Capítulo 6.
“No juzgue nada por su aspecto, sino por la evidencia. No hay mejor regla.”- Charles Dickens.
En la casa de Adrianne, recuerdo haberme quedado ese día para volver a la mañana siguiente. Durante mi estadía, la madre de ella no paró de lanzarme miradas suspicaces, a las cuales yo respondía con sonrisas simpáticas y un amargo sabor en mi garganta.
Finalmente, a la mañana siguiente regresé al colegio. Era domingo y bueno, teníamos día libre, el cual aprovecharía para por fin escoger un club y hacer mis tareas.
Mientras caminaba por el pasillo, sentí a alguien siguiéndome. Supuse que era algún que otro alumno.
Pero se cruzó en mi camino, en frente de mí, ella. Sus ojos azules se clavaron en mí y me examinaban sin discreción.
—Estoy notando que tú cabello está algo... dañado —comentó con una sonrisa, aparentemente dulce—. Te podría ayudar a sanarlo, lástima que no te serviría de nada. Seguirías igual, Vantest —escupió lo último en un tono venenoso, tomó mi mentón y me movió suavemente hacia un lado.
—¿Igual cómo? —la aparté, incómoda.
Su cabello castaño estaba algo rizado. Le quedaba perfecto.
Ella me sonrió, esta vez con frialdad. Luego siguió caminando, dejándome con dudas en mi cabeza.
«¿Por qué dijo eso?»
Si tuviera que describir a Ira Smith, la describiría como una chica dulce e inocente, pero que también tiene su lado ácido. Ella a diferencia de Leyla y creo que también Ara, hacía "bromas" y era muy directa al parecer.
Ácido.
La verdad que la voz de ella se parecía muchísimo a la misma que me susurró en el baño, es algo que me dejaba completamente desconcertada.
Al llegar a mi habitación, me encontré a las otras dos camas vacías, por lo que supuse que Ara y Leyla habían salido.
Me senté en mi cama, con la cabeza dándome vueltas, con mi mente pérdida en teorías incoherentes.
Y así se me fue yendo buena parte del día, en el almuerzo no tuve antojos de comer algo, lo cual era raro pues me encanta comer. ¿Qué había pasado?Ni yo lo sé.
En la cena comí una buena porción de ensalada y carne antes de irme a dormir.
...
Eran las tres de la madrugada, por alguna extraña razón me había despertado.
Me entraron unas inmensas ganas de ir al baño y también me estaban dando cólicos por el periodo.
Me levanté y me calcé los zapatos antes de salir al baño.
El pasillo estaba bastante oscuro y no traía mi celular encima como para utilizar la linterna.
Caminaba con sigilo, porque no quería despertar a nadie y segundo, porque no veía donde pisaba.
Oí unos sollozos provenientes de la lejanía, parecía venir del pasillo de los casilleros.
—¿Qué piensas hacer con ella, Eiden?¿La dejamos acá para que nos culpen? —hablaba una voz masculina, bastante enfadada.
El otro parecía no responder y los sollozos aumentaban, cargados de temor.
Una vez estaba llegando al lugar, me oculté tras unos muebles para no ser vista. Mi corazón latía muy veloz y sentía que se saldría de mi pecho en cualquier momento.
Me cubrí la boca con mis manos para que mi respiración agitada no se escuchara, en silencio me dediqué a escuchar con atención.
«¡Tenemos que ir al baño, Vania!Vete por el otro lado» aconsejó mi consciencia, pero yo no la escuché. La curiosidad me estaba matando y quería escuchar toda esa conversación.
—¡No lo sé! —gritó frustrado, al parecer, Eiden.
—Cállala, despertará a todos —sugirió el otro.
Unos tacones femeninos resonaron en el pasillo, con sumo cuidado, me asomé un poco para observar la figura de una chica rubia.
—¿Por qué tanto escándalo? —su voz melodiosa me hizo sobresaltarme.
Hubo silencio por parte de los otros dos, tragué saliva antes de escuchar un golpe seco.
Mi pulso se disparó y el miedo me invadió, ¿Acaso habían golpeado a la chica que lloraba? Los sollozos se silenciaron.
«¡Vaniaaaaa!El baño, el baño»
—Stacy —habló el chico del cual aún no sabía su nombre—. ¿Qué podemos hacer?
—Podrían da... Esperen —se interrumpió a si misma para caminar hacia otro lugar. Hacia donde yo estaba escondida.
¿Yo no me había movido, verdad?Claro que no, no me moví ni un milímetro. ¿Por qué parecía venir hacia mí?
—¿Qué mierda estás haciendo? —inquirió Eiden, en un tono extrañado.
—Alguien nos está escuchando —soltó la rubia con serenidad—. Y creo que sé quién puede ser.
Aguanté la respiración por unos segundos mientras sentía a la suya muy cerca. Finalmente, se alejó a pasos lentos.
—Como decía, podrían pedirle ayuda a I. Ella con mucho gusto les ayudará, ama este tipo de cosas... O también podrían pedirle ayuda a Daniel.
No pude seguir escuchando más, porque una voz comenzó a susurrar. Y sus susurros se convertían en ecos ensordecedores.
¡No te metas dónde no te llaman!¡No te entrometas!¡Sal de ahí!
Se repetía una y otra vez, dejándome totalmente agotada. Tapé mis orejas, con la intención de no oír más eso.
—¡William, está despertando! —gritó Eiden.
Pero eso fue lo último que escuché, ya que comencé a ver puntos rojos y luego a no ver nada.
No te entrometas, resonó una vez más.
...
Abrí mis ojos y me encontré en uno de los cubículos de los baños. La luz me estaba cegando.
Entrecerré los ojos para poder ver mejor.
—¿Qué hago aquí? —pensé en un susurro mientras notaba las escrituras de la puerta.
Sal de aquí, sal de aquí, vete, vete, aún tienes tiempo. Aún.
Mercink~
Un capítulo bastante misterioso.
¿De qué hablaban los chicos?
¿Por qué la chica lloraba?
¿Por qué Vania se despertó en el baño?
Los dejo para que armen sus teorías tranquilos, nos vemos en la próxima actualización.
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