Capítulo 32

"Los monstruos son creados, la sociedad los moldea con todo lo que hacen. Ningún monstruo nació siendo como tal" 


Salí del comedor para dirigirme al lugar donde los chicos me esperaban. A pesar de no sentirme bien como para hablarles, me forcé a cumplir lo que deseaba.

Y los necesitaba a ellos para eso.

Al llegar al pasillo, mis pasos se volvieron más apresurados. Pude visualizar a Stacy hablando con Adielt, ella cargaba su carpeta de matemáticas mientras él estaba con las manos en los bolsillos del pantalón.

Por las expresiones de ambos, supe que lo que estaban conversando no era nada bueno. Y me daba intriga saber qué era aquello que tan molestos y a la vez nerviosos, los ponía.

Cuando acorté la distancia entre ellos y yo, se silenciaron apenas me vieron cerca. Un indicio que no daba buena espina.

—¿Recuerdas algo de lo que pasó anoche? —inquirió Ira, una vez me acerqué a ellos.

Negué con la cabeza, pensativa. Apenas podía recordar mi mañana, me dolía el cuerpo y mi mente estaba dispersa.

Sentí que algo había cambiado dentro de mí, no supe que fue, pero sentía como una "energía renovada". Un peso menos, eso era.

Mi estómago rugió por el hambre, pero siendo sincera, ese día no tenía apetito. Me sentía frustrada por no poder recordar lo que había pasado.

—La directora vino justo cuando estábamos viendo los expedientes... —comentó Adielt en tono bajo, como intentando que yo recordara algo—. Y bueno...

Dejó la frase en el aire, sin siquiera mirarme. Me extrañé por ello, generalmente cuando decía algo, me observaba a los ojos para poder hablar y esa vez no lo había hecho.

Sin embargo, no me importó ese detalle. ¿Debía importarme lo que hicieran y dejaran de hacer los demás? No.

Inspiré hondo y suspiré, llevé mis manos a mi cabello para acomodarlo. Estaba nerviosa y aún más después de recordar mi beso con Leyla, la sensación que sentí en ese momento fue única.

Besarla se sintió como lo mejor que me había pasado en mi corta vida.

—¿Mataste a alguien? —susurró Daniel, viéndome con escepticismo.

Arqueé una ceja, confundida por su pregunta. Al menos yo no recordaba haber hecho una cosa así.

—Que yo recuerde no —respondí cortante. Crucé mis brazos para estar en una posición más cómoda.

Los intimidantes y azulados ojos de Ira me examinaban en silencio. Su mirada lograba que estuviese incómoda, por alguna extraña razón, ella tenía ese efecto en los demás cuando no estaba en su típico estado de querer conseguir algo que deseaba.

Le sostuve la mirada, esperando a que apartara sus ojos de mí. El silencio se formó entre nosotros, sólo se podía escuchar nuestras respiraciones serenas y el bullicio lejano de los otros pasillos.

Nos encontrábamos cerca de la zona de los casilleros. Solos, ya que todo aquel alumno de la institución que nos veía, huía despavorido como alma que vio al diablo.

Al parecer nosotros éramos la "maldición de la escuela".

—Ese brillo en tus ojos... —habló Ira con una voz diferente a la normal, era una seria y a la vez como calculadora—.  Es el brillo de la muerte. La oscuridad se acerca.

Si algo había aprendido de Ira en todo ese tiempo que llevábamos hablando de vez en cuando, era que ella era una chica que solía decir frases indirectas, poéticas y con mucho sentido. A pesar de que no le encontraba un significado a sus palabras, sabía que lo encontraría pronto.

"La oscuridad te está consumiendo y es lo único que te queda, ¿Verdad? Cuidado que es fácil perder el rumbo allí dentro" había dicho aquella voz desconocida. Esas frases eran parecidas a las de Ira.

Rodé los ojos por el aburrimiento que me estaba provocando la situación tan extraña. ¿Por qué no decía las cosas siendo más directa?¿Qué pasaba?

Por sus ojos, ví un vestigio de temor. No me había percatado de ello antes, pero analizando con claridad, si pude verlo.

¿A qué le temía Ira Smith?

—Creo que hemos encontrado información del sótano —rompió el silencio, William, provocando que todos nos giráramos a ver—. ¿Qué? Ya sé que me aman, no sean tan evidentes.

—Amar es un verbo muy fuerte. Yo diría odiar —opinó Stacy con fastidio, rodando los ojos—. Habla, estúpido, di lo que tengas que decir ahora mismo. O calla para siempre y cortamos tu lengua.

Contuve una pequeña risa que quería escapar de mis labios. Stacy era una persona que estando molesta, te podía dar miedo, a mí más que nada me daba risa.

Quizá sea porque no la había visto hasta ese momento verdaderamente molesta.

Dirigí mis ojos oscuros a William, él se acomodó la corbata del uniforme y suspiró antes de hablar. Se le podía percibir nervioso por la forma en la que peinaba su cabello azabache con los dedos.

—Las remarcaciones que vimos nos llevan al sótano. Ahora la pregunta es, ¿Qué es lo que forman todas esas letras? —soltó más tranquilo. Cómo si se hubiera quitado un peso de encima.

Entrecerré mis ojos, analizando lo que había dicho. Tenía sentido, todo el jodido sentido del maldito mundo, ¿Por qué no había podido verlo antes?

Tras haber recordado ese momento de esa noche, varios flashes de imágenes se cruzaron por mi mente. Pude ver como había hablado con ese hombre, estando en aquella habitación extraña; como había asesinado a Ana Catmet; y como esa voz intentó que yo sintiera culpa.

Ni siquiera hasta ese momento en el que había repasado todo lo ocurrido. No había sentido culpa en ningún momento, Ana Catmet estaba con los asesinos de mi hermanastra, ¿Merecía vivir? No.

Ella también entraba en el plan de acabarlos a todos ellos, los Sark. Incluso si eso significaba dar mi vida por vengar la muerte de Lila.

Pocos minutos después, noté que después de ese suceso de la voz, los recuerdos estaban blancos y vacíos hasta la mañana siguiente. ¿Qué era lo que había sido todo eso?¿Un sueño?¿Una alucinación?

«¿Por qué no puedo recordar nada?»

—¿Vania? —intentó devolverme a la realidad, William—. Pues... Parece que sí se murió.

Tal vez no por fuera, pero si por dentro.

Un pinchazo de dolor se instaló en mi sien y provocó que casi perdiera el equilibrio. Me mantuve parada todo lo que pude, poniendo de mi mayor esfuerzo para no caer.

Unos brazos cálidos y grandes me sujetaron de la cintura con suavidad. El dolor cada vez se intensificaba y yo lo en lo único que podía pensar era en como detenerlo.

Lo sentía quemando mis huesos, ardiendo en mis sienes. Lo sentía asesinarme de una manera lenta y tortuosa.

—Vania, ¿Qué tienes? Háblame —susurró, viendo hacia mis ojos. Fue la primera vez en ese día en el que nos veíamos a la cara.

Pude ver en los ojos de Adielt a una persona rota. Él estaba sufriendo, no sabía cuál era el motivo, pero agonizaba. ¿Cómo lo supe? Pues sus ojos reflejaban lo mismo que los míos hace varios años atrás.

—Me duele... La sien... Y el cuerpo —articulé entre pausas, tomando aire para poder respirar y evitar sentir el dolor.

"¿De verdad eres esto?¿En serio no quieres caerte del dolor?¿No te gusta recordar a tu familia y sus muertes que tanto te marcaron?" se oyó en mi oído, pero sabía a la perfección que nadie estaba detrás mío. Sólo una de las paredes de la escuela.

Y era como si esas paredes... Hablaran por si solas, sólo que no lo sentías todo el tiempo. Era en ocasiones especiales, por algún raro motivo desconocido.

—Stacy, para. Basta. Le provocarás un daño más grave del que ya le provocas —gruñó William, viendo a la rubia mencionada con rabia.

La mencionada observaba sus uñas con hastío y a la vez, fingido interés. Algo se removió en mi interior al ver ese gesto suyo.

—¿Qué? Hice un trato con ellos, pero no soy yo. Es ella misma quién se hace daño.

Mercink~

¿Qué será esa voz y por qué Stacy dijo eso? 👀

¿Por qué Vania no recuerda nada?

¿Opiniones de este capítulo?

¿Qué era lo que hablaban Stacy y Adielt?

Los próximos capítulos se vendrán fuertes. Cómo ya deben suponer, estamos entrando en la recta final y a partir de aquí, todo se irá resolviendo... O quizá no.

Tal vez nos faltan capítulos para llegar a la recta final, ¿Qué opinan ustedes?

Nos vemos en la próxima actualización semanal ❤️ Recuerden cuidarse uwu.

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