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*Créditos del gif al respectivo artista*
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†Narrador Omnisciente†
Era una noche algo nublada, las estrellas se aprecian levemente y la Luna no se digna a aparecer para mostrar su sola y blanca luz.
La poca luminosidad de las estrellas, deja mostrar un bosque muy frondoso, donde animales silvestres y algunos criaturas inimaginables habitan, lejos del peligro provocado por la codicia y ambición mundana.
A unos kilómetros del bosque se encuentra un río, de corrientes tranquilas, cerca de ahí, hay una cabaña modesta, iluminada tenuemente por unas velas.
El viento nocturno, soplaba fuerte, escuchándose cantar al chocar con las hojas y ramas.
De pronto, en aquella modesta cabaña, se escucho un grito, reflejando angustia y terror.
—¡Papá n-no!—chilla una niña asustada al ver a su progenitor en un estado de catatónico, en sus manos estaba la sangre de su madre, ahora muerta.
Poco a poco la mirada de demente del hombre se apacigua, dejando salir gruesas lagrimas de frustración y arrepentimiento.
—Hija mía...p-por fav-vor, corre, corre lejos de aquí.
La niña sólo negaba, aún sin soltar ninguna lágrima, lo único que sentía, es su corazón a todo palpar.
—¡SOLO CORRE Y NO VUELVAS!—la infante al escuchar la orden, se dirigió a la puerta de la casa y temblorosa, fue a un pequeño corral, donde se encuentra su yegua, Jeno. Sin montura, subió al lomo del animal, y agarró firmemente las hebras de la yegua, y sin esperar, se alejó de la cabaña.
Sin voltear hacia atrás, soltó lagrimas, al escuchar el grito de su padre, al asesinarse a sí mismo.
«Cuando bordeamos un abismo y La noche es tenebrosa, el Jinete sabio suelta las riendas y se Entrega al Instinto del Caballo», recordó la niña, mientras dejaba su destino a su fiel yegua—Tu sabrás guiarme Jeno, confío en ti—cerró los ojos en esa oscura y triste noche.
†——†
La mañana se hizo presente, la yegua, astuta, diviso personas, de distintos rasgos y algunos parecidos a la niña que le montaba. Dando unos pequeños saltos, despertando a la anterior nombrada.
—¿Qué ocurre Jeno?—susurró somnolienta.
La yegua en respuesta relinchó, dirigiendo su cabeza al frente, la chica, frotó sus ojos y su vista se posó al frente, habían llegado a una pequeña aldea, lo más probable, un punto de encuentro de mercaderes.
Cuidadosamente la muchacha bajo del lomo del animal, y en un bolso que trae, saco una cuerda algo larga, la enrolla en el cuello del animal, para guiar al caballo a su lado.
—Espero que encontramos a alguien que nos ayude—comentó mientras se adentraba a la aldea.
La niña, de apenas unos 8 o 9 años, observa fascinada las distintas razas, elfos, centauros y uno que otro hechicero.
—Perdón...disculpe—por mas que trataba de llamar la atención de alguien, nadie le prestaba ni un poco de atención—¿Ahora que haremos Jeno?—la yegua le tiro un poco la cuerda—¿Qué ocurre?—el animal le guio a una pequeña cabaña, con un cartel, escrito en el "Herrería"—Espero que tengas razón Jeno—sin rechistar la niña amarró a su corcel a un poste cercano y se adentro, sintiendo el calor en todo su cuerpo.
—¿Hay alguien?—llamó la niña de bellos ojos escarlata—Necesito ayuda, p-por favo-vor.
—¿Qué hace una mocosa como tú, en un lugar como este?—la chica volteó, levantado su mirada, para ver el rostro de un hombre, muy enorme y alto.
—Vengo en busca de ayuda, mis padres fueron asesinados, y yo fui la única sobreviviente, por favor le ruego si usted podría ayudarme—y así ruega la infante mientas juntas sus manos.
—Tus ojos...se encuentran tristes pero aún así... se mantienes fuertes y fieros, te ayudare—la niña sonrió agradecida—pero a cambió quiero tus ojos—de inmediato la niña se alejo, y una sonrisa de burla se formo en el gigante—es broma chiquilla, jamás pediría algo así, solo deseo algo de tu cabello colorido y extravagante.
—Esta b-bien—el herrero saco unas tijeras grandes de un cajón, tomo delicadamente el pelo de la infante, y le corto a la altura de las orejas.
—¿Cuál es tu nombre, niña?
—Ni- Minerva Peany señor ¿y el s-suyo?—se corrigió la niña, ocultando su nombre.
—Muvian, soy un gigante, y ¿tu eres una maga o una humana?
—Soy una humana, señor Muvian.
—Bien, lo primero ¿Cómo llegaste a esta aldea? No creo que lo hicieses corriendo.
—Lo hice con mi yegua, esta afuera esperando, señor.
—¿Tienes montura?—la chica niega, mirando al gigante que fue a buscar algunas cosas y guarda la mitad de su cabello, ahora cortado—Esto es en lo único que puedo ayudarte, te daré algunas monedas de plata y bronce, también algo de pan junto con este abrigo—el gigante volvió y dejo las cosas en un mesón—y a cambió de tu peculiar cabello, te regalaré una montura y esta pequeña daga.
—En verdad muchas gracias señor Muvian, en verdad se lo agradezco—sin problemas la chiquilla, guardo las monedas, el pan y la daga en su bolso, el abrigo se lo puso, remangado las mangas, ya que le quedaba algo largas—señor Muvian ¿me ayudaría a poner la montura a mi caballo?
—No hay problema—ambos se dirigieron donde estaba la yegua, la montura fue ajustada y la yegua no puso indisposición, así que no hubo drama.
Justo cuando la niña iba a montarse en la montura, pidió un último favor al buen gigante.
—Antes de irme señor Muvian ¿Usted tendrá un mapa de la zona?—el gigante se dio media vuelta, y sin demora le entregó un mapa—Muchas gracias señor—lentamente la chica partió a la salida de la aldea y antes de desaparecer de la vista del gigante gritó en despedida—¡JAMÁS LO OLVIDARÉ, SEÑOR MUVIAN!
El gigante le respondió agitando su enorme mano.
—Y a ti tampoco chiquilla.
†——†
Ya de nuevo en el bosque, la chica junto con la yegua, avanzaban a galope lento, y la niña intentaba buscar un lugar para poder, al menos sobrevivir, sabía bien, lo hostiles que podían ser algunas criaturas del bosque con los extraños, y no quería fallecer tan pronto.
Levantando la vista, encontró a unas elfinas cazando, pensando positiva, fue a pedir indicaciones.
—Disculpen señoritas, estoy buscando una ciudad llamada Lysander, me podrían dar un punto de referencia por favor.
—Nosotras nos dijimos hacia allá, si deseas puedes ir con nosotras—la pequeña asintió—Lisandra, ya hay que irnos—llamo la elfina de cabellos rubios, e inmediatamente apareció alguien del mismo aspecto físico, solo que vestía diferente—ella es Lisandra y yo soy Lyrys, somos gemelas.
—Me doy cuenta, soy Minerva—sin más las muchachas partieron hacia Lysander para poder cumplir lo que tenían que hacer.
Y así comienza nuestra aventura con Minerva, en la ciudad de Lysander, donde pasaran muchas cosas con esta peculiar chica en aspecto físico pero al parecer de buen corazón...
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Continuará...
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Capitulo Editado*
Capitulo Resubido*
Cuídense
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♦Ciao Ciao♦
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