01

──Ya lo saben, señorita.

Im Nayeon le entrega el celular con la nota más reciente a su jefa, Minatozaki Sana.

Ella lee todo, con las cejas fruncidas, no pudiendo creer el hecho de que apenas han pasado quince minutos ¡quince!, la prensa sí que era rápida.

──Minatozaki Sana, presidenta de uno de los emporios más importantes de corea, luego de ciertas especulaciones sobre su verdadera casta, el día de hoy podría ser confirmada debido a ciertas fotos donde se le nota protegiendo su estómago, sin mostrar el rostro. La guapísima y multimillonaria Minatozaki Sana cada vez más cerca de confirmarse omega y ¿embarazada?

La mismísima Minatozaki Sana leyó en voz alta, deslizando la pantalla con su dedo pulgar, observando las fotos que le habían sido tomadas por los reporteros minutos atrás.

La asistente le retira el aparato cuando la ve temblar como hoja por caer de un árbol en pleno otoño, diciéndole que pronto le traería un té para calmarle los nervios.

Minatozaki Sana, única heredera y presidenta de Minatozaki's Illusion, una empresa que manejaba varios negocios. Pastelerías, un hospital privado, inmobiliaria y seguros de vida, ella era dueña de todo eso desde el momento en que fue engendrada. Fue criada y educada para manejar la empresa, cosa que jamás le molestó, le gustaban los negocios, el dinero y tener poder, sabía que con esas tres cosas jamás le faltaría algo.

A la edad de 16 años se presentó como omega, su padre se mantuvo callado y alejado de ella por un tiempo, pensando si era buena idea o no el dejarle todo a Sana debido a su casta. No sabía si una omega sería capaz de manejar todo por ella misma, tal vez era mejor buscar algún sobrino alfa para aquella tarea, no quería que por alguna equivocación sus décadas de trabajo se fuesen a la basura.

Sin embargo, a través de los años Minatozaki Sana le demostró a su padre que nadie más que ella era perfecta para el puesto. Muchas ocasiones lo llevó a juntas ejecutivas, además de que en sus tiempos de universidad siempre fue elogiada por su buen desempeño y gusto por los neogocios, claro que era perfecto para dirigir tal emporio.

──Nadie puede saberlo, Sana, comenzarán a tratarte diferente, es mejor guardarlo si no quieres que pasen sobre ti.──su padre le había dicho antes de entregarle la presidencia, cinco años atrás.

Sana sabía a que se refería. Nadie más que sus allegados debía saber que era omega, sino nadie la tomaría en serio.

¿Una omega manejando tan importante empresa? díganle otro chiste a los coreanos, por favor.

Entonces así fue. Muy difícil no se les hizo, debido al porte que Sana llevaba, todo indicaba que era una respetable alfa, solo los centímetros de menos que tenía con los demás hacían la diferencia pero a nadie parecía importarle eso. Años y años de usar inhibidores de olor, ocultando su real aroma suave y dulce de omega.

La prensa siempre preguntaba porque tan distinguida alfa no dejaba a la luz su olor, seguro era uno muy rico debido a la buena familia a la cual pertenecía. Prefería evitar la pregunta o decir que era para hacer sentir más cómodos a sus trabajadores omegas y no intimidarlos.

Hasta hace cuatro meses atrás, cuando, lo que parecía ser uno de sus hombres de confianza, había olido su celo, cuando su olor más se hacía fuerte. Este no dudó ni un segundo en ir al periódico más famoso de toda Corea a revelar su descubrimiento por unos cuantos miles de wones. Fue investigado por la gente de Sana pronto despedido sin liquidación alguna, además de que se llevó una fuerte demanda por parte de los abogados de la omega.

Desde ese entonces la prensa ha estado tras Sana y su familia, tratando de sacar información sobre si era en verdad una omega o alfa, cosa que la tenía cansada, es por eso que decidió tomarse unos cuantos días de descanso y celebrar el cumpleaños de su madre en su país natal, donde ahora sus padres residen, lejos del caos de la gran ciudad.

El té llega minutos después, con Nayeon mirándole con cierta pena, su jefa palmeándose el vientre suavemente, mirando al avión privado despegar entre las nubes. Ella sonríe, acariciando las castañas hebras de la omega, negando la cabeza.

──Ya verá que después del té se sentirá mejor.

Ella más que una asistente personal había sido su amiga desde que tomó la presidencia. La apreciaba y en sus momentos más difíciles estaba Nayeon.

──Oh.──la chica sonrió al oír un timbre proveniente de la bolsa de sus pantalones ejecutivos, los sacó de ahí y le sonrió a Sana, ella la miraba con una ceja alzada, tomando de su té. ──La señorita Chou ¿quiere que conteste?

Sana simplemente asiente, pidiendo que el teléfono se le sea entregado ya.

No quería nada más que estar en casa, recostado en los reconfortantes brazos de su alfa, compartiendo sus calores y aromas.

──Mi amor.── Chou Tzuyu suspira lo dicho a través de la bocina.

El corazón de la omega se oprime al oír lo triste que suena la voz de su novia.

──¿Estás bien? Jeongyeon me mostró las noticias.

Asiente un sabiendo que Tzuyu no podría verle, pero no tenía ganas de utilizar la voz para expresarse, se sentía cansado de solo haber leído tal artículo exprés.

──No te preocupes, ya lo resolveremos ¿si? yo mañana iré a Busan.

──No tienes que venir si tienes trabajo, hablaremos cuando vuelva.

──No importa el trabajo ¿si? tú y el bebé son primero.

Tanto Sana como su loba quieren aullar al oír eso salir de los dulces labios de su alfa, pero se abstienen. Se reacomoda en su asiento, nerviosa.

──Bien, estaré en casa de mis padres.

──Te veré ahí, trataré de llegar lo antes posible.

──Te espero.

Oye un suspiro más provenir de Tzuyu, ambas saben que el problema inicial serían los padres de Sana, quienes seguro estarían enojados.

──No te estreses tanto, mi amor, puede afectar a los dos.

──Lo sé, Tzu. Nayeon me hizo té, trataré de dormir un poco mientras llegamos.

──Perfecto, nos vemos mañana, te quiero── tiró besos al celular, sacando risas bajas en su omega. Antes de que ella pudiese contestar Tzuyu ya había colgado.

Su loba se sintió más tranquila de haber escuchado la voz de la alfa, por lo que se tranquilizó y se dispuso a no pensar cosas negativas y sobre el futuro. Sabía que pronto los medios estarían llenos de tales especulaciones, las cuales no eran nada mentira.

Sonríe, bajando la mirada a su estómago apenas hinchado como una semillita. Niega con la cabeza, acariciandolo al sentir la calidez del té bajar por su garganta.

──────────────────────── ♡︎

Una vez el sol se vio oculto, la luna hizo acto de presencia al igual que Sana en la puerta de la residencia de sus padres.

──Mi linda bebé── su madre acunó sus mejillas cuando lo tuvo frente a ella.

Podría tener 60 años, ser una vieja con canas y para su madre seguiría siendo su bebé.

──Hola, mamá── con un corto abrazo se saludaron.

──Iré a dejar su equipaje a su habitación, señorita── Nayeon avisó, reverenciando a ambas antes de caminar en dirección contraria a ellas.

──¿Estás bien, SaTang? la noticia está en todos lados... tu padre no está nada contento.

──Estoy bien, gracias por preguntar.

Durante el vuelo Sana hizo un par de llamadas a su gente para investigar al escritor de dicho artículo, además de dejar en claro que nadie podía relevar nada ni hablar del tema con gente externa hasta que ella regresara de su viaje.

Su madre se veía feliz de verla, claro era, hace meses que no se veían, desde el año nuevo. También se ve nerviosa, por cómo reaccionaría su esposo al ver a Sana después de tal escándalo.

──¿Es cierto?── la señora Minatozaki le pregunta, tomándola de las manos cuando estuvieron en el cómodo sofá, con sus tazas de té humeantes ──¿Por qué no lo habías dicho, SaTang?── acarició sus cabellos suavemente.

──A eso venía, mamá. Yo... quería decirles en persona pero las cosas no siempre salen como uno planea.

──¿Hace cuanto lo sabes? ¿cuanto tiempo tienes?── feliz, la futura abuela posición su mano sobre el vientre de su única hija, su sonrisa delataba su alegría.

──Tengo dieciséis semanas, me enteré hace cuatro.

Su madre chilló de alegría, atrayéndola a sus brazos, siempre había soñado con que su única hija le diera nietos, y que mejor si era ella quien los cargaría.

──Minatozaki Sana── la severa voz de su padre hizo acto de presencia.

Como siempre, muy elegantemente vestido, con el rostro serio, disgustado, justo como cuando era pequeño y hacia alguna travesura, o como cuando en la secundaria reprobó una materia.

──Papá, yo...

──¿Como pudiste hacernos eso?── la interrumpió sin escucharle ──Varios socios me han llamado para confirmar si es verdad o no todo lo que dicen los medios.

Apartó la mirada, dolido.

Sabía que su padre reaccionaría así, para él no había nada más importante que el trabajo, la empresa era lo mejor que pudo crear. Ella quedaba en segundo lugar si de Minatozaki's Illusion se trataba.

──Algún día iba a saberse── bebió el té, casi quemándose la lengua, eso le ayudó a seguir ──Tzuyu y yo somos mayores ya y queríamos...

──¿Qué querían? ¡arruinarme! eso querían. Te dije que no debías unirte a esa alfa, Sana, va tras tu dinero.

──Tzuyu tiene el suyo propio.

──Pero todos buscamos más, siempre.

──Lo dices por ti ¿no?

No contestó, se limitó a darle una mirada de advertencia, la cual le indicaba que era suficiente de su falta de respeto.

──Mañana mismo saldrás a negar todo eso, Sana.

──No puedo negarlo, papá.

──¿Qué?

──Sana está en espera, Daiki── su madre se apuró hablar.

──Papá, te dije que Tzuyu y yo queremos esto, desde hace dos años lo estábamos planeando.

──Pero la empresa...── cayó en el sillón solitario, incrédulo.

──Yo la manejo, siempre he sabido como hacerlo.

──La vas a descuidar cuando tengas a tu hijo... siempre supe que debía buscar a un alfa para el puesto.

Sana sollozó al escuchar la revelación de su padre, saliendo de ahí, no quería ser humillada y menos por su progenitor. Escuchó la voz de su madre pelearle a su padre, diciéndole que eso había estado fuera de lugar y no fue correcto.

Estaba cansada, y no del vuelo. Le dolía la cabeza, y no por el embarazo.

Sabía que esto no era bueno para su salud, ella quiso mantenerlo en secreto lo más posible. No quería nada la afectara a ella, a Tzuyu, a su futuro bebé o a sus mismos padres, pero su instinto.

Estúpido instinto.

Ese mismo instinto lo había hecho querer proteger su vientre cuando vio a la gente amontonarse y rodearlo con cámaras en el aeropuerto, su deseo de proteger a su cachorro fue más fuerte que cualquier otra cosa en ese preciso momento. Era la primera vez que salía al público después de aquel rumor que era omega, claramente los reporteros querían respuestas y alguna primicia.

Para bien o para mal, lo habían conseguido.

Trató de no llorar mucho, seguro las hormonas la tenían más sensible que nunca. Se suponía que venía con sus padres a celebrar, relajarse, pasarla bien. No a ser regañada como si fuese una muchacha de 15 años que no sabía como manejar su vida.

Era una adulta de 27 años y su padre le debía respeto.

Solo quería acurrucarse en el pecho de su alfa, recibir caricias relajantes de esta y dormir hasta que todo hubiese acabado. Quería olvidarse del tema por el momento, refugiándose en sus seres queridos, al perecer eso no podría ser tampoco.

Sana lo supo una semana después que pasó su último celo con Tzuyu.

Siempre lo supo.

Lo sentía, su loba sabía de su cachorro pero su lado humano la ignoró, pensando que tal vez así se iría o tal vez era una idea tonta. Sin embargo, nunca pudo evitar el llevar sus manos hasta donde el futuro bebé se alojaba y posarlas simplemente ahí, a veces palmeándoselo, otras veces arrullándolo.

Estaba adormilada ya, la situación, el viaje, la discusión con su padre, el no tener a Tzuyu ahí, todo eso la tenía agotada. Esperaba dormir bien, cómoda, para que cuando Tzuyu llegase la viese bonita y viva como siempre.

──SaTang── su madre le hizo abrir los ojos después de dormitar unos minutos ──tienes que comer algo, corazón, no es bueno para ambos ayunar desde tan temprano.

Lo aceptaba, tenía razón.

Desganada, caminó a la puerta, abriéndola. Su madre le sonrió enternecida al verla vestida con sus pijamas limpias. En las manos cargaba una bandeja con platos y utensilios para comerse esta, Sana le ayudó a ponerla en el buró cerca de su cama.

──Tienes que disculparlo... últimamente a estado tenso desde que ese tipo dijo que eras omega porque te olió.

──¿Qué problema hay con que sea omega, mamá? yo no decidí serlo, en todo caso, hubiesen tenido otro hijo a ver si ese si les salía alfa.

Ella negó con una sonrisa triste, acariciando su espalda.

──Sabes que nos fue difícil tenerte, Sana, otro bebé sonaba casi imposible. Además, tú eres mi única bebé. Tu padre te adora, seas omega o no, en serio te ama, es solo que... hacer crecer la empresa le costó años y años, además de dinero, entiendo que se sienta así.

Sana suspira sin dejar de comer todo eso delicioso que su madre trajo, estaba seguro que lo pidió especialmente para ella.

──Tú sabes que esto iba a pasar algún día ¿cierto? desde que conocí a Tzuyu he querido estar con ella, formar una familia y vivir juntas... llevamos seis años juntas y ni siquiera un departamento hemos podido tener por papá... él odia la idea de que sea omega y que mi alfa sea Tzuyu.

──Oh, Sana, no digas eso. Daiki no odia nada de ti, yo mejor que nadie lo sabe, solo... déjame hablar con él ¿si? le haré entrar en razón.

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──¡Tzuyu!

Sana corrió a su pronto encuentro con la alfa, quien le sonreía abiertamente, esperando por su abrazo.

──Al fin llegaste.

Chou Tzuyu no pudo esperar mucho para besar los suaves labios de su omega y esta la recibió con total gusto.

Un carraspeo les hizo separarse rápido. El padre de Sana estaba ahí parado, con el semblante serio, observándolas justo en la gran puerta principal de la casa.

──Señor Minatozaki── la alfa de su hija lo reverenció con el debido respeto que siempre le mostraba.

──Pasen, necesito hablar con ustedes.

Van hasta el gran estudio de Minatozaki Daiki, donde se pasaba la mayoría del tiempo metido, disfrutando de su tiempo a solas. Es un lugar grande, con sillones cómodos, un escritorio de madera pura y la silla empresarial que lucía grande y hasta cómoda como para pasar la noche ahí.

──Lo he planeado durante la noche── comenzó ──Sana, le darás el puesto a Tzuyu hasta que tengas a tu cachorro y ya no necesite de ti.

──Yo no podría aceptar eso── incómoda, Tzuyu se removió en su asiento, mirando a su omega que lucía indignada por la propuesta.

──No haré eso. Yo soy la presidenta y así se va a quedar, tú no tienes ningún derecho sobre mí ni sobre la empresa, papá. Cuando sea tiempo ya me las arreglaré.

──Pero, Sana, la gente...

──Si alguien llega a decir o hacer algo contra mí por ser omega será despedido. Ya he sacado a gente antes por no saber como servir un café ¿crees que no puedo sacar a alguien que me falte al respeto?

Daiki lo sabía, Sana había sido criado para mandar y tener el poder cueste lo que cueste. Era una omega astuta, inteligente y capaz de todo, siempre viendo por su bien y el de la empresa.

──Sana...── el semblante del gran alfa cambió, su mirada dejó de ser dura. Masajeó sus sienes, largando suspiros antes de volver hablar ──Eres mi única hija, y lo último que quieras es que salgas herida por lo que otras personas dicen o piensan de ti. Yo estoy verdaderamente orgullosa de como has manejado la presidencia los últimos años pero... antes de ser la presidenta eres mi hija...

──Papá siempre he sido igual, antes de presentarme como omega y después también, no he cambiado por nada ni por nadie. He escuchado cosas de mí y aquí sigo, ten confianza en mi, te prometo que soy más fuerte de lo que crees.

──Puedo confírmalo── Tzuyu habló con la mano derecha alzada, dando a entender que ella estaba consciente de eso.

──Tzuyu y yo lo hemos planeado, no voy a dejarle mi puesto a cualquiera, incluso si es Tzuyu. Todos sabemos que nadie más que yo está preparado para el trabajo.

El señor Minatozaki rió suavemente, asintiendo.

──Confiaré en ti, Sana, y en esta alfa también.

──Sabes que jamás te fallaría, papá.

──Entonces... no me queda más que felicitarlas.

Sana casi grita de felicidad al ver la gran sonrisa de su padre pintada en su avejentado rostro. Abrazó a las dos cortamente, felicitándolos una vez más por el cachorro.

──Cuando vuelva a Seúl tendré que hablar de todo esto, le diré a Nayeon que organice una rueda de prensa para el próximo miércoles.

──No te apures, mi amor── su alfa le miró con cariño.

Para la tarde, después de almuerzo decidieron salir al jardín a tomar el té, en una de las mesas situadas bajo un gran árbol. El sonido de las hojas y ramas chocar entre sí producía en Sana una calma que la adormilaba.

──¿Sabes, Tzuyu? en unos meses más, ya no será lo mismo. Creo que... lo mejor sería nombrar a alguno de mis primos como presidente sustituto mientras yo tengo al bebé, necesito descansar y estar tranquilo si quiero que todo salga bien.

──¿Estarás tranquilo dejándole el puesto a otra persona?── sonrió burlonamente, viendo como las cejas de su omega se fruncían.

Claramente no, Sana no veía a nadie, más que ella misma siendo capaz de dirigir tal emporio.

──La única disponible es Mina y también es omega, a los demás los pusiste de encargados de otros negocios.

──Mina no ha terminado ni la universidad.

──No te preocupes por eso, Shasha, con el tiempo veremos que hacer ¿si?

Sana asintió y se acurrucó en el pecho de Tzuyu, recibiendo caricias suaves por sus largos dedos, que se enterraban en sus castaños mechones, adoraba estar así con ella.

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──Todos te felicitan ¿y yo qué? sin mí no estarías embarazada.

──Cállate, yo lo cargaré todo este tiempo tú solo debes complacer mis antojos── la omega golpeó el hombro de su codiciosa novia, se quejó en voz baja, sobándose.

──¡Felicidades a ambas!── Hirai Momo llegó a ellas, abrazándolas al mismo tiempo.

Es su prima, quien nació apenas un mes antes que ella, haciéndola así una de sus mejores amigas, además de ser la encargado de la administración de sus pastelerías.

──¡Al fin alguien consciente de mi aportación!── Tzuyu agradece, besando las mejillas de la chica, esta se asquea de el acto, fingiendo arcadas.

La fiesta de cumpleaños de su madre había reunido a la mayoría de su familia, no todos los días cumplía 55 años, por eso decidió invitar hasta a sus amigos y socios más cercanos, los guardias a la entrada les avisaron que tenían estrictamente prohibido tocar el tema del embarazo o el rumor de ser omega de Sana, aún más si era frente a esta misma, con la advertencia que de ser así, enseguida serían retirados de la celebración. Claramente la familia si podía hacerlo porque al final de todo, eran familia y una muy unida.

Sana sentía que en verdad estaba descansado de todo lo que sucedía fuera de la residencia de sus padres, llevaba tres días y en ninguno ha salido de casa, se ha dedicado a disfrutar de la tranquilidad de esta, tomando baños en la piscina con Tzuyu y comiendo cosas deliciosas que el chef personal de la casa les preparaba, casi como unas vacaciones.

Se sentía aliviada que nadie más que sus primos y tíos le felicitaran en voz baja por la noticia, le deseaban todo lo mejor a ellas y al cachorro por nacer.

──Si es niña debería llamarse Mina, y si es niño... también── la omega universitaria dijo cuando estuvieron comiendo pastel en una esquina apartados de los invitados.

──¿Por qué un bebé querría tu horrible nombre?── fastidió Momo, su hermana mayor.

Los labios de la chica se abrieron, ofendida por eso.

──¡Le diré a mamá!── y se fue, enfurruñada con su madre a acusarle. Demasiado infantil.

──Sigue comportándose como una niña── Tzuyu se ríe, mira a lo lejos como Mina se queja con su madre de su hermana.

──Mamá la consiente mucho ¡le prepara leche chocolatada todas las mañanas antes de ir a la universidad! a mi me dejó de hacerla cuando cumplí doce.

──No seas celosa, eres igual de infantil que ella.

──¡Se lo diré a tu mamá!── la alfa se queja, ahora es ella quien corre con la madre de Sana.

Una vez solas, Sana recibió una gran cucharada de pastel por parte de Tzuyu, quien sonreía enternecida al ver sus mejillas llenas y la esquina de sus labios manchada de crema pastelera.

──Quien diría que la gran presidente Minatozaki le gusa ser tratada como una bebé.

Y otro golpe es el que recibe, solo que ahora en la nuca.

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Si hay algún error me dicen 👩🏻‍🦯

Créditos al autor original de esta historia louiskt (⁠っ⁠˘⁠з⁠(⁠˘⁠⌣⁠˘⁠ ⁠) ♡︎

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