14. Izan

14 | Izan

"Encontrar estrellas en un cielo de adversidades"

La palabra «romantizar» estaba siendo muy utilizada por la mayoría de las personas. Izan, en el fondo, empezaba a creer que algunos sólo la utilizaban por moda, puesto que, tal vez, no entendían el verdadero significado.

Romantiza tu vida, es lo que solían decirle a las personas que se encontraban entre la espada y la pared. Hay que romantizar la vida para ver las cosas de una mejor manera, repetían una infinidad de veces.

Era cierto que siempre podías ver las cosas que te sucedían de diferentes maneras, pero... ¿Cómo le dices a una persona que romantice su vida cuando se ahoga en la miseria?

Encontrar estrellas en un cielo de adversidades era una cosa, y decirle a alguien que romantice su dolor, así, sin más, era otra muy diferente. Debía existir un respeto ante un sentimiento ajeno.

Intentando tener eso presente, Izan llegó al lugar donde empezaría a ver clase. La realidad era que no se encontraba en un lugar con estructura de universidad como tal, sino en una secundaria pública que le prestó el apoyo a la universidad en la que se había inscrito Izan. Gracias al cruel vandalismo hace diez años atrás, dicha universidad quedó sin poder ser habilitada. Si bien el año pasado el gobierno empezó a levantar sus escombros, tomaría tiempo. Por lo tanto, Izan y los cientos de estudiantes inscritos en aquella universidad, debían ver clases en distintos lugares de la ciudad.

A pesar de no estar en un lugar donde estudiaría lo que anhelaba, esa nueva experiencia despertaba en Izan su curiosidad, tenía que admitirlo, y con algo de nervios se acercó a un grupo de estudiantes que también iban por la carrera de Biotecnología. Se sentó en uno de los bancos junto a los demás y se dedicó a esperar a que empezara su primera clase, pese a que no se veía ni rastro de algún profesor.

—Disculpa, ¿tienes mucho tiempo de haber llegado?—le preguntó a una chica alta que se encontraba a unos centímetros de él. Izan había llegado cinco minutos tarde y no le gustaba quedar como impuntual.

—Sí—respondió la joven—. Pero no ha llegado ningún profesor.

—Seguramente quedamos plantados.—añadió un chico de lentes de pasta negra, que también se encontraba cerca—. No me extrañaría nada. Con lo poco que cobran los profesores hasta yo no vendría a dar clases.

Izan soltó una risita que no contenía ni una pizca de gracia. La situación de su país era realmente deprimente. La mayoría de los profesionales cobraban menos de lo que realmente merecían, y muchos debían buscar un segundo trabajo para poder llegar al mes.

Nadie más se animó a decir algo y, un poco aburrido, Izan se atrevió a observar a esos diez estudiantes que se encontraban en la pequeña plaza de la institución. La mayoría hablaba con naturalidad y aparentaban más edad que Izan. Por fuera se veían como buenas personas, pero no se fió de ninguno, la desconfianza en las personas era algo de lo que Izan aún no sabía cómo despojarse.

Tres horas transcurrieron y, en efecto, ningún profesor llegó a recibirlos en ese primer día de clase. Izan suspiró con algo de desánimo. Había gastado dinero en efectivo que necesitaría para el transporte de otro día de clase, y el efectivo le era escaso.

La mayoría empezó a refunfuñar y con total razón, puesto que todos, como Izan supuso, eran mayores de edad y algunos trabajaban. Ese día perdieron un día de trabajo por ir a ver la clase.

—¡Oye, tú!—lo señaló una chica alta, de cabello largo hasta la cintura y de piel trigueña—. Acércate.

Algo tímido, Izan se dirigió a la masa de estudiantes que le dictaban su número telefónico a una chica baja y de cabello corto.

—¿Qué sucede?

—Crearemos un grupo de WhatsApp con todos los estudiantes de la sección—explicó la chica con amabilidad—. Anótate.

El trigueño asintió con la cabeza y le dictó su número telefónico a la chica que sería la encargada de crear el grupo.

—Listo.

Izan le agradeció y se dirigió a la salida. No tenía nada más que hacer en ese lugar.

Sin duda, ese primer día de universidad no se acercaba a lo que en tantas ocasiones llegó a imaginar.

Suspiró, apretando las correas de su mochila con algo de fuerza.

Encontraré estrellas en un cielo de adversidades, se dijo para apaciguar el pequeño nudo que se había instalado en su garganta.




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Izan: Basta de tantas pruebas. Yo soy tu mejor guerrero. 😭🤚

Andrea: Tranqui, mi muchacho. Te toy' dando desarrollo de personaje.🤑

Feliz inicio de semana, gente bonita.

Hoy le dedico este capítulo a MarianaAnderson y a crispy_world porque son las dos primeras personas que le han obsequiado un precioso apoyo a "El astronauta". Significa muchísimo para mí, de verdad. Espero que les haya gustado este capitulito. ❤️

Y espero que, como Izan, todos lleguemos a encontrar estrellas en un cielo de adversidades. 💫

¡Gracias por leer, votar o comentar! 👨🏽‍🚀💐

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