Planeta N
"Si no lo intentas no lo conseguirás, quien no arriesga no gana, no dejes que el tren se te vaya, la tercera es la vencida"
Pese a haber sufrido tal derrota, el astronauta no sé rindió, pues muy dentro de él, aun tenía esperanza, las voces de su cabeza lo aconsejaban, pero ¿Cómo hacer que la situación actual cambie?
Después de pensarlo detenidamente, al astronauta se le ocurrió algo, tal vez no era la mejor de sus ideas, aún así se pondria manos a la obra. El cumpleaños del Planeta N estaba a la vuelta de la estrella, y para celebrar sus veinte milenios, este le compondría una canción tocada en guitarra por su día. Queria creer y se aferró a la idea que esto sería suficiente, que realmente funcionaría, si daba lo mejor de él, el Planeta vería que en serio lo querían. Pensaba que esta vez N aceptaría coexistir.
Los cometas pasaron, el tan ansiado día que se comia las noches de sueño del astronauta, llego. No habia otra masa sobre el universo más feliz que el Planeta, era un día muy especial, algo que en la vida no se vuelve a repetir y que probablemente no querrán repetir.
Con la mejor voz que pudo sacar en el momento, el astronauta canto aquella canción que le compuso, la cual había practicado repetidas veces hasta que le saliera perfecta. El Planeta quedó maravillado, nadie le habia dedicado una canción de la manera en la que el astronauta lo había hecho. Las cosas parecian marchar bien.
Acabada la canción, el planeta agradeció muy contento y nervioso el gran detalle que le habían hecho, pero el astronauta no se quedó conforme con la respuesta, quería más. Si bien en la canción contaba la historia que tenían ambos desde que se conocieron, en determinado momento, él mencionaba querer intentar algo con el Planeta. Quería la respuesta completa.
N, en un arranque de ira, cansado de la situación y dándose cuenta de a dónde estaban yendo, se adelantó y nuevamente atacó al astronauta con pesadas rocas. A diferencia de las anteriores propuestas, esta vez el astronauta no pudo con el dolor. Algo dentro él sabía que esto podía suceder y pese a conocer demasiadas cosas sobre el Planeta con las cuales también poder atacar, el astronauta prefiero no hacerlo. Solo detuvo los impactos.
En medio de su débil defensa pidió disculpas. Disculpas por hacerle pasar por esto al Planeta otra vez y arruinarle como él dijo, lo que venía siendo su día especial. El Planeta entre lágrimas no sabía que hacer, no sabía como seguir adelante. Por otro lado, aunque el astronauta se halla cegado con un positivismo sin sentido, su lado realista sabia muy bien lo que debia de hacer. Desde la primera vez que fue rechazado lo sabia, solo no queria llegar a eso.
Con mucho pesar y con el corazón en la mano, tomó una decisión. No podía seguir fingiendo una convivencia de amistad, cuando en realidad sentía amor. No podía ignorar lo que sentía para seguir conviviendo con el Planeta, no era justo para él. Mientras que el Planeta seguía hablando entre un constante diluvio, el astronauta anunció su adiós.
Amarrando sus cosas como el fuerte nudo de sus garganta, el astronauta se despidió una última vez del Planeta y entre un silencio ahogante de lágrimas, partió en su nave rumbo al sol naciente, para finalmente romper en llanto.
"Las horas son frias, los minutos son crueles y los segundos cortantes"
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