UN SEGUNDO COMIENZO
El Escritor dice: -Una nueva oportunidad donde la historia varo en naufragio.
El Hechizo del Bosque Dice: -Qué manera tan irrespetuosa de entrar, sin pedir permiso, ni dar ofrenda; ¿Sera que esta joven abusiva que ingresa de una forma tan despreciable no conoce las historias de esté, mi bosque hechizado?, pues mal hecho, la ignorancia no es excusa de nadie y pronto esta jovencita se arrepentirá de su ofensa.
La temeraria Joven de ojos y cabellos negros, sin miramiento alguno, se introdujo corriendo en el interior del tétrico bosque. Su mente se encontraba completamente vacía, le temblaban las manos y los pies. En su cuerpo se amontonaba el sudor y en su rostro falsas lágrimas, pero a pesar del gran esfuerzo físico que ejercía su débil cuerpo, al andar tanto y tan rápido como le era posible, evitando los obstáculos del camino, no había nada dentro de ella que palpitara cansado por el afán.
Corría en dirección al bosque solo por instinto, pues no existía razón alguna, al menos coherente para ello, pero no por eso dejaría de correr.
El Viento Dice: -Te diriges al interior del bosque, aquel del que todos tienen miedo, ese que tanto agrada a los valientes ¡aunque no regresen!, no mi niña, ¡aléjate!.
"Recuerdo que fui ¡Feliz!, durante algunos pocos años todos lo fuimos; siempre estábamos unidos, una familia alegre, pero no duró, nada en mi vida lo ha hecho; no me dejo nada, con todo lo que querido ¡ella ha acabado!".
Se había adentrado cuantiosamente cuando cayó inconsciente.
El apuesto Joven, de piel blanca, se abrió paso entre la oscura y solitaria noche; su fiel amiga, cómplice en cada uno de sus despreciables y terribles crímenes cometidos en contra de la humanidad. Tranquilamente y en silencio camino hasta la Joven que se encontraba tendida, desmayada en el suelo.
La Noche Dice: -Soy tú manto y tú velo. En silencio siempre te he acompañado, sin omitir opinión ni juzgar jamas acción tuya alguna, tampoco actuó, solo estoy presente, una simple espectadora, ¿lo que me hace más cómplice o menos culpable?, pero esta vez me niego en rotundo, esa joven belleza tiene un destino diferente.
El Joven había percibido su presencia en cuanto ella puso un pie en el bosque y desde ese instante aquella jovencita consiguió llamar enteramente su atención, como nada desde que estaba vivo y eso hacía muchos siglos, pero aquella sensación empezaba a palpitar desde el doloroso olvido, ¿qué significaba?, ¿con que se relacionaba?, no lograba recordar, o tan solo no lo deseaba.
Podía escuchar perfectamente, sin ningún esfuerzo, la respiración acompasada de la joven. Sin embargo, ¿dónde se escondía el sonido de su corazón?
Ella recibió un duro golpe durante la caída, uno peligroso y hasta mortal. Era muy buena actuando pasaba perfectamente por muerta, prácticamente inmóvil en el piso, mas no lo engañaría a él, un voraz vampiro.
-¡Así que tú eres la belleza en la tristeza, la chica sin corazón! -susurro a la hermosura que conmocionaba al bosque.
La observo algunos minutos, con sus ojos azules fríos e impenetrables. La belleza de la Joven era magnifica, un encanto irrompible pero su ser era despreciable pues estaba maldita de una forma peor que la de él. Visto desde ese ángulo su hermosura resultaba repugnante, pero tenía sed, sed de sangre y de todas maneras el también desbordaba un espeso sentimiento de repulsión, así que, en base a dicho raciocinio ella y su maldición resultarían de igual manera un suculento aperitivo.
Se arrodillo con gracia a su lado, acercando despacio su rostro al de ella. Olio el perfume de su pelo, sintió lo dulce de sus labios. Una princesa sumamente miserable. Se encontró entonces con la idea de que sus colmillos se encontraban listos para absorberle la vida desde antes de convertirse en un no muerto.
Algunas cosas están predestinadas a suceder, pero ¿no todos eligen, su destino?, pensó.
Movió con ternura algunos cabellos que cubrían el cuello de ella, su objetivo.
El Bosque dice: ¿qué tratas de hacer cruel Vampiro?, esta criatura ha sufrido suficientes desgracias, y ya es el momento de que las afrontarle. ¡Despierta triste pequeña!, despierta, la muerte no te desea... aun.
El Hechizo del Bosque dice: ¿qué esperas?, ¡acaba con ella!, termina con aquello que no podrá ser llamado vida, pues ella ni siquiera puede equiparase a una existencia. ¿Cruel?, ¿dé que hablas Bosque?, es correcto que desaparezca, que sea destruido lo que jamás debió existir y esta joven sin corazón es un capricho del Destino que no debe andar más sobre la tierra.
La Joven despertó de improviso, encontrado su mirada con la del vampiro. Ambas miradas frías, duras, vacías de sentimientos espesaron el aire.
A lo lejos un aullido llamo la vigilancia del inmortal joven, que desapareció en el abrazo de la oscuridad, sin dejar de mirar un solo instante, en el proceso, aquellos ojos negros.
Ella desorientada trato de incorporarse, al hacerlo noto entre los arbustos próximos, una sombra la cual dibujaba la silueta de un fiero peligro.
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