Capítulo 19.

Ya estaba todo listo para la "pequeña reunión" de Henry y no esperé más para ir a ducharme rápidamente y cambiarme. Mi hombre se lo había llevado su hermano para arreglarse aparte y que todo sea sorpresa ya que no le había realizado una simple cena con sus familiares, había planeado una fiesta en un salón salón e invité a algunos de sus amigos gracias a James. 

Decidí ponerme el vestido azul que había comprado, estaba pegado al cuerpo, me llegaba cuatro dedos debajo de la rodilla y tenía una abertura en la pierna con un escote abierto. Me quedaba lindo y procedí a maquillarme y hacerme ondas en el cabello. Me sentía muy hermosa. 

Mi teléfono sonó y era Rosy informándome que estaba por llegar al salón, la invité porque quería apoyo además de que intuía que el hermano de Henry era el mismo que me había comentado ella, ese día en la heladería me había describido su físico y con cuerda con James. Mi intuición nunca fallaba. 

Guardé todo el maquillaje en los cajones cuando escuché la puerta de la habitación abrirse, sabía quién era. Su loción se expandió por todos lados haciendome suspirar. No sabía que hacía aquí, el plan era que James lo llevaría al salón y darle la sorpresa, sin embargo, toda mi confusión se cuando sentí sus manos en mi cadera y dio un par de besos en el cuello. 

—¿Que haces aquí? —murmuré. 

—Llegaré con mi mujer de la mano, ¿que pensabas? ¿tu por tu lado y yo por el mío? No amor, eso no es así. 

Sonreí. 

—Henry, el plan era… 

—Se que no es una simple cena, hay mucho misterio para serlo —me interrumpió y volteé a verlo. 

Estaba extremadamente hermoso y sexy, amaba como le quedaba el color negro en él. Su camisa era negro al igual que su traje eso hacía resaltar su belleza. Vi como Henry ladeó su cabeza al verme de frente y sonrió para luego morder su labio inferior y siguió con su agarre en mis caderas. 

—¿Y si nos quedamos? Sabes que sólo quería tener toda para mí hoy. 

—Me tienes todos los días —refuté. 

—Joder, Melissa, estas hermosa y sólo pienso en quitarte el maldito vestido —soltó con deseo en su voz.

Pegó su dura polla a mí y jadee, estaba a un hilo de mandar todo al carajo y follar con Henry pero tenía que ser la cuerda aquí. 

—A veces pienso que el deseo excesivo de sexo que me tiene que dar a mi, lo tienes tú. 

—Puede ser. 

Acto seguido me besó, haciendo que mi labial se embarrara en su boca. Sentí como me estaba llevando hacia la cama y lo detuve, separándome abruptamente de él. 

—No, no, vamos a la celebración de tu cumpleaños. 

—Mi celebración sería tu coño. 

Volteé los ojos.

—Por Dios, Henry. Ven, te limpiaré los labios. 

Me encaminé hacia el tocador tomando unas toallitas húmedas. Le limpié los labios y retoque los míos, luego de eso nos tomamos de la mano y salimos de la casa para irnos al salón. Le pedí el favor al chofer de Henry, no quería que mi hombre manejara ya que sabría a donde lo llevaría, en cambio si Josef, el chofer, nos llevaría le taparía los ojos a Henry y no vería hacia donde íbamos. 

Al subirnos al auto Henry me preguntó para donde iríamos y que le dijera la verdad, le dije que era una sorpresa y que necesitaba ponerle la venda en los ojos. Él se negó pero luego de un par de besitos aceptó, reí en todo el camino por lo gruñón que se puso en ese momento. No paraba de decir que se era algo grande se enojaría conmigo por dos días y reí a un más. 

Al llegar al lugar, le pedí a Josef se metiera por la parte de atrás ya que en la entrada del frente había varios paparazzis y no quería que seamos vistos. Me bajé del auto y ayude a Henry bajar, este se burló diciendo que era una locura a lo que reí. 

Al llegar a la puerta de donde estaban todos, le quité la venda y pestañeó para acostumbrarse a la luz. 

—Lo sabía, sabía que ibas a prepararse una fiesta. 

—Una de varias, hasta que estes arrugadito.

Henry me dio un corto beso y le abrí la puerta, cuando él entró todo el mundo soltó un ¡sorpresa! Tirando papelitos y demás. 

El padre de mis bebés sonrió ampliamente mirando a todos los que estaban en el lugar, el primero en acercarse fue su amigo Dereck, había hablado con él unos minutos antes de la fiesta. Luego se acercaron más conocidos de Henry a felicitarlo. 

De reojo vi como mi amiga venía casi corriendo hacia mí y me aparte un poco para escuchar lo que vendría a decirme. 

—Me voy —soltó.

—¿Qué? ¿por qué? —le pregunté aunque ya sospechaba el porqué.

—¿En serio te lo preguntas? El puto James está aquí y para ponerle la cereza al pastel es hermano de tu marido ¿tu sabías o…

—Lo sabía —la interrumpí haciendo que pusiera cara de enfado y reí— no te enojes conmigo, sólo quería darte una ayudadita para que tengas una vida sexual activa. Y si lo dotado viene de genética pues… 

Sentí una mano en mi cadera e hizo que me callara, volteé y era Henry. 

—¿Que viene de genética? —preguntó jocoso para luego mirar a mi amiga—, Hola, Rossibel, gracias por venir. 

—Hola, Henry, de nada y feliz cumpleaños.

Henry le agradeció y le dijo que me prestara unos minutos, mi amiga sonrió y se fue a la barra. Mi hombre me llevó a una esquina muy alejada de los invitados y sacó una caja pequeña y cuadraba.

—Olvidé dártelo en casa, estaba pensando con otra vez —dijo y reímos. 

No sabía que era pero me intrigaba, cuando Henry la abrió casi jadeo de asombro. Era un collar pero, no cualquier collar. Era un diamante rosa en forma de gota y el resto del collar tenía pequeñas incrustaciones de diamantes blancos. Negué inmediatamente.

—Henry, Dios mío, ¿como puedes hacer esto? —gemí de impresión.

—Si no te gusta podemos cambiarlo. 

Volví a negar. 

—No es eso, Henry, esto es mucho. Si me querías regalar un collar hubieses comprado algún otro más económico, me siento…

Me callé cuando Henry sacó el collar de la caja y lo puse en mi cuello en cuestión de segundos. 

—Primero, el dinero no es un impedimento para mí, segundo, tu vales mucho más que un collar de diez dólares, tu vales millones y billones de dólares. Y si en mis manos está la posibilidad darte el mundo, lo haré.  

»Te queda precioso, Melissa —beso mi cuello—, todo en ti queda precioso así que dejatelo y no me digas nada más. 

Abrí mi boca para replicarle pero la cerré de inmediato. No había caso, Henry era un terco en cosas como esas. Sin nada más que decir me agarró la mano y fuimos a disfrutar de la fiesta. 

Las personas bebían, comían y hasta bailaban. Me sentía bien al saber que se las pasaban bien, Henry me presentó con algunos de sus conocidos y me cayeron de maravilla. Mientras mi hombre hablaba con Dereck vi como James estaba detrás de Rossy y esta lo ignoraba por completo. 

—Amor, ya vengo —informé, Henry asintió para darme un corto beso.

Me estaba empezando a sentir mal, no tenía que meterme en las decisiones de Rossy y si ella no quería nada con James tenía que respetarla. Fui hacía donde estaba mi amiga si ella quería irse le diría a Josef que la llevara.

—Hey, lo siento —le dije—, ¿Todavía quieres irte? Le diré al chofer de Henry que te lleve. 

—Si, por favor. 

—Perdoname, Ro, no tengo por qué meterme en esto. 

Ella sonrió y negó. 

—No te preocupes, te entiendo, haría lo mismo en tu lugar. ¿Quién no se emocionaría si tu cuñado se junta con tu mejor amiga? 

Hice una mueca y sonreí. Caminamos hacia la salida trasera y le hice una seña a Josef para que nos siguiera también. Al salir del salón me despedí de ella, pero antes de que Rossy se subiera al auto un grito la detuvo. Volteamos a ese sonido y nos dimos cuenta de que los hermanos Campbell venía prácticamente corriendo hacia nosotras. 

—Oh no —dijo Ro. 

Cuando los hombres llegaron a nosotras suspiraron, y Henry se adelantó a hablar. 

—¿A dónde iban? 

—Vine a despedirme de mi amiga.

Vi como James frunció el ceño. 

—¿Te sientes bien? —él se quería acercar a mi amiga y lo detuvo. 

—Si, solo quiero irme a mi casa —Rosy abrió la puerta del auto.

—Espera, yo te llevo. 

—No, no quiero nada de ti y no quiero estar cerca de ti. 

La mueca lastimera de James no pasó desapercibido. Me aparté de donde estaba y me puse al lado de mi hombre. 

—No digas eso, posiblemente estés embarazada de mí, recuerda que la última vez… 

—¿Me crees estúpida? —mi amiga lo interrumpió—, tomo la píldora, James Campbell, ¿o era Anderson? Y hazme un favor y ya no me busques. 

Dicho esto, mi amiga se terminó de subir al auto y Josef encendió el motor para después salir del lugar. James se puso cabizbajo y empezó a caminar hacia la entrada del salón. 

—¿Me perdí de algo? 

—En resumen, tu hermano le mintió a mi amiga y tuvieron relaciones pero ella no quiere nada en estos momento y tú hermano está muy intenso respecto a eso. 

—¿Mintió sobre nuestro apellido cierto? 

—Si —respondí— y Rossy odia las mentiras.

—Entendiendo —agarró mi mano y empezamos a caminar hacia la entrada—, casi nadie lo conoce y por eso lo hace, para que no tengan privilegios con él y algunas mujeres no estén con el por interés, no es la primera vez. Aunque ya le he dicho que deje eso porque ya algunas personas saben que es un Campbell.

Asentí comprendiendo. Entendía a mi amiga en parte, sólo esperaba que no fuera tan dura con James el cual se veía aleguas que era peor que Henry. 

Al entrar a la fiesta nos dimos cuenta que había varias parejas bailando la lenta y romántica canción que sonaba. Henry me miró y señaló la pista de baile, asentí y nos unimos a la aglomeración. Mi dulce hombre agarro mi cintura y me pegó a él haciendo que enrollará mis brazos a su cuello y apoye mi cabeza en su hombro. 

—Gracias por esto —susurró a mi oído y me dio un corto beso en la cabeza. 

—No tienes nada que agradecer —sonreí aunque no me estuviera viendo. 

Seguimos bailando en un lento vaivén, permaneciendo juntos en todo momento. 

—Te quiero tanto, Melissa.

Esta vez levanté la cabeza para mirarlo directamente a los ojos y sonreirle. 

—Yo también te quiero, mi amor. 

Me besó, un beso hambriento y pasión pero también con amor. Cuando la música acabó nos separamos y suspiramos a la vez haciendo que nos riéramos.

—¿Y si nos vamos a casa? 

Le dije que sí, también me quería ir pero le dije también que se fuera a despedir de los invitados. Henry le pidió un micrófono al chico de la música y se disculpó con todos diciendo que se tenía que ir porque haría algo importante. También informó que la fiesta continuaba y que pronto les traerían más comida. Tras eso, Henry vino hacia mí y fuimos hacia la salida trasera del lugar. Llamamos a Josef y el en seguida fue por nosotros. A él le había guardado una bandeja grande con cada uno de los aperitivos que había en la fiesta y una rebanada de pastel los cuales le di al momento de subirme al auto. 

Cuando llegamos a casa Henry me cargó como si fuera una princesa y fuimos a nuestra habitación. Me depositó en la cama y tuve el atrevimiento de preguntarle si todavía quería su regalo de cumpleaños, él rió y se abalanzó sobre mi besándome desesperadamente. 

Quitó mis zapatos y besó desde mis tobillos hasta la parte interna de mis labios haciendo que jadeara de deseo.

Esa noche hicimos el amor, tanto que lo dejamos de hacer cuando vimos el sol aparecer y nos quedamos dormidos minutos después, descansando a una noche intensa. 

•••

Nos leemos pronto... :)

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