Capítulo 3
En el interior que una cueva que atraviesa una gran montaña, el demonio creado recientemente, permanece perdido en la oscuridad, intentando hacer que las miles de voces guarden silencio.
"No tuvieron piedad".
"Todos deberían perecer".
"¡Mátalos!".
"¡No debe haber piedad para nadie!".
—¡Silencio! —Su voz hace temblar el interior de la cueva mientras un fuerte eco sale de esta —¡Ya cállense! —Sujeta sus orejas con desesperación mientras logra vagamente que los gritos disminuyan su volumen. —Todos hablan a la vez...
"Matemos a todos los humanos", dice una de las voces en su interior.
"Ellos nos crearon y haremos que se arrepientan de ello".
"Mataron a todos por su desmesurado egoísmo".
"Nosotros seremos...".
"Nuestro nombre es...".
"Borkoff... et daemonium daemoniorum".
—Seré la calamidad de la humanidad... —Murmura mirando hacia la luz de la entrada de la cueva —Cuando me acostumbre a esto y solo seamos un solo demonio, saldré de este lugar y mataré a todo humano que vea...
"¿Qué es eso?".
"¿Qué estamos viendo?"
Al percatarse de lo que las voces hablan, el demonio cierra sus ojos para descubrir que puede ver a través de otros.
Una de sus sombras se separó sin darle importancia y recorrió el lugar.
—¿Quienes son? —Pregunta mientras ve a la mujer, al hombre y a la joven que está más cerca de la sombra.
"Mátalos...".
—¿Un lobo? —Comenta el hombre.
—¿Raksha? —Dice la joven sin moverse de su sitio.
—Al arco de piedra, ahora. —Ordena la mujer.
"¡¿Qué estás esperando?!".
"¡Mátalos!".
***
La joven ve nerviosa cómo el lobo que no parecía tener interés en nadie comienza a gruñir rabiosamente mientras da lentos pasos hacia ella.
—¡Rynna corre! —El grito de Raksha provoca que la sombra reaccione, apresurándose para atacar a la joven que permanece inmóvil.
Antes de que el lobo pueda tocar a Rynna, Stolas se interpone utilizando su magia para crear una barrera y proteger a la joven.
—Ni se te ocurra, demonio —Dice el brujo con seriedad.
Aquella expresión en el hombre provoca que el demonio retroceda y baje la cabeza como si estuviera frente a alguien mucho más fuerte que él.
El demonio acaba por comenzar a correr lejos del brujo mientras la joven lo observa alejarse y la bruja mayor se acerca a ella.
—¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Por qué no corriste? —Pregunta Raksha con evidente preocupación.
—Yo... No sé...
—No puedes quedarte así frente a un demonio.
—Nunca había visto un demonio por estos lugares.
—Tampoco yo —Dice Stolas. —Solo era una sombra.
—¿Sombra? —Pregunta Rynna.
—Ese lobo es parte de un demonio más grande, querida —Dice el brujo —Por lo visto el humano despertó algo de lo que no se podrá librar con facilidad.
En su curiosidad, Rynna se atreve a preguntar sobre lo ocurrido. ¿De verdad hay demonios conformados por más de uno? ¿Cómo ocurre eso? ¿Por qué ocurre eso? ¿Qué pasará con los humanos que lo crearon?
Ante tantas preguntas, el brujo decide responder todas y cada una de ellas con la ayuda de su magia.
—Verás mi bella flor roja. Como sabrás, los demonios nacen de los pecados humanos. Mientras más malo el pecado, más desastroso es el demonio.
—Habrá que sellar a ese demonio, eliminarlo si no es tan grande —Dice Raksha.
—No habrá problemas en ello. Yo mismo lo haré —Dice el brujo.
—No deberías subestimar a un demonio desconocido, Stolas —Dice la bruja con seriedad —No sabemos de qué es capaz o cuál es su fuente.
—Mi querida Raksha, bien sabes que no hay demonio que yo no pueda vencer —Remena y Ryuka llegan al lugar —Pero si tanto te preocupa, podemos ir todos a ver al demonio. También sería una buena forma de enseñar a Rynna a...
—No.
—La proteges demasiado, querida. Rynna ya no es una niña; y su magia es más fuerte que la tuya o la de sus hermanas. —Stolas muestra una sonrisa que acaba por irritar a Raksha.
Desde siempre, Raksha se a preocupado por proteger a sus tres hermanas. A diferencia de ellas, Raksha ya vivió una vida antes que ellas al igual que Stolas. Pero ese es un secreto que decidió ocultar de todas. No necesita que sepan que no las une la sangre. Solo necesita que sepan que ella es su hermana mayor y que está dispuesta a todo con tal de protegerlas.
—¿Podríamos hablar a solas, querida Raksha? —Murmura Stolas.
—Vayan a casa. La veré en un rato.
Las tres brujas obedecen. Al quedar a solas, Raksha mira con seriedad a Stolas mientras él hace lo mismo con ella. Sabe de qué quiere hablar; y no tiene miedo de tocar el tema siempre y cuando nadie los oiga.
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