N•16 La Traición Del Mal


Y fue así como fueron pasando los días mientras me iba recuperando lentamente de mis lesiones. Todo el regaño se lo llevó mi hermano, lo culparon de nuestro escape y que yo resulté herida, a decir verdad, no negué lo contrario.

Era la primera vez en años que regañaban a Eberhard que no sentí ni una pisca de compasión por él. ¿Debería sentirme mal por eso? ¡No! ¡Alguna vez en su vida que lo sermoneen! Ya estaba pensando que era inmune a las reprimendas de nuestros padres, maestros y compañeros del instituto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top