Capítulo 27: DECIDIDA

- ¿Qué harás cariño?

- Papá tu solo debes esperar tranquilo. Ayúdame a conseguir las cosas que necesito para enfrentar a ese maldito y recuperar sus almas.

- No puedo permitir que te vayas sola a enfrentarlo.

- Papá yo no voy a permitir que te suceda algo. No seguiré con esta discusión, solo ayúdame a conseguir las cosas.

- No estoy de acuerdo con esto, pero aún así te conseguiré las cosas.

Mi papá se puso en contacto con mi tío Angelo para que trajera algunas cosas que iba a necesitar. Él al rato llegó con algunos compañeros militares. Trajeron consigo algunas armas que me servirían. Tuvimos una pequeña discusión porque todos querían acompañarme, igual me opuse. Me insistieron sin detenerse, me amenazaron con no darme lo que necesitaba para poder enfrentar aquellas cosas que allí habían. Aquellas cosas sin cuerpo, aquellos que andaban como humano y parecían, pero sus cuerpos al recibir un golpe se desasían en una especia de ceniza extraña y volvían a unirse como si nada.

No permitiría que fueran a enfrentar a esas cosas. Quizás me esté comportando de manera estúpida al no querer recibir su ayuda, al creer que yo sola voy a poder contra ellos. Sabía que me esperaban a mí, tenía el presentimiento de que me dejarían llegar hasta Josue o quizás hasta me escoltarían hasta donde él. Tenía que hacer esto sola y no poner a nadie más en peligro.

Había tomado mi decisión, en dos días entraría al bosque. Era tiempo más que suficiente para prepararme. Hice algunas estrategias con mi tío, papá y compañeros del ejército. Si en algo estuvimos de acuerdo era que no debía ir muy cargada, solo con lo necesario. No era para que llevara una mochila gigantesca llena de cosas para defenderme, solo ciertas armas con suficiente cargas, cuchillas escondidas en todas partes de la ropa. Y sin lugar a dudas varias cosas bendecidas por un padre y obviamente algo que no podía faltar era el agua bendita. De momento me sentía como si fuera a enfrentar un vampiro con todo esto de estacas, cosas bendecidas y agua bendita, pero eran cosas necesarias porque Josue no era normal. Lo sabía muy bien después de lo que había visto, él había vendido su alma al diablo y por eso estaba en esa situación. De cierto modo sentía que también debía liberarlo de su agonía, porque a pesar de que no dijera nada sobre lo mal que lo estaba pasando viviendo de esa manera era obvio que estaba arrepentido.

Al estar segado por el error que había cometido y el coraje, no aceptaría que estaba arrepentido. Si algo sé, es que al mirarlo a los ojos esa vez se notaba la soledad, el desprecio hacia lo que era ahora y el querer salir de ahí, pero por su orgullo nunca lo aceptaría. Sabía que lucharía por el orgullo, capricho y que sería difícil convencerlo de no hacerlo. Se notaba que tenía miedo a desaparecer.

Dos días, estaría completamente preparada para enfrentarlo. Gracias a la ayuda de mi padre, tío y sus amigos militares. Me trajeron ropa negra, el pantalón tenían una gran cantidad de bolsillos. Una botas especializadas para que no me fuera a lastimar mientras corría o peleaba. Armas, cuchillas, todo lo habían bañado en agua bendito, según ellos funcionarían mejor contra un ser maligno de esa magnitud.

En esos días, me alimente bien, me hicieron entrenar, pero no mucho, hablamos de las estrategias que seguiría una y otra vez. Descanse bien que era algo que me hacía falta. Y sin darme cuenta había llegado el "Día D". Me levante temprano para ir primero al hospital y ver una vez más a aquellos seres que tanto amaba y por los cuales lucharía ese día para que regresaran a nuestras vidas a iluminarlas con sus sonrisas, ocurrencias, con sus presencias. Haría todo lo que estuviera a mi alcance para que regresaran. Al último que vi fue a mi hermano.

- Todos regresaran, yo me voy a asegurar que así sea. Si no regresó quiero que sepas que eres la luz de mis ojos, el mejor hermano que existe en el mundo. Pórtate bien con mamá y papá. Termina de estudiar y convierte en un hombre del cual cualquiera estaría orgulloso. Haz lo que más te haga feliz, sigue tus sueños, no te detengas por nada ni por nadie. Sabes que siempre he creído en ti. Eres mi pequeño halo de luz. Le doy gracias a Dios por ser mi hermanito menor. Kenai me voy a asegurar de que regreses. Eres el mejor, nunca lo olvides. Te amo pequeño molestoso. – sin decir más le di un beso en la frente y salí.

Camine por aquellos pasillos fríos del hospital. Escuchando la maquinaria, viendo a los enfermeros y doctores con mucho trabajo. Los familiares de los pacientes en los pasillos, unos me miraban otros no notaban mi presencia. Baje hasta el estacionamiento donde todos me esperaban. Sin mediar palabras nos fuimos de camino al bosque. Una vez llegamos estaba lleno de reporteros y personas curiosas. Ni siquiera sé porque estaban allí. De igual forma baje del auto preparada para enfrentar a Josue.

Todas las personas allí presentes se quedaron en silencio. Al parecer nadie se esperaba que yo llegara. Los tome por sorpresa por completo. No les presté atención, estaba concentrada en lo que sucedería una vez entrara a El Bosque Encantador. Me paré frente a la entrada, una brisa fría y a la vez caliente me choco de lleno. Los árboles se movían de manera fuerte por el viento y allí al fondo veía como unos ojos naranja brillantes me observaban a la espera de mi entrada.

   

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