2. Diversión

Arrojé las cobijas y me levanté de la cama. Llevaba dos horas intentando dormir sin éxito, aún sentía la adrenalina recorrer mi cuerpo.

No era la primera vez que tenía un enfrentamiento así, pero primero había sido la estúpida misión de mi hermano; ya que tener que ser guardaespaldas de una niñita mimada salía de mi zona de confort y después estaba el enfrentamiento, que lejos de ayudarme a descargar, sólo me había dejado con más adrenalina.

Caminé por el pasillo hasta llegar a la terraza donde hice algunos estiramientos y saltos. Cuando me sentí listo solté un golpe al costal frente a mí. Fue un golpe seco.

Mis músculos comenzaron a tensarse, sentía correr por mi cuerpo un ligero cosquilleo.

Y entonces se vino a mi mente aquella chica, su cabello era largo y de color oscuro, sus ojos se veían desafiantes, era como si lejos de pedir un favor me estuviera ordenando, además al sentir su tacto sentí una especie de escalofríos, era una sensación que jamás había sentido antes.

Negué con la cabeza y está vez le di una patada al costal causando que este saliera volando, me recargue en el barandal he intente controlar mi respiración.

Mientras lo hacía, admiraba lo perfecto que era la noche.

La oscuridad me hacía sentir en casa. Desde pequeño, el único momento que me sentía libre era cuando el sol se escondía, no había entrenamientos; no había dolor, no existía nada en ese momento.

Pero al salir el sol la tortura comenzaba, ya que nuestra formación estaba lejos de ser algo normal, además al señor le encantaba castigarnos sin razón alguna y cada día el castigo era peor.

Pero eso era mejor a estar solos, vagando en la calle entre la mierda.

Miré mi reloj y marcaba las cuatro de la mañana, aún faltaba tiempo para ir a mi "nuevo trabajo" y me seguía sintiendo extraño.

Camine al baño y me lave la cara con agua fría; bañarme no era una opción, ya lo había hecho tres veces y no había ayudado. Quizá lo que necesitaba eran unas cuantas horas de diversión.

Así que se me ocurrió una idea, probablemente no resultaría, pero debía intentarlo, busqué el celular en mi bolsillo y marqué su número.

-¿Hola? -contestó al primer timbre.

-¿Tienes algo para mí?

No dijo nada.

-Vamos Nath

Escuché un suspiro.

-Debes trabajar en unas horas -hubo silencio después de eso.

-Te juro que llegaré, necesito desahogarme.

-Mierda, Nathan, hiciste un desmadre hace unas horas, ¿eso no ayudó?

Negué con la cabeza a pesar de que sabía que no podía verme. Y fui por mis llaves.

-No fue cuerpo a cuerpo. Necesito más y sabes lo que pasaría si no me descargo.

Hubo más silencio, después escuché algo que sonó a un "carajo".

-Sólo un asalto y después te largas a la mierda.

Colgué el teléfono y salí del apartamento. Una visita al Círculo era justo lo que necesitaba.

El círculo era un lugar hecho especialmente para personas como yo. Para personas que necesitaban descargarse de vez en cuando y que solo un enfrentamiento cuerpo a cuerpo ayudaba a liberar la tención.

Las reglas eran sencillas, pero para poder seguir formando parte de los campeones debías cumplirlas al pie de la letra.

1. No podías hablar del Círculo con nadie que no perteneciera a él.

2. Sólo los líderes podían contactar a los oponentes y cuadrar el día del enfrentamiento.

3. En un enfrentamiento, todo se valía.

4. El enfrentamiento se daba por finalizado cuando alguien se rindiera o terminará noqueado.

5. La venganza o acoso por perder la pagabas con la muerte.

Esas reglas ayudaban a qué Natasha pudiera llevar una buena administración ya que era la líder.

Después de manejar unos minutos, ver nada más que árboles y una que otra casa, llegué a Rybatskoye, un lugar lleno de inmigrantes y el sitio perfecto para esconder cosas ilegales. Esa fama lo hizo uno de los barrios más temidos para los habitantes de Rusia.

Estacioné la motocicleta y bajé de ella. Al quitarme el casco, el aire frío golpeó mi cara.

Saqué el arma y me puse en alerta por si algo resultaba mal, pero entre más avanzaba, los gritos y aplausos se escuchaban cada vez más fuertes.

Sin ningún peligro aparente, guardé mi arma. Al llegar a una especie de sótano le di dos patadas a la puerta y está se abrió de golpe. Al entrar un tipo rubio levantó la vista.

-Kozlov, creí que no volverías tan pronto.

Me encogí de hombros y seguí avanzando. El pasillo era bastante estrecho, apenas cabía una persona. Estaba poco iluminado, pero lo interesante se encontraba detrás de la última puerta: luces rojas, moradas y rosas; gente en las gradas gritando y levantando las manos para apostar; y, justo a la mitad, un cuadrilátero enrejado.

Busqué a Natasha en el lugar de siempre, frente al ring. Ella hizo una mueca al verme. Yo le sonreí.

-Llegó el amor de tu vida y así lo tratas.

Me dio un golpe en el estómago y llevé mis manos a él.

-Eres el siguiente -dijo y asentí con la cabeza.

Al dar la vuelta me arrepentí, Gavrel se aproximaba con un semblante bastante serio.

-Jodiste a la mitad de mis hombres. -dijo en tono amenazador y yo me límite a sonreír.

-Ahora entiendo porque fue tan fácil acabar con ellos. -dije y el dio un paso hacia mi. Nath se puso frente a nosotros.

-No están en la guardería o en un escenario, están en mi círculo y aquí me respetan o suben al ring para arreglar sus diferencias.-dijo Nath aburrida de la situación, levanté las manos en señal de rendimiento. Gavrel dio la vuelta y se alejo.

Nath volteo a verme y me encogí de hombros.

-Ellos intentaron joderme primero -dije y Nath negó con la cabeza.

Mientras más pasaba el tiempo, más personas entraban y salían del recinto. Causando que me diera un poco de ansiedad.

Al verme así Nath se acercó y me señaló un número.

-Tú turno.

Dijo y antes de dar la vuelta, la tomé de la cintura y la atraje a mi cuerpo.

-Quizá no necesito joder gente, quizá sólo una noche de sexo. -cuando termine de hablar me empujó y negó con la cabeza.

-Sube tu trasero antes de que me arrepienta y te delate. -dijo y al ver qué se alejaba le mandé un beso y subí al ring. La gente comenzó a aplaudir y a gritar. El hombre del parlante comenzó a hablar:

-¡El evento de la noche ha comenzado!

Preparen sus billetes caballeros y recuerden que ésto es algo limpio, quien no siga las reglas se larga y la damisela se queda con el botín. -dijo mientras señalaba a Nath y ella le mostraba el dedo de en medio.

-Así que comencemos. -al decir aquello los aplausos y gritos se hicieron más fuertes y una vez que sé calmo la muchedumbre el refiere continuo.

-Por un lado, tenemos a Andrey, el campeón del lado sur de Rybatskoye, ¡Un hombre que no le teme a nada!

Andrey entro al ring y al hacerlo levantó las manos y se escucharon gritos y aplausos.

-Por otro lado, tenemos al único, al inigualable, al que pisa hasta la tierra tiembla: ¡Nathan "la Bestia" Koslov!

Brinque para entrar al ring y al entrar puse mis manos al costado y la multitud se enloqueció.

-Conocen las reglas, señoritas, se vale todo y esto termina hasta que uno de los dos acabe noqueado.

Ambos asentimos y el presentador se quitó de en medio justo al tiempo que sonó la campana.

Andrey se acercó y me tiró un puñetazo que logré esquivar. Después quiso darme una patada, pero fui más rápido y me hice aún lado. Frustrado, comenzó a dar golpes al aire que yo me limitaba a esquivar.

-¡Por una mierda, Nathan, termina esto!

Al escuchar a Natasha sonreí. Entonces, me acerqué a Andrey y me soltó un golpe en el estómago. Ese golpe se ganó que lo utilizara como mi saco de boxeo favorito. Le di una patada en las piernas; se tambaleó e intentó soltar un puñetazo. Pero yo fui más rápido y lo volví a esquivar, se fue hacia adelante. Aproveché la ventaja y le di un codazo en el cuello.

Comencé a golpearlo una y otra vez, sintiendo como mis músculos se relajaban cada vez más. Andrey no soporto más y cayó al suelo, el referee se acercó y, al ver qué Andrey estaba tumbado sin reaccionar, detuvo la pelea.

-El ganador, por quien sabe cuántas ocasiones: ¡La Bestia! -Levantó mi mano derecha la cuál tenía un poco de sangre.

Mi respiración era agitada y el sudor resbalaba por todo mi cuerpo. Natasha subió al ring y me pasó una toalla.

-¡Lárgate!-dijo mientras me secaba el sudor.

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