23. Izan

23. Izan

"Agradecer"

Octubre... Un corto suspiro escapó de los labios de Izan por saber que el calendario marcaba un nuevo mes. A veces, creía que el tiempo iba tan de prisa... y él iba muy lento.

Octubre era el recordatorio de dos cosas: El cumpleaños número dieciocho de Izan estaba a la vuelta de la esquina y culminaría el primer semestre de la universidad, el cual, por cierto, hoy terminaba tras haber entregado el último trabajo que faltaba.

No pudo evitar pensar que hacía las cosas por obligación, y no lo disfrutaba, pese a ello, sacaba buenas calificaciones porque no estaba en él no esforzarse. Sea en la carrera que sea, daba su esfuerzo.

Por otro lado, volver a pensar en su cumpleaños le producía cierto vértigo. El año pasado no lo pasó precisamente bien de no ser por lo que le preparó Meck y All. Y este año ya no recibiría un abrazo de su hermano mayor, no porque se marchó al Oiretsanom, la realidad era que todos quedaron sorprendidos ante el anuncio de Xam a último momento: No iría. La mayoría quedó conforme, pero Izan no; él presentía que había algo detrás de aquella decisión. Incluso le entristeció la noticia, pues su hermano parecía estar muy convencido de irse.

¿Qué fue lo que sucedió realmente, Xam? Deseó preguntarle, pero su hermano había dado el tema por cerrado con unas pocas palabras.

Algo inquietaba a Xam, su mirada que lucia apagada lo confirmaba.

Si bien no se había ido tan lejos, este año no se encontraría en el cumpleaños de Izan, porque se había marchado a un retiro espiritual por unas cuantas semanas.

Otro suspiro escapó de sus labios, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una videollamada entrante. Se trataba de Rou.

—Hey, hermano.—saludó Izan sin mucho ánimo—. ¿Cómo estás?

—¿Cómo estás tú?—inquirió, sereno.

—Bien.

—Izan...

—¿De qué quieres hablar?

—Mañana será tu cumpleaños, cumplirás la mayoría de edad, y te enviaré algo de dinero para que lo disfrutes.

—¿En serio?

La idea de pasar un cumpleaños diferente, por muy bobo que sonara, le resultaba emocionante.

—Claro que sí. Te mereces eso y mucho más.

Izan le enseñó una pequeña y genuina sonrisa.

—Gracias, Rou.

—Y... ¿Has pensado en lo que te hablé el mes pasado?

Un cosquilleo de anticipación le recorrió por todo el cuerpo.

Por supuesto que había pensado en eso.

—Acepto. Si irme a otro continente me ofrece la posibilidad caminar hacia mi sueño, por supuesto que la tomo. No me quedaré aquí, estudiando algo que no me satisface y luego llegar a la vejez y arrepentirme. No quiero eso para mi vida.

—Es una buena decisión, Izan—sonrió de manera amplia—. Pero... nuestros padres...

—Los entiendo, seguramente les da miedo y a la vez dolor que otro de sus hijos en algún momento se irá de su lado, pero tarde o temprano llegará el momento—suspiró—. No pienso quedarme toda la vida en esta casa o en este país. El mundo es increíblemente grande como para quedarme en un mismo sitio.

Su hermano volvió a sonreír y el menor también lo hizo. La decisión estaba tomada.


👨🏽‍🚀🚀



—¡Feliz cumpleaños a mi jodido mejor amigo!—exclamó Meck antes de abalanzarse y abrazarlo. Izan se lo correspondió al instante, y recordó que posiblemente ese sería el último cumpleaños que pasarían juntos, aquel pensamiento lo alentó a abrazar a su amigo con más fuerza—. ¡Te quiero demasiado!

Se separaron entre risitas y fue el turno de All para abrazarlo, quién ya había regresado a Nonco tras también acabar el primer semestre de la universidad.

—Feliz cumpleaños, amigo soñador.

Izan le sonrió tras abrazarlo. Habían perdido por algunos días la comunicación, puesto que All se encontraba ocupado con deberes, pero el cariño permanecía siendo el mismo.

Ese día, diez de octubre, se encontraban en un agradable restaurante para celebrar el cumpleaños de Izan. En la mesa sólo se encontraban los padres de Meck, los dos amigos de Izan y, por supuesto, Nolyar y Bry, sus padres.

Se tomaron fotos, rieron de graciosas anécdotas, comieron y cantaron canciones entre risas, sin embargo, al momento de soplar la vela de cumpleaños, a Izan se le formó un nudo en la garganta, dando paso para que sus ojos se cristalizaran.

Realmente había disfrutado su cumpleaños número dieciocho y el agradecimiento no le cabía en el pecho, también deseó ver a su lado a sus hermanos y no los encontró, pero, aún así, sintió alegría.

Izan sopló la vela y, en lugar de pedir un deseo, sólo agradeció.



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Tan bonito mi muchacho (después de que lo hago sufrir un poquitin) 😭🤚

¡Hola! Espero que se encuentren bien y les deseo un feliz inicio de semana.

¡Gracias por leer, votar o comentar! 👨🏽‍🚀💐

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