Capítulo 21: ERES CULPABLE


Me llevaron hasta una casa. Pensé que me llevarían a la cárcel o a una estación de policía. No entiendo porque me han traído aquí. Estacionaron la guagua por la parte de atrás de la casa, no importa por donde mirara no había manera de que me vieran. Me bajaron del vehículo de manera brusca. Tuve que caminar por el patio de atrás el cual se notaba no le daban mantenimiento en un tiempo. Abrieron la puerta que sonó de una manera muy inusual. La casa apestaba a humedad y moho. Pasamos por un pasillo no muy largo, luego de pasar dos puertas me hicieron entrar en una habitación. En medio de la misma había una silla sola y nada más. Me hicieron sentar en ella mientras todos se quedaban a mi alrededor observándome. Estaban los dos policías del hospital, aun no sabía sus nombres, junto a ellos estaba el detective Alborán. No puedo negar que apenas lo conozco y ya lo odio.

- Bien Zydne, tendremos una conversación muy interesante. – quería golpear a este idiota. – ¿No preguntarás de que se trata? – en lo único que podía pensar era en dejarlo herido.

- Parece que no quiere hablar. – le decía el policía que me puso las esposas.

- Debes contestar niña. – Ahora se dirigía a mí el otro policía.

Nos miramos durante varios minutos. Yo no quería decir nada, después de todo tenía derecho a quedarme callada. No tenía ni idea de que estos hombres estaban planificando. Los observaba uno a uno esperando a que dijeran algo. Iba a dejar que ellos continuaran con sus cosas de policía bueno y policía malo. Aunque al parecer no se ponían de acuerdo con cuál iba a cumplir que rol.

- Hagamos esto rápido. – dijo el detective Alborán. – Esto es así de sencillo Zydne, dirás frente al juez que eres culpable de todos los cargos. ¿Haz entendido?

No podía creer lo que estaba diciendo. Quería que dijera que era culpable por algo que no he hecho. Este hombre está loco. Solo podía mirarlo sin decir nada. Había perdido el hablar con lo que me estaba diciendo. Por nada del mundo pensaba decir que era culpable. Tenía que regresar al bosque a recuperar las almas de mis seres queridos. Ahora tengo a este hombre intentando impedírmelo. Si yo no lo hago quien lo hará por mí, yo conozco el bosque, sé dónde ese maldito se encuentra. De lo que no estoy muy segura es de que debo hacer para recuperar sus almas, pero creo que tendré que hacer un intercambio y estoy lista para eso.

- ¿Y bien? ¿No me vas a contestar? – me decía el detective Alborán un tanto alterado.

- Jefe, no tenemos mucho tiempo, solo cinco minutos más para irnos. – le decía el policía que me había puesto las esposas.

- Hasta que no acepte no nos vamos. – maldito detective, estaba loco si cree que iba a aceptar.

- Niña acaba y acéptalo, nadie va a creer el cuento que hiciste. – ahora era el otro policía el que hablaba.

Los observe sin decir una palabra, jamás aceptaría lo que me estaban pidiendo. Solo tenía al detective Alborán frente a mí, los policías estaban recostados cada uno de una pared distinta. La puerta detrás del detective estaba abierta, yo solo tenía las esposas puestas. No lo pensé dos veces me levanta y corrí hasta el detective haciéndolo tropezar con sus propios pies y cayó al suelo. Corrí lo mas rápido que pude pasando la puerta, estaba en el pasillo, no me faltaba nada para llegar al pestillo de la puerta de salida de la casa cuando me alzaron del suelo. Uno de los policías me había alcanzado. Bueno, lo que cuenta es que lo intenté.

- Esto es un maldito caso perdido detective, solo llevémosla a la celda que le tienen preparada.

- Yo no hice nada. ¿Por qué no son tan hombres y se ponen bien los pantalones y entran al bosque? Verán que no les miento.

- Estas loca, no vamos a entrar ahí y mucho menos después de lo que contaste.

- Cállate López. – así que el policía que me había puesto las esposas era López y me creía.

- Tu si sabes que no he mentido, solo he dicho la verdad. – lo miré como pude con lágrimas en los ojos.

- Ya no importa, vámonos es tarde. – dio indicaciones el detective.

Me regresaron a la guagua negra. Fuimos todo el camino callados. Si el oficial López me creía muchos otros lo harían. Mi curiosidad ahora era porque el policía López si me creía. Quería saber cuál era su motivo para hacerlo. Después de todo hasta el psicólogo pensaba que estaba loca. Llegamos y no era una cárcel, era el cuartel de la policía en donde también tenían celdas disponibles en lo que veían en donde acomodar a los presos.

- Tienes trato especial niña. Te quedarás aquí hasta que vean tu caso en el juzgado. – me dijo el detective Alborán.

Me llevaron por varios pasillos hasta que llegamos a unas celdas individuales que tenían disponibles. Entré en una de ellas, mejor dicho, me hicieron entrar en una de ellas, cerraron la reja detrás de mí. El detective López me hizo señas para que me acercara, saque las manos y retiro las esposas. Se quedó un momento parado junto a la reja me miraba de una manera cálida. Rasco su cabeza, dio varios suspiros y me habló.

- Yo si te creo. Durante estos años hemos tenido casos de personas que se han quejado de que cosas extrañas pasando en el bosque. Cuando te hagan el juicio cuenta todo tal y como lo has estado haciendo. Ya me tengo que ir, pero recuerda, yo nunca dije nada. – le dije que si con la cabeza y le di una sonrisa de agradecimiento. 




Hola queridos lectores, espero que les este gustando.  

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