Prólogo
El sabor metálico de la sangre resbaló por mi garganta haciendo que una descarga eléctrica recorriera todo mi cuerpo.
Me levanté del suelo y tomé del cuello a mi objetivo.
-Te pagaré el doble si me dejas vivir. -dijo apenas en un hilo de voz a lo que sonreí y negué con la cabeza.
-Jamás llegarías a mi precio, no eres más que un hijo de puta con suerte . - dije mientras lo lanzaba al piso, saque mi arma y apunté a su cabeza.
-Nadie traiciona a los Kozlov. - después de eso apreté el gatillo.
Nóvikov dejó de gritar y de patalear, su vida había terminado, saque mi celular y llame a mi hermano.
Nóvikov se había hecho pasar por uno de nosotros, se había ganado la confianza de mi hermano y lo único que buscaba era robarle los planes a la organización.
Cosa que no íbamos a permitir, el único precio a cambio de la traición era muerte.
-Trabajo exitoso. -dicho eso colgué la llamada y caminé a mi moto, antes de subir la cabeza me comenzó a doler, me recargue en la pared ya que el dolor era insoportable, suspiré hondo esperando que eso ayudará y de repente el dolor se detuvo.
Al abrir los ojos ya no estaba en el callejón oscuro con Nóvikov.
Me encontraba en un lugar mucho más iluminado. El piso era de mármol y las paredes se veían elegantes, los muebles y los al rededores no me eran familiares.
Busqué mi arma y no estaba por ningún lado. Suspire pesado y comencé a caminar lentamente. Mirando a todos lados, manteniendo la guardia alta.
-Mi señor.-dijo un chico vestido de armadura y capa negra. Volteé al ver qué me buscaba, mire mis manos y se veían sucias además no llevaba zapatos. Lo que tenía era algo parecido a sandalias, sólo que eran de cuero.
-Mi señor. -me volvieron a decir y gire.
-Está todo listo para irnos, pero preguntan si va a ir la señora. -no entendía nada, estaba bastante confundido, primero me encontraba en un callejón oscuro y después estaba en otro lugar en donde jamás había estado. Quería preguntar¿En donde estaba? Pero en ese momento volvió el dolor de cabeza.
-¿Se encuentra bien señor? -dijo la persona que estaba junto a mi y negué con la cabeza, me recargue en la pared para no caer al suelo y la persona comenzó a gritar cosas que no entendía.
Cuando el dolor se fue calmando abrí los ojos y me levanté rápidamente. El sudor resbalaba de mi frente y mi espalda.
Al mirar a todos lados comprobé que estaba en mi habitación.
Miré el reloj y marcaban las 4:00 am había perdido 4 horas de mi vida y no lograba entender nada.
Suspire pesado y me levanté de la cama, necesitaba aclarar mis ideas.
Cuando me disponía a caminar al baño.
Sonó mi celular.
-¿Qué ocurre? Pregunté a lo que mi hermano respondió de inmediato.
-Tenemos un nuevo objetivo.-asentí con la cabeza a pesar de que sabía que no podía verme, tomé las llaves de la mesita y salí de mi apartamento.
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