Al llegar la mañana, como siempre, la joven bruja se ha levantado y salido a recorrer el bosque que la ha visto crecer gran parte de su vida.

En su mente no abunda nada más que la recurrente curiosidad de saber qué hay más allá de lo que conoce.

A pesar de todo, Rynna ama a cada una de sus hermanas; pero hay veces en las que solo quiere tener otra clase de compañía. Compañía que solo se limita a oírla y no juzgar nada de lo que diga.

—¿Por qué es tan difícil entender que ya no quiero vivir encerrada? —Dice a la criatura que permanece oculta en los arbustos —Te traje lo que te gusta —Estira su mano para dejar visibles unas cuantas nueces que tomó de la mesa antes de salir.

Rynna ve con una sonrisa al cervatillo blanco que lentamente sale de su escondite para comer el manjar que le ofrece.

—No me siento libre en este lugar. ¿Tú te sientes libre aquí?. Quisiera poder salir.

Entre su ropa, un leve punto de calor llama su atención. El guijarro que Stolas le obsequió.

—¿Por qué está caliente? —Pregunta en voz alta.

Para su sorpresa, la pequeña piedra parece mostrar una dirección a través de un flecha de un color rojo más intenso. Una flecha dibujada con su magia de fuego.

—¿Hacia dónde apunta? —Pregunta en voz baja antes de mirar en la dirección que la flecha le indica —¿Hacia dónde quieres que vaya?

<<Salgamos más allá de lo que conocemos...>>, escucha un susurro que la hace voltear de inmediato.

No hay nadie cerca de ella.

—¿Qué fue lo que...?

<<Seamos libres de escoger nuestro camino. De descubrir el mundo en el que vivimos>>.

Aquella voz parece animarla a hacer lo ella más desea hacer; pero que Raksha le prohíbe.

<<Esta magia es tan libre como tú, querida. Es por eso que eres mi portadora>>.

Ahora todo estaba un poco más claro para la joven Rynna. La voz proviene de su interior. De su poder. De su magia.

—Si salgo... Raksha se enfadará.

De pronto, un llama se enciende frente a ella. Amarillo y anaranjado brillante que asemejan una ventana como la de la caldera. En ella, una imagen llama la atención de la joven bruja.

—¿Qué es...?

Una enorme y grotesca criatura con filosos colmillos se observa en el interior de las llamas.

—¿Qué hace?

La criatura parece confundida al sujetar su cabeza con fuerza para luego golpearse contra los muros de dura roca de su cueva.

—Pobre... —Aquella escena parece causarle tristeza.

<<Ayudémoslo>>, dice la voz en su interior. <<Eres la indicada para ello. Seamos la...>>.

—...Luz que ilumine su camino. —Finaliza en un murmullo.

Luego de que las llamas se apagan, la joven bruja toma la importante decisión de desobedecer a la bruja mayor.

—Cuando se de cuenta de que no estoy, saldrá a buscarme. —Se dice a sí misma  mientras prepara una bolsa para su viaje.

—¿Qué haces, Rynna? —La voz de Raksha hace que la joven se ponga nerviosa.

—N-Nada. Solo hago una bolsa para salir mañana. Quiero ver qué tan lejos puedo llegar en este bosque.

—¿Por qué iras tan lejos?

—Solo creí que sería una mejor idea que... salir de este lugar.

—Rynna, solo quiero que entiendas que hago todo esto para protegerte. Sé cómo es el mundo allá afuera; y no es tan amigable cuando saben que somos brujas. Los humanos...

—...Siempre temerán a lo diferente. Pero no lo entiendo. No le hacemos daño a nadie y ellos...

—Los humanos dejan que el miedo guíe sus acciones; y siempre buscarán la forma de deshacerse de lo que los asusta o hace sentir inseguros.

—Pero...

—Sé que tú no le harías daño a nadie, hermanita. Pero no puedo dejar que ellos te hagan daño. Solo...

—Es para protegerme. Entiendo. —Dice con desgano mientras toma su bolsa para salir de la cabaña, pasando de su hermana —Iré a ver a Remena, ¿puedo?

—Claro que sí, no tienes que...

—Ya me voy. Nos vemos luego.

Con el tiempo, aquella clase de discusiones entre Rynna y Raksha se habían vuelto algo cotidianas. Pero para la joven, la situación con Remena era completamente diferente.

Si Raksha no apoya su inmenso deseo por explorar el mundo, quizás Remena le brinde ayuda.

¿Será que Remena puede ayudarla a salir sin que Raksha se entere?