14. Inhibidores de Emociones.

"Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto" — Mario Benedetti. 

Theron, cuya imponente presencia hacía que los demás le temiesen con solo darle una mirada, se adelantó, pasando de lado a Medea y se detuvo ante Adair. En sus ojos amatista se veía la exigencia de una explicación sobre la presencia de aquella Inhibidora, como ellos le decían a los ángeles que habían sido despojados de sus emociones. 

Él recordaba muy poco de su época en el ejercito de El Creador, quien guardaba muchísimos secretos, pero no olvidó el hecho de que su raza solía ser fuerte, inmortal y siempre dispuestos a ayudar, totalmente opuesto a los ángeles inhibidores, aquellos que tras el pacto pasaron por la inhibición emocional y sus futuras generaciones fueron despojadas de inmortalidad. 

Como la mujer en los brazos de Adair, su piel se veía de un gris enfermizo y claramente había descuidado su alimentación, por la forma en que los huesos tensaban la piel expuesta del cuello y sus pómulos. 

Medea, quien no estaba dispuesta a quedarse atrás ante la posible amenaza, se deslizó delante de Theron, a un par de centímetros de la Inhibidora.  No le pasó desapercibida la mirada colérica que le lazó El Cazador de Demonios, como era conocido Theron.

  — ¡Apártense! — gruñó  Adair, sus ojos se llenaron de oscuridad y las sombras en la habitación comenzaron a moverse de un lado para el otro. Entre ellos jamás se habían guardado miedo o rencor, pero los poderes de Adair como Guardián de las Sombras los superaba por mucho. 

  — Déjenlo hablar — pidió Jeno, atrayendo todas las miradas sobre su figura, caminó hasta un diván que había en la estancia y le hizo un ademán a Adair para que depositara al ángel ahí. Sus pies descalzos sin generar sonido alguno al andar y la vaporosa túnica que llevaba ondeaba con cada uno de sus pasos. 

Ella le tendió una mano a Adair, como pidiéndole algo.

El guardián de las sombras dudó por un instante y luego recordó aquel tallado ángel de metal, lo sacó de su bolsillo y lo dejó en la mano de Jeno, los delicados y largos dedos se envolvieron entorno a la figura, apretándola con fuerza mientras sus ojos se desenfocaban y se quedaba mirando un punto en la pared opuesta de la habitación. 

Jeno había perfeccionado el arte de la profecías, sabía desencadenar una con objetos relacionados a lo que buscaba, no funcionaba en todas las ocasiones pero para ella valía la pena intentarlo siempre, aunque las predicciones inducidas la dejaran agotada y sin energía por más de un par de días. 

Mientras Jeno se aislaba, Medea enfrentó a Adair sin titubeos, sus ojos una enrevesada mezcla escarlata y leonada. Su rostro de facciones fuertes para ser una mujer enmarcado por mechones cortos de cabello rojo oscuro, aquellos rasgos junto con su estatura y temperamento la hacían una fuerza a tener en cuenta en todo momento. 

  —  Adair — su nombre salió de los labios de la guerrera con un tono amenazador. 

  — Medea — mencionó Laertes, tocándose las sienes como si un dolor le agobiara repentinamente,  dejó caer los brazos mientras se acercaba y luego los posó con suavidad en los hombros de Medea, quién se alejó al instante, gruñendole por lo bajo — Deja que se explique. 

  — Es necesario — habló Jeno, su mirada aún estaba enfocada en la pared, sus pupilas dilatadas — Esta pieza tiene tres diferentes energías, no veo nada, pero puedo sentir el peligro acechando. No lo entiendo ¿Por qué no veo absolutamente nada? 

  — No todas las veces funciona — le recordó Theron. 

— Debería funcionar. Además, tiene la esencia espiritual de un ángel, un humano y un demonio. 

— Imposible — cortó Medea. 

  — ¿Y la inhibidora? — exigió Laertes arqueando una ceja, el hombre tenía el cabello largo recogido en una coleta en la parte baja del cuello, algunos mechones castaños se habían salido como normalmente ocurría y sus ojos gris plomo se clavaron en Adair. Si había algo que caracterizaba al Guardián de los Malignos era la apacible determinación en su mirada y su carácter implacable, Aarón no escogería a alguien débil para hacerse cargo de los poderes y dones de los Malignos. 

Adair desconocía de lo que era capaz Laertes pero jamás dudaría de él. 

  — Estaba en peligro, además, puede ser útil — explicó Adair, cortante y sin el menor indicio de querer dar más aclaraciones. Después de todo, no era de la incumbencia de los caballeros del infierno lo que sucediera entre él y Nina. 

Ellos, los caballeros del infierno, un grupo de ángeles caídos conformado por hombres y mujeres, eran considerados como hermanos por Adair, más no dudaría en proteger al ángel si era necesario.

En eso, mientras Medea le arrebataba la pieza metálica a Jeno de las manos y la observaba con detenimiento. Una presencia animada y una presencia poderosa entraron en la habitación, una mujer de baja estatura y un hombre mortal, enigmático y sin remordimientos. 

Nyx, de belleza sin igual y personalidad suave, estaba ataviada con prendas negras de los pies a la cabeza, su sonrisa era la más temida en todo el infierno pues tras aquella brillante y tranquila fachada se escondía una gran amenaza. 

La coloración inusual de su cabello se debía a un capricho de El Creador, ella había sido consentida cuando estaban en los cielos y todo su mundo se había desmoronado con la caída. Las largas hebras de color rosa pálido como un cerezo florecido hacían una larga y sedosa caída hasta más abajo de sus caderas, tenía la piel pálida y se veía tan delicada como una muñeca de porcelana, la forma redondeada de sus ojos y su rostro en forma de corazón le da una falsa apariencia de inocencia junto con el centelleante color plateado en su mirada. 

Los ojos de Nyx se abrieron desmesuradamente cuando cayenron en la forma durmiente de Nina, más no fue su reacción la que hizo que Adair se tensara, era la mirada de desprecio y furia del hombre.

Él era más alto que Adair, casi a la misma altura de Theron, pero mucho más delgado, pues su cuerpo estaba compuesto de músculos delgados y ágiles. 

  — Aarón.

¡Gracias por leer! <3 ¿Qué te pareció el capítulo? ¿Te gustó? Pues, espero que hayan pasado unas excelentes fiestas llenas de felicidad con su familia o las personas que quieren ¡Feliz Navidad! Y aprovechando que este es el último capítulo del 2016, les deseo un ¡Feliz año nuevo! Gracias por leer mi historia <3 ¡Un abrazo! 

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