En Otra Galaxia

"Siempre me ha gustado mirar al cielo, es tranquilizante ver nubes en un cielo pintado de cálidos colores"

Mucho antes de coincidir con el Planeta N, cuando el astronauta era más joven e inexperto, se encontraba algo perdido, navegaba por ríos de estrellas de distintos lugares, sin tener un rumbo alguno. Cansado de la rutina de siempre, tomó un ligero desvío el cual lo llevaría a una estación espacial en medio de la nada. Emocionado de saber que podría comunicarse no solo con planetas lejanos, sino hasta de otras galaxias, el astronauta comenzó su aventura.

Usando lo poco que sabía sobre estaciones, logró que esta funcionara con partes de su comunicador personal. Creo un chip con el cual puso en marcha la misión de comunicarse con varios mundos, mundos que estaban a tres o dos galaxias de distancia, lugares que le tomarían años en llegar en su nave actual.

De entro todos los mensajes que enviaba a diario, gracias a una equivocación, logro conectar con un planeta un tanto diferente a los otros. Este no era algo a lo que el astronauta estuviese acostumbrado de ver, pues era un planeta muy claro, con una figura muy definida, largos ríos, colinas rosadas, de senderos naturales y hermosos continentes que marcaban al planeta como si de un lunar se tratase. Tal vez esto era lo que el astronauta estaba buscando en su deriva, solo que no lo sabia.

La distancia entre ambos cuerpos era innegable, solo tenían la estación para comunicarse, pero cada que hablaban era como si sus almas bailaran. Tanto para el astronauta como para el Planeta, conectar de tal manera era algo nuevo y sin darse cuenta con el pasar de los cometas, ambos se enamoraron.

No habia día, ni noche en la que no se la pasaran hablando. Hasta ese entonces, el astronauta nunca en su vida había experimentado algo igual, él amaba platicar con el Planeta D, saber más de él, de sus tierras, su ambiente, sus sueños, de todo. El simple hecho de oír su voz de alguna manera podia sentirse como caricias al corazón del astronauta, sentía una vibra cálida y amorosa cada que conectaban y eso lo calmaba; pues en el pasado, el astronauta convivio y conoció a otros planetas de los cuales gustaba, pero nunca logro nada con alguno. Esto para él, era como un sueño del cual no queria despertar.  

El tiempo continuó avanzando para todos, excepto para ellos. Hubieron días pausados que se volvieron semanas, semanas de un silencio asfixiante, un silencio en el cual el Planeta se había alejado de la estación. El astronauta estaba más que preocupado, pensaba en lo peor, cada noche se volvía un martirio, pues miles de escenarios giraban alrededor del casco del astronauta, imaginando a su amado planeta en problemas o pasando por una díficil situación.

Un mes tuvo que pasar para que D volviera a aparecer, trayendo consigo una pregunta: ¿Qué eran ambos?

El astronauta estaba confundido, pues creía que estaba claro, eran más que un simple explorador y un planeta en movimiento a miles de horas de distancia, eran más que eso, elllos ya coexistian a distancia, no habia porque preguntar, a menos que....

Aunque él sabia la respuesta, las palabras no salieron de su boca, algo no andaba bien, creía estar loco, pues el ambiente, las vibras, el aire y el tono con el cual el Planeta hizo la pregunta, eran distintos. No estaba loco, estaba cegado.

D, al ver que no había una respuesta, siguió adelante, mencionando que un astronauta llegó a sus tierras y estuvieron coexistiendo ya un tiempo, un poco antes de esas semanas de ausencia. Dudando sobre sus pensamientos, el astronauta comenzó a quebrarse, sentía frustración e ira de no poder ser él, el primero en llegar a una planeta tan hermoso como D, de no poder terminar las cosas de mejor manera, se maldijo por ser otra galaxia, maldijo el momento en que el Planeta no lo contó antes, maldijo esas noches en las que no pudo dormir, pero ¿Qué podía hacer?

Pensando una vez más en la otra persona que en si mismo, respondió tragandose sus sentimientos. Él estaba contento por el Planeta, que por fin alguien lo visitase y estén coexistiendo. No respondió a la pregunta inicial, no quería hacer más largo el momento, pues ¿Qué podía cambiar? ¿Qué podía decir para que D se quedase con él en la estación? Nada.

La conversación de ambos fue breve ese día, el astronauta evito sacar más temas y hacer preguntas, si el planeta no consideraba que estaban coexistiendo a distancia, significaba que nunca lo tomo en cuenta y todo no fue más que una ilusión de meses para el astronauta, no hubo amor alguno.

Llegados al fin de su amarga conversación, el astronauta se despidió de un Planeta inocente que creía que mañana volverían a hablar. Retirando el chip de la estación, esta se apagó. El astronauta no sabía que pensar, ni cómo sentirse, quería extrañarla más de lo que ya lo hacía, pero no había nada que extrañar, no habían besos, no habían abrazos, no habían sentimientos, solo habían palabras, no podia extrañar palabras. Tampoco existia algo por decirse que calmara la mirada llena de angustia y lágrimas del astronauta, puede que el Planeta no lo supiera, pues es de otra galaxia, pero de donde venía el astronauta, ese día era San Valentín y al igual que el obsequio que tenia preparado para el Planeta, su estúpido corazón se partió. 

"Esa tarde el cielo desapareció, habían colocado un techo sobre mi, solo podía ver un par de nubes pasar por un pequeño agujero"

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