XXIX Parte I-Un límite
POV Edick
Explicarle a Keyla un tema sin que ella interrumpa, siempre ha sido un reto que ninguno ha logrado conseguir y explicarle la razón por la que Aisha estaba conmigo desde temprano, aún usando pocas palabras, no había conseguido que se callara y me dejara terminar.
—¿Y aceptaste?—grita Keyla. Yo solo asiento—Pero es que eres tonto ¿Cómo se te ocurre aceptar?
—Es la única manera, Keyla—me limito a responder.
—Edick, ¡tu conoces el peligro! Semejante imbecil. Ella no debe enamorarse de ti, sabes lo que eso desencadenará—sus felinos ojos marcan cada palabra con ferocidad—Si descubre todo... será tu culpa.
Aparto la mirada de ella, ignorando completamente su monólogo. Cada oración que expulsa para culparme se desvalida al ser comparada con el plan que ya entreteji desde que Aisha se acercó a mi para proponerme un trato. Su ofrecimiento se convirtió en la clara oportunidad que necesitábamos para estar más cerca de lograr nuestro objetivo.
Además, que no le diga las razones por las que hago esto, no significa que no lo haya analizado, he tenido la ventaja del tiempo a mi favor, para verlo todo con objetividad, analizando todos los pros y contras que cualquiera pueda exponerme, ya planee donde irá cada pieza en el tablero y activar a la reina nos conviene, pero veo innecesario invertir más tiempo en esta conversación, porque sé que de igual manera estará en mi contra, eso hasta que lo vea por sí misma. Mejor me ahorro una discusión.
—No hay otra opción. De todas formas ya lo está descubriendo.
—¿No crees que es muy sospechosa la manera en que se te acercó? Yo creo que trama algo, ella no es así de cooperativa—inquiere alzando sus cejas, gesto que suele utilizar cuando está haciendo uso de su astucia.
—Lo sé, estoy seguro que tiene un plan y aunque no me es muy claro el que, lo poco que sabe no permitirá que siquiera sospeche de nosotros—tomo el bolígrafo de la mesa y juego distraídamente con él.
—Te arriesgas demasiado, si esto sale mal, será tu culpa, que no se te olvide que te lo advertí—me señala dramaticamente comenzando a molestarse de nuevo.
—Tranquila—me permito sonreír—antes del día de la boda ella no descubrirá nada y mientras no lo haga podemos confiar en que la manada no lo sabrá, además, si la tenemos cerca, podemos observarla mejor y ver sus movimientos.
—Tú lo que quieres es pasar más tiempo con ella y su trasero, solo eres un lobo en celo.
Gruño hacia ella negandome a seguir la conversación.
—¿Qué sucede?—la voz suave de mi madre se hace paso en las paredes de la Tienda de Reunión mientras ella ingresa en el lugar.—Tan temprano y ustedes ya están discutiendo. Terminaré por creer, que en lugar de Aisha, tú eres la compañera de mi hijo, Keyla.
—Blag—no me guardo mi gesto de molestia, mi madre tiene formas demasiado extrañas para detener nuestras discusiones.
—Hanna, tu eres maravillosa, pero tu hijo es un retrasado insoportable, prefiero besar arenas movedizas del bosque de Bronce—inquiere haciendo un gesto con su mano—Tu criatura, esa que llamas hijo, quiere echar a perder nuestros planes por andar de enamorado.
Mi madre sonríe y me observa, yo solo pongo mis ojos en blanco y me alejo de ellas. Ya sé que, Keyla, como la buena chismosa que es, le contará todo a mi madre, sin omitir nada, así que no deberé desperdiciar saliva en ello.
¿Como mi madre pudo pensar en tal atrocidad? Keyla es como mi hermana pequeña, la sola idea de que sea mi compañera me repugna. Ella jamás será como Aisha, jamás podrá provocar lo que Aisha provoca en mí y es que cuando estoy con ella puedo perderme por horas viéndola. Con solo estar en el mismo sitio donde está, me puedo sentir tranquilo, aunque últimamente ella parece disfrutar fastidiarme la existencia. Claro que es un juego que podemos jugar los dos.
—¿Hijo?
Confundido las observo y ambas parecen esperar una respuesta de mi parte, así que respondo al azar lo primero que se me viene a la mente.
—Si, tienes razón madre, no lo habría dicho mejor.
—Pero...
—Tengo que desayunar, con permiso.
Sin darles tiempo a responder me levanto y camino al Comedor Comunitario de la manada.
A paso tranquilo voy por el camino de tiendas que lleva al centro, las variadas tonalidades de las tiendas de colores tierra de alguna manera avivan el entorno y los miembros de la manada que habitan en ellas como combinación te integran a un ambiente ávido. Ambiente que desde luego no me engaña y no subestimo, pero al que me acoplo sin problemas manteniendo mi actitud distante y observando cada detalle de los que me rodean, ya sea en sus tiendas, en sus familias o en los gestos que realizan.
Inclino mi cabeza ante los miembros de la manada como un sutil saludo, jugando mi papel, generando una buena imagen dentro de la mente de los más débiles. Algunos de ellos me observan con admiración que no me he ganado, otros simplemente inclinan la cabeza por la presión que sienten con mi sola presencia. Puedo sentir sus emociones muy claramente aún sin ser el Alpha de esta manada, usualmente los Alphas perciben sentimientos de los seres que le rodean para protegerlos, pero eso se intensifica con su manada. Desde que llegué, es como si esta manada me perteneciera y esa sensación de poder nunca me cansará, forma parte mi.
Ingresar aquí significó tomar el poder mientras Aisha se sumergía en si misma, significó hacer cosas que fortalecieran a la manada, significó traer mi equipo y estrategías, significó infiltrarme irradiando poder para bloquear cualquier sospecha. Tuve que tomar el cargo y tomar decisiones, eso incluía la alimentación.
Con la crisis actual fue necesario crear un orden diferente para la comida, por lo que se le asignó la responsabilidad, a un grupo pequeño de los miembros de la manada, el racionar la comida de tal manera que sea suficiente para todos. Normalmente toman turnos para atender la cocina, no descuidar su familia y también poder estar al día en los entrenamientos, han demostrado estar a la altura. Sin duda, son dignos miembros de la manada del Alpha Vicente.
Simplemente se les delegó que cada mañana un grupo entregue raciones de ingredientes sin preparar a las familias tanto para el desayuno como para el almuerzo y otro grupo para preparar la cena de la manada.
Cada noche la cena es una mera actividad de comunión, donde todos comemos en el mismo sitio sin importar el rango ni edad, solo es el mero hecho de compartir y afianzar la unidad que este último mes ha tambaleado amenazando la fuerza.
Hay algunas familias o miembros solitarios que no tienen la posibilidad de preparar sus alimentos, así que los miembros de cocina encargados de racionar la comida cada mañana preparan algunas porciones, solo para aquellos que realmente lo necesitan o por la permanencia en revisión médica lo requieren.
Llego al sitio encontrando algunos miembros de la manada comiendo o cocinando que me saludan al verme. Les devuelvo el saludo y me dirijo donde los cocineros para que me entreguen mi desayuno.
—Alpha, Edick—hacen una reverencia que ignoro—aquí está su desayuno, nos encargamos de que cada pieza este debidamente preparada.
—Gracias—los observo, uno de ellos pasa sus manos sobre el delantal nervioso—lo están haciendo bien, gracias a ustedes podemos mantener el equilibrio.
Asienten sintiendose alagados y noto como eso hace que sus miradas se iluminen, parecen más energicos que cuando llegué.
Cuando me entregan mi comida, vislumbro a Jake caminar con una bandeja cubierta con una tapa de plástico por el camino que da a la carpa de Aisha, parece entusiasmado con lo que sea que lleve allí. Entrecierro mis ojos imaginando que el Omega tiene algo entre manos.
Que Aisha se lleve nuevamente con Jake es un punto a nuestro favor, aunque Jake a veces sea impredecible, tiene claro que debe hacer. Tal parece que las cosas van tomando su rumbo, así como lo planeamos.
POV Aisha
—No entiendo cómo es que durante mi ausencia, te convertiste en tan buen cocinero—lo observo con desconfianza luego de que mis papilas gustativas explotarán en el momento que el aroma del desayuno que me preparó llego a mis fosas nasales.
Un gruñido de placer sale de mis labios con el primer bocado, cuando abro mis ojos y me observo en el pequeño espejo que coloqué, noto que estos se han vuelto brillantes, como si mi loba se hubiese activado. Me pregunto cuantas veces ha susedido esto sin que me de cuenta.
—Años en soledad y sufrimiento me obligaron a aprender.
Durante unos segundos sentí la sensación de deja vu, pero no puede ser, antes Jake apenas y sabía hacer un huevo cuando me fuí y no tendría sentido que él dijera algo así. Sin darle importancia charlo con él mientras devoro mi liviano desayuno, hasta que un Edick muy serio hace acto de presencia. Su olor es una grata sorpresa para mi olfato, tanto que una discreta sonrisa quiere tirar de mis labios mientras un suave suspiro se abre paso ferozmente entre ellos. Es mucho mejor que el aroma de la comida, sin duda; tanto que podría devorarlo.
Sin decir nada, luego de haber captado nuestra atención, comienza a caminar lejos de la tienda y sé que esa es mi señal para seguirle. Muerdo el último trozo de manzana que tengo en mi mano y envuelvo el corazón en la servilleta que seguidamente coloco en mi plato.
—Lamento dejarte así, pero había quedado con don gruñidos para terminar los temas pendientes—me pongo de pie, entregandole mi plato con el tenedor y cuchillo perfectamente colocados.
Lo toma y me dedica esa sonrisa traviesa que le caracteriza, a pesar que Jake es mayor a veces tiene expresiones tan puras como las de un niño.
—Puedo observar que su idioma es bastante armonioso, cuando encuentre al amor de mi vida me aseguraré de pedirles consejo.
—Claro, nuestra armonía es fruto de nuestro amor, tanto que a veces hasta quiero matarlo—sonrío con la sonrisa más sarcástica que puedo poner—te daremos excelentes consejos, querido. Por cierto, la comida estaba deliciosa, gracias. Probablemente te contrate como mi chef personal.
Dicho eso salgo corriendo para alcanzar a Edick, sin esperar una respuesta por su parte, pero es Jake, no puede quedarse callado.
—Está bien, espero alguna unción angélica para poder aguantarlos por tanto tiempo.
Me giro hacia él con una mueca incrédula en mi rostro por lo que acaba de insinuar. Será bestia. Con descaro, me guiña un ojo y muestra su mejor sonrisa. Gruño y reanudo mi camino.
Él Bosque Nevado y sus límites parece irse convirtiendo en nuestro lugar de reunión; la frontera de un tenue amarillo y la blanquecina nieve acarician el inicio del Bosque de Bronce y sus hojas de otoño como una inyección relajante para mis sentidos, la paleta calida y fría coexistiendo sin volverse algo turbulento para la vista. El cambio de estaciones en una sola imagen y sin sustituir uno por otro. Es perfecto y eso nos ha permitido tener una extensa y tranquila charla sobre la manada, los detalles de la organización, funciones actuales y lo ha hecho de una manera tan natural y relajada que no he querido matarlo.
Esta tregua silenciosa de nuestras opiniones puede terminar pronto, pues a pesar de todo lo que abarcamos falta un tema de los más importantes y que desde temprano intento sacar. Es complicado, no lo conozco de nada y abordar un tema tan personal es difícil, ayer en la noche que le enfrente me costó tanto y ahora tener que continuar con el...
Suspiro confundida, durante los últimos años, si algún chico intentaba conquistarme lo mandaba lejos con mucha facilidad, pues al decirles todas las razones por las que no eran dignos de estar conmigo era suficiente para espantarlos, hay personas que no les gusta que les digan sus errores en la cara.
Pero con él, es diferente, no puedo espantarlo porque si lo hago, no podré lograr un avance con la manada, pero tampoco quiero que avancen rápido las cosas con él, su insinuación de hoy me hizo darme cuenta de ello. No puedo perder el control de la situación, la tengo en mis manos ahora, pero es tan lábil que fácilmente puede escurrirse de entre mis dedos como él siga comportándose así.
—Hasta el momento creo que con esto podemos trabajar.
Pestañeo y trato de recordar de que hablábamos, pero nada viene a mi mente. Me observa serio, esperando una respuesta de mi parte o aportación.
—Si, si claro—hablo con toda la seguridad que puedo reunir para disipar toda falta de atención, que tonta, me distraje de nuevo.
—Aisha—su gesto se torna más serio y distante—no disponemos de mucho tiempo para hablar, en cuanto volvamos a la manada las responsabilidades caerán sobre nosotros, no tendrán compasión de ti porque vengas regresando o porque acabes de pasar ese nivel de sufrimiento al que fuiste expuesta; ellos necesitan a sus líderes fuertes para responder por ellos, si te sigues distrayendo, no podremos hacer mucho al regresar y te verán débil e incapaz. Te convertirías en una burla para ellos. Divagar está bien, pero cuando atiendes un asunto importante no es razonable. Es inútil.
Lo que me faltaba, una regañada. Tiene razón, pero que me lo diga me enoja, no es fácil evitar distraerse cuando mil temas se pelean en tu mente para ver cual de todos es el más fuerte e importante, justo ahora el que lleva más ventaja es ese que encierra lo que pasó esta mañana. Solo recordarlo me hace sentir nerviosa e incómoda, me remuevo en mi sitio y aparto la mirada.
—¿Qué te crees? Estoy poniendo atención—le miro, mala idea la poca seguridad que tenía para hablar se desaparece en ese justo momento—solo... solo...
El no cambia su postura, pero su mirada si, reluce más, dejándome sin palabras.
—¿Podemos detenernos?—pregunto con aire quejumbroso—¡Estoy cansada! En cualquier momento mi cerebro explotará de tanta información por procesar y si eso pasa, será tu culpa.
Respiro aliviada al recuperar un poco de control sobre mi misma. Él termina asintiendo, recoge los papeles en silencio bajo mi atenta mirada. Siento como poco a poco las cosas comienzan a tensarse, eso a mi percepción al menos. Tal vez mi tono no fue el correcto, pero no sé como dirigirme a él si no es de esta manera.
—Anda, dilo.
Su voz rompe el crudo silencio en el que nos habíamos envuelto.
—¿Qué cosa?
—Lo que sea que tienes que decir.
¿Cómo lo sabe?
—Yo... no tengo nada que decir.
—Siempre tienes algo que decir—se burla sin verme.
Suelto un bufido y me cruzo de brazos, genial, ahora se las va a tirar de gracioso. Él suspira y deja de hacer lo que estaba haciendo, me observa con tranquilidad para hablar.
—Desde que salimos noto que tienes algo que decir, solo que por alguna razón te acobardas. Ya me fastidie de esperar a que hables, así que mejor te presiono a hablar.
—¡Disculpame por fastidiarte!—digo con ironía y chasqueo la lengua.—Si fuera cobarde, no aceptaría la posibilidad de casarme con una bestia.
Una sonrisa sarcástica se desliza por sus labios.
—Pues esta bestia cree que, porque aceptes la posibilidad de casarte con la bestia no significa que seas menos cobarde. Solo que te gusta experimentar emociones fuertes.
Suelto una risita, no puede ser más ridículo porque no le queda tiempo. Tiene razón, suelen gustarme las emociones fuertes, pero también suelo temerles, es una mezcla de ambas cosas a la que me expongo constantemente. Eso hasta que el miedo es mayor y busco la forma de huír.
¿Sería masoquismo?
—Dylan a los seis años no habría opinado lo mismo...—digo haciendo memoria del pequeño rubio.
Él se queda ido unos segundos y me parece vislumbrar el fantasma de una sonrisa en su rostro. Después de un tiempo en silencio, ya más tranquila, me animo a hablar. Es agradable saber que él puede tener una faceta relajada y desinteresada, de alguna manera eso me da valor para sacar el tema.
—Quiero que hablemos sobre lo que pasó anoche.
Él asiente y tomo eso como un incentivo para hablar.
—Cuando te cedí la oportunidad para enamorarme, te la ofrecí esperando que no utilices ninguna trampa para lograrlo.
—¿Trampa?—inquiere confuso—¿Eso acaso es posible?
—Sí, trampa—me observa sin comprende, aliso mis manos en mi blusa turquesa para relajarme—Tal y como había pasado este último mes, ocultaremos nuestros olores, nuestra esencia y cualquier cosa relacionada a los compañeros que provoque una alteración en las emociones. Si va a surgir algo, quiero que sea real, no infundado por nuestro instinto animal.
Él me observa en silencio unos segundos. Tal vez me crea loca, pero sé lo que el lazo de compañeros puede provocar en una pareja, puede crear amor donde nunca lo ha habido en cuestión de meses o días, incluso horas, todo depende del caso. Y no deseo que las cosas sucedan de esa manera, la verdad es que mi idea es postergar todos esos sentimientos el mayor tiempo posible, eso hasta que se me ocurra algo más para ganar tiempo. Ya he visto lo que él puede lograr en mí y lo mucho que puede avanzar en cuestión de días, no diría esto si no viera el peligro.
La manada necesita una líder, bien, les daré una líder, pero mi corazón no puede correr riesgos de manera tan precipitada, debo medir el terreno para poder dar un paso en el.
Todo ser, debe ser capaz de ponerse y poner límites a los demás.
—Tu dices ¿Cómo los humanos?—asiento—¿Te das cuenta que no lo somos, cierto?
—Sí, pero es que no somos completamente animales tampoco ¿Qué tiene de malo la idea de que el amor fluya de manera natural?—le veo dudar y con ello sé que debo sacar mis mejores cartas—este matrimonio presuroso nos quitó la oportunidad de conocernos de una manera más tranquila, tal vez si fuera otra situación no te habría odiado como lo hice en el inicio.
Su gesto sorprendido me hace saber que tal vez no debí decir eso, creo que él no tenía idea de lo que pensaba de él, pero ¿Qué puedo hacer? Ya lo dije.
—Creo que merezco disfrutar este tiempo, ya perdí la oportunidad que antes tenía de vivir viajando, solo te pido esto. Entiende que para mí también es difícil.
Él no dice nada, he hecho tal y como hacía con papá cada que quería salirme con la mía. Utilizaba mis mejores y más lastimeros argumentos para inclinar la torre a mi favor. No sé cómo reaccionará, él no es mi padre así que hay que esperar.
El movimiento ya está hecho ¿Qué pieza moverá mi oponente?
—¿Estás segura de esto?—asiento, él medita unos segundos para terminar suspirando—está bien, lo haremos así.
Una sonrisa instantánea se plasma en mis labios, aliviada por su decisión estuve a punto de abrazarlo, pero me contengo.
—El consejo no debe de saber de esto—me dice. Asiento, no es como que tampoco planeará decirles—tendremos citas y todo eso, pero se consciente que no tendremos muchas, aquí no es tan fácil tenerlas, más con nuestros puestos.
—Lo veía venir.
—La fecha límite es en un mes, para la luna llena tendremos que casarnos delante de toda la manada, así que tendríamos que anunciarles a ellos que procedemos con la boda.
Temía que dijera eso, no es como que fuera inevitable, pero hubiera preferido mantener todo entre nosotros. Con un esfuerzo asiento. No estoy segura en lo que me estoy metiendo, pero hace mucho dejé de estar segura de lo que hacía.
Dentro de unas horas será la cena de la manada donde según me explicó Edick, toda la manada se reúne en el Comedor Comunitario para convivir un poco y olvidar los recientes malestares.
Acordamos que esta noche daremos la noticia a toda la manada. Nuestro plan es anunciarlo fingiendo ser una gran pareja feliz, actuar como si lo estuviéramos contando a todos por no soportar la emoción del momento y "la alegría que la decisión nos da" . En otras palabras montaremos un show para sacar al consejo de enmedio y reducir su poder sobre lo que la boda implicará. No será mucho pero nos brindará cierta libertad hasta que quieran meter sus narices en ello.
Creo que lo que más me gusta de esto es que podré enojarlos, podré poner las cosas de cabeza para ellos. Ya quiero verles correr de un lado a otro tratando de responder a todo lo que los miembros de la manada les pregunten y ellos sin tener idea de nada. Estaré en primera fila para verlo y reirme en sus caras.
Si que lo gozaré.
—Cuando sonríes así das miedo, Aisha—se queja Dylan.
Enfoco a Dylan y a Wendy, la mejor amiga de mi hermano. Ambos han venido a pasar la tarde conmigo antes de que me llene de las responsabilidades, que ser una Alpha conlleva.
O eso me dijeron. La verdad es que no les creo, lo más probable es que no soporte estar tan lejos de la semejante maravilla que es su hermana.
—Que bien que lo tengas, siempre que hace eso es porque tiene una jugarreta en mente—Tony entra sin siquiera pedir permiso.
—¿Qué no ves que apenas y cabemos tres? ¿Qué quieres?—me quejo de su presencia.
—Quería invitarte a no asistir a la cena de hoy.
—¡Que honor!
—Eso no es correcto, el Alpha Edick ha dicho que esto nos hace bien a todos.
Observo a la chica de largos cabellos castaños y mirada tierna. Al parecer Edick tiene una admiradora entre las adolescentes. Mejor la ignoro.
—Para tu información, tengo planeado asistir.
—¿Por qué?—pregunta incredulo.
—Por nada, solo nunca he estado en las cenas de la manada y tal vez debería estar para dar una buena impresión, ya sabes—digo como si nada viendo mis uñas, es increíble cuánto tiempo soporte sin arreglarlas, ahora se ven más presentables.
—Eso es porque nunca se habían hecho hasta ahora que estamos en el refugio—dice Wendy.
—Wendy, creo que no captas que la conversación no te incluye—le digo esperando que entienda.
—Oh, lo siento, mejor les dejo hablar.
Una Wendy muy sonrojada se pone de pie y sale de la tienda. Dylan me observa molesto antes de salir y yo solo me encojo de hombros. Esa niña es un problema del cual no me place encargarme, tampoco es como que tenga tiempo.
—Nunca te cayó bien—se burla Tony.
—Y no lo hará, apenas y soporto a su hermana ¿Cómo aguantar a dos? Imposible. Que la aguante Dylan.
Se suelta riendo. Ingresa tranquilamente por la tienda y se sienta en la silla que me encargué de desocupar.
—Ahora si me diras, ¿porque asistir a una cena aburrida cuando puedes escaparte un rato conmigo?
—No—lo miro divertida—además ¿Cómo puedes decir que es aburrida? Sé por una buena fuente que no has asistido a ninguna, así que no tienes con que asegurarlo.
—Puede, pero en tu manada siempre han sido todos unos estirados, no me extrañaría que la fiesta lo sea.
—Esta noche no será aburrida, creeme—sonrío mostrando toda mi dentadura.
Tony me analiza unos segundos y al poco tiempo él sonríe junto a mí.
—No sé qué tienes planeado para esta noche, Blondie, pero promete ser grande.
Oh y no tienes idea Antonio, no tienes idea.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top