Capítulo 30

POV Patry

—Patry, tienes que despertar.
—habló Tommy.

Me había quedado dormida en sus brazos, pero cuando abrí los ojos me di cuenta de que él ya se había levantado y yo me encontraba acostada sobre el frío suelo.

—Cinco minutos... —le dije con voz adormilada. Sentí como se había agachado para acercarse a mi rostro y besar mi frente.

—En los labios, estúpido. —me quejé ya con los ojos cerrados.

—Mm, cuando te levantes. —sentí como se alejaba y no me quedó de otra que levantarme.

—No entiendo cuál es tu apuro por que me levante. —le pinché el pecho con mi dedo.

A lo lejos pude ver una caja inmensa y me surgió la curiosidad.

—¿Y eso qué es? —le pregunté achicando los ojos para poder ver lo que decía la caja.

—Bueno, es una caja. —respondió de forma obvia, subiendo y bajando los hombros.
—¡Wow!, fíjate que pensé eras tú, ah no, la caja tiene más forma. —ataqué.

—Pues este cuerpo sin forma te encanta. —se rió y me miró con cara pervertida.

—Penosamente. —acerqué una mano sobre mi frente de manera dramática.

—Aquí el Drama King soy yo. —me recriminó, a lo que simplemente reí.

—¿Podemos ya, ver lo que hay en la caja?, siempre que vamos a descubrir algo terminamos hablando puras loqueras. —me quejé.

—Tienes razón, pero fíjate que tú eras la que comienza, yo sólo te sigo el juego porque soy buena persona.

Iba a responder pero la curiosidad me ganó y fui directo a la caja para ver lo que había.

—Mueve tu trasero plano de allí y ayúdame a abrir esto. —le grité al ver como sólo me observaba mientras yo trataba de abrir la caja.

—Amaneciste de muy mal humor, deberías beberte un Supradyn, dicen que calma el estrés. —respondió caminando en mi dirección, pero se giró hacia la bodega para luego aparecer con unas tijeras en las manos.

—Observa al maestro. —dicho esto comenzó a cortar ágilmente la caja, dejando ver muchos papeles decorativos.

—Entiendo que te guste hacer diseños con tijeras, pero no era necesario dejar marcada una estrella para cortar una simple caja. —me reí al ver como se afanaba en dibujar una estrella con las tijeras.

—Déjame ser, mujer.

Cuando terminó con su obra de arte, comenzó a sacar todo el papel decorativo de la caja, tirándome en la cara la mayoría.

—Primero me dejas sin un beso y luego me tiras papel decorativo, ¿qué sigue?, ¿me vas a entrar a la caja? —gruñí tratando de quitarme el papel del cabello y de la ropa.

—Sus deseos son órdenes. —dijo.

No entendí a qué refería con eso, hasta que sentí como me dio un beso rápido para luego introducirme en la caja.

—¡Explícame, Tommy! —me quejé.

Estaba feliz por el beso, pero enojada porque me acababa de entrar en una caja. ¡Y lo peor es que cupe perfectamente!

—Sólo hice lo que me pediste. —dijo entre risas mientras me ayudaba a salir, pero como estaba sin zapatos en el intento de levantarme sentí como algo se me clavó en el dedo gordo.

—¡Rayos! —grité del dolor.

Tommy se asustó y al ver la sangre me cargó rápidamente, me sentó en el suelo y fue a buscar algo para curarme la herida.

Mientras tanto traté de ver qué era lo que tenía clavado en el dedo, pude distinguir algo brillante, era una especie de arete, pero no estaba segura, ya que estaba sucio de sangre.

—Esto fue lo mejor que encontré. —apareció Tommy con un pañuelo y un poco de agua, pude ver lo preocupado que estaba, cosa que me causó gracia porque tenía el ceño fruncido y el cabello vuelto una etcétera.

Sin darme cuenta ya me estaba riendo como loca, pero mi felicidad cesó al sentir el pañuelo con agua fría sobre mi dedo.

—Incluso cuando te estás desangrando y tienes un arete encajado en el dedo te ríes, eres increíble. —se rió Tommy, y pude confirmar mi teoría de que era un arete.

—Pues sí, ¿qué te puedo decir? —reí nuevamente.

—Bien, voy a sacar esto de aquí, respira hondo. —respiré hondo y me preparé mentalmente.

—1...2...3...4...5... —dicho esto lo sacó así sin más, sentí como si me hubieran arrancado el dedo.

—Ay mamá. —solté el aire que llevaba conteniendo y una lágrima salió de mi ojo izquierdo, luego otra, y otra, el caso es que estaba llorando como una bebé.

Tommy volvió a pasar el pañuelo por mi dedo, pero esta vez lo dejó allí hasta que la herida dejara de sangrar.

—¿Ya estás mejor? —se alejó de mi pie para sentarse junto a mí, al ver mis lágrimas las quitó rápidamente y me besó. Me separé de sus labios para recobrar la respiración y sonreí.

—Pues ahora lo estoy. —respondí a su pregunta anterior.

—En un rato debes cambiarte ese pantalón, pero por ahora descansa, prometo que no veré lo que hay en la caja sin ti.

Me recosté sobre su pierna mientras él me acariciaba el pelo, todavía la curiosidad de ver lo que había en la caja me estaba matando, pero debía hacerle caso a Tommy.










Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top