XXIV-Parte II-El consejo del Sur

Nunca he sido fanática de exceder mis horas de sueño, pero por alguna razón ahora que estoy despierta, no puedo levantarme o abrir mis ojos. Llevo un buen rato intentándolo pero no funciona.

¿Porque de repente se me complica tanto despertar?

Me rindo, si mi cuerpo dice que no me levanté le haré caso. Tal vez es porque aún no es la hora de levantarse.

Dejó de esforzarme y trato de aprovechar estos pocos segundos para dormir un poco, puede que lo necesite.

A lo lejos distingo una voz chillona que se me hace conocida y desde luego odiosa. Risas al fondo no me dejan seguir tranquila, así que ignorando mi anterior decisión, me esfuerzo por levantarme y poder gritarles que se callen y que salgan de mi habitación, pero comienza a complicarse la cosa.

Un miedo se instala en mi al ver que no puedo. ¿Que me pasa? no pude haber muerto ¿O sí? Un ser tan increíble como yo merece una muerte digna de recordar y si no es así me niego a irme hasta recibir la despedida que me merezco.

Reúno todas mis fuerzas y con dificultad logro abrir mis ojos, pero los cierro rápidamente. La luz está muy fuerte, creí haber cerrado las cortinas. Eso me pasa por acostarme tan cansada. Seguro lo olvidé.

Vuelvo a esforzarme y pestañeando varias veces logro acostumbrarme a la luz. Levantó mi brazo con gran esfuerzo y lo uso para tapar mis ojos.

La voz chillona sigue fastidiando.

—O sea ¡Que divino eres! o sea nunca había conocido a un francés y por lo que veo, es cierto lo que dicen o sea ¡Los franceses son guapisimos!  

—Pue... Pue...—mi garganta se siente gruesa cuando trago saliva para poder hablar—Puedes... Callar... Callarte.

Mi pecho pesa, pero su peso aumenta cuando algo cae encima mío.

—¡Aisha! ¡Amiga! Al fin despiertas.

Solo una persona podría tener ese tono tan desesperante y decirme "amiga" por lo menos no me dijo su famoso "amiguis". Hastiada quito mi brazo y como puedo la empujó para que deje de aplastarme.

Pronto se aleja y puedo ver su rostro. Gina se alza delante de mí con una mueca extraña en su rostro, parece consternada.

—Iré por el médico—Una voz masculina me sorprende y apenas distingo la espalda de Tony alejarse.

Seguro era con él con quien hablaba y coqueteaba Gina, no me sorprende, muy probable es que él ya haya comenzado con el flirteo también. 

Una vez Tony desaparece, Dina no pierde el tiempo para "ponerme al día" de su vida amorosa. Como si me importara. Siempre es lo mismo, un novio menos o un novio más. 

Agradezco en el momento en el que el médico principal de la manada llega; ya no soportaba los chillidos de Gina que trataban de expresar su indignación porque Darcy-su ahora ex novio- la abandonara por Tracy. 

No se como la aguanto dos meses, es el que más ha durado con ella. 

No lo culpo por su decisión, hasta mucho había tardado en dejarla, el hecho que haga desplantes por cualquier cosa y que se acueste con cualquier chico que se le ponga enfrente no es algo agradable, más si estás al tanto de eso. Hasta pena me estaba dando el chico, pero como no era yo la que sufría no vi necesario interferir, sabía que se terminaría dando cuenta de su error algún día. 

Me pregunto cómo habrá reaccionado en el tiempo que no estuve al toparse seguido con algún miembro de la manada que se haya revolcado con ella. Él realmente parecía esperanzado en que ella cambiaría.  

Es bueno que haya reaccionado, Gina nunca cambiará, la única manera es que conozca a su compañero y... eso no ha sucedido así que seguirá siendo la misma ofrecida. 

El médico me revisó con tranquilidad. Ya estoy sentada en la camilla, esperando que termine y anotar los datos que obtuvo al ausculcarme. Lo observo aburrida anotar todo y me sorprendo cuando me habla.

—¿No ha sentido ningún dolor en su cuerpo? 

—La verdad es que no,  pero es extraño siento como si hubiese reunido la suficiente energía como para correr una maratón, pero a la vez mi cuerpo entumecido no me deja hacerlo—Hable extrañada. 

El doctor asiente anotando lo que le he dicho. Mientras él hace eso, me dedico a observar a todos.

Dylan está sentado en una pequeña silla de metal, su cabello rubio está despeinado como si llevara despierto toda la noche, sus ojos tan oscuros como los de mi padre revolotean nerviosos y preocupados sobre mí. No se si reír o llenarme de ternura por su comportamiento. Tenerlo delante de mí nuevamente es reconfortante. 

Cuanto lo extrañe.

—Bien, por ahora todo está en orden, pero debe quedarse a descansar hasta que analicemos bien los datos y tengamos la certeza de que paso. 

Luego de mi asentimiento el médico sale de la carpa dejándome con los tres individuos que no apartan sus ojos de mi.

—Dejen de mirarme... así—Remarque con dureza.—Soy hermosa, lo sé, pero no les di permiso para contemplar mi belleza de esa manera. 

Sus miradas me ponen incomoda.

—¡Amiga, o sea estás hecha un desastre!—Chilla Gina. 

Arrugo la nariz ante su tono. 

—No le hagas caso Aisha, sigues igual de fea.

—Y tú sigues siendo el mismo idiota.—Le tiro la almohada a Tony. 

—Dijiste una mala palabra—El tono tranquilo de Dylan me sorprendió. Era la primera vez que hablaba desde que llegó—Ahora me debes tu postre. 

Sonrío hacia él y con dificultad extendí mis brazos para recibirlo. El no tarda en llegar hacía mí y rodearme con sus brazos. Gina y Tony dejan la tienda en silencio dándonos un momento de privacidad. Mi hermano solloza en mi hombro y yo no puedo reprimir unas lágrimas que desobedientes salen por mis ojos. 

—Creí... creí que no-no te volvería ver... que esta vez...  tú...—le escucho decir en un susurro ronco. Yo solo le acaricio el cabello, tal y como recordaba que mi madre hacía conmigo—Si lo hubiese sabido, te habría cuidado mejor... es mi culpa...

—Sh... no es tu culpa Dylan—me separo de él, para ver sus tiernos ojos brillar—Nadie sabía que esto pasaría, pero pasó. Ahora estoy bien y si alguno de esos insignificantes seres trata de alejarte de mi les pateare el trasero. Recuerda que soy Aisha Hartford. 

—Si, una loca que se escapó de un manicomio—se burla sonriendo un poco. 

Lo empujo un poco y sonrío aliviada. Mientras el intenta limpiar los restos de lágrimas de sus mejillas con las mas mangas de su suéter yo busco algo de ropa. Noto que algunas de mis cosas están en esta tienda. Seguro aquí deberé quedarme, pero no me gusta el lugar. 

—¿Qué haces?—Pregunta ya más calmado. 

—Busco mi ropa, necesito ponerme algo que cubra los rayones de mis brazos y los moretones—Bufo molesta recordando el comentario de Gina, que aunque no quise reconocer en su momento, tiene razón. 

Me veo fatal.

—Primero deberías ducharte, las enfermeras te asearon cuando estabas inconsciente—Eso explicaría porque llevo esta rara ropa de hospital—Pero igual deberías ducharte. 

—La ropa es para no mostrar mis heridas, hasta mucho he aguantado sin un baño completo. 

Él asiente conforme y se dispone a ayudarme a buscar algo de ropa. 

        

Con la cabeza en alto camino enmedio de las carpas a pesar de las miradas de todos. Me siento incomoda, no se porque me miran así, se que soy hermosa, pero justo ahora dudo que esa sea la razón por la que me miran. 

Aprieto el brazo de mi hermano y él pone una mueca inmediatamente. Me disculpo luego de dejar de hacerlo. Ya había olvidado que desarrolle mi fuerza y él aún no se transforma. 

Llegar a la tienda donde frecuenta Edick ha requerido de mucho de mi esfuerzo tanto para continuar, como para hacer como que no me pasa nada. Mi cuerpo sigue entumecido, haciendo un reto caminar a velocidad. Solo disimulo fingiendo que me importa el alrededor o las personas que nos rodean.

Ante mí se alza una tienda de mayor tamaño que la mía, no es mucha la diferencia, pero sin duda esta habría sido mejor que esa tienducha que me dieron. Apenas y caben todas mis cosas, ni siquiera tiene armario. Seguro esta cuenta con más comodidades. 

Mientras nos acercabamos voces a las cuales no les había prestado atención se iban haciendo más claras. ¿Edick tiene una fiesta de pijamas o que? 

Confundida me voy acercando, agudizo mi oído para escuchar con claridad. 

—Sin duda este ataque no fue un simple juego como lo quieren hacer parecer—la voz de Kyle, el hermano menor del Beta de mi padre es la primera voz que puedo reconocer.

—Estoy de acuerdo. Alpha Edick, ellos sin duda obtuvieron algo de esto, según nos cuenta, ganarles no fue difícil—el Comandante Codales habla con esa seguridad que ha poseído desde que era un simple recluta.

—Esos sabandijas...

—Keyla...—Advierte el Comandante.

¿Cómo? ¿Hasta Keyla está presente y yo que soy Alpha de esta manada no he sido solicitada? Me parece una falta de respeto. 

—Necesitamos recopilar todos los testimonios y evidencias, podría enviar a un grupo de Omegas rastreadores, para obtener pistas—sugirió Jake—Hable con ellos antes que regresaran y están dispuestos a apoyar.

—Oigan, oigan, creo que olvidan algo importante.

—¿Qué cosa, Delta Zack? —Habloa Edick.

—Creo que en esta reunión, requerimos que nuestra Alpha se presente.

Por fin alguien razonable.

—Yo estoy aquí...

—Ya lo veo, pero no me discutirá el hecho de que ahora que ella ha regresado su voz y voto también cuentan, usted la estuvo representando todo este tiempo. Pero creo que ambos deben participar en esto, después de todo...

—Después de todo la situación en la manada justo ahora no es favorable, no nos hagamos los tontos y aceptemos la realidad, la manada está tan frágil que cualquier individuo con malas intenciones sería capaz de atentar contra ella para obtener beneficios. Lo venimos conociendo Alpha Edick...—Con Dylan intercambiamos miradas incrédulos ante su tono insinuante al alargar la última oración, el Superior de los Omegas, Roger no deja su discurso allí sino hasta cerrar su punto—No sabemos si podemos confiar en usted. Hasta el momento tenemos más seguridad en una novata de Alpha que en un desconocido del que nuestro Alpha se encantó para hacer un tratado. 

Su tono deja en claro que no había sido amable ni sarcástico en ningún punto, ni siquiera al inicio. Esta claro que indirectamente está acusando a Edick. No es que no sospeche de él, pero su cargo en el consejo no es de tal nivel como para retar a un Alpha, sea o no sea de su manada, su nivel es el último en el Consejo del Sur, pero su forma de ser le hace parecer como si fuera de la realeza. A parte que me denigro sin miramientos. 

—¿Disculpe?—me sorprende que Edick no se haya enojado o le haya dado un golpe, mi padre lo habría hecho.—Su Alpha me dejó a cargo porque confía en mí, si usted duda de mí es como si dudara del Alpha Vicente. Comandante Roger ¿Usted duda de su Alpha?—El tono de Edick es desinteresado, pero sus palabras no, todo quedó claro como para callar al Superior.

—Alpha Edick—la voz del Delta Zack rompió el tenso silencio que se extendía por el lugar, el hombre mayor parece dispuesto a calmar las aguas—Usted mejor que nadie conoce la situación, necesitamos a nuestra Alpha, desde ayer que llegaron y no ha hecho acto de presencia, la manada necesita un seguro o algo que les tranquilice después del ataque que sufrieron en el camino, retrasaron la reunión para hoy y todo esto se ha hecho como ha pedido, pero ahora queremos saber el porqué de...

—Justo ahora, ella está indispuesta—Edick corta al hombre antes que diera muy buenas razones de porqué debería yo estar allí.

—Si está indispuesta y por ello no se atreve a tomar la responsabilidad de la manada, deja mucho que decir. ¿No será que está huyendo de su responsabilidad nuevamente? o ¿Qué no es lo suficientemente fuerte como para tomar el puesto?

Ya arta de todo, decido acercarme, me importan poco las consecuencias. Dylan trata de detenerme pero al notar la decisión en mi mirada decide ayudarme a caminar.

—No ha hecho eso, simplemente no podrá estar en esta reunión. —Responde Edick con simpleza.

—Pero debe tomar las riendas...

El intento del Delta Zack se ve nuevamente interrumpido por Edick.

—Como sabrá...—su tono se iba volviendo duro—Ella acaba de llegar de una difícil travesía, no puede enfrentar esto ahora...

—Veo que te has hecho un mejor mentiroso Edick...—dejo que mi voz inundé los rincones de la tienda—Yo no he dicho nada aún. No deberías tomar la decisión tú solo. 

Sé que esto lo dejará en mal, después de todo estoy haciendo que los demás duden de su autoridad y de la veracidad de sus palabras, pero él no me importa lo suficiente como para detenerme.

El Delta Zack sonríe ante mi presencia como si sintiera alivio y le entiendo, con el antipático de Edick dando ordenes de esa manera cualquiera se sulfuraria.

Por el contrario Edick parece querer enterarme viva, ya somos dos. Lastima que no podrá, imagino que lamentara en su mente el hecho de no poder cumplir con sus maquiavélicos planes. 

Me interno en el lugar tomada del brazo de mi hermano como ayuda bajo la mirada incrédula de los miembros del consejo de la manada y sus aprendices. Keyla y el Beta de Edick me miran como si fuese un fantasma. 

—Se supone que deberías reposar...—me reprende en cuanto me acerco.

—Se supone que debo estar aquí, este es mi lugar. Por cierto, no eres mi padre para decir cosas como estas. Y si tienes alguna objeción—señalo todo mi cuerpo—como veras, no estoy convaleciente.

—Pero acabas de venir de una situación complicada—me susurra cerca del oído.

Algo ridículo si consideramos el hecho que igual nos escuchan todos.

—Lo soportare.

Me cruzo de brazos mientras le sonrío y le reto con la mirada. 

**No cruces la línea**me advierte molesto en la mente.

Al principio me sorprendo, pero luego recuerdo que no es la primera vez. Es probable que esto siga pasando, tendré que acostumbrarme.

**Me encanta que sepas que la estoy cruzando** Le respondo sin dejar de verlo.

—Bienvenida Alpha Aisha, tome asiento junto a su prometido. Le pondremos al día del estatus de la manada. 

Parpadeo confundida.

— Espera ¿Qué? ¿Mi qué cosa?

—Tu prometido ¿No lo recuerdas?

El susurro de Edick contiene una emoción que no puedo identificar, pero que altera mis sentidos. Los vellos de mi cuerpo se crispan ante su ronco sonido. Lo definiría como la melodía grave más estimulante que nunca he odio. Pero dispuesta a mantenerme firme ignoro esas magníficas sensaciones y hablo seria.

—Esto lo resolveré con mi padre luego...—Tras mencionar esa oración otra duda surgió y observo alrededor—¿Dónde está el Alpha Vicente?

Silencio absoluto en el lugar, nadie se atreve a responder como si el hacerlo fuese una condena para ellos. Mi corazón es absorbido por un agujero negro profundo que aspira cada partícula de estabilidad en el. 

Algo no está bien.

—¿Dónde está mi padre? —Pregunto apretando mis dientes—¿DONDE? ¡RESPONDAN!

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