En alguna parte, Raksha reclama colérica a Stolas por su atrevimiento.

—¡¿En qué pensabas, Stolas?!

—¡Hice lo que tenía que hacer! ¡De otro modo nos habrían matado a todos!

—¡¿Y la vida de Rynna vale más que la nuestra?! —exclama quitando bruscamente sus lágrimas —¡Dejaste morir a mi hermana!

—¡Ese demonio no la va a matar! —Raksha guarda silencio —¡Se te olvida que ella además de tener ese poder, también tiene un don! ¡No hay manera de que la mate!

—No puedes asegurarlo. ¡No puedes asegurar de que estará bien junto a esa cosa!

—¡Pues esa "cosa" es el demonio más impresionante que jamás se haya visto! ¡Y por tu imprudencia, no nos podremos acercar quizás por cuánto tiempo a ella o a ese demonio!

—De alguna forma me acercaré. Si ella sigue con vida, de alguna forma tengo que poder salvar a mi hermana menor.

—Quizás podamos...

—No —el brujo la observa desconcertado —. Esto partió porque le metiste en la cabeza la idea de salir. Ahora deja que nosotras nos encarguemos. No necesitaremos tu ayuda.

—Necesitarás mi ayuda.

—Te prometo, que no será así.

Stolas mira por breves instantes a Remena, quien hace lo mismo con una expresión suplicante. Algo que hace sonreír al brujo.

—Nos vemos, queridas. Y suerte recuperando mi flor roja.

***

En el interior de una cueva, el demonio observa a la joven bruja, que al fin está bajo su poder.

"¿Qué esperas?".

"Mátala ya".

"¿Estas dudando?".

"Estamos dudando".

"¿Por qué dudamos?".

"¡Mátala!".

—¡Silencio! —grita antes de golpear su cabeza contra la piedra, haciendo temblar el lugar.

"Atención".

"Está despertando".

Voces furiosas y otras más amigables terminan confundiendo al demonio mientras la joven bruja despierta lentamente.

—¿Qué pasó? ¡Raksha! —Rynna se levanta rápidamente, pero solo logra marearse y tropezar.

"¡Cuidado!".

El demonio reacciona para evitar que se desplome.

—¿Dónde estoy? —Pregunta aun desconcertada.

La poca luz en el lugar la obliga a usar su magia. Pero tan pronto como ve a la enorme criatura junto a ella, la llama en su mano se apaga.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿En dónde están mis hermana? ¿Dónde están Raksha, Remena y Ryuka? ¿Y Stolas?

—El brujo hizo algo que nos cegó por un momento —responde el demonio —. Para cuando volvimos a mirar, se habían ido y tú estabas inconsciente.

—Entiendo.

Ryna permanece en completo silencio frente a frente con el demonio que no hace más que mirarla fijamente.

—¿Qué vas a hacerme?

"Mátala".

"Nos confunde".

"Mátala ahora".

—No lo sé.

—Dijiste que te confundía, ¿por qué?

—No lo sé —responde un poco más irritado.

—¿Qué...?

—¡No lo sé! —su grito hace retumbar el lugar, obligando a la joven bruja a cubrirse los oídos.

Volviendo al silencio, Rynna no deja de mirar al demonio en ningún momento. Por una parte, para evitar cualquier ataque imprevisto. Por el otro, para intentar descifrar esa expresión confundida en su rostro lobuno.

—Estás confundido —el demonio parece molestarse ante tan asertivo comentario.

—No lo entiendo.

—Tranquilo —dice la joven, armándose de valor para acercarse con la mano estirada

—¡No entiendo porqué dudo! —retrocede al verla acercarse —¡No eres más que una simple bruja! ¡Una humana con poderes! No eres diferente a ellos.

—No me conoces.

—No necesito...

El demonio enmudece al ver que la bruja se sienta frente a él y colocándose cómoda.

—Me llamo Rynna, soy la menor de cuatro hermanas. Tengo quince años y...

—¿Qué estás haciendo?

—Me presento. Es lo que haces cuando conoces a alguien nuevo. Y tú y yo no nos hemos presentado.

—Esto es absurdo.

"Preséntanos".

"Se ve extraña".

"¿Qué estamos sintiendo?"

Una curiosidad digna de un cachorro de días de vida parece apoderarse de él, haciendo que simplemente se rinda ante la joven.

La bruja sonríe al ver que el demonio se sienta como un cachorro frente a ella.

—Yo... mi nombre es Borkoff...