Capítulo 2.
Buscar en los periódicos trabajo no es buena opción, había conseguido anuncio para unos trabajos de camarera pero, esos trabajos cuales había llamado me habían dicho que en realidad no era para ser camarera sino compañera sexual. Sí, necesitaba el dinero, pero no quería vender mi cuerpo de esa manera.
Aunque una de esas opciones de trabajo si era para camarera y me invitaron a pasarme por su restaurante para hacerme un pequeña entrevista y ver cómo me desenvuelvo. Así qué, me vestí de la mejor manera, no tan elegante pero tampoco tan informal. Arreglé mi cabello alisándolo un poco pero los unos rulos rebeldes se marcaron en la punta.
Pedí un taxi y este llegó a los 5 minutos, me subí a él y le pague su tarifa antes. Por el camino estaba nerviosa, le rezaba a la vida que por favor me aceptaran en ese trabajo, necesitaba el dinero. En un par de semanas llegaría otra mes y sería otra multa por no pagar mi departamento y gastos, el poco dinero que me dieron en el mercado sólo alcanzó para la mitad del mes y algunos servicios.
Al llegar al restaurante, me bajé del taxi dándole las gracias al señor. El restaurante era muy lindo, se veía que era un restaurante muy caro a leguas. Era de color cobre, tonos marrones y tenía grandes ventanas que se podía observar lo que había dentro, el lugar se llamaba Food-Lov[1] y era muy recomendado.
Cuando entré lo primero que me llamó la atención fue el olor a dulce que desprendía el local, había poca gente con desayunos en la mesa y tres chicas atendiéndolo. Sus uniformes eran elegantes; un pantalón de vestir, camisa blanca manga larga y un chaleco color vino, tenían mi pelo moralmente corregido y siempre tenían una sonrisa en la cara.
Una de ellas me llegó y me dijo que en que me podía servir, le dije qué estaba buscando al gerente o dueño del lugar ya que estaba ahí para una entrevista de trabajo. Me guío a la oficina del señor gerente, la chica se fue y me dejó en la puerta. La toqué un par de veces para que la persona que estuviera dentro diera el permiso de pasar.
—¡Pase! —escuché decir, era una voz masculina así que supe era hombre.
Abrí la puerta con lentitud y primero asomé mi cabeza para ver cómo era el hombre, y lo que vi fue lo contrario a lo que me imaginé. Era joven, no pasaba de los 35 años, era pelinegro y tez blanca, estaba usando una camisa blanca y las mangas remangadas y cuerpo cuidado. Me adentré por completo y me pidió un segundo con la mano, ya que estaba hablando por teléfono.
—Pero, Henry, estas loco ¿como cuidarás a ese bebé tu solo? —le dijo al teléfono, y se quedó un par de segundos en silencio—. Ni siquiera sabes cambiar un pañal… Si, si, se que es lo que quieres pero ¿no es mejor hacerlo a la antigua? No se enamorar a alguien eventualmente proponerle tener bebés y eso… está bien, haz lo que quieras. Te dejo, voy hacer una entrevista.
Y con eso colgó.
Me sonrió y me dijo que me sentara. Empezó hacerme par de preguntas básicas, mi nombre, edad y esas cosas.
—Bueno, Melissa, ¿eres buena con los clientes? Es decir, ¿te desenvuelves bien, eres amable y demás? —preguntó con interés—, por qué aquí es muy importante como es la atención al cliente.
—Si, anteriores trabajaba como cajera y tenía que ser amable con el clientes.
Asintió.
—Perfecto, hoy harás una práctica. Depende de como lo hagas, estarás contratada.
Sonreí.
Me explicó lo que tenía que hacer y una de las chicas me dio unos tips para hacerlo bien. Recogí mi cabello lo mejor que pude y estuve lista.
La primera pareja llegó, era una chica mayor que yo y un señor no tan mayor. Los dirigí a una mesa y tomé su pedido, vi que la chica era pretenciosa de esas que no lavan ni un plato y me miraba respectivamente. El cambio el señor era muy amable y el fue quien ordenó, anoté el pedido en la pequeña libretita y arranqué la hojita para pasársela al señor que estaba en la cocina y me dijo que estarian en 15 minutos. Empecé a preparar los vasos de jugos y dos tazas de café, habían pedido el desayuno completo.
Mi miedo era llevar la bandeja y perder el equilibrio de ella, sería un desastre. Pero con la dos manos la sostuve muy fuerte y bien para no dejarla caer, caminé hacia ellos esquivando algunas mesas y cuando llegué a ellos e iba a poner la bandeja en la mesa, algo se me atravesó en los pies y todo se vino a bajo. Boté el café en el vestido rosa que la chica rubia llevaba, el café estaba caliente, también alcanzó a salpicar al señor.
Ese algo que se atravesó era el pie de la chica. Dicha chica se levantó indignada, y haciendo escándalo.
—¡¿Donde está el dueño de este lugar?! Es inaudito que te dejen trabajar aquí.
—Lo siento, señorita, pero usted fue la que me metió su pie y perdí el equilibrio —le respondí.
—Que loca ¿me estas echando la culpa a mí de tu desastre? Ya es el colmo.
Llegaron las otras chicas dándoles pañuelos para que se limpien, segundos después llega el señor Mark.
—¿Que ha pasado aquí?
—Su empleada acaba de derramar todo el café encima de mí. —le informó la malvada rubia.
—No fue a propósito, señor, ella puse su pie para caerme.
—Claro que no, deja de mentir. —la perra se cruzó de brazos.
Estaba muy enojada, sentía que iba a explotar en cualquier momento y tuve que contar hasta 5 para menguar la rabia.
—No puedes permitir que muchachas así trabajen aquí, Mark —por primera habló el señor.
Esta vez lo detallé más, tenía el cabello castaño con pocas canas asomándose, tenía una barba de 4 días sin rasuar y su cuerpo no era muy atlético que digamos pero se mantenía.
—Lo siento, Jhon, hablaré con ella. Vamos, Melissa.
Chao dinero.
Cabizbaja seguí a Mark, sabía lo que iba a decirme. Estaba triste, en serio necesitaba el dinero. Ya me estaba desesperado.
Al entrar a la oficina, agarré mi bolso que se encontraba ahí y lo apreté contra mí pecho.
—Siento mucho lo que pasó, señor, pero le digo la verdad; fue ella quien sacó su pie para hacerme caer. —fui la primera es hablar.
—Sea verdad o no, yo no tengo más opción que no darte el trabajo. Jhon es uno de los socios más importantes y su opinión es tomada muy en cuenta.
—Pero… —mi voz se apagó.
—Lo siento mucho, Melissa, puedes retirarte.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, y salí de ahí sin mirar. Me sentía mal, con impotencia. Tenía mucha rabia con esa perra rubia, no, perra no era la palabra adecuada estaba ofendiendo a las perras comparandolas con la rubia esa. Quería romperle la cara a golpes, pero lo que hacía era llorar.
Paré un taxi y le dije la dirección de mi departamento, pocos minutos me dejó en casa. Tras pagar y darle las gracias, bajé y caminé desanimada.
«¿Por qué tendría tanta mala suerte? ¿Que maldad había hecho para ahora estarla pagando?»
Iban a ser las doce del medio día, quería llamar a mi amiga Rosy, decirle que me acompañas en este triste día pero recordé que ella tiene su vida, tiene que velar por su madre y hermano así que no descarté.
Mi última esperanza era que el banco validara mi crédito para así ejercer mi sueño. Si eso no pasaba, no sabía a qué más tendría que recurrir.
~~~~
Ay:(
[1]: Lugar y nombre inventado por mí, si hay algún lugar con dicho nombre es de pura casualidad.
Por cierto, ¿ya vieron que llegamos a 1k?🙈 Lxs amo, muchas gracias❤️😘
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top