Parte 6: Un viernes de romance
Amigos (as) mil gracias, aquí esta historia llega a su fin pero espero podamos seguir leyéndonos en nuevas ideas sobre esta serie tan bonita que nos hizo soñar a muchos.
Un grandísimo abrazo
Belén
CAPÍTULO VI: UN VIERNES DE ROMANCE
"It's like a knight in shining armor
from a long time ago
Just in time I will save the day
take you to my castle far away
I am a man who will fight for your honor
I'll be the hero that you're dreaming of
We're gonna live forever
knowing together
that we did it all for the glory of love".
("Glory of love"- Peter Cetera)
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Anne se levantó ese día muy temprano, antes incluso de que cantaran los gallos, porque tenía algo que hacer.
Gilbert, a quien ya había perdonado entonces por su impulsivo comportamiento, había olvidado la tarde anterior su abrigo en la casa, luego de que tan galantemente se lo colocara en gesto protector al ayudarla a levantar cuando ocurriera el accidente... y desestimando encima sus malos tratos... Era un valiente, no había nada que decir al respecto, de la talla de los príncipes guerreros de las historias que le encantaban... con ilusión se ponía a analizarlo, y así en algún momento, en medio de sus múltiples pensamientos al respecto, había notado un pequeño orificio en una de las mangas del viejo cardigan, llamándole la atención aunque no fuese algo del otro mundo.
El detalle fue que aquello mandó a volar su mente imaginativa, permitiéndole que supusiera un montón de facetas sobre la vida de él que todavía no le decía. Sobre sus ocupaciones, sus responsabilidades, sobre el cuidado con el que atendía a su padre y también su tristeza, cosas que le hacían en realidad grande... aparte de su típica desidia de muchacho al no darle importancia para arreglarlo, claro estaba, y todo eso de alguna manera le llegó al corazón, por lo que de forma condescendiente y sin interesarle que se diera cuenta o no, esa mañana tomó su costurero y arregló aquel desperfecto, diciéndose que su caballerito de brillante armadura lo merecía y que así fuera poco viniendo de su parte, era una pequeña manera de decirle que ella también se preocupaba por él.
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Gilbert se levantó temprano también esa mañana, se arregló minuciosamente a diferencia de lo que hacía de costumbre y salió con premura de su casa más no rumbo a la escuela, como su padre creía.
"Tenemos una reunión por un proyecto estudiantil" le explicó antes de partir, pero en realidad la única reunión que en realidad esperaba que se diera era con Anne Shirley Cuthbert.
Para su frustración, sin embargo, cuando llegó en la bicicleta a Green Gables como todo un escolta dispuesto a llevarla, a causa de su lesión del tobillo, Marilla y Matthew asombrados de verlo por allí y en especial tan temprano, le contaron que le habían pedido a Jerry que la pasara dejando por la escuela, ya que iba de camino al centro del pueblo a comprar unos víveres. A Gilbert, le tocó simular por lo tanto que no le afectaba y que como buen amigo había ido hasta allí sólo para ayudarla.
No obstante, su mentira no evitó que llegara con los ánimos caldeados a la escuela y que su notoria contrariedad fuera aprovechada por sus compañeros burlones, que no tardaron de inmediato en vacilarlo por lo acontecido la tarde anterior.
-¡Hey pero si miren quien llega aquí, el "zanahorias"-novio!-
-¡Anne y Gilbert!, ¡Anne y Gilbert!-
-¡Ah come huérfana!-
-Ya acéptalo Blythe, todos sabemos que estás más que perdido por la huérfana flacucha y fea- por último Billy Andrew ya cansado de tantas murmuraciones sobre el asunto, se levantó del pupitre donde estaba sentado para encararlo, con lo que Gilbert frustrado y confundido, no dudó en medio de la provocación en acercarse a sujetarlo del cuello de la camisa ya enfadado y harto de sus aires de superioridad.
-¡Ya deja en paz a Anne! ¡Si la sigues fastidiando no responderé de mis actos!- le amenazó -¡Y es más, si quieres pelear vamos de una vez afuera!- le retó soltándolo con rabia y desprecio mientras se empezaba a arremangar las mangas listo para la batalla. Más el grandulón cobarde trató de apaciguar de inmediato las cosas, no queriendo ganarse ninguna amonestación.
-¡Oye viejo tranquilo!- se excusó, extrañado a su vez como todos los demás de verle tan alterado –El amor sí que te ha pegado duro- comentó
Gilbert olvidándose de la pelea pero sin tampoco negar ninguna de las frases que le restregaran, sólo torciéndoles los ojos prefirió alejarse de ese grupo de ratas e irse a su puesto... reconociendo en su interior que eran los celos que le estaban torturando e incitándolo a actuar sin control de esa manera, a causa de llegar y todavía no encontrarla allí.
Pero entonces, su dulce hada se hizo presente, llegando de pronto y pareciendo envolver todo de luz, tal como lo hiciera al llenar de colores su mundo gris.
Él al ver las expresiones de todos centradas en quien arribaba, se volteó enseguida y quedó anonadado. Anne llevaba ese día una trenza adornada con flores blancas artificiales que le daban un halo encantado y aparte tenía una caja de galletas en sus manos... posible razón según suposiciones de él (que se moría a esas alturas por conocer todo de ella), por la que se había demorado, al adquirirla de camino.
Para Anne por su parte, no le pareció extraño acaparar una vez más la mirada de todos, y en esta ocasión ni bien entrar.
"Y por desgracia, no se debe a que sea bonita" pensó, pero al distinguir de entre al montón a Gilbert, quien por su parte sí se encontraba contemplándola embelesado, le volvió a resurgir el buen ánimo.
Todos esos últimos días le habían resultado muy curiosos a su apreciación, más el poder conocerlo había sido genial... y ahora, Gilbert Blythe no solamente se preocupaba por ella sino que hasta también ¿se peleaba por su causa?... porque había alcanzado a escuchar parte de la discusión y entre ello mencionar su nombre...
Tomaron asiento de tal forma los dos juntos como hasta ese día les correspondía, más desde el principio hubo una clara e inusual desconcentración por parte de él en las clases, quien prefiriendo mayormente estar pendiente de ella durante esa última etapa del castigo, no le importó siquiera disimular lo suficiente delante del profesor.
"Luces muy bella hoy... como un soplo de primavera en un día invierno" comenzando con las notas le escribió. Reconociéndose él mismo medio embobado pero sin poder dejar por eso de mirarla, a lo que Anne, sintiéndose de verdad halagada por la tierna alusión, le respondió junto a una tímida sonrisa
"Gracias Gil, es una comparación muy dulce"
Y él al leer el diminutivo se sintió tan feliz que se le estremeció el corazón.
Anne entonces deslizó con suavidad por encima del pupitre en su dirección la caja de galletas, y él señalándose a sí mismo tuvo que consultarle si eran en realidad para él. Ella asintió así mismo sonriendo.
"Lo compré de camino acá. Gracias por ayudarme ayer y llevarme a casa, y también por el aventón del otro día" Aparte se inclinó hasta su bolso que colgara en el medio del asiento, de donde sacó el abrigo que él le prestara y se lo devolvió.
Hubo por lo tanto un intercambio de amables sonrisas mientras Gilbert, aliviado de conocer y haber sobre todo acertado el motivo de la demora, se lo colocaba por encima del otro más fino que llevaba puesto, pues el ambiente cada vez estaba más frío y una doble protección no venía mal, y fue en ese momento cuando al querer escribirle otro mensaje, notó que ya no estaba el pequeño hueco encima de la manga, algo ya característico en algunas de sus ropas; que por falta de tiempo y también por franca pereza jamás se había preocupado de remendar... Se dio cuenta de tal manera que ella se había tomado la tarea y molestia de zurcirlo. Un detalle minúsculo pero a la vez grande, que le permitió ver que también se preocupaba por su causa. La miró por lo tanto sorprendido y Anne como leyéndole la mente, prefirió mantenerse con la vista enfocada en el frente, tal como en los primeros días, y él entendió que ya sabía que se había percatado de su detalle.
Entonces reuniendo la valentía que necesitaba para tratar el tema que le mantuviera despierto gran parte de la noche, ya dejando a un lado lo escrito, se acercó a su oído y le susurró.
-Anne tengo que decirte algo-
La vio de inmediato a ella ponerse rígida y luego trémula, antes de atreverse a levantar la vista del cuaderno donde se encontraba escribiendo en esos momentos la fecha, más cuando por fin se atrevió a mirarlo como intuyendo lo que le quería decir, sus zafíreos ojos le golpearon el alma como fuego de estrellas.
El Sr. Phillips en tanto, al no pasarle desapercibido, como buen docente, en medio de sus explicaciones nada de lo que acontecía con sus alumnos, no tardó en darse cuenta del flirteo muy similar a lo suyo con Prissy Andrews que se encontraba sucediendo entre ambos, pero no queriendo armar mayor alboroto respecto al tema y en vista de que Gilbert era su mejor alumno, se ocupó de separarlos de una vez en pro de mantener la tranquilidad de la clase.
-Más atención allá atrás, por favor- indicó para empezar, aunque no abandonando del todo la concentración en el tópico que estaba abordando y sin despegar tampoco la vista del libro de Historia que cargaba en las manos, del que les estaba citando pasajes mientras caminaba por la parte delantera del salón, al término de unos pocos minutos se dirigió primero a la chica pelirroja y los alumnos más despiertos se dieron cuenta al instante de para quienes iban los llamados de atención –Por cierto, Anne Shirley, su castigo por mal comportamiento queda levantado. Puede volver a su sitio normal, del lado femenino como le corresponde- decretó para luego proseguir con la materia, sin darle mayor importancia al caso.
Anne apenada en el fondo de que las cosas terminaran así tan de repente y de que el profesor diera la orden como si nada, sin importarle en lo más mínimo el poder estar jugando con sus sentimientos; asintió, aunque por libre albedrío no hubiese querido regresar a su original pupitre, habiéndose encariñado ya tanto con estar cerca de Gilbert... Tomó así sus cosas y dirigiéndole una última mirada a la de él que percibió por igual triste, volvió a ubicarse como debía, al lado de Tillie.
Con todo, aquello no disminuyó las ganas de mantener la cercanía por parte de Gilbert y sintiéndose todavía jubiloso por la confianza que estaba ganando en ella y diciéndose en su interior que no se dejaría llevar por ninguna pasajera frustración, continuó tan osado como el primer día en que la conociera y lo deslumbrara con su misterio, pasándole notitas de banca a banca a espaldas del profesor.
Anne tuvo que soportar en un principio con nerviosismo y algo de vergüenza, tal como la primera vez su insistente comportamiento, empero como sabiendo que ignorarlo no iba a resultar, decidió seguirle el juego y recibir al disimulo las pequeñas misivas... donde en una de ellas hasta le consultaba sobre Jerry
"¿Ahora sí vas a hablarme de ese tal Jerry?"... "¿Cómo es eso de que trabaja en tu casa y lo más importante, dónde se quedaron hoy de mañana que no te trajo de inmediato a la escuela?" sin importarle entre bromas mostrarse posesivo y celoso, le preguntó.
-...¿Cómo supiste eso?...- Anne en un susurro, más rápido, y moviendo los labios para que él le entendiera, asombrada quiso saber. A lo que Gilbert, escribiéndole enseguida la contestación a ello, se la lanzó en una bola de papel hasta su asiento.
"Porque te fui a ver hoy a la casa... Quería saber si te encontrabas bien y pensé en que podrías necesitar un aventón a la escuela"
Impresionada Anne así, al igual que el resto de las chicas por la muestra de tal abierto interés sin que nada pareciera importarle, y sin poder evitar abrir los ojos de par en par al leer el tremendo detalle, Anne únicamente pudo proferirle "G-r-a-c-i-a-s" moviendo los labios, más lo hizo de corazón.
No obstante como era de esperarse, el profesor gruñón que por entonces se encontraba realizando anotcaciones en el pizarrón, se volteó de súbito y logró atraparlos en medio de la silente conversación.
-¡De acuerdo, ya es suficiente!- vociferó enseguida ya perdiendo la paciencia y en esta ocasión no dudó en compartirlo abiertamente con todos –En vista de que Blythe parece no encontrarle el debido interés a mi clase al estar tan contento todavía de haber compartido asiento con Shirley, y de que por otra parte la señorita en referencia parece secundarlo siguiéndole la corriente, me veo en el deber de imponerles un nuevo castigo... Pues muy bien parejita, estoy en el derecho de recordarles que esto es un salón de clases y ¡no un parque donde ir a tratar asuntos personales! ¡Y no crean además que no me he enterado de sus disparatadas al igual que peligrosas andanzas sobre los tejados!- expuso ocasionando de inmediato un nuevo estupor entre los involucrados y mofa general y cuchicheos por parte de los testigos; que sin embargo logró callar al instante con un fuerte grito -¡Silencio!- y luego observó a todos de manera amenazante, en busca de la más mínima señal de desobediencia, para ver si tendría que castigar a alguien de forma adicional.
Al no encontrar infractores prosiguió cruzándose de brazos en centrarse de nuevo en Gilbert y Anne –Bien, volviendo a ustedes dos, tendrán que escribir para el día lunes una composición de no menos de 5 páginas, que deberán presentarme a primera hora, contando el por qué estudian y cuáles son sus aspiraciones respecto a esto en el futuro...- les impuso y con sorna al final, agregó -Tendrán por lo visto un entretenido fin de semana y espero que lo disfruten-
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-Menos mal no encontró alguna de nuestras notas y la leyó en público. Creo que en definitiva me hubiera muerto de la vergüenza- Anne le confesó a Gilbert entre risas mientras ambos terminándose de comer las galletas que compartieran durante todo el camino en bicicleta, llegaban al otro lado de la isla, que Anne todavía no conociera y él se ofreciera a enseñarle.
-Nos la dejó fácil a decir verdad- el muchacho opinó, en tanto que agradecía en su interior a la suerte de que ella hubiese aceptado también que la llevara a casa de nuevo, y una vez en el camino siendo que era viernes, cuando le había recordado lo del estanque de aguas super cristalinas, parecidas a las de la laguna que quedaba cerca de su casa, ella se había entusiasmado de inmediato con la idea de ir allí...
"Como ya va a ser fin de semana, Marilla no me dice nada por lo general si llego un poquito más tarde. ¡Vamos!, ¿sí?" le había dicho y él encantado accedió de inmediato a cumplir su petición... tal como desde que rayara el alba estuviera soñando.
"Sus deseos son órdenes Madame" le había dicho al arrancar la bicicleta y para entonces, una media hora después ya estaban arribando al lugar. Su favorito en toda la Isla del Príncipe Eduardo.
-¡Oh por Dios, este sitio es tan hermoso!- Anne exclamó ni bien divisar el estanque donde había peces de colores y de fondo una pequeña cascada –A este lugar lo llamaré "La pequeña laguna de las aguas de diamante"- profirió de forma teatral y al detenerse él y bajarse de la bicicleta, corriendo emocionada cual niña pequeña, se adelantó
Gilbert dejó arrimada la bicicleta de su padre junto a un árbol cerca de la orilla y fue con ella hacia un pequeño puente que atravesaba el estanque.
-¡Me encanta!- dijo Anne con entusiasmo, observando, al tiempo que giraba con los brazos abiertos, todo alrededor, desde la tierra hasta las copas de los árboles, deslumbrada como si recién abriese los ojos al mundo –Este sitio parece estar resguardado por las hadas, parece como salido de mis sueños... ¡Sería perfecto venir aquí a leer!- opinó con alegría
-Yo podría traerte seguido... si quisieras...- Gilbert comentó sin mucho pensarlo y a medio camino se dio cuenta de que podía estar metiendo la pata, al parecer aprovechado. Ella por todo, sólo lo miró durante unos segundos con curiosidad y sonrió para luego tomar asiento en el borde del puente, donde habían unas barandas de madera seguras que los protegían.
-Y entonces... me vas a contar que se traían hoy día tú y el tal Jerry- Gilbert viendo de tal modo que era un buen momento para preguntar, volvió a sacar a relucir el tema, el cual había mantenido al margen entre el montón de cosas amenas que durante el trayecto platicaran, pero que seguía por desgracia manteniendo enclavado en la cabeza y en la punta de la lengua.
-Jerry es tan sólo un chico que nos ayuda en la granja, que con el tiempo se ha vuelto mi amigo. Esta mañana Matthew y Marilla le pidieron de favor que me pasase dejando por la escuela en vista de que tenía encargado ir a Charlottowm a realizar algunas compras. Él es muy amable, me preguntó si yo quería que pasara a recogerme también al regreso, pero le dije que no se preocupara ni molestara porque ya me encuentro mejor. Le recomendé que si le sobraba un tiempito de lo que estimara en realizar la tarea, lo ocupara descansando antes de regresar a casa a sus labores cotidianas- Anne, aunque en el fondo como él mismo reconocía, no tenía obligación de explicar nada, igual lo hizo para demostrarle cuanto valoraba su amistad.
-... ¿Sientes algo por él?- Gilbert entonces necesitó saber
-Reconozco que es un buen amigo, pero sólo eso- ella sin complicarse le compartió, todavía escrutándolo con interés -¿Por qué quieres saber tanto?- al final riéndose un poquito, le preguntó -...Y cierto ¿qué era lo que tenías que decirme que mencionaste en la clase?- además tal como él, también fue directa al grano. Gilbert sin querer se puso medio colorado
-Lo que pasa es que...- tuvo que comenzar a contar sin sentirse preparado, rascándose la parte de atrás de la nuca algo nervioso, en tanto intentaba encontrar en su interior las palabras adecuadas para abordar el asunto, tratando de calmarse mirando el agua -Es que me preguntaba... si tú... si yo (carraspeando corrigió) te gusto tal como me gustas tú a mí- se aventuró a decirlo al fin, haciendo que Anne estupefacta se volviera de inmediato un notorio manojo de nervios.
-Gil... Gilbert... la verdad no sé qué decir- con valentía aunque estupefacta admitió -...siento que me he quedado por primera vez en la vida totalmente sin palabras- sonrojada pero sonriendo como niñita que se encontrara en un aprieto tocándose las mejillas, le contó
-Tal vez consideres que es demasiado pronto o puedas pensar que soy un desesperado pero... Anne, ¿Te gustaría ser mi novia?...- él con seriedad entonces le preguntó, con la esperanza de oír una respuesta a favor - Por favor di que sí... por favor- además con dulzura le rogó.
- Gilbert...- expresó ella, sorprendida y casi sin aliento -Tú... yo... ¿juntos?- anonadada primero tartamudeó pero luego sacudió la cabeza para recuperar el debido autocontrol –Por favor no me malinterpretes, sí me encantas pero es que... todo esto es tan rápido y yo aún me siento demasiado joven...- analizó sobre cuál era la opción correcta a tomar, aun sintiéndose casi derretida por la dulce súplica –Pero... ¿pero tú estás seguro...?- siendo lo más sincera posible en su contestación e intentando al mismo tiempo no llegar a herirlo, escrutando las expresiones de su rostro, quiso descubrir hasta donde había de cierto en su petición -¿Estás seguro que no te importaría que te vieran con la huérfana fea y delgaducha, pecosa y de cabello color zanahoria?- desconfiada tuvo que preguntarle, mirando a todos lados además para ver si no lograba ver a alguno de los muchachos de la escuela escondidos detrás de los árboles, listos para mofársele en caso de tratarse de alguna vil apuesta, pero como no encontró nada volvió a dirigir la vista con algo de timidez hacia él.
Gilbert entusiasmado de escuchar una sola de sus frases, únicamente en respuesta le colocó un índice sobre la boca para que se detuviera y no prosiguiera haciéndose líos, percibiendo cuánta incredulidad había en ella, no considerándose lo suficiente hermosa para atraerlo ni tampoco teniendo idea de lo adorable que con todas sus ocurrencias era. Se llevó entonces dos dedos a los labios simulando un beso y luego los posó sobre los de ella en un tierno gesto, desarmándola.
-Tú también me encantas- le confirmó –Y por lo visto no sabes lo genial e increíble que eres- expresó de modo adicional sin dejar de sentir ternura por su elocuencia y candidez al expresarse, y se aventuró a intentar acariciarle una de las sonrojadas mejillas, más ella dando un respingo retrocedió ante su toque con la mirada asustada, pareciéndole de repente y de nuevo el animalito indefenso que en un principio le recordara, tan delicada e inocente que más que nunca sintió el inmenso instinto de protegerla que le despertara desde el primer momento en que la viera.
-Yo... sólo tengo que pensarlo un poco- soltó Anne por último luciendo realmente confundida, y con rapidez levantándose, comenzó a andar por el puente en dirección contraria a la que llegaran.
-¿Para cuándo obtendré una respuesta?- no obstante Gilbert, consiguiendo el aire de esperanza que necesitaba al confirmar para alegrarle el alma que ella se ponía en el mismo estado febril que él, cuando se le acercaba; tuvo que insistir por su contestación.
-¡Para cuando caiga la primera nieve...!- Anne resolvió entonces volteándose hacia él y colocándose las manos a los costados de la boca para que su voz resonara con más fuerza -¡Ese día te contestaré Gilbert Blythe!- añadió con ganas de jugar en tanto ya al llegar al otro extremo de la orilla, se encaminaba a empezar a inspeccionar el lugar.
Él se quedó meditando unos instantes sus palabras, con el corazón latiéndole a velocidad, admirando la seguridad y sinceridad que proyectaba aquella chica tan especial, que reconocía bien que lo tenía loco, y fue allí cuando una condenada avispa le picó en el brazo como recordándole traviesa al modo de ella de pellizcarse para comprobar que no se encontraba soñando, cada vez que se le presentaban situaciones que parecían irreales, y también como una señal o una alusión que le dio a entender a su vez a su propia alma, que estaba de verdad enamorado.
Yendo a recoger así la bicicleta para luego cruzar el puente, apresurado la siguió, aun intuyendo que ella podía ser lo suficiente lista y aguerrida para desenvolverse sola en medio de aquella vegetación, pero disfrutando contento de ser su caballero andante y protector.
FIN
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