Capítulo 10.

"Prometer cosas no siempre sale bien"

Era sábado, habían pasado los días y mientras viajaba a la casa de Adrianne, repensando todo devuelta.

«¿Está bien que haya aceptado?¿Sólo por no joderle la vida a mi hermanastra?¿Es en serio, Vania?Estoy metida en un lío. No sé qué hacen ellos, aunque puedo suponer que no es algo bueno. Ya estoy jodida»

Al llegar a la entrada del pueblo, bajé del auto y le pagué al chófer.

Los ciudadanos se voltearon a verme, algunos con lástima, otros con desdén y muy pocos con curiosidad. Intriga, ¿De qué?

Me limité a sonreír, a pesar de sentirme intimidada. Con algo de torpeza y nervios, empecé a caminar a casa de Adrianne.

Conforme iba caminando a la casa de mi mejor amiga, podía visualizar como las calles se iban vaciando de a poco. Eso me pareció extraño, puesto que Grelim siempre fue un pueblo con las calles llenas de gente.

Una vez llegué a la casa de mi amiga, me la encontré sentada en las escaleras del porche de su casa.

—¿Adri? —inquirí, esperando que pudiera escucharme. Estaba usando auriculares, seguro para escuchar música.

—¿¡Vania?! —exclamó perpleja y se levantó velozmente para abrazarme—. Te extrañé mucho, maldita sea. Parece como si hubiera pasado un año desde que no nos vemos.

—Yo... Yo también te extrañé —tartamudeé un poco, estaba bastante... Conmocionada creo que se diría.

Ella me sonrió cálida y nos sentamos en las escaleras a hablar durante bastante rato. Hablamos de varias cosas, de lo que pasaba desde que me fui de la escuela del pueblo, como seguían mis otras "amigas" sí es que así se las podía llamar. También le hablé sobre el Blue College, tema en el cual mostró interés.

—Bueno, la otra vez no te lo conté, pero conocí a dos chicas que soy muy agradables. Se llaman Ara y Leyla —relaté con serenidad.

Adrianne enarcó una ceja, mirándome fijamente.

—¿Qué? —pregunté, confundida.

—Nada. ¿No estarás pensando en reemplazarme, no? —negué rápidamente ante su pregunta.

—¿Compartes cuarto con ellas?

—Sí —dije mientras asentía y ella me dio un codazo con una mirada pícara—. ¡Oye!No pienses así, son mis amigas.

—Sí, claro —esbozó una sonrisa divertida—. ¿Entonces estás segura de que no es como los de este pueblo creen? —repitió la pregunta, poco convencida. Me extrañé por eso.

—Estoy más que segura. Es un internado común y corriente, nada fuera de lo normal —mentí con una acidez en mi garganta. Me sentía mal al mentir, a pesar de que me salía bastante natural.

—Vania —me susurró—. ¿Y tus padres?

Esa pregunta me paralizó por completo, había olvidado ese tema. Tragué saliva, nerviosa, podía sentir la mirada verde de Adrianne sobre mí.

—Ellos... Ellos —titubeé—. Ehm... Están... muertos —finalicé en un susurro y una lágrima traicionera cayó por mi mejilla.

—Tranquila, cálmate, shhh —me apegó a ella—. Está bien, está bien. No te diré nada... Ya lo sabía... Y, no importa si me mentiste o no...

Sonreí débilmente al escuchar sus palabras, me llenaba de alivio el saber que no se molestaría conmigo por mentirle.

Era una luz, era un sol. Ella era tan dulce que a veces sentía que no la merecía.

Seguimos pasando tiempo juntas, por mi parte, evité comentarle el tema de Daniel y su grupo otra vez. No quería preocuparla.

Tampoco quería decirle que escuchaba una voz susurrarme. Eso jamás se lo diría, al menos eso pensaba.

...

Golpeé la puerta de la que fue mi casa y mi madrastra la abrió.

—¿Qué haces aquí? —me observó con desprecio. Yo me mantuve firme.

—Quiero verla, sabes de quién hablo —respondí sin titubear.

Ella frunció el ceño, para luego soltar una leve risita. ¿Qué le parecía gracioso?

—Eres un peligro para ella, no puedes. Quién sabe que cosas te estarán enseñando ahí —me dijo seria.

Suspiré y traté de no molestarme.

—Por favor, una última vez —le supliqué, algo que nunca creí que haría.

Ella revoleó los ojos antes de sonreír cínica y dejarme pasar. Llamó a su hija, quién bajó las escaleras con rapidez.

—¿Vania? —gritó y vino corriendo a abrazarme—. ¿Por qué te fuiste?

—Algún día lo entenderás, flaquita —ella sonrió ante mi apodo—. Venía a despedirme.

—¿Volverás?

—Claro que sí. Te lo prometo —aseguré aunque tenía la certeza de que no podría cumplirlo.

Sacó de su bolsillo del pantalón un colgante con forma de luna y me lo entregó. Sus grandes ojos azules brillaron con emoción.

—Esto es por si algún día me pasa algo, para que me recuerdes siempre. O por si nunca vuelves —susurró con melancolía, asentí sin decir nada y guardé el colgante.

Ojalá ella hubiera sabido la verdad de porqué me fui.

Y de cómo trataba de protegerla, metiéndome con los que me aconsejaron no juntarme.

Mercink~

Este es un capítulo tranquilo para bajar la tensión de los anteriores.

¿Qué creen que vaya a suceder en el próximo?

¿Les agrada Adrianne?

La frase de este capítulo es de mi autoría 🍃

Puede que tarde un poco en actualizar, estoy corrigiendo los próximos capítulos y agregando nuevo contenido ✨

Nos vemos en la próxima actualización ❤️

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