión amorosa para ir a saludar a Tommy, que a juzgar por el ruido se encontraba en la bodega. Cuando estuve frente a la puerta noté como éste cargaba unas latas de pintura y a su lado reposaban varias lámparas.
—¿Qué clase de brujería hicieron para conseguir esas cosas? —solté de repente haciendo que se exaltara y dejara caer la lata de pintura que tenía en las manos.
—Tienes que dejar de hacer eso. —hizo una pausa dramática después de cada palabra y posó la mano derecha sobre su pecho.
—Oh vamos. —reí y él me miró mal para luego hablar.
—Respondiendo a tu pregunta, Patry y yo hemos estado ahorrando los últimos meses, o más bien, hace un año, y he aquí el resultado. —sonrió con orgullo e imité su acción.
—Oye... necesito un consejo. —comencé a hablar y dudé de mis palabras, pero ya no podía dar marcha atrás.
—Si es sobre chicas no soy el indicado, llevo casi cuatro años con Patry y aún no la entiendo... —habló rápidamente y fijó la mirada en una esquina.
—Bueno, es sobre Mónica, es que siento como si no confiara en mí, se esconde en su propia burbuja y no puedo reventarla ni con un alfiler, es muy frustrante. —bajé la mirada y suspiré.
—Me ha pasado lo mismo con Patry, tiende a esconderse entre las situaciones y no le gusta contármelas, pero la mejor forma es dejarlo pasar por el momento y hablarle sobre el tema cuando lo veas conveniente. —me aconsejó y asentí.
Luego de nuestra pequeña charla Tommy salió de la bodega con algunas latas y yo tomé las brochas y dos lámparas. Más o menos nos tomó dos horas pintar todo el callejón de un color naranja amarillento, y en los bordes algo de negro a petición de Patry. Entre Tommy y yo colocamos las lámparas, pero no pudimos probarlas a causa de que no teníamos electricidad.
En el tiempo que duramos trabajando Mónica me miró de reojo un par de veces, pero no me dirigió la palabra. Como acostumbrábamos nos quedamos un rato más compartiendo con ellos y hablando sobre temas al azar, pero mientras estuvimos juntos noté la actitud indiferente de Mónica.
Aunque sentía que debía hablar con ella, tomaría en cuenta lo que me dijo Tommy, buscaría el momento indicado y no dudaría en preguntarle.
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Y.... Eso fue todo por el bello extra #3, espero que les haya gustado tanto como a mí escribirlo, aunque tuve que volver a escribirlo porque la primera vez se borró 💔
Sé que es un poco raro que hable desde el punto de vista de Ryan, pero el niño se merece un poco de fama, y también tiene cosas muy interesantes para contar.
¡No se olviden de votar! Los amo.
Se despide, Tiara.
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