Capítulo 15
"El miedo puede ser el detonante que algunos necesitamos"
Abrí mi casillero y guardé mis libros, bostecé por décima vez en una hora.
No había dormido muy bien la noche anterior, tuve que esperar bastante tiempo a que las chicas se durmieran para poder salir de allí.
Calculo que la hora a la que logré salir eran las cuatro de la madrugada. Creo.
Mi aspecto era horroroso. Tenía unas pequeñas ojeras, un malhumor que sólo Leyla disipaba y si estaba peinada, era gracias a la recién nombrada.
Sonreí un poco al recordar los tips que me había dado para cuidar mi cabello, que se veía un poco quebradizo. Imagino que eso se debía al estrés.
—¿¡Qué mierda hacías en mi habitación?! —gritó una rubia que supe reconocer bien. Cerró la puerta de mi casillero, casi aplastando mis dedos.
Suspiré hondo.
—¿Qué te pasa? —la miré, hastiada. Iba acompañada de Daniel.
—Tú lo sabes muy bien, no te hagas la estúpida —me dió una bofetada que volteó mi cara.
Me sobé la mejilla, la cual me ardía como los mil demonios. Miré con cólera y resentimiento a Stacy, ella se sonrió desafiante. Contuve las ganas de devolverle la bofetada con más fuerza.
Daniel chasqueó los dedos y automáticamente, todos los que estaban en el pasillo, se fueron de allí.
Fruncí el ceño, extrañada por lo que habían hecho los demás.
«¿Qué les hacen como para que huyan como ladrones?»
—Stacy, cuando dije que podías venir a hablarle, no me refería a que podías golpearla... —la regañó, con molestia.
Ella hizo caso omiso a sus palabras y me vio fijamente a mí, enojada, molesta, fulminante. Me quería asesinar.
Y yo no iba a permitir eso.
—Entonces explíquenme porque mierdas tienen mi expediente, el de Ara, Leyla y una biografía de mí, en tu cuarto —solicité, firme—. ¿Ah?¿Ya no hablas?
Ella entrecerró los ojos, asesinándome con la mirada. No parecía sorprendida ni nada.
—¿Y a ésta eligió I?Por favor, no es como nosotros —miró a Daniel, ignorando mi presencia—. Daniel.
Tragué en seco, observándolos, recelosa. Tenía un mal presentimiento, en definitiva, algo ocultaban. Y eso no muy bueno.
—¿Y bien? —volví a intentar averiguar, la rubia se volteó a verme—. ¿Quieres que piense que son unos acosadores?
—Vaya, si te soy sincera, me encanta ese título —sonrió con diversión y a la vez superioridad. Se atusó el cabello un poco.
Rodé los ojos, esperando una respuesta que me sirviera de algo. Suspiré y cuando estaba a punto de irme, Smith me agarró del brazo.
Contuve la respiración, reprimiendo las intenciones de apartarlo.
—Debemos decirte algo —alcé mi mentón al oír aquello, como esperando a que hable, pero él continuó:—. Aquí no, no es un buen lugar para hablar. Síguenos.
Lo observé casi diciéndole "¿Te crees que los voy a seguir?" a lo que él solo elevó sus hombros en señal de "Pues, me da igual"
Bufé por la nariz y los seguí, resignada. Volvimos a aquella puerta escondida en la pared.
La chica rubia fue quien pasó primero aquella vez y él y yo la seguimos. Antes de poner un pie en el primer escalón, el castaño agarró mi mano.
Yo lo miré, extrañada, esperando alguna respuesta. No iba a permitir que me toque.
—Es por si te caes —argumentó con obviedad, arqueé una ceja y le resté importancia.
No pensaba en caerme como la primera vez.
Bajamos por las escaleras, esa vez, estaban tan oscuras como la primera vez que entré allí e Ira me había dicho que no había vuelta atrás. En ese momento, todavía no sabía muy bien que es lo que ocultaban, pero no era nada bueno.
Una vez ya estábamos abajo, pude visualizar a los chicos y aquellas dos chicas que pude ver la otra vez.
—Ellas son Josephine y Lorey, son de confianza —explicó al verme tan desconcertada—. Tranquila, nosotros no estamos para matarte, eres una de nosotros. Nuestra cómplice. Ya pronto descubrirás porqué y para qué.
—¿Y bien?¿Me van a decir porque tenían mi expediente y mi biografía?¿Me van a explicar que están haciendo?¿O quieren que piense algo malo de ustedes?Tengo todo el tiempo del mundo para explicaciones, así que hablen —solté con rapidez, nerviosa. El corazón me latía a mil por segundo. Sin embargo, disimulaba mi nerviosismo.
El miedo es algo que nos puede destruir. En ese momento, lo sentí en mi espalda, intentando fusionarse con mi alma.
Ira, quién estaba sentada en un sofá azul, dirigió su mirada hacia mí y sonrió con elegancia. Entrelazó sus manos delgadas y carraspeó antes de hablar:
—Tu expediente y biografía estaban en mi cuarto, porque necesitaba saber quien eras. Sabía que tú no te llamabas Dafne y no me equivoqué, me preguntaba quién mierda eras y porqué estás aquí; entonces investigué —objetó con sosiego, enroscando un mechón de su cabello en su dedo—. Cómo ves, no es nada malo. ¿O tú piensas que sí?
—Lo qué hacemos, es protegerte. ¿Recuerdas aquella vez que estabas en el baño, escondida de Ira? —mi cara palideció al escuchar aquello, nadie lo sabía—. Cuando saliste del baño, alguien golpeó tu cabeza. Si no fuera porque Ira estaba cerca, probablemente te hubiesen asesinado, Vania, esto no es un juego —concluyó William. Sus ojos trataron de intimidarme.
—¿Y por qué me quieren matar? —tragué saliva, mi voz salió adusta y un tanto áspera.
Era como si mi garganta fuese un papel reseco y para nada agradable al tacto.
—Porque nuestros enemigos saben que estás con nosotros y quieren hacernos menos. Quieren desaparecernos de a poco y, ¿Por qué no empezar por la nueva? Tú sabes varias cosas, pero no todas. Ellos creen que sabes todo —dijo Ira y yo volví a tragar en seco. Mantuvo su expresión tétrica y a la vez tan hermosa—. Tranquila, querida, pronto sabrás más de lo que sabes.
Todo aquello me golpeaba y confundía más, no estaba entendiendo nada.
Reprimí mi facultad de hablar, debía quedarme callada un momento para analizar todo lo que habían dicho. A simple vista, todo eso aparentaba ser una simple mentira loca.
Pero algo dentro de mí me incitaba a creer en ellos.
—No entiendes nada, que curioso... —comentó Josephine con una pizca de diversión.
—No la asusten —advirtió la castaña de ojos azules, en un tono como... ¿Comprensivo?—. No es momento de que salgan con sus bromas y eso, imbéciles.
Fruncí el ceño, horrorizada. ¿Qué carajos?
—Bien, no hace falta que me protejan. Sé cuidarme sola —murmuré con la voz temblorosa, estaba conmocionada—. ¿Oyeron?
—Hasta que no mejores en tu entrenamiento, no te dejaremos. No sabes dónde te metes y esas voces que escuchan, son apenas un poco de nuestro mundo —agregó Daniel, a mis espaldas. Me sobresalté un poco al escuchar su voz tan cerca de mí.
...
Después de toda esa información, me costó conciliar el sueño. Daba y daba vueltas en la cama, pensando.
«¿Realmente quieren matarme?¿Por qué?¿Qué son ellos?¿Cómo saben que escucho una voz?¿Me estaré volviendo loca?»
Miré a la cama de Leyla, ella dormía muy tranquila y la envidié un poquito. No podía dormirme.
Pensé en sentarme a su lado o beber algo en la cocina. También se me ocurrió dibujar algo simple, pero desistí de la idea.
Pasaron los minutos y la puerta se abrió, cerré mis ojos, fingiendo dormir. Escuché unos pasos acercarse y luego al estar casi enfrente mío, oí la respiración agitada de aquella persona.
Y una voz susurró:
—Lo siento —fue un susurro tan débil, que no supe distinguir si era una voz femenina o masculina. Tampoco supe si era de alguien conocido o desconocido. No lo sé.
Y ya no pude escuchar más, porque me dormí. Sonará irónico, pero me dormí mientras fingía estar dormida.
«¿Qué es lo que sientes, voz desconocida?»
Esto cada vez se torna más extraño y misterioso. Vamos camino a una parte que me emociona ❤️
¿Qué será ese "Lo siento"?
¿Lo que los chicos ocultan?
¿Quiénes quieren matar a nuestra Vania?
Dejemos un comentario a favor o en contra de Stacy. Okno.
Nos vemos en la próxima actualización. Los quiero 💕
Por cierto, la frase de este capítulo es de mi autoría (aunque creo que ya deben saberlo, si no coloco el autor es porque es hecha por mí uwu)
También, si no saben cómo imaginarse el uniforme del colegio, les dejo uno parecido: es similar al que usan en la serie "Élite", sólo que aquí usan la camisa en un tono azul marino.
🍃✨
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