Capítulo 8.

"Lo que sabemos es muy poco, lo que aún no descubrimos es inmenso. No creas saberlo todo"

Pasó una semana en total tranquilidad, después de aquella pregunta a Leyla y Ara preferí no volver a tocar el tema y dejarlo así.

Por las noches, solía tardar en dormirme, el recuerdo de haberlos escuchado hablando seguía presente. Recordar su tono de voz tan gélido e intimidante me estremecía.

Y sobre todo, comenzaba a creer que mi salud mental estaba muy mala. Todo por la voz que escuché repetidas veces en distintos lugares esa noche.

Pero, saliendo de ese tema, esa semana estuve bastante serena y pude ocupar mi mente en otras cosas. Eso era bueno.

Ahora sí, vayamos a lo importante.

Era de noche, esta vez tenía sed, por lo que se me ocurrió ir a la cocina a llenar una botella con agua. Me paré de cuclillas y comencé a andar sigilosamente.

Tengo que admitir, las veces que sean necesarias, que el colegio daba miedo de noche. Literal.

Me encaminé a la cocina y a la mitad de camino escuché una conversación que me helaría el cuerpo:

—Daniel, ya te he dicho que lo haces mal —opinó Ira en un tono divertido.

—¿Ira? —se sorprendió Daniel Smith, dejando caer algo por accidente. Algo que al tocar el suelo hizo crash.

Sí, yo —afirmó en el mismo tono divertido—. Creí que tu parte de estúpido te había abandonado, pero veo que no —se burló ella en un tono ácido—. Por favor, ¿Cuántas veces te dije que no te manches con sangre? Dejas evidencia, idiota.

¿Ella había dicho sangre? Sí.

—Es así —dijo antes de que se escuche un golpe seco, como algo cortando una masa—. Limpia eso.

—¿Y dónde lo tiro?

—Y... ¿Dónde más querido?Ya sabes, no seas idiota —le respondió burlesca. Él gruñó.

Me alejé como pude de allí y me metí en el baño. Esperé un buen rato para que se fueran.

«Vámonos we, esa tiene algo que le anda mal. Dijo sangre, ¿Lo escuchaste, no?» resonó mi consciencia.

Ahogué un suspiro frustrado. No me iría, no me alejaría. Quería saber qué ocultaban ellos.

Qué ocultaba el Blue College.

Cuando creí que se habían ido, ella ingresó al baño y rápidamente me encerré en el último cubículo.

Miré por una rendija, ella se paseó por todo el baño con elegancia y una mirada suspicaz. Luego se giró a los lavabos y se lavó las manos.

En el reflejo del espejo, pude notar como sus ojos adquirían un brillo inusual. Sonrió divertida antes de pronunciar:

—Yo creo que está mal ver a los demás a escondidas, pero a veces creo que es necesario.

Abrí más los ojos, asustada, el corazón lo tenía en la boca. ¿Me había visto?Era imposible, yo no me veía en el espejo.

—Pero bueno, es algo que se hace todos los días aquí. Es una práctica común, por lo que juraría que hasta la más nueva sabe hacerlo —comentó al aire con un tono malicioso—. Una pena —se encaminó a la puerta—. Puede que haya consecuencias.

Dió una última mirada al entorno y pareció susurrar algo.

Un susurro se escuchó en mi cabeza.

Corre mientras puedas, porque la oveja suele ser cazada por el lobo.

Tragué saliva, temblando. Me recosté contra una de las paredes cuando ella se alejó.

Mi visión estaba borrosa, mis manos sudaban descontroladas. Tenía miedo, era una de las pocas veces en las que me sentía así.

Inhalé aire repetidas veces y salí de los baños, camino a la cocina.

Un golpe seco y fuerte se escuchó muy cerca, pronto me empezó a doler la cabeza y caí al suelo, con la visión volviéndose negra.

Lo último que llegué a ver fueron unos zapatos, no sé si de hombre o mujer.

Y una voz, una voz que susurró:

—Fuiste advertida varias veces.

Para luego dormirme.

...

—¡Dafne!¡Despiertaaa! —me habló Leyla, moviéndome de un lado a otro suavemente.

Abrí los ojos de repente, encontrándome en nuestra habitación. Sí, nuestro cuarto. ¿Cómo llegué ahí si la noche anterior estaba en el pasillo?No lo sé.

—¿Qu... Qué pasó? —tartamudeé, extrañada.

—Anoche viniste a tu cama y te dormiste murmurando algunas cosas raras. No nos respondiste, por lo que creímos que te dormiste, pero luego no despertaste. Entonces ahora Leyla te despertó —explicó Ara, viéndome con angustia.

—¿Vine hasta acá? —me extrañé, eso era imposible. No recordaba haber venido caminando. No recordaba nada desde que había salido del baño.

—Sí, ¿Has pensado en que puedes ser sonámbula? —cuestionó Ara.

Negué con la cabeza y me paré con dificultad, me dirigí al baño a darme una ducha.

—Van a ser las doce del mediodía, apúrate y come algo —me aconsejó Leyla, di un asentimiento aunque ella no pudiera verme.

Dejé que el agua cayera y luego me introduje en la ducha, mientras lavaba mi cabello, noté unos pegotes en mi nuca.

«Vania, lo de anoche fue real, ¡Jesucristo y la papaya!¡Corre de ahí por tu vida!»

Pero simplemente ignoré eso y terminé de ducharme. Al mirar al suelo, éste estaba con un tono algo marrón. Cómo la sangre cuando se secaba.

Me apuré a limpiarlo y luego me vestí velozmente. Me hice un rodete un tanto despeinado y salí del baño ya con el uniforme.

Salí de la habitación junto a Leyla y Ara, por el camino nos encontramos con varios alumnos que iban en dirección al hall principal.

Dentro de mi cabeza aún seguían las dudas, ¿Fue real lo de la noche anterior?¿Era una sonámbula?¿Me había golpeado mientras dormía y no me di cuenta?

—¿Qué pasa ahora? —oí a Leyla preguntarle a un alumno.

—No sé, la directora nos quiere en el Hall —respondió éste antes de seguir su camino.

Nos miramos entre las tres con angustia y comenzamos a seguir a la manada de alumnos. Una vez en el Hall, tuvimos que quedarnos al fondo ya que no podíamos pasar más.

—Buenas tardes, alumnos —saludó la directora con un micrófono—. El motivo de citarlos aquí es por varios asuntos que van pasando. La alumna que se encontraba desaparecida se la ha hallado muerta y otra alumna más desapareció. Lamentamos informarles que no podemos encontrarla y la hipótesis más coherente es que haya partido de éste mundo —al escuchar eso, a pesar de que la mujer seguía hablando, me desconecté de la realidad.

La cabeza me palpitaba mientras pitidos se filtraban por mis oídos.

Entonces si era cierto lo de la noche anterior y ellos habían asesinado a alguien. Por eso escuché esa conversación.

Por eso una semana antes esa chica había parado de llorar. La habían asesinado, ¿Pero por qué?¿Ella había visto algo?

Al levantar la mirada del suelo, los ojos azules de Daniel Smith me penetraron fijamente. Pareció como si hubiera traspasado mi alma y me asesinaba lentamente.

Todo me comenzó a cuadrar.

O quizá eso es lo que creía.

Mercink~

La cosa se está poniendo interesante jsjsjsjs.

¿Qué opinan?

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