Capítulo 7: ATRAPADOS
Tirada en el suelo sentía que mi espíritu había dejado mi cuerpo. Cerré mis ojos con fuerza, di varias respiraciones profundas y me repetía una y otra vez, "esto no es real, es una pesadilla, debo despertar". Abrí los ojos para encontrar que todo seguía igual. La única persona en pie era Karen y estaba temblando como una hoja cuando el viento fuerte la golpea. En ese momento no sabía que hacer o decir. Algo nos había arrebatado a Julie y lo único que pude ver fueron unas esferas rojas que me parecieron eran ojos. Escuche sollozos detrás de mí, me voltee para ver a Ariz que parecía estar en estado de shock.
Me moví rápidamente hasta su lado. La toque y dió un brinco hasta llegar a la pared. Observé a Kenai, estaba poniéndose en pie, por su postura supe que se sentía derrotado. No voy a negar que me sentía de la misma manera. No había explicación alguna para lo que estaba sucediendo. Me puse en pie y comencé a sentir dolor en el cuerpo a causa de la lucha. Fui directo a Ariz, necesitaba que se tranquilizara.
- Mírame a los ojos Ariz. – le hablé en un tono suave y calmado. – No es momento de entrar en estado de shock, todos estamos pasando por lo mismo, te necesito conmigo. ¿Entiendes? Respira profundo varias veces y cuenta hasta diez. – ella lo hizo sin quitarme la mirada.
- Tenemos que salir de aquí. – me dijo con un hilo de voz, yo solo asentí, le extendí la mano para que se levantara del suelo.
- ¿También lo vieron? – hablo Karen desde el lugar donde estaba, ella no se había movido.
- ¿De qué hablas? – pregunto Kenai intrigado.
- Los ojos rojos que flotaban en el aire mientras halaban a Julie.
- Yo si los vi. – le conteste con seriedad.
- ¿De qué están hablando? Yo no vi nada. – dijo Kenai un tanto alterado.
- Tú y Ariz estaban a la parte de abajo halando las piernas de Julie, por ende su cuerpo les cubría la visibilidad. Habían unos puntos rojos, según menciono Karen, parecían ojos. Por más golpes que lancé no llegue a tocar nada.
- ¡Rayos! Debemos ponernos en marcha, no sabemos si eso regrese. – Ariz sin lugar a dudas estaba desesperada.
Antes de comenzar la marcha saqué una soga no muy larga de mi mochila. Hice que todos nos amarráramos a ella para no perdernos en la oscuridad. El amarre fue en las mochilas, si algo volvía a aparecer soltaríamos las mochilas para zafarnos. Sacamos las cosas más importantes y las guardamos en nuestros bolsillos. Deje a Kenai ir adelante, seguido de Karen y Ariz. Yo estaba a lo último. Hice a Ariz que se atara una linterna en el hombro izquierdo alumbrando hacia la parte de atrás. Mientras sujetaba otra con su mano derecha para alumbrar hacia al frente al igual que todos. Yo movía mi mano izquierda para todas partes, con la cual estaba aguatando la linterna.
Tenía preparada la cuchilla en mi mano derecha al igual que Kenai. Las chicas tenían las cuchillas en sus bolsillos. Al estar atados de la manera en la que estábamos solo podíamos caminar en fila india. Caminamos quizás por unos veinte minutos y no se escuchaba nada, todo seguía de la misma manera. Kenai detuvo la marcha por lo que me tense. Hizo una señal con su mano para dejarme saber que había algo sospechoso. Sentí la presencia de algo moverse por encima de nosotros.
- Arriba. – dije en voz alta.
Todos alumbramos con las linternas pero no divisamos nada. Yo sabía que estaba ahí observándonos. En cualquier momento atacaría, pero esta vez estaríamos preparados. Seguimos caminando a paso lento pero seguro. Había bastante espacio entre unos y otros, cuestión de poder movernos y atacar para lo que fuera que había ahí en la oscuridad observándonos. Yo sentí en mi hombro derecho un toque escalofriante que me puso los pelos de punta. Antes de siquiera poder darles el aviso a los chicos sentí un jalón hacia atrás. Grite, pero no fue un grito de terror fue uno de lucha. No dejaría que esta cosa me llevara, ni a mí, ni a uno de los míos. No perdería a nadie mas esta noche.
Prepare la cuchilla pegándola a mi pecho y tirando con fuerza mi brazo derecho hacia atrás. Lo vi por encima del hombre. Ahí estaban lo que asumí eran los ojos. La cuchilla la dirigí directo a uno de ellos y conecté el golpe, se escuchó un chillido horrendo y me soltó haciéndome caer de espaldas. Todos gritaron y cayeron junto a mí por culpa del jalón.
- ¿Están todos bien? – pregunté un tanto azorada.
- Sí. – me contestaron apenas con aliento.
- ¿Qué fue ese ruido? – preguntó Karen asustada.
- Le di en el ojo, creo que se lo exploté. – contesté mientras me ponía en pie.
Mientras todos se incorporaban sentí un peso raro en la mochila y ahí estaba nuevamente. Les grité a todos que soltaran las mochilas y así lo hicieron. Yo intente liberarme de la mía, pero era tarde ya me había halado. Volví a caer de espaldas, todos corrían en mi dirección, mientras alumbraban. Esa cosa me arrastro por el suelo, hasta que logre sacar mis brazos de los tirantes de la mochila y quede tendida en el suelo. Sin perder un segundo me puse en pie y corrí hacia los chicos que venían gritando.
Llegue hasta ellos y corrimos en dirección opuesta a donde había sido arrastrada. Observé por encima del hombre y vi que no solo habían un par de ojos rojos, habían al menos ocho pares. Les grité más fuerte que corrieran. Ariz corrían a mi lado izquierdo cuando la vi salir volada por el aire y pasar por el lado de Kenai. Cayó al suelo golpeándose una rodilla. Kenai y Karen la ayudaron a levantarse, ella sollozaba por el dolor. Su rodilla derecha estaba ensangrentada. Lo que nos seguía la había golpeado por la espalda y la había enviado por los aires.
Kenai la tomo por la cintura para que ella se apoyara en él y así poder correr. El dolor no la detuvo, esa era mi prima, yo sabía que era sumamente fuerte. Kenai se detuvo en seco junto con Ariz y Karen hizo lo mismo. Yo apenas y pude detener el paso, choque contra Karen.
- ¡Oh Dios! – dijo Karen apenas audible. Al mirar hacia el frente pude ver porque lo decía. Habían tantos círculos rojos brillantes delante de nosotros que no podía contarlos.
Estábamos completamente rodeados por esas cosas. En una situación como esta necesitábamos un arma, una que no teníamos. Maldije por lo bajo, estaba consiente que de esto no saldríamos. Eran demasiados y nosotros éramos solo cuatro, pero Ariz estaba lastimada. Los hice caminar hasta que sus espaldas quedaran pegadas a la pared. Me pare frente a ellos, Kenai hizo su camino hasta mi lado. Ariz y Karen quedaron con sus espaldas pegadas a la pared, alumbrando con las linternas para todas partes.
- Chicos...- Ariz no me dejo terminar.
- Zydne, no te atrevas a decir unas palabras de despedida. – eso me saco una sonrisa, ella me conocía muy bien. A parte de eso sabía que todos teníamos el mismo pensamiento. "De esta no vamos a salir." Dejaría mi último aliento luchando, pero no me rendiría ante estas cosas.
- ¡Es hora de luchar! – dije con seguridad.
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