Permítanme reírme un poco.
Vale, ahora, me alegro que, a pesar del circo de vida que tienen mis dos protagonistas, tantas personas hayan querido saber en qué aventuras han hecho.
Esta historia se nos ocurrió a unas amigas y a mi en mitad de la noche con algunas neuronas que nos quedaban por ahí y pensé que sería divertido escribirlo.
Tenía razón, me encantó escribirlo, ver cuanta gente empezaba a leerlo, los comentarios, los votos...
La historia de Betty y Aidana no sería así de grande sin vuestra ayuda y apoyo.
Gracias a todos ustedes ha crecido tanto.
Espero que cuando os sintáis mal, estéis tristes o simplemente queráis reír un rato, entren a esta historia y les saque un par de risas.
Feliz Navidad a cada uno de ustedes