Capítulo 37

*Mientras tanto en SkyWild*

Ryan se encontraba sentado en una esquina de la cama con el teléfono en las manos, no podía creer que había hablado con Patry, pero le molestaba el hecho de que sólo lo hiciera para ayudar a su "novio".

Jared y Mónica estaban en la cocina preparando unos bocadillos para la fiesta que tendrían, discutían acerca de la cantidad de harina que llevaba la masa para los Brownies, no se habían percatado de la ausencia de Ryan, quien se había ido a su habitación al recibir la inesperada llamada de Patry, Cole estaba en la piscina tratando de aclarar sus pensamientos y tomar algo de aire fresco.

—¿A dónde se fue el viejo Ryan?. —preguntó Jared, añadiéndole una excesiva cantidad de mantequilla a la masa.

—No lo sé, sabes que ese chico es muy misterioso, ¡Jared!, ya para de ponerle mantequilla. —Mónica le quitó la cuchara y el recipiente.

—Pero si sólo le eche cinc... —fue interrumpido por un gran estruendo proveniente de la habitación en que se encontraba Ryan.

—Oh no, ¡Rayooo! —gritó.

A Mónica no le dio tiempo a moverse porque ya tenía a Jared sobre ella y  los dos cayeron sobre una mesita que tenían al lado.

—Mierda, Jared, mi espalda. —se quejó Mónica tratando de quitárselo de encima, mientras que él sólo reía e intentaba moverse, pero no podía.

—Muevete, estúpido, hay que ver qué pasó con Ryan.

Jared hizo su mayor esfuerzo hasta que logró levantarse, le dio una mano a Mónica para que se apoyara, pero esta logró pararse por sí sola, cuando estiraron un poco el cuerpo se encaminaron rápidamente a la habitación.

Llamaron a la puerta muchas veces, pero nadie contestaba, aún así escuchaban como alguien caminaba por la habitación y decidieron entrar.

Cada habitación tenía una mesa gigante en donde reposaba el televisor y algunas esculturas de porcelana, Mónica y Jared se encontraron con la televisión y las esculturas todas desmoronadas en el suelo, mientras que Ryan hacía sus maletas.

—Oye oye, ¿qué te pasa?, ¿qué le pasó a estas cosas? —preguntó Mónica, alertada.

—Ese no es tu problema. —le respondió Ryan, de forma fría.

—Ryan, no le hables así. —le defendió Jared.

—Tampoco es el tuyo, por si querías saberlo. — le respondió de la misma manera, terminó de cerrar sus maletas y se encaminó a la salida.

—¿A dónde crees que vas? —Jared se interpuso en su camino.

—No creo, me voy, debo volver a NorthLand. 

Ryan en el fondo quería decirles todo, pero no tenía tiempo para eso.

—Vas a buscar a Patry, ¿cierto? —habló Mónica, luego de estar por un rato callada.

Le dolió la manera en que le había hablado, pero no era algo que debía decirle a nadie, ella siempre se había mostrado como la más fuerte del grupo, mientras que era la más débil, sólo que sí sabía disimularlo.

Ryan le fulminó con la mirada y no contestó, rodeó a Jared y salió de la habitación, estaba pensando en devolverse, pero haría lo que fuera por volver a ver a Patry, por más enojado que estuviera, seguía siendo su hermana, y se preocupaba por ella.

Cole llevaba un rato observando a Ryan, sabía que Patry le había llamado porque la piscina quedaba cerca de su habitación y él no había siquiera cerrado las ventanas pero éste decidió no opinar y mantenerse calmado.

Ryan salió de la casa, tomó el auto y se dirigió a NorthLand, luego de dos horas en el camino, llegó a la cárcel Alzhamall, desde el reflejo de la puerta pudo ver a Patry de espaldas con las manos apoyadas en ambos lados de la cabeza, se acordó de las veces que la encontraba haciendo los trabajos de la escuela a altas horas de la noche y tenía esa misma pose.

Decidió entrar pero fue interrumpido por los mismos guardias que querían detener a Patry, pero éste fue más inteligente.

—¿Saben qué hora es?, deberían estar comiendo con su familia, disfrutar cada segundo que puedan con ellos, no saben cuándo los perderán. —explicó.

Ryan sabía cómo manipular a las personas, y al tratarse de esos guardias con tan pocas neuronas, le fue fácil.

Los hombres se miraron entre sí y comenzaron a susurrar cosas inaudibles, se dirijeron a donde estaba la recepcionista y Ryan aprovechó para acercarse a donde estaba Patry sentada.

Ella, al percatarse de la presencia de alguien a su lado, levantó la mirada y se llevó una gran sorpresa.

—¡Ryan! —chilló emocionada y feliz de verle, no se había dado cuenta de que se le cristalizaron los ojos.

—Patry... —Ryan soltó el aire que traía acumulado y le abrazó.

—Creí que no vendrías, no debiste haber venido después lo que te he hecho. —se separó de él para mirarle a los ojos.

—Yo... lo pensé mucho, y tampoco he sido el mejor hermano.

—Pues lo estás siendo ahora, todavía no puedo creer que estés aquí.

—Bueno, basta de charla y saquemos a tu novio de aquí, sólo llevo unos minutos en este lugar y siento como si odiara la vida. —se echaron a reír.

Patry había sentido lo mismo, ese lugar transmitía una muy mala vibra.

—Vamos, es por aquí. —dijo Patry, luego se levantó y señaló la puerta que daba con la oficina de los policías.

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