Capítulo 43

POV Patry

—A ver, a ver, te dije que eran dos ratas, no dos lagartos. —le dije a Tommy, mientras éste se ataba los cordones.

—¿Y acaso yo dije lo contrario? —llevó una mano a su pecho y me sonrió.

—Pero no me creías. —hice un puchero bastante ridículo mientras le miraba fijamente.

—Ah sí sí, ¿por qué no mejor te pones algo de ropa?

Ropa... verdad, se me había olvidado que no llevaba nada puesto, me causaba pereza mover el brazo para levantar la ropa que me iba a poner hace un rato y que ya estaba toda regada en la bodega.

—Sí, eso... ¿no me puedo quedar así todo el día?

—Ehm, dejame pensarlo. —hizo una pausa para luego mirarme con alegría—. Ya sé... no.

—A veces me pregunto... Patry, ¿por qué tienes gustos tan raros?, pero luego recuerdo que nunca me había gustado alguien. —me eché a reír, para luego ver como Tommy se golpeaba la frente con la palma de la mano.

—Vamos Patry, tienes que cambiarte antes de que vuelva Ryan.

Cuando terminó de atarse los cordones se acercó a mí y me dio un pequeño beso en la frente, causando que me sonrojara inconscientemente.

—Oh sí, Ryan, ¿crees que ya habrá vuelto?

—Sé lo mismo que tú... nada.

—Me ofendiste. —fingí estar triste para luego volver a sonreír.

—Es un don. —levantó los hombros con desinterés.

Mientras me ponía a duras penas el pantalón de color fosforescente recordé algo, Tommy me había dicho que un hombre le había dado una bolsa con dinero, pero... ¿por qué?

—Tommy, tengo una duda. —me levanté para poder abotonar bien el pantalón y buscar mi sostén.

—Entiendo que deberías tener muchas. —rió.

—Exacto, pero ahora sólo una, ¿quién era el hombre que te dio la bolsa de monedas?

Su expresión cambió a una pensativa, antes de responder me incitó con la mano a salir ya que me había puesto la blusa y estaba lista.

Al salir de la bodega cerramos la puerta y nos tomamos de la mano, nos dirigimos a una esquina cerca de la entrada y nos sentamos allí, Tommy me miró fijamente y me sonrió.

—Tengo una teoría, probablemente es cierta. —hizo una pausa—. En la bolsa que me entregó había un papel, el papel decía ''Espero que les sirvan las cosas'', entonces... 

—Eso quiere decir que ese hombre fue el que nos llevó la caja. —completé, sorprendida.

—Wow, tu nivel de comprensión me sorprende.

—Here we go... —le respondí, frustrada.

—Dejame explicarte, ¿sí? —se quejó, le indiqué con las manos que prosiguiera, y luego de reír un poco volvió a hablar.

—El hombre parecía de unos cincuenta años, tenía un abrigo, sí, en este tiempo de verano, y llevaba una especie de boina, ¿tienes alguna idea de quién podría ser?

Me mantuve en silencio tratando de analizar los pocos datos que me había dado Tommy, nunca ha sido muy bueno para dar descripciones, y esta vez no es la excepción. 

—Necesito algún dato más... específico, si te fijas hay muchas personas usando abrigos en esta ciudad, no entiendo qué les pasa. 

—Mhm, era de baja estatura y no tenía barba.

—Sigo igual de perdida pero fingiré que tengo una idea de quién puede ser. —reí.

—Grandiosa idea, mientras tanto yo iré a ver si me encuentro a Ryan por los alrededores del callejón.

—Sí, ya me tiene preocupada el Rayito. —sonreí un poco.

Tommy me dio un pequeño beso para luego levantarse y limpiarse el polvo del pantalón.

—Ya vuelvo, mi brujita hermosa. —le sonreí para luego ver como salía del callejón.

Estuve un rato bailando por todos lados, fui a la bodega, sonreí, fui a la piedra de mi padre, sonreí, y básicamente, sonreí por haber estado aquí, rodeada de muertos, pero sintiéndome como si hubiera estado toda mi vida aquí, esa sensación de familiaridad me inundó nuevamente, y no tenía idea de por qué.

Me acerqué a la entrada del callejón y me senté allí, todo era silencio hasta que escuché a lo lejos la voz de auxilio de Tommy, no me inmuté porque pensé en que había sido un tipo de alucinación, pero al escucharla varias veces me levanté y fui en dirección de donde provenía la voz.

Al seguir los gritos de auxilio me encontré en una calle no tan famosa de la ciudad, Tommy estaba sentado en la cera cargando a una persona y con la ropa empapada de sangre, al parecer nadie se había percatado de lo que había pasado, ya que le ignoraban y seguían su paso como normalmente, me acerqué a la escena y Tommy al notar mi presencia me miró con tristeza y terror.

Mis ojos se cristalizaron y divisé el carro de Ryan estacionado en una esquina, miré a Tommy, y él a mí.

—¿Sa... sabes conducir?

—No, pero aprendo rápido.  

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