Dibujo digital, ¿por qué no?
En enero me regalaron una tablet gráfica por petición mía. Llevaba un tiempo queriendo dibujar en digital, solo por probar, a ver qué salía.
Hasta marzo, estuve haciendo prácticamente ensayo y error. Iba a palos de ciego, aprendía las herramientas, las aplicaba, comprobaba si estaban bien o no. Muchos de los resultados fueron una birria, simples experimentos. Este fue uno de mis primeros dibujos decentes.
Al principio, no me movía mucho de cosas de este estilo; me limitaba a dibujar los bustos de mis personajes porque aún tenían hacerme a las dimensiones del programa que utilizo (por si os interesa, es el Clip Studio). La primera escena que dibujé fue, como imaginaréis, un ñordo.
Pero es mi ñordo.
No, no está cortada. El dibujo es así tal cual.
Incompleto, mal uso de colores, sombras mal hechas, anatomía pasada por el forro, dibujé todo en la misma capa, entorno mal hecho... Es horroroso.
Pero, por increíble que parezca, no tan malo como el que vino DESPUÉS.
Antes de que digáis nada, es un fanart de un libro que leí hace poco, el cual no mencionaré para evitar spoilers. Gorrinos.
Aquí, directamente, pasé de las sombras como una campeona. También, quise dibujarlo todo en la misma capa. Se me mezclaron dos capas diferentes que aún no sé de dónde salieron (se me hizo una capa de la nada y para cuando me di cuenta ya no sabía qué había hecho en cada una, creedme cuando os digo que estuve casi dos horas sufriendo por el condenado dibujito). Los personajes son poco realistas, parece el primer dibujo hecho por el monstruo de Frankenstein.
Creo que lo dejé así porque ya estaba harta por el tema de las capas.
Lo admito, al principio, viendo los primeros resultados, me desanimé. Llevaba un tiempo dibujando bastante bien en lápiz y papel y me había esperado más de mí; al fin y al cabo, el movimiento de mano debería haber sido el mismo. Obviamente, me equivoquaba. Abandoné el digital durante un tiempo, como si estuviese dejando reposar un caldo, antes de volver a ello cuando me sintiese preparada.
Lo retomé hace unas semanas, al principio de la cuarentena en España. Continué trasteando con las herramientas, cada vez más alicaída por la falta de resultados.
Y entonces hice el dibujo.
Comenzó siendo una prueba. Simplemente quería dibujar el fondo, experimentar con las herramientas de acuarelas del programa. La idea era diseñar el horizonte del cielo y el mar como me lo había imaginado en la Noche de la Toakadstbaa, de mi trilogía de Yutek.
Me gustó cómo había quedado. Quise ir más allá. Y, de hecho, fui más allá.
Dibujé el balcón. Le di sombras con la herramienta aerógrafo, a ver qué salía. También me gustó.
Creé una capa nueva. Dibujé a la chica (le doy un sugus a quien sepa quién es), le di color, tracé sus sombras... Tenía miedo de fastidiarlo todo en el último momento, pero no lo hice.
Añadí las letras con la intención de convertir el dibujo en portada. Miré el conjunto. Como sentía que faltaba algo, dibujé nuevas líneas de acuarela blanca para dar la impresión de que la luz nacía del horizonte. Volví a mirar el resultado.
Me gustó.
Ese dibujo marcó un antes y un después. Dibujé más, mucho más, mucho mejor. Diseñé nuevas portadas para mis libros.
Aún debo arreglar esta, pero la idea general vendría a ser lo que veis en pantalla.
En principio, esta será la nueva portada de Zugarramurdi cuando acabe su corrección. Aún no es definitivo. ¿Qué os parece?
Este dibujo lo hice improvisando. No es el más trabajado ni el mejor, pero me gusta. Podría servir de base para algún relato.
Este también se me ocurrió sobre la marcha. Y me gusta bastante, más que nada por lo que significa para mí. Es un fanart de Merrigan, una cantautora que encontré en mis viajes por YouTube. Aprovecho la ocasión para recomendaros su canal. La canción concreta que me inspiró el dibujo fue esta:
He hecho muchos más dibujos, pero como la mayoría de ellos contienen spoilers de mis libros, no los mostraré por aquí.
¿A qué voy con todo esto?
El típico mensaje de "Nunca te rindas", "La práctica hace al maestro". Si has leído mi entrada sobre el dibujo, creo que entenderás mejor a qué me refiero.
Quise rendirme con mis dibujos, estuve a punto, pero no lo hice. Sobreviví a las críticas destructivas, a las miradas por encima del hombro, a mis propios temores. Miré a la cara a la pantalla y le dije: "Tú no vas a poder conmigo. Porque el lápiz lo estoy dirigiendo yo".
¿Recordáis el dibujo de esas dos personas dándose la mano? Ayer mismo lo volví a hacer con la experiencia que he ido ganando estos últimos días, solo por ver qué tal iba esta vez.
Este es el dibujo que tomaré como referencia de cara al futuro. Lo volveré a hacer dentro de un tiempo, de nuevo lo ompararé con sus predecesores, y me convenceré de que lo que hago no es tan feo como llegué a creer no hace mucho. Que realmente estoy mejorando dentro de lo que mi persona me lo permite, que me gusta el resultado, que disfruto del proceso. Que ahora estoy un poquito más completa.
El dibujo digital ha sido un paso hacia delante, una gran ayuda. Me está ayudando a explotar todo el potencial que puedo sacar, absorbe mi mente de los pensamientos del día a día y me hace conocer un poco mejor mis límites y mis capacidades.
Y, por encima de todo, es mío.
Y de nadie más.
La Chiri con una foto de Ciri se despide por ahora. Cambio y corto.
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