Capítulo 34.
—¿Crees que le gustará?
—Claro que si, amor, ese trajecito es precioso.
Miré el pequeño traje parecido al que Henry había elegido para él para usarlo en año nuevo. Quería que se vistieran iguales para la ocasión.
Ah, olvidé mencionar.
El pequeño Marco la pasará con nosotros. Habíamos ido a verlo día tras día, y le expuse a la directora del lugar si podía llevármelo solo dos días para que la pasará con nosotros. Ella aceptó luego de visitar nuestra casa y confirmar que era segura, sabía que lo cuidaríamos bien, además ya habíamos anunciado la propuesta de adopción, sin embargo, faltaba algo importante.
Estábamos caminando por el pasillo del hogar de adopción, estaba nerviosa y feliz al mismo tiempo, mi corazón latía con gran emoción y ansiedad para cuando ví la puerta de la habitación en dónde se encontraba Marco. Al abrirla, me fui inevitable no sonreír, ahí estaba él, sentadito con la ropa que le habíamos traído antes.
Marco al vernos, su rostro se iluminó al igual que sus lindos ojos azules, corrió hacia nosotros extendiendo los brazos para un abrazo.
Él amaba los abrazos.
—Abrazooo.
Lo alcé con cuidado para que enrollara sus bracitos alrededor de mi cuello, luego de unos segundos lo hizo con Henry y se quedó en los brazos de él.
—Mira, te traemos algo.
Saco de la bolsa el pequeño traje azul oscuro y sus ojos brillan cuando lo ve.
—¡Es hermoshooo!
Con sus ojitos lo detallaba con gran admiración.
—Que bueno, estarás igual de guapo que yo. También me pondré un traje igual —dijo Henry.
—¡Si! —volvió a abrazarlo y casi muero de amor—. Cuando sea graaande quielo ser como tú.
Mi corazón se detuvo y se que el de Henry también. Marco era el niño más lindo que había visto, era tan inteligente y estaba segura que sería el mejor en todo. Mi hombre besó su cabecita y asintió.
—Serás aún más guapo e inteligente que yo, hijo, gobernarás el mundo si te lo propones. —le dijo.
—¿Y tendré aviones de veldad?
—Todos los que quieras.
—¡Sii! Amo los aviones.
La directora entró y nos hizo firmar unos papeles, luego de despedirnos nos subimos a la camioneta y Marco por todo el camino estuvo preguntando todo lo que veía. Traté de explicarle todo o si no lo hacía Henry.
Al llegar a la casa el pequeño miraba el lugar tan asombrado que me dió ternura. Fui directamente hacia la habitación de las niñas, las había dejado con la encargada. Era una señora muy dulce y sabía que las cuidaría bien.
Cuando abro la puerta me las encuentro riendo, la señora Flavia estaba con sus pequeños peluches en sus manos y a las dos les hacía jueguitos con ellos.
—Hola, permiso. Llegó mamá.
Mis bebés seguían riendo sin importar que Flavia hubiera parado. Le agradecí y salió, miré a Aly y Hazy y ellas a mí, eran tan hermosas que no podía creer que ellas vinieran de mí. Parecían dos ángeles hermosos, dos pequeños pedacitos de cielo que tenía la fortuna de ser su madre.
—Vengan conmigo, les presentaré a alguien.
Al salir con mis dos bebés en brazos, el ascensor se abrió mostrándome a Henry con Marco en brazo.
—Ooh, son las prinshesas —murmuró el pequeño.
—Si, te las presento. Ella es Aly —la alcé un poco— y ella es Hazel —hice lo mismo con ella.
—Hola, soy Marco.
Aly sonrió, por otro lado, Hazel se puso a llorar en mi cuello.
—Oh, no no, no lloles.
—Creo que tiene hambre, amor —anunció—, iré a presentarle a Rex a Marco, y luego iremos a cortarnos el cabello.
—Bueno, está bien.
Henry me dió un beso, besó las cabecitas de las gemelas y se fue. Con él comunicador llamé a Flavia para que me ayudara un poco y así lo hizo.
Era 31 de diciembre teníamos que estar todos listos a las siete de la noche, eran las tres de la tarde y no sabía qué ponerme. Aunque tenía ropa por montones, no sabía que usar, ni siquiera sabía si me daría el tiempo de arreglarme. Quería que las bebés se durmieran un rato para ello y para que pasaran la cena con nosotros, sin embargo, tras darles pecho ninguna daba indicios de querer dormir.
Luego de un rato, luego de mimos y mecedoras, luego de cantarles un par de canciones, por fin se quedaron dormidas.
Eran las cuatro y treinta minutos de la tarde para cuando Henry y Marco llegaron, cruzada de brazos los detuve en la sala.
—¿Por qué se tardaron tanto?
—Había muchas personas.
—Si, y muchos niños llolando.
Entrecerré los ojos, Henry miró a Marco y sonrieron los dos. En mi pecho sentía bonito ver la complicidad que tenían en poco tiempo.
—Bueno, están muy guapos, no lo voy a negar.
—Gracias, gracias. ¿Y las gemelas? —preguntó mi hombre.
—Las gemelas están dormidas. ¿Quieres ayudarme a hacer unas galletas, mi amor?
—Si —respondió Henry y negué.
—No te lo decía a ti, le decía al pequeño hombrecito. Marco, ¿Quieres?
—¡Siii!
—Me siento celoso, pero está bien. Mientras tanto iré a la oficina a finalizar algo.
Tomé la manito de Marco y lo guíe esta la cocina, la señora de servicio me ayudó un poco y lo alejé de lo que no tenía que tocar y dejé que echara las chispas de chocolate a la mezcla.
—¿No hay una forma de avión? —preguntó cuando estábamos cortando la masa con formas de árbol de navidad.
—No, pero para la próxima lo tendré —le sonreí.
Seguimos con las galletas mientras me hablaba sobre todo lo que pasó en la barbería. Algunas palabras no las entendía, sin embargo, le hice creer que si. Me causaba risa sus expresiones y amaba la confianza que me tenía.
Para cuando todo estaba listo, eran las seis de la tarde y no estaba lista. Tenía que arreglarme, y vestir a las niñas. Sabía que Henry se encargaría de Marco y por esa parte no me preocupaba.
Me asomé por la habitación de las gemelas y señora Flavia leyendo un libro.
—Disculpe, Flavia, pero creo que ya debería irse. Para que así la pueda pasar con su familia.
Con sus ojos negros algo triste negó.
—No se preocupe, señorita, le ayudaré con las gemelas. Vaya usted a ducharse y arreglarse.
—¿En serio? Yo me puedo encargar.
—No, no, vaya a arreglarse.
Suspiré.
—Está bien.
Antes de ir al baño, fisgonee por la habitación que le teníamos preparado a Marco y escuché una pequeña conversación entre él y Henry. Una conversación que me hizo latir el corazón con fuerza.
—¿No quieres ser mi papá? Se que las bebés son tus hijas pero, puedo ser un gran hermano mayor y las cuidaré, y y…
—¿Quieres que yo sea tu padre?
—¡Si! Eres muy bueno y… quiero un papá como tú.
—Yo encantado de serlo.
—¡Siii!
Una pequeña lágrima salió de mi ojo, no quise interrumpir el momento y fui directamente a ducharme.
Mientras me enjabonaba, sentí una mano en mi cadera y me tensé. Sabía que era Henry, y aunque ya me mostraba nuevamente a él, la inseguridad era algo difícil de quitar. Hizo voltearme mirándolo fijamente a los ojos.
—Eres hermosa y te amo, gracias por llegar a mi vida. Hace un año, estaba tan solo, me sentía tan sola en casa y ahora que los tengo a ustedes no puedo estar más feliz.
—También te amo y estoy tan agradecida contigo.
Nos besamos y nos duchamos juntos.
🤰🏽🤰🏽🤰🏽
—A ver, Aly, tienes que usar esto si no te dolerán los oídos ¿Ok? —le explicaba a mi nena como si entendieran.
Alyssa no quería ponerse los audífonos insonorizados color rosa que les compró su padre. Sabíamos que iba a haber fuegos artificiales y no queríamos que ellas escucharán el estruendo, además de que eran muy chiquitas para eso. A Marco también se le compró y como niño bueno estaba sentadito con sus audífonos. Por otra parte, la chica de papá, Hazel, estaba tranquila en el pecho de su amor con los audífonos puestos.
—Siento que será tan rebelde de grande.
Escuchar la voz de Ross me hizo reír.
—Espero que no tanto como su tía.
—¡Oye! —me miró indignada—. Yo soy un angelito.
—Aja, claro. —reí.
Estábamos en la casa de la señora Alice, todos nuevamente. Esperando a que el año viejo se fuera.
Cargué a Aly y me senté al lado de Marco y al otro lado estaba Henry. Mis chicos se veían tan lindos con sus trajes iguales, parecían padre e hijo de verdad, y lo era. Yo opté por ponerme un traje blanco, un pantalón suelto de gala con un corset de diamante y un blazer blanco también. No quería ponerme rojo, sería muy cliché, el azul no me va y lo descarté, el verde igual, estaba entre un rosa o blanco, la última decisión la hizo Henry.
—¡Inicia el conteo!
Cada año nuevo mi piel se estremecía pensando en lo que me depararía el futuro, que nueva aventura me traería. Pero por primera vez luego de años supe que cuál sea la batalla que viniera, estaría feliz porque estaría con los que más amo. Mi mano la sostendría un buen hombre, un hombre que me amaba incondicionalmente, un hombre amorosa, fiel, protector y excelente padre. Mis motivos a seguir serían mis hijos, y no me rendiría por ellos.
—3.
Gracias 2023 por enseñarme tanto.
—2.
Gracias 2023 por darme a las personas de mi vida.
—1.
Gracias 2023 por todo, tengo tanta esperanza y fe que el 2024 será mucho mejor.
—¡Feliz año nuevo!
Todos nos abrazamos, abracé a mis bebés, al pequeño hombrecito, a mi amiga, a mi nueva familia.
Abracé a la persona que me acompañaría toda una vida, y lo besé.
—Feliz año nuevo, amor, te amo mucho.
—Feliz año nuevo, dulzura, también te amo. ¿Te sumas a pasar un nuevo año más conmigo?
Lo besé.
—Este y todos los que vendrán.
La familia agarró a mis hijos, a Marco le dieron regalos y jugó con ellos hasta que le dió sueño y Henry lo fue a acostar en su antigua habitación. Las gemelas estaban encantadas con sus tíos, Ross y James, todos estaban felices y yo no podía no estarlo más.
—Dulzura, ven conmigo.
Fruncí el ceño cuando Henry me guío hacia la salida de la casa.
—Henry, ¿A dónde vamos? ¿Y los niños? Recuerda que Marco está solito.
—No, Logan también se durmió y mi hermana los está cuidando. Ven conmigo, por favor.
Confiada acepté. Me abrió la puerta del auto y subí. Él también lo hizo y con su mano en mi pierna condujo hacia algún lugar desconocido. No sabía de que trataba y eso me puso algo nerviosa.
El camino fue silencioso y no conocía las calles. Aunque era invierno, no había tanto frío y había poca nieve. Nos detuvimos en un alto edificio, no sabía que estábamos haciendo ahí. Vi que en su terrasa habían luces y supuse que era por estás fechas.
—¿Que hacemos aquí?
—Espera, ya lo verás.
Cuando estamos, subimos por el ascensor agarrados de la mano. La musiquita navideña que tenía el ascensor me ponía aún más nerviosa, Henry sabía que todavía no podíamos hacer nada, aunque hace unos días lo ayudé en la ducha, todavía no…
—Cierra los ojos. —su voz interrumpió mis pensamientos.
—Henry…
—Por favor, solo hazlo.
Suspiré y lo hice, cerré mis ojos viendo totalmente negro. Escuché como el ascensor se abrió y una ráfaga de viento azotó mi rostro haciendome estremecer, Henry guió mis pasos y me detuvo dónde quería.
—Bien, cuando te diga puedes abrir los ojos.
Lo escuché alejarse unos pasos. Seguía aún sin entender, amaba a mi hombre pero estaba loco.
—Listo, ya los puedes abrir.
Jadee de asombro al notar lo que mis ojos veían. Luces colgadas intercaladas con rosas rojas, dichas rosas también estaban en el suelo formando un hermoso camino hacia un gran letrero con luces formando la pregunta «¿Quieres casarte conmigo?»
Mi hombre estaba ahí, en medio de todo, con la cajita abierta mostrando un hermoso anillo. No me cabía los sentimientos en el pecho, lágrimas salían de mis ojos sin parar.
—Amor… —susurré.
—Melissa Jones —empezó a hablar—. Un día me dijiste que hace un año, corrías por una calle llorando sintiendote traicionada, que fue el peor primero de enero que habías tenido. Hoy, luego de un año, quiero borrar eso y reemplazarlo por algo mejor.
»Como cada día te digo que eres mi vida entera, porque lo eres—siguió—. Desde que te conocí lo supe, supe que quería pasar el resto de mi vida contigo, eres una excelente mujer, una madre perfecta, una amiga incondicional. Dulzura, eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, no puedo imaginarme un futuro sin ti, así que te pregunto —sollocé al verlo incarse—. ¿Quieres casarte conmigo? ¿Quieres pasar el resto de tu vida al lado de este hombre que te ama con locura?
—¡Si! Claro que sí, mi amor, millones de veces sí.
Se levantó y puso el hermoso anillo en mi dedo, seguido a eso me besó. Lo amaba tanto y estaba encantado de pasar toda mi vida con él.
—Te amo, te amo tanto, joder, Melissa. Eres el amor de mi vida.
—y yo a ti.
—Sé que quieres a Marco con nosotros lo antes posible, y es por eso que tengo una acta de matrimonio lista para que lo firmes. Sin embargo, te haré la mejor bobas, la boda de tus sueños.
—Si, si.
Lo volví a besar.
Estaba muy feliz, y me encantó como empezó 2024.
••••
Feliz año nuevo ❤️🩹
Les deseo de corazón mucha abundancia, salud y amor para ustedes este nuevo año. Las quiero mucho. ✨
(–3)
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