XXV- Con un pie dentro

POV Aisha

Cualquiera que me viera en este momento me llamaría cobarde y me lo merezco, pero cualquiera habría hecho eso mismo en mi lugar. Huír es una solución lógica y práctica. Ellos pueden pelear, gruñir y matarse todos lo que quieran, mientras yo estoy segura en el bosque. Es un plan simple y sin peligros. Hasta me atrevería a decir que perfecto.

Porque, no escape para morir horas después. Escape para convertirme en una leyenda y ayudar a Dylan, no puedo hacerlo si estoy muerta.

Y con lo que sucede ahora les estoy dando la oportunidad de redimirse y cumplir por una vez con su responsabilidad de asegurar el bienestar de su Alpha, después de todo, nada tengo que ver en esa absurda pelea.

Amar mi vida no es un pecado.

A lo lejos escucho el fluir de una corriente y el impacto entre las aguas. Una cascada.

Llego y encuentro un pequeño claro con una hermosa cascada cristalina. Mi cuerpo se estremece al imaginar la sensación del agua recorriendo mi cuerpo, deseo tomar un baño. Algo que me refresque, que me renueve. Lo necesito.

Olfateo un poco el aire e inmediatamente tapó mi nariz. ¿Cómo no me di cuenta antes de mi hedor? Que vergüenza, no puedo seguir andando así, definitivamente no.

Cuando vuelva a la manada no volveré como una criatura débil e indefensa que rescataron al borde de la muerte, al contrario, volveré fuerte y poderosa para tomar mi lugar. Y si quiero hacerlo, necesito ese baño.

Además, me siento incómoda con esta suciedad profanando mi delicado cuerpo, usurpando la pureza de mi piel, no señor, aunque sea debo sacar los microbios que disfrutan vivir en mi cuerpo; no son bienvenidos.

Sin pensarlo empiezo a quitarme el traje que la manada usa cuando se transforma.

—¡Detente!—me congelo en mi sitio.—¿Qué haces?

Si él no dice nada, habría pasado la peor vergüenza de mi vida, sin mencionar que él habría tenido un privilegio del que aún no es digno. Como puedo me giro para encararlo.

—¿Qué no es obvio?

—Si, pe-pero...—No se lo cree.

Claro, lo que iba a ver debió aturdirlo, seguro que incluso se sintió privilegiado. Ingenio.

No tengo tiempo para escucharlo tartamudear alguna objeción.

—Si, pero se un caballero y girate, entonces.

Él sacude su cabeza y alterado se acerca a mí para arrebatarme la maleta.

—¿Es que estás loca? ¿Cómo se te ocurre desnudarte en campo abierto?

Analizo sus palabras, tiene un punto ¿Quién sabe qué habrá en el agua?. Además ¿Quién me asegura que no se va a girar y mirarme? Seguro que soy una tentación andante para él.

Nadar en un lugar así, ya es impropio de mí. Con el chapuzón será suficiente.

—Tienes razón, necesito despojarme de toda esta carga bacteriana, así que lo haré con todo y ropa. No me arriesgaré a que finjas ser un caballero y luego te gires—llevo una mano a mi cintura y alzo mi ceja rubia.

Me observa pasmado y puedo asegurar que estoy disfrutando este momento, de su expresión.

—Yo jamás fingiría serlo—y aquí vamos de nuevo con su habitual seriedad.— Volveremos con el grupo inmediatamente.

Le observo caminar en dirección al bosque nuevamente, me cruzo de brazos y cuando siente que no le estoy siguiendo, se voltea. Alzo una comisura de mis labios en una sonrisa retadora sin cambiar la expresión seria de mi rostro.

—No lo...

No le doy tiempo de terminar, porque ya he corrido al agua. Me lanzo sin pensarlo y disfruto de la sensación tan cálida y acogedora que me brinda el agua.

Salgo a la superficie sin siquiera mirar a Edick. Sigo nadando un rato mientras el agua se encarga de sacar un poco de la suciedad de todo este tiempo, sin duda necesitaba esto. Masajeo mi cuero cabelludo sacando algunos trozos de alguna inmundicia que se le habían quedado enredadas.

—Ya te zambulliste, ahora sal y vámonos—me ordena.

Aún sin verlo sonrío desde mi posición, he logrado matar dos pájaros de un solo tiro, me relajo y altero su estado de ánimo comúnmente taciturno.

Le observo desde mi lugar y noto que observa atento a nuestro alrededor con cierto temor. De alguna manera su actitud me recuerda a la del niño con el que he estado soñando, pero de inmediato descarto la idea. El niño es más tierno.

—El hecho de que tú soportes vivir tanto tiempo apestando y seas un gorrino, no significa que yo lo vaya a hacer.

Si mi abuela me viera justo ahora, me daría el castigo de mi vida por mentirosa, porque Edick podría oler a cualquier cosa menos apestar, su olor siempre me ha parecido exquisito, pero revelar esa información desacreditaría mi punto de defensa. Así que mejor me lo guardo.

—Soy una dama y merezco ser tratada como tal, mis cuidados no deben ser ignorados.

—¿Quién sabrá qué clase de dama eres?

Prefiero no contestar como suelo hacerlo, perdería mi recién adquirida tranquilidad. No vale la pena.

Suelto un poco de aire y me dejo hundir un poco en el agua. Disfruto del sonido de lejanía del exterior y la tranquilidad del ritmo del agua amansando mi cuerpo.

De pronto siento agitación en el agua. Abro mis ojos bajo el agua y veo a un Edick apresurado llegar hasta mi. Me trato de alejar de él con temor de que me quiera hacer algo, hasta que logra sacarme a la superficie.

—¿Estás bien...?

—¿Pero qué te pasa?—le grito molesta—Unos minutos de paz, solo eso pedía ¿Es tan difícil para ti dejar de hostigarme con tu presencia unos minutos?

—Creí que...

—¿Qué? ¿Qué estaba en problemas? ¿Qué necesitaba que la hicieras de héroe?

Aparta la mirada ya sin esas molestas gafas de sol, sus ojos tienen ciertos destellos azules que llaman mi atención. Observo su rostro tenso ser delineado por las delicadas gotas de agua que caen de su oscuro cabello y se corren alrededor de él, hasta perderse en su claro cuello, mostrandome de una manera más grata el perfil masculino de su rostro y por un momento mi corazón se estremece.

La agitación del momento no me había permitido sentir su cercanía, pero ahora soy consciente de ella y logra ponerme de los nervios, pero no como antes. Parecen voraces corrientes tirando de las áreas más sensibles de mi ser. Puede que él no la haya notado, pero yo sí y mi corazón también.

Veo su pecho subir y bajar a un ritmo acelerado y sin ser consciente pongo mis manos sobre su pecho, captando su atención y me estremezco cuando hacemos contacto visual de nuevo, mis manos tienen un temblor nervioso y me siento sin aliento, él simplemente me observa sin perderse ningún detalle de mi rostro.

Si me acercara más tal vez podría...

Sacudo mi cabeza, no debo pensar así, no es correcto, no, no y no. Salgo del agua inmediatamente, el chapuzón ya no es tan agradable.

Mientras escurro mi cabello sigo recordando su rostro hasta que un recuerdo me hace girar hacia él, me acerco veloz y tomo su rostro con mis manos, miro sus ojos oscuros esperando ver ese brillo azulado que vi en el agua. Hago una mueca al notar mi error. Me he equivocado.

—Seguro era un reflejo...

—¿Qué te...?—tiene una mueca extraña en su rostro por la presión que mis manos hacen en él.

—Olvidalo, mejor...

—¿Ya dejaron su momento pasional?—Keyla tan inoportuna como siempre.

Me giro hacia ella deseando que se calle de una vez. Está recostada sobre un tronco con una mueca de asco, tiene unos rasguños en su rostro, pero nada más allá de eso y la clara molestia que expira.

—¿Por qué? ¿Te molesta que tu no puedas compartir algo así con alguien?—Cuando me doy cuenta ya he soltado tales palabras.

—Tú que sabes...—escupe molesta.

—No tendré que mencionarte a cierto caballero que estaría renuente a ello.

—Mira, princesita...—Keyla aprieta los puños a sus lados, sin apartar su mirada salvaje de mi.

Uh, se enojó la niña.

—Ya basta las dos—Edick se para en medio de ambas, que sin ser conscientes ya nos comenzábamos a enfrentar—Tu, vigila alrededor y notifica al grupo que a partir de ahora iremos por el bosque. Al parecer, Aisha es una con la naturaleza.

Una enrabiada Keyla asiente, lanzándome una mirada furiosa, me despido de ella con mi mano de manera burlesca.

No soy una con la naturaleza, pero lo dejaré pasar porque enojo a Keyla.

—Y tú... y tú...

—¿Qué? —pestañeo saliendo de mi pequeña fiesta mental por ver irritada a Keyla.

—Tú... ve a cambiarte, nos vamos.

Dice apartando la mirada algo incómodo. ¿Cometió algún crimen para estar así de incómodo?

—En la mochila hay una muda de ropa, vístete y cuando lo hayas hecho me avisas.

—¿Cómo terminó la pelea? ¿Ganamos?—pregunto cuando se da la vuelta.

No me responde y comienza a caminar alejándose de la zona para darme privacidad e ignorarme. Observo la maleta y tomándola en mis manos suspiro—Este será un largo viaje.

Camino con pereza al lado de los chicos. El bosque es un lugar hermoso, sin duda, pero caminar tanto en él es cansado. Llevamos horas y aún no llegamos.

Avanzar evitando caer en charcos de lodo y que hojas de árboles bajos choquen contra mi rostro no es sencillo. Comienza a ser tedioso y no soy de las personas que se caracterizan por tener paciencia.

—¿Ya vamos a llegar?—Me quejo.

No sé qué clase de lugar buscaron para que la manada se refugiara, pero sin duda está lejos. No sé si mis piernas lo soportarán.

—Primero coqueta y ahora quejica...—Keyla ni muy bien dijo eso elude el golpe que le lance—y ahora lenta.

Aprieto los dientes alejándome de ella y decido caminar junto a Tony. No pelearé de nuevo contra ella.

—Te llevaría en mi espalda de no ser porque tu novio ardería en celos.

Alce una ceja divertida hacia Tony.

—Si claro—destilo en sarcasmo—Y si lo hicieras no lo aceptaría, no me gustaría alimentar tus sentimientos por mí—le sigo el juego.

—Anda que lo hiciste antes sin ningún problema...

Soltamos risitas.

Un gruñido se escucha por el lugar, Edick le señala un lugar a un Omega que viaja con nosotros, que inmediatamente va en esa dirección buscando algo. Que extraño, yo no oí nada.

—Bueno, pero ahora tengo que soportar a un ser que se dice ser mi prometido. Ya no me puedo aprovechar de que seas un tonto enamorado.

Resopla fingiéndose molesto y observando a Edick con diversión. Tony es bromista e inmaduro en muchas ocasiones, pero sabe alejar mi mente de los problemas.

Suspiro siguiendo su mirada y pensando en ese chico de negros cabellos que me esta debilitando. No sé qué me pasa con él, es como si estuviera sucumbiendo a algo de lo que no tengo idea, pero mi cuerpo sí. Tengo algunas ideas, pero debo estar segura, mientras tanto lo mejor será evitar un acercamiento con él y que ponga en peligro mi estabilidad mental.

Aunque su actual actitud ya la pone a prueba, sin estar siquiera a un metro de distancia.

Edick, por alguna razón me evita desde que abandonamos la cascada, no sé qué le pasa, pero no le preguntaré. No me interesa.

Mentirosa.


La caminata agotadora y aburrida está colmando mi mente. Pensar en una y mil cosas se me estaba volviendo costumbre y mi cuerpo no soportará la presión mental y física mucho tiempo.

Me detengo abruptamente con un jadeo al sentir algo extraño en mi estómago. Es como si algo me atravesara. Pestañeo algo aturdida y enfoco a Tony con dificultad, quien me detiene entre sus brazos y mueve los labios diciendo algo que no logro escuchar. ¿Qué pasa? Poco a poco me estabilizo y el mareo desaparece.

—¿Estás bien?

Todos nos rodeaban, nerviosos que me pasara algo, enseguida me recompongo y hago como si nada.

—Si, solo creo que me estoy agotando... en demasía. Las formas de llevarme a la manada, debieron estar debidamente premeditadas, así no estaría agotada—hablo con altanería logrando que todos deduzcan que estoy bien.

Algunos suspiros y palabras quejosas salen de los labios del grupo por mi actitud.

Edick apenas y me mira, se mantiene tan distante que me descoloca. Casi no habla, ni expresa nada y ahora que estuve a punto de colapsar parece no importarle.

—Estoy bien—Le susurro a Tony, quien no se ha tragado mi teatrito.

Él asiente comprendiendo, le hago una seña para que se calle, si sospechan que estoy enferma o algo por el estilo retrasarían el llegar a la manada, hasta hacerme un chequeo exhaustivo. Cosa que no estoy dispuesta a permitir.

"No te muestres débil, sino crearás desconfianza y temor en la manada" Las palabras que mi padre me decía cuando mi madre aún estaba en vida resuenan en mi mente.

—¿Vienen o qué?—Keyla nos apresura sin siquiera voltear.

Comenzamos a caminar nuevamente. A cada momento recibo miradas preocupadas de Tony y si es necesario me ayuda disimuladamente, pero al ver mi mejoría al caminar y que poco a poco mejora mi humor, se tranquiliza. Agradezco no tener otro ataque sorpresivo en mi cuerpo durante todo el camino.

Quien sabe que había sido todo eso.

POV Omnisciente

Mientras los Alphas permanecen dentro del agua, la pelirosa observa divertida la escena desde los árboles.

—Así que a Aisha le gusta nuestro Alpha.

Baja la mirada y nota que a unos metros de ella hay una chica de melena castaña y abundante, observar la escena con los puños apretados. Se recuesta sobre el tronco y sin apartar su mirada de todo lo que sucede guarda el Dül en su chaleco fucsia y saca el celular para enviar un mensaje.

La princesa ya tiene las cenizas y compañía.

Sonríe al enviar el mensaje a su destinatario y tira el teléfono lejos sin importarle en absoluto y se aleja saltando por las ramas de los árboles gozando su éxito.

Habían elegido a la persona ideal para llevar a cabo ese plan, solo esperaba que el secuaz también haya completado bien su parte.


Diccionario del Aullido Perfecto

Dül: arma creada en el Reino de los Timere para lanzar dardos negros a larga distancia.  

Los dardos negros son dardos creados con un suero anti perceptivo para extraer líquidos del cuerpo de los licántropos y para introducir líquidos venenosos en ellos. El suero hace que sea imposible de detectar la herida y oculta el líquido invasivo. 

Eso es todo, lobys, aloha!

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