Prólogo...

Cada noche, en el quinto piso de un edificio de diez. Un joven de larga cabellera dorada y dulce voz, canta antes de ir a recostarse y descansar, el era alguien bastante conocido en la ciudad y alrededor del mundo, pero solo quería paz. Deja su ventana semi abierta para que la suave brisa de primavera y el sonido de los grillos puedan acompañar esa melodía tan ligera, mientras el cielo estrellado y la brillante luna escuchan su tonada. Claro que no son los únicos que pueden oírlo, la mayoría de sus vecinos atisban con atención su imagen antes de despedirse hasta el siguiente show de esta ave nocturna, algunos lo adoran, otros le tienen envidia, unos cuantos piden una canción de cuna antes del silencio de la noche, pero solo hay uno del edificio de en frente que jamás se a perdido ninguno de los conciertos que da desde su ventana, un joven misterioso de cabello carbonizado y ojos resaltantes en el sexto piso. Alguien que lo ama desde el primer momento que pudo oír su bello canto y admirar su bella figura...

La tarde me escribe tus notas;
Notas de una tarde a solas.
Tomamos tranquilos, en pausa;
Pausas en lo que sucede.

La calle se llena de nuevo.
Nadie quiere estar tranquilo.
De nuevo repites historias.
Sé que me verás de nuevo.

Una de las canciones de siempre, eso calmará a la bestia que lleva dentro aquella alma desolada que lo escucha. Sus miradas se cruzaron de nuevo, la dulce voz saluda gentilmente, pero por desgracia, no obtiene respuesta del contrario por temor, el humo de un cigarrillo apagándose es todo lo que quedará esa noche...
Uno dormirá y el otro sólo esperara para poder oírlo de nuevo.
Cada noche el escucha a su amado cantar...
Cada noche el canta para liberar sus penas...
Ninguno se atreve a decir una palabra al contrario, ni siquiera saben el nombre del otro, pero aun así se tienen afecto.
Jamás han cruzado palabra, solo una que otra mirada.
Ellos anhelan poder conocerse, pero el destino no lo quiere así... la ventana es lo único que tienen para poder verse...
¿Podrá el ave nocturna volar hacia su deseo más profundo liberándose de los grilletes de la sociedad?
¿Podrá la bestia estar tranquila sin poder oír la voz de quien lo calma?...
¿O todo terminará en un inminente desastre?