Capítulo 28

"Todos nos encontramos en un baile de máscaras continuo. Nadie es quien dice ser, ¿Descubrirás quién se esconde tras la hermosa fachada?"

Me quedé paralizada en mi lugar, dejando de respirar por unos segundos. Deseaba que lo que él decía, no fuera más que una mentira tonta para jugarme una mala broma o algo por el estilo. No obstante, la realidad fue otra.

—¿Me lo estás diciendo en serio? —siseé con acidez. Mis ojos lo observaron con hostilidad—. ¿Desde cuándo lo saben tú y los demás?¿Yo cuándo carajos les hablé de ese tema? No se metan en mi vida privada.

William se vio un poco herido por mi tono de voz. Seguro se sintió culpable en ese momento, pero no me importó.

—Vania... —intentó llamarme en un tono bajo.

—¿Con qué cara la miraremos mañana, eh?¿Cómo le hablaremos de ahora en adelante? —escupí con resentimiento hacia los Sark—. Ya sé que hay que actuar normal, no me lo digas.

Él no intentó acotar nada más y yo suspiré con pesadez. Mi mente anhelaba viajar al pasado y evitar todo eso.

Evitar la muerte de Lila, la de mis padres, que yo entrara al colegio... Conocer a los chicos. Sin embargo, eso no fue posible y tal vez nunca lo sea.

Se quedará en la lista de mis deseos imposibles.

—...Supongo que gracias por enseñarme esa conversación —dije con frialdad, dando media vuelta para irme.

Nunca les había mencionado la muerte de mi hermanastra, pero ellos lo sabían todo. Tenían ojos en todas partes. Y eso me molestaba, se volvía incómodo el hecho de que supieran todo sobre mí.

William susurró algo, decidí no indagar que fue y caminé en dirección a la inmensa puerta de madera oscura. Estabas más decidida que nunca de acabar con cada uno de los Sark, arrancar sus cabezas una por una y deshacer sus cuerpos.

"¿Ya no quieres investigar, ovejita?" susurró aquella voz desconocida en mi oído derecho, pero por primera vez en el tiempo que la escuchaba, decidí ignorarla.

Una llama de un sentimiento desconocido, comenzaba a crearse en las profundidades de aquello que llaman alma y corazón.

...

El tiempo pareció escurrirse entre mis dedos y las semanas corrieron una carrera al parecer. Llegaron a pasar dos meses, pero yo seguía de la misma forma que después de la muerte de mi hermanastra.

Abatida, solitaria, cortante, vengativa y rencorosa.

Durante ese tiempo, me corté el cabello por la altura de los hombros. Ya era otra. Al menos así lo sentí yo. Supe que era el momento de cerrar un ciclo en mi vida y empezar otro nuevo.

Los chicos y yo estábamos en una montaña rusa, subidas y bajadas entre nosotros. A veces peleas, otras veces un par de risas que nos sacó William...

El tema de la muerte de mi hermanastra y de lo que ella y él habían hablado en la biblioteca, nos hacía dudar de lo que procederíamos a hacer.

A parte de ello, en varias ocasiones, tuve pesadillas sobre Lila y mis padres. O aquella mesa metálica de ese día, seguía sin entender que era lo que intentó decirme.

No puedo creer cuánto la extraño y extrañé, Lila era un ángel con tanta vida por delante... Recuerdo como me abrazó esa última vez que nos vimos o sus bromas para que yo sonría. Estuvo tan poco tiempo en mi vida...

—¿Vantest? Le he preguntado algo —mencionó el profesor de álgebra.

Alcé la mirada, confundida. No lo había oído, lo cual era extraño, no estuve tan ensimismada en mis pensamientos como otras veces. ¿Entonces?

—Disculpe, ¿Podría repetir la pregunta? —solicité cordial y seria.

El profesor no respondió y siguió con otra alumnos. Suspiré y apoyé mi cabeza en mis manos, intentando pensar en algún recuerdo o pasatiempo que me ayudara a sobrevivir a mi aburrimiento.

No es que álgebra sea aburrido, es que justo ese profesor la hacía una materia tediosa. ¿Cómo? Con sus explicaciones técnicas y serias, sobre todo con las pausas que daba en sus palabras.

—¿Pasa algo, cariño? —susurró una voz femenina que yo conocía a la perfección.

Dirigí mi mirada oscura a ella, detallando su rostro, los pendientes pequeños en forma de diamantes que llevaba, el como se había recogido su cabello rojo en una media cola de caballo con algunas trenzas.

Suspiré, saliendo de mis pensamientos que se enfocaban sólo en Leyla Isabel Van. No quería asustarla, sabía que la estaba mirando mucho.

—Nada, sólo estaba distraída y no escuché la pregunta del profe —murmuré antes de sonreír con confusión—. ¿Qué haces aquí?

En sus labios se dibujó una sonrisa divertida y a la vez, misteriosa. Dejó de mirarme a través de sus ojos verdes para poder agarrar un bolígrafo con su mano izquierda.

Me estaba matando lentamente y lo sabía. Amaba la manera en la que parecía moverse de una manera tan delicada, al menos eso me parecía a mí.

—Quería pasar tiempo con mi chica favorita —comentó sin verme, fingiendo estar concentrada en lo que escribía con su mano izquierda—. ¿Qué pasa?¿No te gusta?

«¿Por qué tienes que quedar como pendeja frente a la persona que te gusta, Vania?»

—Claro que me gusta, Isabel, pero me asustaste —murmuré un poco avergonzada. Me había dado un susto de muerte, joder.

No es para nada normal que te encuentres sola y de repente aparezca una persona a tu lado sin avisar. Ni siquiera escuché cuando se sentó en esa silla.

Escuché una risita cercana, lo que provocó que desviara mi atención de Leyla. Volteé en la dirección de dónde provino el ruido, encontrando a una chica de unos quince años de edad, sentada en una de las mesas libres del fondo.

Su aspecto no era el mejor, su uniforme estaba arrugado y sucio, su cabello parecía un nido de pájaros. El rostro lo tenía demacrado, tanto que me provocó miedo y curiosidad.

Era obvio que los demás no la veían.

Basement.

Susurró eso, apenas audible. Al poco tiempo se esfumó como si nunca hubiera aparecido. Negué levemente con la cabeza y me convencí de que la pesadilla de la noche anterior me estaba afectando.

Sin embargo, una parte de mí quiso buscarle un sentido a lo que había dicho la chica.

...

Cuando cayó la hora de ir a nuestros dormitorios hasta la hora de la cena, me quedé a esperar a que Adielt saliera de su habitación. Necesitaba hablarle sobre esa chica que había visto, sentía que era el único al que podía confiarle algo.

—Adielt, ¿Podemos hablar? —lo seguí a pasos apresurados, él caminaba hacia los casilleros a guardar un libro.

—Claro, ¿Qué sucede? —fue lo que respondió, aún caminando.

—Vi una chica hoy —murmuré seria y él se detuvo en seco—. Nombró al sótano.

—¿Una chica?¿Estás segura? —preguntó susurrante.

Asentí en silencio, él suspiró y se acarició la nariz, nervioso. Yo lo seguía observando, a la espera de una respuesta de su parte.

—¿Sabes quién era? —negué con rapidez y él suspiró—. Involucrarnos con el tema del sótano será complicado, pero trataremos.

Le dediqué una mirada cargada de incredulidad y leve molestia. No podía decirme eso, no después de toda la ayuda que les brindé a ellos, de todo lo que pasé a su lado.

No los culpaba por la muerte de Lila, pero pensaba que si no los hubiese conocido, nada habría terminado de esa forma.

De hecho, si yo no hubiese entrado a ese maldito internado, probablemente Lila estaría viva.

—Si no pueden ustedes, entonces lo haré yo sola —mascullé gélida y acomodé mi cabello para que se alejara de mi cara—. No haría mucha diferencia.

Su mirada se llenó de desaprobación antes de asentir y murmurar que hablaría con los chicos sobre ese tema. Mi mirada brilló con satisfacción, por lo que luego de "agradecerle", me fui a mi habitación de nuevo.

Más que un agradecimiento, fue un "Más vale que digan que sí o me voy sola y si muero, los culparán a ustedes"

Caminando, comencé oír el bullicio de los alumnos saliendo de sus habitaciones. Supuse que la hora de la cena se había adelantado, lo cual no era para nada extraño, pues ya eran varias veces que cenábamos más temprano.

—¿Ella habrá sido?

—No lo sé, quizá le llegó el desastre y se está vengando de ellos.

—No quiero morir. No seré el siguiente.

—Tal vez le contagiaron su locura.

—Aléjense de ella. Ahí viene.

—Que pena por su familia, seguro acabaron todos muertos.

Me detuve en seco al prestar atención en ese comentario. Giré mi cabeza para verle la cara a quien fue el responsable de soltar su lengua de más.

Nadie volvió a opinar algo más, esperando a que yo me fuera. Suspiré y amagué con irme, para luego empujar a la chica que había nombrado a mi familia, contra la pared.

—Dame una razón para no golpearte —ordené molesta.

La ira se iba apoderando de mi cabeza, impidiendo que piense y vea con frialdad e inteligencia. Sólo podía pensar en "Darles un escarmiento es lo mejor"

Lamento que te haya llegado el desastre —balbuceó entre temblores de miedo.

Apoyé mi brazo contra su cuello, estaba cansada y harta de todo, de ese maldito colegio y sus alumnos. No me importaba acabar con alguien a quien nadie iba a extrañar. Así era la vida, en el Blue College estaban los olvidados por sus familias, los que a sus padres no querían cerca y por eso los enviaban a un colegio ubicado en medio de la nada.

Sin embargo, la chica no era una Sark, no tenía caso matarla, de nada serviría. Quizá sólo para satisfacer esa sed de sangre.

—¿No tienen otra cosa que hacer, que chismean estupideces? —gruñí con seriedad, aplicando un poco de fuerza en el cuello de la pobre chica, lo cual le arrebató parte de su oxígeno—. Imbéciles.

La solté al cabo de unos minutos, comenzó a toser de manera exagerada y a darme miradas asesinas. Me crucé de brazos, con una postura desafiante, no me importaba lo que quisiera hacerme.

Yo ganaría.

Lamentablemente ella sería sólo una víctima más.

—¡Monstruo!¡Eres un maldito monstruo!¡Estás con esos malditos psicópatas que nos están asesinando uno por uno! —gritó un chico, con severo desprecio—. ¡Y seguro que tú también nos quieres matar, loca psicópata!

Lo examiné con mi mirada, viendo un tatuaje de una letra minúscula en su cuello. Sonreí satisfecha y me alejé del pasillo, con pasos decididos y rápidos.

Estaba decidida a acabar con ellos, a destrozarlos como hicieron conmigo. Ni una gota de sentimientos corría por las venas, sólo era rencor y venganza.

Mientras caminaba, una mano tocó mi hombro y volteé de inmediato con un semblante hostil. ¿Qué mierda querían ahora?

Mercink~

¿Opiniones del capítulo?

¿Qué le quiso decir esa chica a Vania?

¿Qué es eso del "desastre"?

¿Shippean a Leyla y Vania?

¿Por qué los chicos no parecen querer involucrarse con el sótano?

¿Quién tocó el hombro de Vania? 👀

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top