Capítulo 6.


Dirigí por unos instantes la vista a los niños quienes pintaban en unas hojas que les había dado, para luego volverla a mi celular en donde revisaba por tercera vez en el día mi cuenta bancaria. En la clínica había quedado en pagarme en tres días, eso nunca pasó. Por temor a lo que me dirían no los llamé, no hasta el domingo que se cumplía una semana sobre mi proceso de extracción. Me dijeron que posiblemente el banco lo había devuelto a su cuenta y que lo resolverían, no me dijeron más nada. No volví a insistir pero ya en tres días se cumpliría dos semanas y estaba desesperada, asustada. 

—Meli, te dibujé a ti —la niña rubia, hija de mi vecina, agitó la hoja y le sonreí. 

La tomé y vi su lindo dibujo, a pesar de que tenía seis años sus dibujos eran legibles, era muy buena dibujando. Y sí, era yo, me hizo con un vestido morado y mi cabello suelto. 

—Está muy lindo, mi amor, muchas gracias —le respondí, dándole un beso en su frentecita. 

Cuidar de esos niños era todo lo que estaba bien, eran tan lindos y amables que quería unos así. A parte de eso, el dinero que me daba su madre era bueno para mí y pude pagar la renta del mes de febrero con ello. Aunque a veces me sentía mal que me pagara, si no hubiese estado necesitando dinero yo cuidaría a esos niños totalmente gratis. 

De repente mi apetito se incrementó, quería comer algo rico pero ninguno de esos productos lo tenía en mi despensa. Casi iba a anochecer pero hacía tres horas que habías comido la merienda ¿y quería más? Si. Me dirigí a mi pequeña cocina y vi que me podía hacer, tendría que ser algo rápido porque no podía dejar a los niños solos. Encontré dos rebanadas de pan, agarré la mermelada y unte un poco en los panes, esto sería un engaño para el estómago. 

La puerta de mi departamento fue abierta, y la única que tiene acceso a ella es Rossy. Así que salí de la cocina y llegué a donde ella. Venía con su ropa de vagabunda, cabello recogido y un gran bolso en mano. 

—Es día de pijamada. —me dijo. 

Lo había olvidado. 

Dos veces al mes Ross se quedaba en mi departamento para ponernos al día. No éramos las típicas amigas que se hablaban todos los días cada que le pasaran algo, pero sabíamos que siempre nos tendríamos la una a la otra. 

—Cierto, Rossy, lo había olvidado. —le respondí—, los niños se irán en un par de horas. —le susurré eso. 

—No te preocupes, está bien. 

Dejé que entrara a mi habitación y dejara sus cosas ahí. Jugamos un poco con los niños mientras tanto, la pequeña rubia dijo que tenía una tarea de la escuela y la ayudé en eso. Se hicieron las siete de la noche y le hice una cena ligera a los chicos ya que su madre lo dijo, se lo comieron y a los minutos llegó su madre por ellos. Me dijo que gracias por cuidarlos y que ya me haría mi pago, apenada asentí porque lo necesitaba. 

Mi amiga hizo palomitas de maíz, veríamos una película. 

—Antes de ver la película, ¿la clínica te contestó? —preguntó llevando una palomita a su boca. 

—Sí, me dijeron que todavía no podían decirme nada y que posiblemente fue el banco quien devolvió el dinero a sus cuentas. 

—No creo nada —dijo al instante—, hay que demandarlos, Meli, básicamente te estafaron, básicamente no, lo hicieron. 

Estafada, así me sentía. Solo extrajeron mis óvulos para su beneficio. Posiblemente había un bebé gestándose con mi genes. 

—No puedo demandarlos, ¿como pagaría los abogados? ¿la cita? No es tan fácil —resoplé—, toca resignarse. 

Agaché mi cabeza y agarré palomitas yo también, Rossy lo dijo nada más y lo agradecí mentalmente. Nos pusimos a ver la película, estaba buena pero mi cansancio llegó súper rápido y me dormí a media película. 

Al día siguiente me levanté con el estómago revuelto, pensé que sería porque me dormí sin reposar lo que comí. Igual, fui al baño e hice mis necesidades y me una ducha rápida. Ross todavía seguía dormida, me imaginé que ella sí vió la película completa. 

Cuando ya estaba lista, empecé hacer el desayuno; dos huevos fritos y cuatros rebanadas de pan con un pequeño jugo de manzana, la naranja no me gusta. Luego de eso fui a levantar a mi amiga pero ya esta se encontraba despierta con mi teléfono en mano. 

—Creo que te llaman —su voz sonó soñolienta.

Reí y agarré mi celular. Era un número desconocido, y me debatía en contestar a no, en eso dejó de sonar pero volvieron a llamar otra vez. 

—¿Hola? —contesté.

—Buenos días, ¿hablo con la señorita Melissa Jones? —inquirió la chica. 

—Si, soy yo. 

—Le hablamos desde la tienda LinaCosmetic, es para decirle que usted está contratada y empezará el lunes a las ocho de la mañana. 

Mi corazón latió con fuerza y mi sonrisa apareció. No pensé que sería contratada, esa tienda fue a una de las primeras que visité cuando quedé sin trabajo y como nunca me llamaron pensé que no había sido aceptada.

—Oh por Dios, muchísimas gracias señorita, el lunes a primera hora estaré allí —le respondí fallando ocultar mi emoción. 

—Perfecto, aquí le daremos su uniforme, que tenga un lindo día. 

Y con eso colgó. 

Me lancé encima de mi amiga quien estaba acostada en la cama e hizo un quejido.

—¿Qué sucede? 

—¡Tengo trabajo! 

Estaba muy feliz, por algo empezaría y que más con algo que me gusta. Sentía que la vida me empezaba a sonreír. 


Estaba furioso, no, más que eso. 

¿Como esa mujer podría perderse así? Tenía probabilidades de llevar a mi hijo en su vientre y  desaparece como si nada. Es una irresponsable. 

Había llamado a la clínica y está me confirmaron que mi esperma había sido fecundado, eso me confirmó que Brianna si fue a la clínica y le implantaron mi esperma. Encargué que la buscarán por todo el estado, esa chica me iba a escuchar teniendo en cuenta que posiblemente llevaría a mi bebé y tiene la dicha de escaparse. 

—¿Encontraste algo? —le pregunté a Dereck, este negó. 

Estaba cansando, desde la mañana la estábamos localizando luego de que la clínica me había confirmado el proceso, empecé a desesperarme más. Le había dado unos días para que se mentalizara que ya no tendría que cuidarse sólo por ella sino también cuidar de mi bebé, no se que me pasó, no debí hacer eso. Debí acompañarla a la clínica y verificar todo, seguir sus pasos ¡mierda!

Estaba demasiado furioso y a la vez asustado, la vena de mi frente estaba marcándose más y palpitando. Tenía que calmarme. 

—Tranquilo, Henry, ya la encontraremos. 

Negué a sus palabras. 

Cuando pienso que por fin haré algo bien y tendré lo que más anhelo, la vida me da un golpe de realidad dañandome todos mis planes. 

Llegó la noche y todavía no sabíamos sobre Brianna, estaba que me rendí. Estaba resignándome a que se había ido del país con mi hijo en su vientre ¿o lo abortaría? Me negaba a eso. 

Al día siguiente, a primera hora, aún no había noticias, ni siquiera desayuné porque no tenía apetito. No quería ir a la empresa, verifiqué si tenía algún compromiso. 

Martes 14, marzo; Reunión en el banco. 

Lo cancelé, no tenía ánimos para nada. Me sentía decepcionado, y enojado con la vida ¿es que no puedo ser feliz? 

Decidí comer, tenía que llevar algo en el estómago por lo menos. Cuando estaba comiendo mi teléfono sonó, era una llamada de mi amigo. 

—La encontré, vamos para tu casa —es lo primero que dijo—, ella te explicará algo importante. 

Mi corazón empezó a latir con fuerza y suspiré de la misma manera. 

—Está bien. 

Recogí el desastre que había hecho y me vestí más decente, pocos minutos después ellos llegaron. Sus expresiones eran serías, pero la mía más. Quería exigirle que me dijera porque despareció, a dónde estaba, pero me contuve. 

—Buenos días —saludó. 

—Ajá —me crucé de brazos—, Quiero saber el porqué, te di la libertad, no te presioné ni estuve encima de ti incomodandote ¿por qué desapareciste? 

Ella tragó, y titubeó. Miro a mi amigo y este le hizo una seña para que hablara. 

—Primero que todo, lo siento, se que tuve que decirte pero… 

—No hay justificación —la interrumpí—. ¡Posiblemente estas cargando a mi hijo y te vas! Para eso no hay justificación. 

Negó. Para luego soltar algo que hizo mi mundo caer. 

—Yo nunca fui a esa clínica, no llevo a tu bebé. 

Di tres pasos para atrás, estaba consternado. 

—¿Qué? ¿como que no lo llevas? —increpé—, en la clínica dijeron que sí.

Ella arrugó el entrecejo y volvió a negarlo. 

—Yo no quiero estar embarazada, no quiero tener un bebé. Todo esto fue culpa de mi padre, él me obligó a esto porque tiene una deuda pendiente —empezó a explicar—, de igual forma no le di el dinero, todavía está intacto por si lo quieres. Y esa clínica te mintió, porque yo nunca fui y no me implantaron nada. 

Compuso su postura. 

Yo no me podía creer lo que me había dicho, pero tenía que suponerlo. En toda la negociación ella no se veía muy conveniente y por más que le preguntaba si estaba de acuerdo ella asentía. 

—Pero, no entiendo. 

Esto no podía estarme pasado a mí. 

—Hablale a esa clínica para que te den más información, Henry —acotó mi amigo. 

Claro que lo haría y los demandaría por cometer estafa y error. 

—Si me disculpan, yo me iré —Brianna empezó a caminar hacia la puerta—. Señor Henry, si quiere el dinero yo se lo devolveré. 

Negué, que se quede con eso. No me hacía falta. 

—Quedatelo. 

—Gracias —y con eso, se fue. 

Me lancé al sillón, estaba furioso pero tenía que hablar con esa jodida clínica de manera civilizada así que tenía que calmarme. 

—Esto es una mierda. 

—Joder, amigo, tenías que investigar bien sobre esa clínica. Llamalos.

Agarré mi celular y busqué su número, me contestaron al tercer tono. Era una chica, le pregunté sobre la doctora que estaba encargada sobre el proceso para ver si tenía tiempo libre y está me dijo que sí, que en una hora estaba libre. Colgué sin más y me preparé para ir a esa clínica, exigiría que había hecho con mi esperma, a quien se lo habían inseminado. 

Mi amigo se fue a encargarse de la empresa mientras yo me preparaba para salir. Me subí a mi auto y salí de mi casa seguido por mi guardaespaldas. Tenían que aclararme todo y si es de amenazarla, lo haría. 

Cuando llegué a la clínica ni siquiera me aparqué bien. Salí del auto directo a la entrada de la clínica, al entrar había varias mujeres, algunas acompañadas con sus parejas. Llegué a la recepción y pregunté por la doctora, me dieron su número de consultorio y fui para allá. 

No toqué, sólo abrí la puerta para encontrarla revisando unos papeles. Pero brincó de susto gracias a la brusquedad mía.

—Señor Campbell ¿que hace aquí? 

—Quiero saber a quién le implantó mi esperma. 

—A la chica que usted…

—No, ella no fue —le espeté—. Busque en sus expedientes, pero a la de ya. 

Ella negó. 

—No puedo.

—Si puede, o la demando por estafa. A alguien le implantaron mi esperma y posiblemente esa chica tiene a mi bebé en su vientre. 

Ella empezó a buscar en un par de carpetas, confirmó que efectivamente mi esperma fue fecundado pero siguió buscando hasta que alzó una hoja. 

—Aquí está, fue a ella —anunció—, me equivoqué de chica, pensé que era ella. 

—¡¿Cómo pudo equivocarse?! ¡¿es que usted no estaba mentalmente bien?! —le increpé con voz alta—. Usted no puede trabajar aquí.

Se encontraba pálida, pero no me importaba. Le arranqué la hoja de sus manos y la empecé a leer. 

Nombre: Melissa Jones.

Edad: 26 años. 

Tipo de sangre: A+

Enfermedades: Ninguna.

Alergia: Miel

También decía que no fue esa clínica para ser inseminada, fue para una donación de óvulos. A esta chica también la habían engañado, ahora tenía que esperar a qué estuviera de acuerdo seguir con el embarazo. 

—¿La chica sabe algo sobre esto? 

—N-no —respondió titubeante. 

Mi cólera creció aún más. 

—Esto no se quedará así, tomaré las medidas que sean correspondientes sobre todo. 

Iba a responderme pero no la dejé, salí de ahí como un rayo. Agradecí que la hoja tenía la dirección de la chica para ir a verla de una vez. Pero necesitaba relajarme, no quería que pensara mal. 

Dios, si Melissa se encuentra embarazada, no permitas que lo rechace, que lo ame como yo lo amaré.

••••

Como dije, nos volveríamos a leer muy pronto🙈 ¿que tal el capítulo? Esta vez lo traje un poco mas larguito.

[LinaCosmetic es un nombre inventado por mi, si hay un nombre igual en algún lugar del mundo es de pura casualidad(además, Lina es como me llama mi primita de 3 años) 😘]

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