XXIV- Juegos peligrosos
Emma en multimedia.
Nota: Habrán unas palabras en otro idioma en este capítulo, comunes del lugar. Al final del capítulo encontrarán el significado de ellas.
Su pecho sube y baja aceleradamente, extasiada imaginando en su tergiversada mente cómo llevará a cabo el plan. Todo es perfecto, tiene el equipo necesario para cumplir con su encomienda y el tiempo está a su favor, lo hará sin mucho esfuerzo.
—¿Porque no les atacamos y ya?—pregunta ansioso el secuaz del jefe.
Los ojos rosados y brillantes de locura le observan.
—¡Porque! —Se suelta riendo siendo el centro de atención del grupo.
No le importa ser descubierta por su estruendosa risa, pues sabe que no le oirán. Tiene tan calculado el terreno que sabe que los licantropos serán incapaces de oirla. Pero ella es capaz de verlos desde su lugar, sin necesidad de exponerse.
Observa a todos captando aún más la atención de lo que ya había hecho, su eterna locura no le permite sentir vergüenza por nada de lo que hace, solo hace, disfruta y obtiene lo que quiere, su vida es simple y divertida. Un juego. El juego perfecto.
—Porque sería aburrido, no sería un juego.
—Recuerda que, Julián quiere...
—Julián, quiere muchas cosas—balancea su cabeza para canturrear cada oración—Julián quiere el cuchillo, Julián quiere a su mujercita, Julián quiere mucho y si me enfocara en todo lo que Julian quiere, estaría aburrida. Puff...—bufa como si esa respuesta fuese lógica y lo es, para su alocada mente lo es.
Todos intercambian miradas, ya acostumbrados a las expresiones y actitudes sin sentido de la pelirosa.
—De aquí los podemos observar, solo esperaremos a que lleguen a la trampa...—le susurra Mâred a Rixton, el Secuaz que los acompaña por primera vez en misión.
Mâred es un árabe fuerte y temido por todos, su cuerpo de ciento cincuenta kilogramos, su altura y su turbio historial apoyan esta descripción. Su cabeza sobresale del resto sin estar transformado siquiera y su transformación es la de un lobo intimidante y robusto, no tan grande como un Alpha, pero lo suficiente como para hacer temblar la tierra.
El secuaz, Rixton lo observa a los ojos sin temor alguno, siendo desconocedor de lo que esté Árabe es capaz de hacer y porque forma parte del equipo de la desquiciada pelirosa.
—Solo quiero que no hayan errores, mi amo, me encomendó especialmente esta misión...
— ¡Khalas!* —El musculoso Mâreb levanta sus cejas con incredulidad por su poca fe en el equipo, uno de los más hábiles de su amo—*Mafi difícil, No fallaremos, dirás a ese patrón tuyo que lo logramos, pronto—con su hablar poco practicado y desarrollado le hizo saber que no errarían en el plan.
Rixton, sin confiar en las palabras del licántropo asiente y se coloca junto a la pelirosa, la cual tararea una canción que en lugar de parecer dulce, parece espeluznante y carente de sentido.
Tal vez Mâred no es el más inteligente del grupo, ni el más hábil, pero todo su ser representa el vivo ejemplo de la fuerza bruta, el elemento ideal para su plan. Observa los tres autos convertibles acercarse a la zona y sonríe sintiendo cercano su éxito.
—El Cedro crece en un coco...—se ríe y observa a Mâred con una sonrisa—¡Corre!
No tiene que decirlo dos veces, cuando el licántropo Árabe ya está corriendo para posicionarse en el lugar.
Tal y como lo predije; piensa la chica.
POV Edick
La veo una y otra vez y no logro comprenderla, no completamente al menos.
Siempre me ha parecido una criatura muy curiosa, porque a pesar que sabe que va a perder en algo, sigue defendiendo sus ideas y aunque yo tenga cierto acceso a sus pensamientos creo que jamás obtendré el resultado completo de su mente. De tanto que piensa...
Simplemente he llegado a una conclusión, está loca...
No importan los años que pasen ese será siempre el resultado. Sus ideas siempre son descabelladas y la mayoría de veces no son lo que un licántropo normal haría. Aunque el hecho de que no sea normal, es lo que la hace ella. Y lo que me tranquiliza.
Y sé que de alguna manera, está mal aprovecharme de la situación para observarla de cerca, pero en otro momento ella no me dejaría, porque después de todo, para ella solo soy un extraño.
Y el ser su prometido no afecta el resultado, además que está lo suficientemente empecinada en su idea de que no la lograrán obligar a casarse conmigo, que ni me dejaría mirarla.
Ya veremos cuanto le dura esa idea.
Su sueño es tan pesado que ni las sacudidas del auto por la inestable carretera en la que nos transportamos, la despiertan.
—Tiene el cabello hecho un asco. —Habla Keyla, pero decido ignorarla—¿Habrá tomado una ducha siquiera? Hasta aquí siento el tufo.
Ella tiene razón, pero no entiendo en qué le afecta, ni Aisha ha hecho un escándalo de ello, que es la más afectada. La verdad que se ha tardado.
Mejor me concentro en controlar mis impulsos animales, antes de responder a Keyla y dejar que sus comentarios me orillen a perder el control nuevamente. Me costó demasiado ponerme a raya horas atrás.
Estar lejos de ella es difícil, pero estar cerca es aún peor, mis sentidos se alteran cuando ella está cerca, su olor me vuelve loco y aunque no debería permitirme sentir esto, porque eso supone un fortalecimiento de nuestro lazo y eso es peligroso, me es casi imposible controlarme. Ella es imposible
Aparto la mirada de Aisha al sentirme observado, Charles y Keyla tienen una sonrisa burlesca en sus rostros mientras me observan.
—¿Y ahora qué?
Hago disimulo sacando las gafas de sol de la maleta que preparé para Aisha. La risa sarcástica de Keyla me hace levantar la mirada de nuevo.
—Te hemos perdido—suelta divertido Charles viéndome desde el retrovisor.
Me coloco las gafas y cuando voy a responder, en cuestión de segundos un licántropo se atraviesa y no cualquiera.
Mâreb.
Se para en medio de la carretera y cuando Charles se da cuenta ya es demasiado tarde para desviar en el auto o evitar el impacto. Como puedo, mientras se escucha el rechinar de las llantas, envuelvo a Aisha en mis brazos un segundo justo antes de que el auto vuele en el aire.
Ella abre sus ojos al sentir el impacto del animal contra el auto e inconscientemente se aferra a mí. Cuando el auto se detiene quedamos boca abajo. Busco la mirada de Aisha quien está temblando bajo mis brazos.
—Aisha, voy a soltar el cinturón—aviso suavemente para no alterarla.
Ella busca con su mirada hacia donde estaban Charles y Keyla, quienes ya han salido y presentan pelea ante nuestros atacantes.
Ella asiente apretándose más a mí, su agarre va disminuyendo y poco a poco se coloca en el techo del auto. Antes de soltar el cinturón hago presión con mis piernas en el asiento del auto y sostengo mi peso con una mano. Una vez me suelto, pongo ambas manos y sin golpear a Aisha me dejo caer.
La puerta es arrancada y una mano se extiende delante de mí, reconozco a mí Beta aún antes de recibir su ayuda. Cuando me giro para ayudar a Aisha, ella ya ha salido del auto y está arreglándose la ropa.
—Hagan una formación alrededor del auto—le ordeno a Charles.
Él asiente y antes de transformarse me dice:
—Son pocos y ya sabes cuál es su objetivo.
Asiento mientras de reojo miro a una Aisha muy agitada ¿Porque está agitada? No ha hecho nada.
—Encárgate de proteger el paquete, no serán problema.
La respuesta de Charles es un aullido y yo analizo el campo de batalla para encontrar una forma de sacar a Aisha de este lugar.
Un cabello rosa capta mi atención, giro completamente y hubiese deseado no hacerlo. ¿Qué hace ella aquí? Peor aún, ella no puede acercarse a Aisha.
—Escuchame Aisha, quédate detrás de mí. ¿Entendido?—me giro cuando no recibo respuesta—¿Aisha?...
A lo lejos distingo una melena rubia corriendo con la maleta que llevábamos en el auto ¿En qué momento se fue?
La batalla sigue y lo recuerdo en el momento que me rodean cinco.
—No, no, no...
Alertado busco a Keyla con la mirada,
Sin perder la concentración de batalla, llamó a Keyla por el enlace de telepatía. Ella con un golpe certero golpea a su oponente lanzándolo varios metros lejos, se acerca a mí mientras combato contra estos licántropos y entre ambos dejamos inconscientes a dos. Nuestros movimientos podrían hasta parecer ensayados y coordinados ya que no es la primera vez que peleamos juntos, ni tampoco será la última.
—Ni pienses que iré por tu novia.
Esa es la señal para que yo me vaya, sé que ella puede encargarse de ellos, la manada se encargará de ayudarle si lo necesita. Corro hacia el lugar donde vi que se fue Aisha y acelero al ver esa cabellera rosa ir en esa dirección. Me interno al bosque y no hay rastro de Aisha, ni de Emma.
Ahora estoy en su territorio y eso es más peligroso aún.
Corro con todas mis fuerzas, uso acopio de mis habilidades, observo alrededor siendo cauteloso con cada detalle que me dé una pista de su paradero o el de Emma para interceptarla antes de que llegue a Aisha.
—¿Dónde está?—grito alterado.— ¡Ah!—la rabia e impotencia me consumen y me impiden pensar con cordura.—¡Vil sabandija!
Una risa chillona hace eco por el bosque y eso me enloquece más. Observo alrededor y no la veo.
—¿Dónde estás, Emma? ¡Ya deja de jugar!—gruño.
—Pero mira a quién tenemos aquí—suelta risitas, a lo lejos la veo balancearse de rama en rama, genial.— A mi Alpha favorito—suspira con falsa melancolía—Ya extrañaba estos encuentros contigo...
—Para ya...
—¿Por qué? Yo me estoy divirtiendo—sigue riendo como la lunática que es.—Hace años no nos vemos ¿No me saludaras?
Corro hacia el árbol ella y en segundos escalo, pero ella ya está en otro árbol.
—Du, du que miedo du du que lento, du du, el Alpha no está contento—canturreaba mientras salta por los árboles.
Su silueta semejante a un mono que juega y salta enloquecería a cualquiera.
—Espera a que te atrapé, Emma—gruño deseando tenerla enfrente para degollarla.
Eso será tan placentero, estoy seguro que disfrutaré su muerte.
Salto al árbol más cercano a ella, pero enseguida ella me evade y salta a tres árboles rápidamente.
—Du du casi casi, du du no pudiste... —se suelta riendo mientras sigue saltando.
—¡Deja de huir, bruja! —grito ya fuera de mi.
Algunas aves salen volando de entre los árboles, abandonando sus nidos por mi feroz rugido.
Ella se detiene para observarme, a lo lejos distingo su melena rosa contorneando su rostro girado en mi dirección.
—¿Huir? ¿Yo? No querido, ya deberías saber que mi objetivo no eres tú, aunque tampoco me quejaría que lo fueras—su risa hizo eco por el bosque y en un parpadeo se lanza a otra rama, para seguir con su jueguito.—Serías el objetivo más apetecible que nunca he tenido...
Sigo su rastro pero cada vez se aleja más y más y me es más complicado detectar cualquier señal que deje. Su risa sigue resonando en mi cabeza avivando mi deseo de, por una vez, ser más rápido que esa asquerosa arpía. Quisiera tener la habilidad y velocidad suficiente para alcanzarla de una vez por todas, pero mi naturaleza no está a mi favor en esta situación.
Su risa más fuerte y clara, resuena por el lugar como si ella estuviera saltando a mí alrededor, pero no la veo.
—¿Cómo crees que está tu pequeña, Aisha? Me gustaría saludarla—se suelta riendo y siento mi ser débil.
No va detrás de ella, no de nuevo.
Me lanzo al suelo cubierto de nieve y sin importarme que pasará, utilizo la conexión que comparto con ella y corro tratando de rastrearla. No me importa que el lazo con Aisha aumente si con eso logró evitar que esta bruja tenga contacto con ella y arruine todo nuestro plan.
Sé de lo que es capaz, en los últimos años me ha demostrado una gran evolución en su poder y que es capaz de todo. La hemos controlado en sus ataques anteriores, pero esta vez estoy solo y por mucho que desee poder alejar a Aisha de todo esto, reconozco que está sabandija es más rápida que yo, necesito de un milagro para evitar que llegue a Aisha.
Acelero mi paso incrementando mi fuerza al correr, tomando un poco de potencia del débil vínculo que comparto con Aisha. Pero cuando llego a ella, no puedo creer lo que estoy viendo. Esto no puede ser cierto.
—¡Detente!—grito con fuerza, tratando de evitar que siguiera con esa locura.
*Mafi: No hay
Y la composición en árabe es: Mafi mushkila: No hay problema.
Khalas: Se acabó' o 'Ya basta'.
Algunas palabras en árabe que dependiendo de la situación, cambian su significado.
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