thirty two ──── ghost of the past
────────── CHAPTER THIRTY TWO,
GHOST OF THE PAST ──────────
❛ Tengo que enfrentar la vida con una pasión recién descubierta. Debo redescubrir la irresistible voluntad de aprender, vivir y amar ❜
──── ¿Desde cuándo llueve? ──── Koren preguntó, viendo las grandes gotas de agua caer.
──── Ni siquiera estamos en invierno ──── respondió Calista, poniéndose a un lado de la astral ──── ¿Alguna vez ha sucedido algo similar?
──── No, parece que estamos a ciegas ──── murmuró Giles, revisando su libro de anotaciones.
──── Genial, lo que necesitamos ──── Karsten bufó.
──── Por cierto, ¿has encontrado alguna entrada de los astrales oscuros? ──── Calista preguntó a Koren.
──── Ninguna nueva, tampoco hemos encontrado habitantes. Pareciera que todos desaparecieron.
──── Saben lo que sucede, ¿no? ──── intervino Karsten desde su asiento, alzando una ceja ──── Todos regresaran a su sitio bajo la tierra a encontrar el imitador.
──── Lo acabaremos antes de que dé un paso ──── Giles aceptó.
──── Como si fuera sencillo ──── bufó el astral ──── Ni siquiera sabemos dónde se esconden.
Tras esas palabras, un rayo se oyó en el planeta, golpeando con fuerza, asustando a los habitantes.
Koren dio la vuelta, fijando nuevamente la mirada en el oscuro cielo, preocupada por los nuevos cambios que empezaban a suceder. Repentinamente, las luces desaparecieron, dejando a oscuras la casa.
──── ¿Tienes velas? ──── Koren cuestionó, tocando su alrededor para llegar al mueble.
──── No, ¿por qué lo necesitaría?
──── Tú eres un desastre ──── masculló Giles, tomando a Calista para llevarla a una silla ──── Dejemos de dar tantas vueltas al asunto de los oscuros y hagamos algo, empiezo a cansarme de ir por lo desconocido.
──── Considerando que perdimos todo en una noche, me parece que estamos dando nuestro mayor esfuerzo ──── Koren intervino ──── Nunca fuimos asesorados como reyes.
──── ¿Y qué sucedió con todo el entrenamiento antes de tener la corona? ¿Fue en vano todas las noches de exigencia?
──── No estamos completos, Giles, ese es el problema ──── intervino Karsten ──── Y sin la pieza restante, simplemente no vamos a ganar.
──── Giles, hemos hablado de esto ──── Calista mencionó, mirando fijamente al astral ──── No lo hagamos de nuevo.
Giles solo la observó por unos segundos antes de bajarla, directo a sus manos vendadas por las heridas abiertas después que encontró a oscuros queriendo pasarse de listo.
Lo más difícil de estar en una relación con Calista era lo sentimental que era cuándo él era lo contrario, siempre tratando de retenerlos para no perjudicarlo.
──── Parece que Myles y Naia no son los únicos que están peleados ──── canturreó Koren, escondiendo la sonrisa divertida.
──── Incitadora ──── Karsten se burló, dándole un guiño ──── Vamos, mis invitados tienen que llevarse bien, no me hagan sentir mal.
──── ¿Tú te sentirás mal? ──── Calista replicó ──── ¿Por qué?
──── Son mis astrales favoritos hasta que Myles decida dejar de ser un imbécil y vuelva a hablarme.
──── Hoy lo hizo ──── Giles intervino, sonriendo con dureza ──── Y me pareció que se llevaban muy bien.
──── ¡Oh, astral! ──── canturreó con felicidad Karsten ──── Me agrada este lado malvado.
Giles rodó los ojos, restándole importancia a sus palabras.
Los siguientes días pasaron igual, el cielo oscureciéndose cuando tenía que salir el sol. Las cosechas empezaron a ahogarse por las intensas lluvias junto a los rayos que dejaron sin energía al planeta astral.
Con cada minuto, los primogénitos no sabían qué hacer, siendo demasiada carga para unos astrales que lucharon para obtener lo que sus padres deseaban. Ahora con la posibilidad de decidir, sus voces se fueron apagando.
Al final, llegaron a pelearse, unos contra otros sin estar de acuerdo. Mientras unos decidían apartarse, otros querían acabar de una vez con lo que sucedía.
Karsten prefirió irse en el primer lado, disfrutando de la calma que antes no obtenía a menudo. En unos minutos, miró como Calista entró, tirando la pesada espada al sofá.
──── Bienvenida a casa, amor ──── él sonrió.
──── Deja de decirme amor ──── replicó, entrecerrando los ojos con disgusto ──── ¿Por qué sigues aquí? Pensé que irías con Koren.
──── Muy bien dicho, iba a ir cuándo me gritó que no servía para nada ──── bufó, encogiéndose de hombros.
──── ¿Qué le hiciste?
──── Absolutamente nada ──── dijo, su mirada brillando de inocencia.
──── Claro, como si fuera a creerte ──── comentó sarcásticamente, dirigiéndose a la cocina.
──── Oye, Calista ──── la llamó.
──── ¿Sí?
──── ¿No crees que lo que está sucediendo debe tener un significado oculto? ────cuestionó, apretando los labios ──── Primero los oscuros piden piedad, después desaparecen cuando la estatua se quema y la casa de Tharan también se afectada.
──── Ve al punto, tus divagaciones me confunden demasiado.
──── Solo... creo que estoy pensando de más ──── negó.
──── O lo justo ──── ella murmuró, cruzando los brazos.
Con esas palabras, las luces parpadearon nuevamente hasta apagarse por completo.
──── Necesitare nuevas...──── Karsten no terminó de hablar cuando sintió un escozor en su pierna.
Siseó una maldición, sintiendo la sangre gotear entre sus dedos y parte del suelo. Los ojos azulados de Calista se abrieron, agachándose a tiempo.
──── ¡Están atacando! ──── una voz surgió en medio del planeta, alarmando a los habitantes.
Los gritos sonaron, de guerreros y hasta astrales, intentando esconderse tras las puertas para evitar ser heridos. La tierra bajo sus pies tembló, empeorando el escenario y dando mayor miedo.
Karsten reaccionó, sacando sus dagas bajo el sillón y empezó a lanzarlas, directo a las sombras que pasaban a través de paredes.
──── ¿Estás bien? ──── gritó a Calista, respirando con fuerza.
──── Sí, ¿puedes ver cuántos son?
El astral bufó ──── Sin luz, es imposible.
Nuevamente se levantó, deteniendo la flecha que iba en dirección a Calista. Ella gritó, oyendo las tazas quebrarse a sus pies, recogió la falda, aterrorizada de lo que ocurría.
De reojo, observó una figura oscura acercarse hasta revelar que era Karsten, poniéndose a su lado.
──── Solo me quedan tres ──── explico, abriendo la mano para enseñar las dagas ──── ¿Dónde está Giles?
──── Con Bronte y Laria ──── respondió ──── Iban para la casa Capricornio.
──── Qué casualidad ──── murmuró, rodando los ojos.
Calista tomó una de las dagas, sacando la cabeza para mirar entre las sombras. Los muebles y la poca luz filtrándose en las ventanas hicieron imposible saber dónde estaban los intrusos.
──── Espera, creo que hay más ──── la detuvo Karsten, tomando su brazo para hacerla retroceder.
Calista pudo confirmarlo cuando un astral cayó al suelo, sus brazos y piernas extendidas por el cuchillo en su pecho. Frunció las cejas, sin entender lo que sucedía.
Se levantó, sin oír las objeciones de Karsten sobre ser herida. Sus curiosos ojos pasaron entre medios de los astrales, cada vez cayeron con más rápido. Uno de ellos se levantó, gritando con fuerza y tratando de tirar su espada a la astral, al mismo tiempo que Karsten la rodeó con sus brazos.
El filo nunca llegó, solo vieron al hombre estático, con la sorpresa en su rostro. Cayó de rodillas con una espada incrustada en su cabeza.
──── ¿Era necesario hacer eso? ──── comentó una voz varonil ──── Quedó... asqueroso.
──── Vamos, estaba a punto de lanzar ──── replicó, la diversión tiñendo su voz femenina ──── Era eso o nada.
──── ¡Yo iba por él! Demonios, se me revolvió el estómago.
La fuerte carcajada que soltó la desconocida hizo que Calista sintiera cosquilleos en toda su espalda al igual que Karsten, dejando caer sus brazos inmóviles.
──── Hemos visto peores ──── ella bufó.
──── Mi propia sangre no cuenta. Disculpa, ¿hay un baño por aquí? ──── él preguntó.
──── Tengo que hacer una gran entrada, mi amor ──── murmuró.
──── ¿Y eso significa casi decapitarlo?
──── Por alguna razón me llamaron Acacia ──── habló, soltando una ligera risa ──── Y tengo que enorgullecer a los Poxzia.
──── ¿Qué? ──── Calista susurró.
Las dos figuras dieron varios pasos adelante, dejando que la luz los mostrará. Sus pies fueron los primeros en aparecer junto a sus piernas, después las manos entrelazadas hasta terminar en sus rostros.
──── ¿Necesitan un poco de ayuda? ──── preguntó el astral.
Alexander y Acacia estaban parados, sonriendo de la misma manera por la gran sorpresa en los dos primogénitos enfrente de ellos.
──── Estoy volviéndome loco ──── Karsten masculló ──── Dejaré la bebida.
──── Me enorgullece que lo hagas, Neex ──── Acacia sonrió, sus resplandecientes ojos escarlatas achinándose ──── Tu aspecto deja mucho que desear.
──── Por primera vez, concuerdo contigo ──── Alexander acepto ──── No eres el mismo cuándo te conocí.
──── No... no puedo. Yo... ni siquiera sé qué decir ──── balbuceó con dificultad, jalando su cabello ──── ¿Están vivos o es que morí?
──── Entonces lo hice contigo ──── Calista susurró ──── Porque también los estoy viendo.
──── Esa pregunta es mejor responderla con los primogénitos reunidos ──── Acacia habló, mirando a Alexander ──── Es difícil de explicar.
──── Acacia ──── Calista llamó en voz baja ──── ¿Realmente eres tú?
──── Lo soy ──── asintió la astral, terminando de reducir la distancia ──── Mírame, Calista.
Ella lo hizo, sintiendo sus ojos llenarse con lágrimas, sus sollozos salieron después de admirarla por unos segundos.
Aceptando que si era la misma Acacia que conocía.
Sin contenerse, se tiró a sus brazos, rodeándola con fuerza. No pudo dejar de pensar en que se sentía igual, su aroma, su cabello, incluso la forma en que solía protegerla.
Acacia estaba ahí, delante de ella como si nunca hubiera muerto.
Extendió la mano a Alexander, este tomándola para apretarla con fuerza, demostrando que estaba bien.
──── ¿Qué sucede aquí?
Dion entró a la casa junto a Gaea y Bronte, completamente mojados y llenos de sangre que no le pertenecían. Alexander fue el primero en dar la vuelta, dando una sonrisa a los astrales que fueron por él.
──── ¿Alexander? ──── Gaea susurró, acercándose con cautela ──── ¿Acacia?
──── Pareciera que no nos han visto durante mucho tiempo ──── él bromeó.
──── Cinco meses ──── Dion dijo en voz baja ──── Fueron cinco meses.
──── ¿En serio? ──── Acacia preguntó con sorpresa, mirando a Alexander ──── Allá se siente más.
──── Es probable porque pasamos...
──── No necesitan saberlo ──── intervino otra voz desconocida para los primogénitos menos para la pareja ──── Hermano, parece que Acacia empieza a darte su habilidad de exponer su vida privada.
──── Solo son celos, Lane ──── respondió el mencionado, viendo al astral entrar.
──── Díselo eso a mi padre ──── bufó Axle, llegando a su lado inesperadamente.
──── ¡Deja de hacer eso! ──── Acacia chilló, golpeando su brazo con demasiada fuerza.
──── Por los astrales, si duele ──── masculló, sintiendo el escozor ──── Olvide como es estar vivo.
──── Dímelo a mí ──── confirmó Dax, quitando la sangre de sus brazos anchos ──── Un oscuro intento matarme, demasiado pronto.
Los astrales no podían pensar con claridad sobre lo que ocurría. Ver a Acacia y Alexander era enorme, tanto que las palabras desaparecieron, pero, ¿ver a los hijos mayores del rey de Zoqri a un lado? Eso era demasiado.
Desde que supieron que habían existido otros hijos, siempre imaginaron cómo sería a través de las descripciones de sus padres, ahora lo tenían de carne y hueso. Los cuatro hermanos eran similares, tanto que no podían identificar a Alexander.
Mismos ojos azulados, cabellos rubios incluso la altura y edad que adquirieron después de aceptar integrarse por última vez al planeta.
──── Entonces, primogénitos. ¿Dónde podemos hablar? ──── Dax preguntó, insertando la espada en el suelo ──── Y necesito ropa limpia, por favor.
──── Creo que voy a desmayarme ──── Gaea musitó, esforzándose para mantenerse en sus piernas débiles.
──── Sé que tengo está fuerte atracción, pero necesitamos a los astrales que Acacia nos dijo ──── Lane sonrió, dando un codazo a Axle ──── Observa bien, hermano, el poder de la seducción.
──── O es la horrible sangre que Dax te mancho ──── replicó el astral, riendo con la expresión asquerosa de su hermano.
──── Zoqris, deténganse ──── Acacia regañó, interviniendo antes que iniciaran una pelea ──── Calista, ¿puedes reunir a todos? Necesitamos hablar sobre lo que está sucediendo.
──── De inmediato ──── aceptó.
──── Nunca vine a este lugar ──── Alexander susurró, impresionado del lugar.
──── No fue necesario ──── Acacia se encogió de hombros ──── El Palacio de Órdenes es para eso, tomar decisiones importantes.
──── Y durante mi tiempo, no hubo nada ──── murmuró ──── ¿Dónde me siento?
──── Aquí, hermano. Este es nuestro lugar ──── Dax señaló sobre su hombro.
──── De hecho, ya no tomamos los mismos puestos ──── intervino Calista, la única de los astrales que podía hablarles con tranquilidad.
──── ¿Por qué?
──── El Planeta Astral ahora es uno solo. Ya no existen reinos ni coronas, absolutamente.
──── ¿Entonces cómo funciona? ──── Axle preguntó, interesado.
──── Seguimos en proceso de adaptación. Cualquier habitante puede moverse sin problemas ni etiquetas, se reparten los bienes y trabajos por igual.
──── ¿Qué hay de un gobernador? Siempre tiene que existir un líder para no llegar a la catástrofe ──── Lane masculló.
──── Los diez seguimos decidiendo junto al pueblo, aunque muy pronto solo quedará uno.
──── Buena suerte con eso ──── Lane bufó ──── Siempre existirá uno que quiera más.
──── ¡Eso no es cierto! ──── Acacia intervino ──── Los conozco, sé que elegirán al indicado.
Recorrió su mirada entre los primogénitos, viendo sus expresiones cautelosas e incómodas. Acacia entendía que era difícil verla nuevamente después de caer por el espacio infinito, pero esperaba una bienvenida... más cálida.
En cambio, solo obtuvo una capa de frialdad, incluida su mejor amiga. Aunque Calista quería fingir que todo estaba bien, sabía que era lo contrario, sus miradas la delataban.
────Me sentaré con ustedes ──── ella habló, observando a los hermanos.
Alexander asintió, observando la incomodidad en su rostro. Entrelazó sus dedos, llevándola con el resto de Zoqri en su espera.
Axle ofreció su asiento, dejando que la astral se relajara en los brazos de su hermano, tal como lo hacía cuando empezaba a sentirse mal.
──── ¿Solo nos verán o hablaremos de lo que sucede? ──── Alexander murmuró con irritación.
────Debes entendernos ──── Bronte fue quien respondió, su voz saliendo dura ──── Ustedes murieron y ahora aparecen aquí, como si nada hubiera sucedido.
──── No nos aparecemos de ese modo, hijo Piscis ──── Dax respondió ──── Nos mandaron a ayudarlos.
──── ¿Quienes? ──── Giles preguntó con sarcasmo ──── ¿Los creadores? Ni siquiera sabemos si son realmente son... bueno, ustedes.
──── Exacto ──── Naia apoyó en voz baja ──── ¿Cómo saber que son verdaderos?
──── Tomando en cuenta que caí en el espacio infinito, no hay pruebas ──── respondió Acacia ──── Aunque, el cuerpo de Alexander quedó aquí, ¿no? Desentiérrenlo.
──── ¡No hay forma de hacer eso! ──── Dion intervino, sus ojos dorados centellando de enojo ──── No tocaremos a Alexander.
──── Estoy frente tuyo, amigo ──── él carraspeó.
Dion lo observó por unos segundos hasta agitar su cabeza, negándolo.
──── Es imposible que estés aquí ──── dijo para sí mismo.
──── Lo único que hacen es retrasarnos ──── Lane intervino, cruzando los brazos con molestia ──── No tenemos sus tiempos, primogénitos. Estamos encargados de una misión y pueden asegurar que la terminaremos así que dejen sus dudas y rencores para otro día.
──── ¿Qué necesitas? ──── Laria cuestionó.
──── Primero, Oficuo no es la que está liderando este grupo de rebeldes. Tal como piensan o espero que lo hayan hecho, es uno de sus seguidores ──── Axle informó, mirando a cada uno de los presentes ──── Pero tienen el cuerpo de la astral.
──── Es imposible ──── Myles negó ──── Nadie puede entrar y salir del espacio.
────Un error para los astrales que siguen vivos ──── Dax masculló ──── Los oscuros estudiaron, hicieron investigaciones y lograron abrir un camino en medio de la tierra que desemboca en el espacio.
Karsten bufó, apoyando sus codos en la mesa.
──── Lo que dices suena más a ficción qué realidad ──── habló.
──── Entonces dame la razón para que ellos tengan a su líder, sanando de las heridas mortales ──── él replicó, frunciendo el ceño ──── Todo es posible, Karsten, míranos.
──── Ni siquiera sabemos si están vivos o nosotros estamos perdiendo la cabeza.
──── No es como si pensaras mucho en ella ──── Acacia bromeó, extendiendo sus labios en una sonrisa.
Como respuesta, Karsten también sonrió, su rostro adquiriendo color que había perdido en los últimos meses. Con ese pequeño gesto, Acacia volvió a sentirse mejor, era lo que necesitaba, esa confianza.
──── Ahora, punto dos ──── dijo Lane ──── ¿Saben dónde aparecen estos astrales?
──── No, no tenemos absolutamente nada ──── Bronte confesó ──── Estamos perdidos...
──── Están perdiendo ──── Axle lo detuvo, alzándose en toda su estatura para llamar la atención ──── El tiempo, el valor, las ganas de salir adelante. ¿Qué ocurre? ¡Solo veo a unos pequeños niños astrales jugando a las escondidas!
Los astrales abrieron los ojos, asustados del arrebato de Tauro.
──── Axle ──── Acacia llamó, tomando su mano para detenerlo.
Ante su mirada, pudo observar cómo la figura del astral empezó a parpadear, convirtiéndose por segundos en su versión infantil.
──── Hermano ──── Dax también habló, colocando su mano en el hombro ──── Relájate, recuerda lo que sucederá si nos alteramos ──── él dijo en voz baja.
──── ¿Por qué susurran? ──── preguntó Gaea ──── Deberían de decir cómo volvieron antes de seguir regañándonos, sabemos que estamos mal, pero hablarnos de esa forma no servirá.
──── Tienen razón ──── apoyó la astral de Poxzia, mirando a los hermanos ──── Necesitan explicación y Axle un vaso de agua para relajarse.
──── Estoy bien ──── masculló el mencionado, sentándose de nuevo ──── Solo estoy irritado, tú los plantaste heroicos, luchadores y aquí solo veo a astrales derrotados
──── No pasaste lo mismo que nosotros ──── Dion expuso.
──── ¿Pasar lo mismo? No, yo pasé la peor parte, Dion ──── habló, mirando fijamente al astral ──── Morí cuando tenía seis años, apenas un infante que le gustaba ponerse la corona de su padre. Ahora que estuve en paz, con mi familia reunida, los ancestros llegan a interrumpirla por qué debo ayudar a los que sí tienen una maldita corona y no quieren utilizarla para el pueblo.
──── Están asimilando lo sucedido ──── aclaró Alexander, pasando su mano distraídamente por la espalda rígida de Acacia ──── No es lo mismo, para nada. Tú sufriste y ellos también, perdieron a sus padres y nos perdieron a nosotros.
Axle miró a su hermano, sintiendo la tristeza que desprendió sus palabras. Aunque sentía el enojo palpitando en sus venas, trató de calmarse, abriendo su empatía a los astrales vivos.
A pesar de estar en paz en el otro mundo, seguía teniendo esa pequeña espina por morir tan pequeño y madurar en un lugar que nunca pasará la misma edad o cambiará su mentalidad. Dio un leve asentimiento a los presentes.
──── Disculpen, la transición está dándome malos pensamientos.
──── En realidad, tienes razón ──── Dion aceptó ──── No sé el resto, pero yo... no estoy dando mi mayor esfuerzo. A veces, no sé si merecía vivir ──── confesó, mirando a Alexander ──── Tal vez tu decisión de salvarme no fue la indicada.
──── Solo no has visto lo que yo sí hago ──── Alexander replicó.
Tras esas palabras, Acacia miró a Myles, el astral también devolviendo la mirada. ¿Era eso lo que tanto molestaba a los primogénitos? ¿Sus repentinas muertes?
──── Yo... lamento...
Acacia se vio eclipsada con una fuerte explosión, las ventanas quebrándose y dejando caer los vidrios encima de sus cuerpos. Alexander protegió a la astral, tirándose al suelo, oyendo los gritos del resto.
──── Están moviéndose rápido ──── ella susurró.
──── ¿Qué esperabas? ──── Lane bromeó, riendo con las miradas frustradas ──── Ellos son sangrientos, no sentimentales. Lo bueno es que mis amigos también murieron.
──── Tus chistes son de mal gusto ──── Dax expuso, golpeando su estómago ──── ¿Quién saldrá de primero?
──── Yo lo haré ──── Axle contestó de inmediato.
──── ¡Espera mi...!
Axle ignoró el comentario de su hermano, levantándose mientras sacó sus largas espadas, sosteniéndolas por las empuñaduras. Dio un perfecto salto desde su asiento, cayendo con agilidad.
El resto lo siguió, Acacia quedando delante, mirando a los oscuros pegarse a las puertas cuándo la observaron llegar.
──── ¿Un poco de respeto para la dama? ──── comentó, dando una sonrisa.
──── Tú estás muerta ──── dijo uno de los oscuros.
──── Estoy aburriéndome de oír lo mismo ──── masculló con los dientes apretados.
Dio la señal para que los hermanos llegaran a su encuentro, derrotando a los primeros astrales mientras ella tomó los que se escapaban de su agarre. Una perfecta patada hizo que se derrumbara un astral, acabando de inmediato.
Sin perder tiempo, enlazó sus piernas alrededor del cuello de un astral mientras que sus brazos agarraron a otro. Calista soltó un quejido de sorpresa, viendo como su amiga se arqueo para romper el cuello, haciéndolo ver tan sencillo.
Nunca la había visto moverse de esa forma, si en vida era asombrosa, ahora no había palabras para describirla al igual que Alexander, siendo una borrosa figura con los movimientos rápidos
Se deshizo de los primeros, lanzándolos con fuerza contra los asientos. Su espada se introdujo en el pecho del oscuro, traspasando la madera, automáticamente Myles abrió las piernas, evitando herirse.
──── Lo siento ──── dijo, respirando con fuerza ──── Demasiada adrenalina.
──── Y solo queda uno ──── Axle habló, deteniendo al oscuro de su huida.
──── Uff, esto fue sensacional ──── Lane aulló, quitando la sangre de su rostro ──── Hay que repetirlo.
──── Prefiero evitarlo ──── Alexander negó, sacando la espada.
Acacia se agachó, mirando al oscuro quien se encontraba completamente asustado.
──── Te preguntaré una cosa y quiero respuesta ──── demandó ──── ¿Dónde está Oficuo?
──── No lo sé ──── respondió automáticamente ──── Por favor, ellos tienen a mi familia ──── rogó, tratando de quitarse el agarre de Axle.
──── Tus lamentos no sirven para mí ──── ella replicó ──── ¿Dónde se esconden? Cuéntame, puedes confiar en mí.
El astral la miró, directo a esos inusuales. Negó, una última vez antes que Lane conectará su puño con el rostro tirándolo al suelo.
──── Respuestas múltiples. ¿Se esconden en alguna cueva? ──── Dax preguntó, mirándolo sin parpadear. Puso sus dedos en el cuello del hombre, sintiendo sus pulsaciones ──── ¿Colina? ¿Casa? ¿Mansión?
──── ¿Qué hace? ──── Koren preguntó en voz baja.
──── Tratan de buscar la ubicación a través de los latidos del corazón ──── Karsten respondió, viendo como los cinco astrales se arrodillaban ──── Inteligente.
──── No sacarán nada ──── bufó Myles.
──── ¿El reino de Zoqri? ──── Lane cuestionó con suavidad ──── ¿Tienen a tu familia en mi maldita casa?
──── Sí, señor ──── respondió en voz baja.
──── Bueno, aquí está la respuesta ──── Dax celebró ──── Vamos de inmediato, quiero terminar antes que el día termine.
──── No será posible ──── lo detuvo Giles ──── Es de noche y no saldremos así.
──── ¿Por qué no? La luna también irradia luz ──── Axle interrogó, encogiéndose de hombros.
──── Necesitamos descansar ──── Gaea respondió ──── Tampoco somos de hierro.
──── Dime algo que no sepamos ──── se quejó Axle, rodando los ojos ──── Bien, ¿dónde podemos quedarnos? No me apetece en sus casas para que no lo propongan.
Con ese comentario recibió un golpe de Acacia, soltando el aire retenido.
──── Sí que te vuelves desagradable cuando no comes ──── chistó ella ──── Para no hacer peso, ¿todavía está mi casa en pie?
──── Lo está ──── Calista asintió ──── Puedo llevarte a ella si lo necesitas, todos podemos hacerlo.
────Me gustaría.
──── Por cierto, él es suyo ──── Dax señaló al astral ──── Quiero dormir un poco
¿Para que regresar solo a Acacia y Alexander si puedo incluir a sus hermanos?
Espero que les haya gustado 🍒
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