Capítulo 42.

"Todo está escrito y predestinado para que suceda en un momento específico. La culpa sólo es una emoción humana que no cambia nada"

Recuerdo que ese día estaba lloviendo como nunca antes. Las gotas repiqueteaban contra las ventanas del internado y cada cierto tiempo se escuchaban truenos a la lejanía, el cielo centelleaba por culpa de los relámpagos que se podían avistar.

Era sábado, el comienzo del fin de semana y un día que podría aprovechar para salir, pero no quise. No me sentía al cien por cien como para viajar a Grelim. Si bien extrañaba a Adri, creo que mi salud está primero.

Las palabras que me había dicho ese supuesto espíritu hacían eco en mi cabeza y habían abierto nuevas dudas en ella. No comprendía a que se refería con "ya has encontrado tus respuestas", pero asumía muchas cosas.

Muchas cosas de las que yo me equivocaba.

«¿Será que ya encontré la ubicación del sótano?¿O la razón por la que los Sark me quieren matar?¿Por qué no logro entender nada?»

Suponía que la trampilla a la que me había llevado era la entrada al sótano. El problema que estaba surgiendo era que esa pequeña puerta no podía ser abierta, dado que aparentaba estar cerrada desde dentro.

Y quizá nunca encontraríamos la llave para abrirla.

—Entonces... ¿Un espíritu tomó tu forma? —cuestionó Adielt, con el ceño fruncido—. ¿Estás segura?

Extrañamente ese día no portaba esa expresión sombría y misteriosa de siempre. Algo había cambiado en él esa mañana.

Se había vuelto más humano.

—Supongo que eso era, no pienses que estoy loca —respondí mientras llevaba mi taza de té a los labios—. Dijo que ya había encontrado mis respuestas y que era la siguiente.

"Puede que las hayas encontrado" rodé los ojos al escuchar a esa voz.

Ira pareció atragantarse con su tostada al escucharme decir eso. La observé de reojo, sin quitar esa expresión seria de mi rostro.

—¿A dónde dijiste que te llevó y que fue lo que hizo? —indagó, interesada, a la vez que tosía un poco.

—A un lugar cerca del edificio de la universidad, alejado de las cámaras. Buscó en el suelo una trampilla y luego intentó abrirla, pero estaba cerrada —murmuré para luego darle un sorbo a mi té.

La melliza de Daniel pareció inhalar profundo antes de soltar el aire con lentitud. Susurró un mierda, viendo a sus amigos. El temor se vio en sus ojos azulados por unos breves momentos.

«¿Qué es lo que sabes Ira?¿Realmente podemos confiar en ti?»

—Ten cuidado si vuelve a aparecer otra vez algo así, Vania —aconsejó, en un murmullo—. Podría consumirte.

No dije nada más, desinteresada por su reacción. Asumí que era porque ella había estado en el sótano, siendo víctima de los Sark, y si su reacción se debía a algún trauma o miedo que le había generado ese lugar, a mí no me interesaba en lo absoluto.

No era mi problema.

Aunque... Me extrañaba el hecho de que Josephine no estuviese presente.

Vi de refilón como Daniel estaba taciturno, con su vista fijada en la mesa que compartíamos, al igual que Stacy. Ellos dos no eran de mostrarse pensativos, lo cual me extrañó, pero tampoco me preocupó.

—Josephine... No la encontraste, ¿No es así, Kassia? —asumió Daniel, frunciendo el ceño con una intranquilidad palpable.

Su hermana endureció su expresión al ser llamada de esa forma. En definitiva, odiaba ese nombre por alguna razón que me importaba poco conocer.

Mientras bebía mi té, aprecié como su pecho se elevaba de manera veloz, sus manos se volvían puños y contenía las ganas de levantarse de la mesa. Poco pudo contenerse, porque al final, explotó.

En poco tiempo, arremetió contra Daniel, envolviendo el cuello de él con sus manos. Adielt se sorprendió un poco por el accionar de la castaña, pues solía ser una chica tranquila y con un autocontrol admirable.

La perfecta mentira que todos se creían y que tras su máscara, ocultaba muchos males.

—¿Quieres que te rompa la nariz, hermanito? —siseó ella, venenosa—. Contrólate.

—Inténtalo, Kassia —sonrió burlesco—. Ambos sabemos que no puedes, rosa negra.

Ambos hermanos se miraron de manera asesina, la tensión era evidente en el ambiente. Tanto que los demás presentes en el comedor se apartaron de las mesas cercanas a la nuestra, desconfiaban y temían por lo que pudiera pasar.

—Tú llevaste a S a la ruina, eres tan tóxica y desastrosa como yo, Kassia —mencionó Daniel, entre un tono burlón y desesperados intentos por respirar.

—Te voy a matar y no me importa llevarte conmigo al infierno —advirtió la castaña, su agarre en el cuello de su hermano se hizo más fuerte—. Te dejé en claro muchas veces que a ella no debes mencionarla ni meterla en esto.

«Así que S conoce a Ira... Interesante, de lo que una se entera» pensé a la vez que formaba una sonrisa tenue en mis labios.

¿Sería posible de que Ira Smith tuviese una debilidad?

—Ira, para —le pidió Stacy, pero la nombrada la ignoró—. ¡Detente, mierda!

Solté una pequeña risa mientras dejaba mi taza en la mesa sin mucha delicadeza. El grupo se giró a observarme, confundidos por mi diversión tan repentina.

—Yo diría que deberían dejar de pelear y comenzar a enfocarse en lo importante, nos pueden estar observando. Las discusiones como estas no nos llevarán a ningún lado, ¿Verdad? —opiné con un tono de voz filoso y a la vez burlón—. Coman, les hará falta energía para el resto del día.

Dicho eso, me levanté de la silla y me di la vuelta sobre mis talones para alejarme del comedor, sin darles el derecho de replicar a mis palabras. Al girarme, tuve la grata sorpresa de encontrarme con la directora, y por alguna rara razón, mi mente recordó la frase "La x significa blanco. Peligro".

—Buen día, directora —saludé, un poco desestabilizada por lo que acababa de recordar.

¿Por qué lo recordaba justo en ese momento? No pasaba por alto que Leyla tenía una x en un hombro, ella no era mala, ¿O sí?¿Estaba en peligro con ella o estaba a salvo?

La mujer frente a mí no me respondió, se limitó a pasar por mi lado, viendo de reojo a los chicos y luego a mí. Su mirada destellaba tantas emociones que me costaba descifrar que era lo que pensaba hacer o que es lo que quería averiguar de nosotros.

—Recuerden que dentro de unos días es el baile, chicos. Relajen sus almas, aprueben las materias y podrán asistir —mencionó mientras caminaba por el comedor, dando un vistazo a los pocos alumnos presentes en la habitación.

Por alguna razón, se detuvo en nosotros demasiado tiempo.

Ella lo había presenciado todo y sin embargo, no nos dijo nada. Era más que obvio que eso había sido una orden directa de los Sark. Si nos quedábamos sin un integrante, era una ventaja para ellos.

Al apartar mi mirada a otra parte, pude observar con claridad como una chica me observaba a la lejanía. Por su vestimenta, estaba segura que no era alumna del colegio, pues llevaba una bata blanca que llegaba al suelo.

«Veo la misma bata blanca en todos lados, en mis sueños, en fantasmas que veo, en recuerdos míos»

¡Cinco, cuarenta, veinte, treinta, ocho, veintiuno! —gritó de una manera que sonaba a qué tarareaba una canción.

Con cautela, dirigí mi mirada a los demás alumnos. Al hacerlo, noté que todos estaban absortos en sus tareas y desayunos, por lo que el grito había sido claramente dirigido a mí.

La única que podía escucharla por una razón que aún desconocía. Las palabras de Ana Catmet llegaron a mi mente, permitiendo que yo hilara algunas teorías.

Mientras me dirigía a mi cuarto, me percaté de unos pasos que me seguían. Supe reconocer a quien le pertenecían esos zapatos delicados, pero me extrañé por el hecho de que me siguiese.

Su mano se envolvió alrededor de mi antebrazo derecho y tiró de él para que yo girara a verla. Suavicé un poco mi expresión para que pudiera hablar.

—No soy la mala aquí, Vania —susurró, asegurándose de que no nos escucharan—. No soy la villana. Puedes confiar en mí.

—¿Cómo sé que puedo hacerlo, Ira? —pregunté en un murmullo.

—Porque al igual que tu amor, estoy atada de pies y manos —me acercó hasta su rostro para que ella pudiera susurrar de manera casi inaudible—. Estoy atrapada.

La observé en silencio, expectante a algún otro detalle que ella pudiera otorgarme.

—Sabes sobre el IST, ¿Verdad? —susurró, vigilaba que nadie nos escuchara o viera hablar.

—Sí, ¿Por qué? —murmuré, interesada por su pregunta.

Ella no respondió a mi interrogación, mantuvo su semblante callado en todo momento y sólo depositó un papel doblado en mis manos. Sin decir nada más, se marchó camino al comedor.

Bajé mi vista a la palma de mi mano, pude palpar la estructura de un pendrive que era cubierto por el papel. De ese modo, parecía que solo era una nota arrugada.

...

—Gracias por apoyarme en esto, Nia —susurró, una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

—Te amo, Isabel. Haría lo que sea necesario por ayudarte en lo que te propongas —aseguré, honesta, pero me fue imposible no volver a preguntarle si estaba segura:—. ¿Estás segura de esto, Fresita?

Mi cabeza seguía dándole vueltas a lo que me había dicho Ira.

Al oír mi pregunta, dirigió sus ojos verdosos a mí rostro, dando un asentimiento que denotaba seguridad y confianza.

—Estoy más que segura, tú ya sabes mis motivos, Nia.

Se preguntarán, ¿De qué habla Leyla?Les contaré:

Al hermano de Fresita lo habían asesinado los Sark, como una venganza por algo que hizo y que no me quiso decir de que se trataba exactamente, pero yo lo intuía de todas formas. Sólo necesitaba su confirmación.

Ella quería destruirlos, al igual que yo, podía ver el dolor en sus orbes cristalinas. Estaba dejando de ser la chica radiante que había conocido el primer día en el que pisé el internado y pensé en no arrastrarla conmigo, pero ella insistió en hablar con los chicos.

No pude oponerme a sus deseos.

Toqué la puerta del cuarto de William un par de veces, esperando a que abriera. Según yo sabía, se solían reunir en esa habitación para charlar mientras yo no estaba los fines de semana.

Mientras esperábamos a que el pelinegro bromista nos abriera, pasé una de mis manos por la cintura de Leyla y la rodeé para atraerla hacia mí.

—Todo va a estar bien, lo prometo —susurré segura, intentando calmar sus nervios.

Después de todo, el solecito de mis ojos seguía creyendo en algunos de los rumores de los chicos.

—Está bien —suspiró con una leve sonrisa.

Sonreí para que se sintiera más tranquila y le robé un beso corto, permitiendo que ella se abrazara a mi cuello para profundizar el beso.

Nos deshicimos del beso al cabo de unos segundos, la puerta se abrió poco después y los ojos confundidos de William nos recibieron.

—Romea y Julieta del siglo XXI, ¿Qué se les ofrece? —inquirió con diversión en su voz, apoyando su brazo en el umbral.

Rodé los ojos ante ese apodo, lo cual me llevó a recibir una risa por parte de él.

—Leyla tiene información sobre el sótano —murmuré seria y él, al instante, cambió su expresión divertida por una más seria.

Se hizo a un lado para dejarnos pasar, relajé mis hombros y entré después de ello. El amor de mi vida iba detrás mío, intentaba mantener una postura seria ante la situación.

A veces se me olvidaba que ella era más humana que yo y por lo tanto, le era más difícil ocultar sus emociones.

Ni bien nos adentramos al cuarto, nos recibió un panorama bastante tranquilo para lo que yo me esperaba: Ira y Stacy estaban sentadas en una de las camas, Daniel estaba sentado en otra junto con Adielt y Eiden, mientras que William aparentemente había estado en el escritorio.

—¿Qué hace Van aquí? No es lugar para una chica como ella —opinó Daniel, cruzado de brazos y un poco molesto.

Le sonreí fría al escuchar ese comentario y mis ojos se enfocaron en él, queriendo asesinarlo.

—Más cuidado con como te refieres a Leyla, Daniel —siseé gélida.

—¿Una chica como yo? —preguntó Leyla, con las cejas fruncidas—. Que sepa sobre moda o zapatos no me hace una estúpida ni una débil, Smith. Quítate esas ideas de la cabeza.

El castaño se sorprendió por esa respuesta a su comentario, no esperaba recibirla. Supongo que subestimó a Leyla, así como lo hacía conmigo al principio de todo esto.

—Discúlpame, Van, no quise decir eso —masculló inexpresivo.

Ira se acercó a nosotras con una sonrisa que aparentaba calidez, pero no era más que incomodidad. Nos miró a ambas, como esperando a que le dijéramos algo.

—Seré directa, chicos. ¿Qué quieren saber sobre el sótano?

Mercink~

¡Buenas! Discúlpenme por tardar tanto en actualizar (para ser específicos, la última vez que subí un capítulo fue hace un mes). Estuve ocupada, pero ya estoy de regreso y muy animada, espero sigan ahí y para los nuevos leyendo, ¡Holi! ❤️

¿Por qué Ira exploto así?

¿Qué pasó con Josephine?

¿Les gusta esta Vania?

¿Qué es lo que quiso decir esa chica?

¿Leyla cuánto sabe sobre el sótano?¿Responderá las interrogantes de los chicos?

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