Capítulo 24

La mañana saluda a la joven bruja dejando que los primeros rayos del sol se estrellen contra su cara, filtrándose entre el pelaje de las orejas del inmenso demonio que aun permanece ovillado junto a ella.

Al abrir los ojos, Rynna observa pacíficamente al lobato que le dio calor durante toda la noche mientras acaricia con un solo dedo desde la cabeza a su lomo, hasta donde se lo permite la extensión de su brazo. Luego, su vista se desvía hacía el enorme demonio que no dijo nada cuando ella solo regresó y se acomodó junto a él.

La ira se había esfumado.

El miedo había sido enterrado.

Y la tristeza, encerrada nuevamente en una frágil caja custodiada por nadie.

Al despertar completamente, la joven bruja intenta levantarse sin molestar a nadie, pero fracasa sin esfuerzo. El mínimo movimiento despiesrta al lobato y al demonio, quienes parecen ponerse en alerta ante el movimiento.

—Tranquilos —dice suavemente —. Todo está bien. Solo...

—¿A dónde vas? —pregunta sorpresivamente el demonio.

Ryna guarda silencio por unos cuantos segundos. Aquella pregunta tan apresurada e inesperada la confunde un poco.

—Yo... —una amable sonrisa se dibuja en su rostro —. Descuida, no iré a ningún lado.

—Mientes. Estás...

—No iré a ningún lado, Borkoff. No voy a dejarte solo.

—Mentiras, es lo único que los humanos saben hacer. Mentir.

—Descuida —responde en tono suave —. Me encargaré de que veas que digo la verdad. Que no te fallaré. Verás que puedes confiar en mí como yo puedo confiar en ti.

El demonio se levanta en completo silencio, solo para abandonar la cueva, dejando a la joven bruja y al lobato en medio de esta. Aunque no parece haberse dado cuenta que una minúscula parte de él se queda atrás, sentado a la derecha de Rynna, ignorándolo completamente.

—¿Tú me crees? —la sombra con apariencia lobuna parece sonreír con sus ojos, amarillos y brillantes en la oscuridad.

Rynna observa en silencio al lobato que se levanta para acercarse a la sombra con pasos cautelosos y una expresión curiosa. Por su parte, la sombra se levanta para verlo desde arriba y olfatearlo como si intentara buscar algo en él.

Una oleada de blanco pasa por los ojos de la sombra luego de tocar fugazmente la nariz del lobato. Entonces, ambos se acomodaron uno junto al otro, la sombra cubriendo a borja como si quisiera protegerlo, como si quisiera fusionarse con él. Como si estuviera feliz de verlo después de mucho tiempo.

—Los demonios sí tienen memoria —murmura Rynna mientras ve sonriente a borja, descansando, aliviado de algo que no entendía, gimiendo como si llorara por haber encontrado algo que perdió y que deseaba recuperar.

Rynna suspira con pesadez.

—Tienen memoria, pero no siguen siendo lo que eran —acaricia la grupa del lobato —. Lamento que tu familia forme parte de Borkoff. Debiste ser una loba muy hermosa —desvía la mirada hacia Borja —. Me imagino que tienes el mismo pelaje que tu madre, pero también que el de ella debió ser más claro y que brillaba con el sol dando...

Frente a la joven bruja, en la tierra fría, seca y aplastada por el peso del demonio, algo comienza a florecer, agrietando y rompiendo el suelo.

Una flor de gruesos y fuertes pétalos azulados que se abren con gracia en un lugar que no tardará en hacer que se marchite.

Un aviso que solo ella es capaz de entender con su simpleza.

—Mis hermanas... —Rynna se levanta para abandonar la cueva lo más rápido posible, seguida por Borja y la sombra junto a él.

***

—Raksha... —murmura Remena con evidente cansancio. Pero es poco para el que demuestra su hermana mayor.

—Ahí viene.

Fuertes pisadas que hacen temblar cada vez más la tierra bajo sus pies pone en alerta a las tres hermanas.

—Usemos el salto, no podemos contra él —propone Ryuka.

—Ella vendrá, lo sé —un gruñido grave anuncia la llegada de la calamidad —. Recibió mi mensaje, no tardará en llegar. No debe tardar. Esperémosla.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top