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† Narrador Omnisciente †
En un hostal, Minerva se encontraba empacando sus cosas, en un sutil bolso de tela, iría a un lugar en especial, no lo sabía, pero lo qué pasó esa noche hace casi 9 años, poco recuerda, y necesita cerrar ese ciclo, de alguna forma, y volver a su viejo hogar, quizás le ayudará.
Ya con sus cosas listas, salió de su habitación, le pagó lo que le debía a la recepcionista, y ya con su caballo listo, se retiro a todo galope, alejándose de la gran ciudadela Lysander.
†——†
A cada metro que recorría, se le hacia mucho mas conocido el camino, aquel qué pasó hace algunos años, juntos a esas hermanas elfas, quienes le apoyaron por bastante tiempo.
Ya después de unos horas, pudo divisar una choza, bastante vieja y deteriorada, acercándose más, junto al corcel, recuerdos se hicieron presentes de forma inmediata, su vista se enfoco en la plaza, donde pocas razas pasaban, ella podría afirmar que casi es una villa fantasma.
Bajando la velocidad del galope, bajo del caballo, que guía mientras sostiene sus correas.
Su mirada trataba de ubicar un lugar en especifico, y lo encontró, sonrió levemente, y a paso lento se fue acercando a esa casona, que aún contenía el cartel "Herrería", dejando al caballo amarrado, se adentro a la herrería, y un hombre gigante le recibió, este abrió los ojos asombrados y ella solamente sonrió.
—¿En verdad eres tú?¿La chiquilla de hace tiempo?—cuestionó el gigante, muy asombrado y alegre.
—Lo soy señor Muvian, soy Minerva, es un gusto verle nuevamente—expresa alegre la chica, respondiéndole al gigante.
—Han pasado años, y tus ojos escarlata jamás los pude olvidar.
—A usted tampoco le pude olvidar, aquel día que me ayudo, supe que usted seria inolvidable.
—¿Y que te trae a esta villa nuevamente Minerva?
—Vine por una razón personal señor Muvian—explica tranquila Minerva, y luego dice—He notado que la villa esta muy desolada ¿A que se debe?
—Esta villa a perdido su encanto, este antes era un lugar estratégico, pero el tiempo pasa y nada es permanente chiquilla, muchos se han ido de aquí, yo también he querido hacerlo, pero este fue mi hogar y no deseo dejar por lo que tanto trabajé.
—Comprendo...—susurró neutra la chica—Bien...solo vine de pasada, mi viaje es un poco más lejos—cuando esta se iba a retirar, la voz del gigante le detenio.
—Antes de que te vayas Minerva, quiero hacerte un pequeño presente—la de cabellos jades asintió algo curiosa, el gigante fue a buscar unas herramientas y ella espero; el hombre no tardo mucho, con una cinta de costura, midió varias partes del cuerpo de Minerva, al finalizar la sección, el gigante sonrió—Ahora puedes retirarte tranquila, vuelve cuando hayas terminado tu urgencia, hasta mas tarde Minerva.
—Hasta más tarde señor Muvian—se despidió la de ojos escarlata, montando a su corcel, se dirigió a la otra salida de la villa, y a todo galope, esperaba que podría encontrar el camino correcto.
†——†
Tardo una noche y casi medio día encontrar un claro del bosque, con ello también una cabaña.
Su corazón latía rápido, y muchos recuerdos golpean su mente, sintiéndose mareada y pesada, pero tenía que mantenerse fuerte, para dejar el pasado atrás o aprender de el.
Desmóntense del corcel, le despojo de su cabezada y embocadura, para que comiera y bebiera sin problemas alguno.
Dejando aquellos dos objetos en un corral, se acerco a la cabaña, que se encontraba llena de enredaderas y telarañas, al entrar, la puerta rechinó, colocándole los pelos de punta y la piel de gallina, rápidamente un olor tenue, pero no muy agradable inundo sus narices, sus ojos sé abrieron aterrados, y una mano fue directamente a su boca, ahogando un gemido de impresión, sin que se diera cuenta, pequeñas lágrimas fueron derramadas por sus bellos ojos.
Dos esqueletos se encontraban tirados, con ropas ya viejas y rotas, Minerva sabía perfectamente quienes eran, sus progenitores, que tanto les amó.
Adentrándose mas a la pequeña cabaña, su vista se poso en un mueble, encima suyo habían dos diarios, Minerva agarró uno de ellos, sopló, sacando una gran cantidad de polvo, al abrirlo, reconoció la letra de su difunto padre, cerró de inmediato el libro, guardo aquel y el otro en su bolso.
Ahora su vista de poso en una pala, pasando una idea por su mente, la tomo y se fue hacia afuera.
†——†
Pronto anochecería, tardo algunas horas en enterrar a su únicos familiares, mientras la noche se encontraba fría, Minerva observa la fogata que ella preparó, perdida, con la mente en blanco; pasaba el tiempo, el Sol se ocultó, dando pasó a la tranquila y fría noche, y ella poco a poco se fue durmiendo, el cansancio emocional le agotó por completo, y al cerrar sus ojos no supo nada más de la noche, las estrellas y la luna.
†——†
Ya más descansada, fue a bañarse cerca del río, se despojó de sus prendas, y dándose un buen chapuzón, su mente se despejo y el cuerpo se relajo, su cuerpo ya seco, nuevamente se puso sus prendas, y dando una pequeña caminata, va a recolectar algunas bayas silvestres para volver a la villa, donde lo más probable el señor Muvian le esperaba.
Ya al devorarse las bayas, coloco la cabezada y embocadura a Narciso, y recordando el camino a la villa, fue a galopes lentos, disfrutando el paisaje y sonriendo por los pocos pero hermosos momentos que pudo pasar por sus progenitores. Sintiéndose liberada, de que al fin pudo "finalizar" aquel ciclo, su mente lo sabia muy bien, pero jamás podría engañar a su corazón, pero aún así, quiere entender que su mente esta en plena paz.
†——†
† Narra Minerva †
Me observaba en el espejo sorprendida, cuando llegue a la villa, fui directamente a ver al señor Muvian, quien me esperaba muy sonriente y al mostrarme mi obsequio, quede bastante sorprendida y fascinada.
Una bella armadura rojiza junto con una espada, del mismo tono de mi cabello.
—Jade...
La armadura me queda a la perfección y la espada tiene un balance perfecto, el señor Muvian tiene un talento único.
—Esto es increíble señor Muvian—alago al gigante, mientras le miro sonriente.
—Me alegra que te haya gustado—me sonrió el contrario—Y dime Minerva ¿Cómo te ha ido estos últimos años?
—Bueno...
Comencé la historia desde que partí de la villa hasta donde me expulsaron de la academia por mi falta, fue una historia de algunas horas, omití la parte cuando tuve un enfrentamiento con ese chico arrogante.
El señor Muvian se sorprendió bastante al saber que me iba a convertir en una caballero, y al saber que me expulsaron no se sorprendió mucho, me comentó desde el momento que vio mi ojos escarlata, supo que yo seria y soy un alma indomable.
—Dime Minerva, ¿deseas probar tu nueva espada?
—Sería un honor—el gigante se levanto de su asiento y me guió hasta la parte trasera de su herrería, encontrándome con varios sacos llenos de tierra o arena, supongo.
—Esto será un buen comienzo...vamos, pruébala.
Sacando la espada de la vaina, hice el primer corte, que fue...¡FANTÁSTICO! Pude hacer un corte perfecto, la mitad del saco cayó junto con la arenilla. Luego seguí con el segundo, y ese me dejó perpleja, de un solo corte, pude dividir 3 sacos a la vez, que al igual que los anteriores, los corte son precisos.
—¿Qué fue eso niña?—cuestiona el señor Muvian igual de perplejo que yo.
—Ni si quiera lo sé, pero fue...increíble—dije entusiasmada, guardando con elegancia la espada en su vaina.
—Tienes razón, lo fue, pero con aquel don tienes que tener cuidado—asentí esta vez seria—Estoy seguro que tendrás que practicarlo, hasta entonces, debes tener precaución con lo que hagas.
—Le agradezco mucho el consejo señor Muvian—sonrió mostrando mi gratitud—Ahora con su permiso me tengo que ir.
—Cuídate mucho pequeña, y te dire algo, siempre se cautelosa y podrás vivir tu momento en el tiempo exacto.
—Antes de irme ¿Dónde ira usted señor Muvian?
—Ha descasar en paz—me responde, mientras me da un beso en la coronilla de mi cabeza y se retira a su habitación.
Un pequeño pero molesto dolor en mi pecho, me atacó de repente, recordé la extensa charla que tuvimos, y un fragmento de la charla inundo en mi mente.
—¿Y como ha estado su salud señor Muvian?
—Te seré sincero, me falta poco para irme de este mundo y descansar entre los muertos, no se cuando llegará mi momento, pero se que será pronto.
Sabía perfectamente porque se retiro a su habitación, y sin evitarlo pequeñas lágrimas caen de mis mejillas, sin apuros, ordene sus herramientas y cerré su local.
Monte a mi caballo, y sin ningún destino en mente, me retire de la villa, e intenté que mi mente se pusiera en blanco, lo conseguí... y aún así las lágrimas siguen saliendo de mi ojos sin brillo alguno.
Continuará...
Si...me puse algo emotiva, pero igual espero que les haya gustado este pequeño rellenito.
Y como lo prometí, aquí tengo la ficha de Minerva.
Junto con la espada, que la saqué de internet XD
La ficha de Cosme la mostraré en el siguiente capítulo.
Espérenlo ansiosos, porque se viene un reencuentro.
Ciao Ciao.
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